El Hacha
Simeone se queda
En la época del Fair Play financiero, de los derechos de televisión que hormonan a los de siempre y de los jeques con sus petrodólares, el técnico del Atlético renueva hasta 2020
Rubén Uría 5/09/2017
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Un acto de fe. La penúltima demostración de que en este cochino negocio llamado fútbol, aún existe el amor y la fidelidad por los colores. Simeone, teniendo motivos para haberse ido cuando le hubiese dado la real gana, porque nadie se lo podría reprochar, ha decidido quedarse porque ha encontrado su lugar en el mundo. Él es el Atleti y el Atleti es él. Ganará un buen dinero porque se lo ha ganado a base de trabajo, dedicación y esfuerzo, aunque podría haber ganado el doble o el triple en Italia, Inglaterra o Francia, pero la labor y el compromiso del Cholo no se mide en el número de ceros de la cuenta corriente. Simeone ama al Atleti. Lo siente como algo suyo, propio, como una pasión inexplicable. Algo impensable en un fútbol donde el dinero está por encima de todo, donde los jugadores cambian de club como de camisa y donde los clubes, que funcionan como empresas, se deshacen de lo que les sobra cuando les apetece. Simeone, no como Neymar, se queda. Lo hace para liderar un proyecto, para ser el líder absoluto de un equipo, para ser el escudo real de los que pisan el escudo y de los que lo respetan y para ser bandera del club y también paraguas del palco. Llegó en 2011 y desde que aterrizó en el club, no ha habido verano que el suministro de estramonio no haya dejado caer que se iría. A estas alturas, el Cholo ha ‘fichado’ por Inter, Lazio, Roma, United, City, Arsenal, Chelsea, Tottenham y PSG. En Madrid, por lo visto, se queda para hacer turismo. Seguirán diciendo que se va y él seguirá fiel a una afición que le adora, admira y respeto. Un compromiso así no se paga con dinero. Se tiene o no se tiene. Y Simeone rebosa compromiso.
Simeone ha construido un equipo que no juega para gustar, sino para pelear. Su estilo entronca con las convicciones personales de un tipo que aterrizó en el país del estilo y el fútbol esteta y que, a base de sudor y camiseta, se convirtió en un fenómeno contracultural. Su Atleti no enamora a nadie. Ni siquiera aspira a enamorar. Su Atleti rinde, corre, batalla, pelea y está dispuesto a morir o matar. Su equipo no es el más preciosista, ni el más fino, ni siquiera el más espectacular. Eso, en otra ventanilla. El del Cholo es un equipo serio, uno que si se cae, combate y se levanta. Uno que sólo agacha la cabeza para besar el escudo que lleva en el pecho. Ese es su estilo, perfume de Cholo: sudor. Con esta renovación, unos dicen que Cholo será el Ferguson del Atleti. Otros, que ya es el Brian Clough colchonero. Y los hay que ya entienden que incluso ha superado las hazañas de Luis, una leyenda eterna del club. El caso es que, como Cruyff en el Barça, el Cholo se ha convertido en el padre fundador de la época más dorada de la historia del Atlético de Madrid. Que ya era un grande de España, pero nunca lo ha sido tan grande, en España y en Europa, como con él.
No hay hincha radical del Madrid que no le reconozca su condición de enemigo terrible. No hay aficionado visceral del Barça al que, aunque no le guste su fútbol, ignore su mérito. No hay simpatizante de cualquier equipo, en España y en Europa, que se sienta atraído por al fútbol vistoso del Cholo, pero nadie le niega sus dotes de milagrero, de sacar lo máximo de lo que tiene. Y no hay atlético, ni en esta vida, ni en la otra, que no se sienta orgulloso de un entrenador que es autoridad moral, portavoz, secretario técnico, entrenador, animador e hincha número uno de un equipo al que recogió siendo un cadáver y transformó en campeón. En la época del Fair Play financiero, de los derechos de televisión que hormonan a los de siempre y de los jeques con sus petrodólares, Simeone se queda. Algún día se irá, con la dignidad intacta y con la gratitud eterna de su afición, pero ese día no ha llegado. El día que se vaya, el mundo atlético llorará, mezcla de rabia y fin de ciclo, pero lo hará con la certeza de saber que, aunque las instituciones está por encima de las personas, son las personas las que engrandecen a las instituciones. Nadie ha hecho más grande al Atleti que Simeone. Y lejos de irse, de afrontar nuevos desafíos y retos, el Cholo se queda.
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Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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