En 2002, el Consejo de Europa estableció una serie de objetivos destinados a mejorar y promover la igualdad de género en el mercado laboral. Para ello, era fundamental atender, por ejemplo, a cuestiones como la conciliación familiar, la equidad en los cuidados parentales y el igualamiento en las bajas laborales por paternidad y maternidad. Entre los objetivos del Consejo también estaba la promoción y extensión del primer ciclo de educación infantil. La institución europea aconsejaba que, como mínimo, el 33% de los niños menores de 3 años estuvieran en la escuela.

Sin embargo, los resultados de la propuesta del Consejo de Europa ha tenido efectos dispares si se tiene en cuenta el estrato social de procedencia de los niños de 0 a 3 años con posibilidad de ser escolarizados. La tendencia en la región es que, salvo excepciones como Alemania o Dinamarca, los menores de grupos sociales más desfavorecidos tengan un porcentaje de escolarización infantil menor que el de grupos mejor posicionados. En muchos casos, no se llega a cumplir con el mínimo propuesto por la institución europea.

En el caso de España, también existe esta desigualdad, pese a que casi ningún estrato social cumple con el porcentaje recomendado por el Consejo. El ratio de niños escolarizados de 0 a 3 años procedentes del 25% de las familias con menos ingresos no alcanza el 33%, independientemente del número de horas usadas para hacer la medición. Ocurre lo mismo en el segundo y tercer quintil si se usan como referencia menos de 30 horas horas semanales de asistencia. La escolarización se dispara entre los menores pertenecientes al 25% de familias con los ingresos más altos. Si se calcula el porcentaje con más de 30 horas semanales de escolarización, solo este grupo cumple con el objetivo regional. 

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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el infodato Atención a la primera infancia, publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.