Los ‘minijobs’, la receta alemana contra el paro
Desde que los socialdemócratas y los verdes aprobaron la Agenda 2010, ha disminuido el desempleo drásticamente, pero también ha aumentado la precariedad
Laura Cruz Berlín , 20/09/2017
Oficina de empleo en Berlín Oeste (1982).
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“La Agenda 2010 no tiene fallos, ella en sí misma es el fallo”. Es la consigna que se puede oír en todos los mítines de campaña electoral del partido alemán Die Linke (La Izquierda). Se conoce como Agenda 2010 al paquete de medidas aprobado durante el último gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder [2002-2005] para flexibilizar el mercado laboral. Este supuso la primera piedra del “milagro alemán” --como lo denominan algunos economistas-- y su descenso del paro de forma continuada. Pero, ¿qué ha supuesto esa reforma?
Una de las medidas más conocidas es la legalización de los minijobs, pequeñas ocupaciones con una frontera salarial, en estos momentos, de 450 euros al mes como máximo. La implantación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 2015 produjo una mejora en las condiciones de los minijobs, al disminuir las horas que se podía trabajar por ese salario. Se pasó así a 8,5 euros brutos por hora. En 2016 se revalorizó hasta los 8,84 euros. Haciendo cálculos, se podría trabajar unas 51 horas mensuales, repartidas a voluntad (dentro de la jornada laboral máxima de 8 horas diarias) mientras no superen los 450 euros al mes.
Según el último informe sobre pobreza, ésta ha ido en aumento desde 2005 de tal manera que hoy un 49% de los pensionistas son pobres y el 19% de los niños también
A esa cantidad se puede añadir una ayuda social, la Hartz IV. Gracias a ella, y en función de los ingresos percibidos, se puede llegar a cobrar un máximo de 950 euros mensuales (se puede sumar algún plus si se tienen hijos). Esta prestación es relativamente sencilla de conseguir para los nacionales. Si los solicitantes son extranjeros, todo se complica. A la búsqueda activa de empleo, que se ha de acreditar para recibirla hay que añadir las dificultades con el idioma a la hora de tramitarla. Incluso, aunque los organismos públicos (Job Center) también otorgan ayudas para realizar cursos de alemán.
No exenta de polémica, la Hartz IV está mal vista por gran parte de la sociedad alemana que argumenta que existen posibilidades de encontrar un empleo. Según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), en 2016 hubo más de un millón y medio de ofertas de trabajo vacantes. Ahora bien, la demanda es de mano de obra cualificada, lo que deja fuera a aquellos que no poseen estudios superiores.
Víctor Sáez desempeña un minijob mientras aprende alemán. Para él “es una forma transitoria de ganarse la vida, la posibilidad de estar viviendo con lo justo mientras se aprende el idioma”. Reconoce que en el futuro podría ser problemático, ya que no paga prácticamente impuestos y la cotización es mínima. “Si no hubiese una ayuda social complementaria, sería una situación muy grave”, argumenta. Es la visión más extendida entre quienes trabajan como minijobbers. Para Iker, otro joven español residente en Berlín, “es genial que el gobierno se preocupe por intentar cubrir las necesidades básicas de la población. Si algo se le puede reprochar a España es su falta de empatía con la ciudadanía”. Eso sí esta modalidad de empleo solo es “ideal para estudiantes, no para otro tipo de vida, porque no te da para vivir”.
Un minijob puede ser también una “actividad complementaria” al trabajo principal. Suelen recurrir a él aquellas personas que, a pesar de trabajar a media jornada o incluso a jornada completa, no consiguen llegar a fin de mes o quieren conseguir ingresos extra fácilmente. “Yo podría vivir con mi trabajo a tiempo parcial, pero me viene bien de vez en cuando sacarme un dinero extra, regulado, libre de impuestos y muy flexible, trabajos que puedo dejar cuando quiera”, comenta Pablo H. La legislación alemana permite ejercer una actividad complementaria libre de impuestos hasta un máximo de 2.400 euros al año, los nebenjob. Por eso mucha gente prefiere que ésta sea un minijob: pocas horas a la semana y poca remuneración, pero, al fin y al cabo, un extra para sus bolsillos que no tienen que declarar a Hacienda.
La regulación de los minijobs no ha acabado con los abusos laborales, aunque regularlos suponga que se pueda evitar más fácilmente la explotación. La burocracia al contratar a un trabajador bajo esta modalidad es muy sencilla, pero también lo es el despido, ya de por sí fácil en Alemania. No existe la indemnización por despido porque el despido improcedente es ilegal. Si se produce, el trabajador podrá llevar a juicio a su empleador o negociar la indemnización (no regulada). En lugar de ir ante un tribunal, lo normal es que se llegue a un acuerdo económico con la empresa de entre 15 a 20 días por año trabajado --en España son 20 días por año trabajado para el despido procedente y 33 para el improcedente, con un máximo de 12 y 24 mensualidades, respectivamente--. Además el despido conlleva una penalización a la hora recibir la prestación por desempleo.
