
Catedral Basilica de Nuestra Señora de la Asunción de Santander (Cantabria)
José PrietoEn CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Estamos produciendo una serie de entrevistas en vídeo sobre la era Trump en EE.UU. Si quieres ayudarnos a financiarla, puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí.
¿Por qué, cuando se trata de amor, de sexo y no digamos de adulterio, la palabra Dios planea sobre una, aunque sea desde las locuciones más populares, o los refranes? Aunque una sea una agnóstica de tomo y lomo, aunque una prefiera decir “por Dior”, aunque la sociedad en la que nos movemos sea, en la práctica, y pese a quien tenga que pesar, una sociedad laica.
-Con muchas bolsas religiosas, con un poder creciente de las religiones organizadas –dice mi amiga Carmen-. Y con esa presencia de los fanáticos también organizados, de las políticas religiosas… Fíjate lo que estamos viviendo estos días.
-Sí.
Pero prefiero no escribir de lo que estamos viviendo estos días. O deberíamos decir, estos años? Pues eso.
-Carmen, hija, que estamos hablando de nosotras.
-De ti, Rosa, de ti.
-Pues mira, fue una noche encantadora.
Me pregunto por qué he empezado hablando de Dios, y diciendo que planea sobre nosotras –nosotras, insisto. Porque ya es sabido que cada pregunta escrita tiene algo, mucho, todo, de retórica. Es decir, que contiene en sí misma la respuesta…. o así. Es brutal lo que voy a decir, pero todas las religiones, aunque hayan aprendido mucho desde la modernidad –algunas!- se mantienen sobre la opresión de la mujer. Sobre su inferioridad, que dan por sentada, y sobre su represión. Y no sólo sexual, pero también sexual. El peso de la palabra adulterio es un peso de muerte, y es el que me acongoja ahora. Aunque la figura haya desaparecido del código penal occidental, reaparece en el maltrato machista. Y, aunque hubiera desaparecido de los matrimonios civilizados, cosa que dudo, también sigue ahí. Agazapada la palabra en el fondo fondo de las mujeres casadas.
-Y si a esto le sumas que te ves en el espejo cuando sales de la ducha, todos los días….
-Seguramente tu discurso tiene que ver con nuestras generaciones, pero no con los más jóvenes.
-Ojalá.
El asunto, me dice mi amiga Carmen, es si, la mezcla de prejuicios de que hablas te ha impedido o no enamorarte. Y ya que me tiras de la lengua….
El asunto, digo yo, es mirar un poco por dónde van esos que llamas prejuicios…
Si he de ser sincera, el peor es el de la estética.
-Es que ya somos helenísticas –dice Carmen.
Pero cómo no añorar el canon clásico. Que no, que no quiere decir que hayamos sido como Venus o como la Victoria de Samotracia, no. Pero había, y ahí lo ves por la calle, algo en común, que es, ay, la juventud.
El canon, los cánones, que van cambiando, pero poco, coinciden exactamente en eso, en la juventud. Es verdad que la franja de edad joven se ha expandido al tiempo que han cambiado las condiciones de vida y también las costumbres. Hay muchas mujeres solteras y sin complejos, que han tenido, o no, parejas estables, lo que ciertamente no tiene la menor importancia salvo para la historia de cada una, y que mantienen, desde la libertad, una actividad sexual sin neurosis ni problemas.
-Menos los que da el amor.
-Pues eso, allá cada una. Que cada historia de amor es un buen lío.
-A veces, no.
-Pocas!
-Los cánones están muy bien. Nadie se escapa de ellos, ni hay por qué, digo. Lo peor es que no son meramente estéticos, también son éticos. Lo peor es que nos condicionan, y curiosamente, nos machacan pese a lo que quiere nuestra alma, y hasta lo que quiere nuestro cuerpo. Cuando eres joven y la juventud se da por supuesta….
-Es que está ahí, no hay que suponerla, es objetiva, cómo decir.
-Ya, entonces, es la estética dominante la que te jode. Los pesos y medidas, por ejemplo, que lo bien que están en el museo de París… El centímetro o el kilo, los milímetros de ojos, boca o nariz, las micras de rodillas o tobillos, en fin. Para no hablar de las tetas.
-Y cuando ya eres mayorona?
-Ja! Entonces... Mira, Carmen, amiga mía: ya sabes que a mi me pierde la teoría. Pues este verano voy más por la práctica y ya teorizaremos cuando se acabe…. que será en breve. Pero ni el optimismo inveterado de Betty Friedam en La fuente de la edad, ni la amargura de Simone Beauvoir en Sobre la vejez. Digamos que un coche es un sitio de aproximación donde no hay espejos, y como tampoco tenemos el flexible para kamasutras, y en un coche son casi imprescindibles, pues ni tan mal. Y como los hoteles cántabros están a full, la cosa pasa a seguir pensando, es decir, a ver qué pasa… otro día. Una cenita, una conversación, un achuchón final. Ni tan mal, insisto.
Y cambiamos de terraza para tomarnos el segundo gintonic, sin mencionar a Alberto.
Autor >
Rosa Pereda
Es escritora, feminista y roja. Ha desempeñado muchos oficios, siempre con la cultura, y ha publicado una novela y un manojo de libros más. Pero lo que se siente de verdad es periodista.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí
Artículos relacionados >
1. Una noche sin Luna
2. ¿Quién dijo adolescencia?
Deja un comentario