Cobrar el paro y desempeñar un minijob no es incompatible mientras éste no supere las 15 horas semanales. Lo mismo ocurre con la Hartz IV (también conocida popularmente entre los migrantes como ‘Paro II’). Esto significa que, aunque tener un minijob coloca fuera de las listas de desempleo, a efectos administrativos no se considera trabajo si son menos de 15 horas a la semana. Este resquicio contribuye al maquillaje de las cifras. Alemania presume de récord de ocupación, pero, según los datos de la Agencia Federal de Empleo, en junio de 2017 se contabilizaban casi 7,5 millones de minijobs. Casi dos millones más que en 2003.
Alemania presume de récord de ocupación, pero, según los datos de la Agencia Federal de Empleo, en junio de 2017 se contabilizaban casi 7,5 millones de mini trabajos
Otra opción es compaginar varios minijobs para llegar a final de mes sin solicitar las ayudas del Estado. Entre los migrantes también hay reticencias a solicitar la asistencia social. “Yo no cobro ayuda social porque mi marido trabaja a tres turnos y me viene bien tener un minijob, porque son pocas horas y tengo tres hijos. Creo que la gente quiere recibir ayudas sin trabajar y el minijob es una forma de obligar a la gente a que haga algo, no sólo cobrar subsidios sociales sin tener ninguna ocupación remunerada. Imagino que con el tiempo irán recortando ayudas y creo que servirá para que la gente trabaje más, porque trabajo sí que hay”, reflexiona otra inmigrante española Izaskun Expósito.
Lo que para unos es un parche, para otros se acaba convirtiendo en un problema. Hace menos de una semana, Petra Vogel, una trabajadora de la limpieza que tendrá que jubilarse a los 67 después de haber trabajado más de 40 años, le preguntaba a Merkel en un debate televisivo “cómo era posible que en uno de los países más ricos del mundo, trabajando duro y durante mucho tiempo, con un salario de 1.050 euros al mes, a alguien le pueda quedar una pensión de 656 euros mensuales”. La contestación de Merkel no fue del agrado de Petra. La canciller alemana apeló a que no todo el mundo se encuentra en esa situación tan difícil en su jubilación y existen diversas formas de completar la pensión (planes de pensiones privados o seguros mixtos). Petra le respondió: “Es triste que ocurra esto. Pido una pensión mínima de 1.000 euros al mes para que los ancianos no tengan que vagar por las estaciones recogiendo botellas y latas”. Es cada vez más frecuente ver a personas mayores en las calles recogiendo los cascos de vidrio, por los que reciben unos ocho céntimos, y las botellas de plástico o latas, con las que se consiguen unos 25 céntimos, canjeables en los supermercados. El reciclaje de las botellas se ha ido convirtiendo progresivamente en una pequeña forma de subsistencia para personas con pocos recursos económicos, y en los parques es habitual ver a gente rebuscando cerca de las papeleras o preguntando por las botellas a quienes están por allí. Los jubilados con pensiones insuficientes para vivir pueden solicitar ayuda social o realizar un pequeño trabajo (de minijob) hasta 400 euros al mes. Si siguen aumentando al ritmo que lo hacen, los minijobs se convertirán en un problema en el futuro, ya que mucha gente obtendrá pensiones demasiado bajas. A esto hay que añadirle, las futuras dificultades para sostener el sistema de pensiones, debido a la baja natalidad. Alemania intenta paliar la situación con subsidios mensuales de 200 euros por cada hijo hasta que cumplen la mayoría de edad.
Otro aspecto problemático de los minijobs es que el seguro médico debe ser asumido por el propio trabajador en lugar del empresario: 177 euros como mínimo al mes.
En la economía más potente de la Unión Europea el problema es la desigualdad, no la desocupación. Hay trabajo de gran calidad y bien remunerado, pero las diferencias entre ricos y pobres aumentan drásticamente cada año. Según el último informe sobre la pobreza en Alemania, ésta ha ido en aumento desde 2005 de tal manera que hoy un 49% de los pensionistas son pobres y el 19% de los niños también. A la cabeza de las estadísticas se sitúa la ciudad de Bremen y en el segundo puesto Berlín, su capital. En Alemania el umbral de la pobreza se estipula en 917 euros para una familia de un solo miembro, 1.192 euros para una familia monoparental con un hijo menor de 6 años y 2.355 euros para una familia de cuatro miembros.
A pesar de estos indicadores, las encuestas realizadas a trabajadores revelan que el 88% está satisfecho con su empleo. Y que, en comparación con otros países del entorno, en Alemania se puede solicitar ayuda estatal para la subsistencia si no se llega a unos ingresos mínimos. El país germano encara una nueva cita electoral a la cancillería el próximo domingo, de la que Angela Merkel volverá a salir victoriosa por cuarta vez. El desafío ahora es cómo mantener un Estado social de bienestar inclusivo, con la ultraderecha en el Parlamento. El blanco de sus iras son los refugiados e inmigrantes en general, que vienen, según ellos, a “chupar del bote”.
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Laura Cruz
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6 comentario(s)
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atew
Minijob: esclavitud encubierta. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2017/03/la-gran-falacia-del-neoliberalismo.html
Hace 7 años 1 mes
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José
Los minijobs son una forma muy astuta del gobierno de "bajar" la tasa de paro. El paro oficial actual es de 5.9% (2.54 millones de parados) si a esto le añadimos los 7.5 millones de minijobs (especie de "semiparo" encubierto, pués necesita de una ayuda estatal para sobrevivir, pero no a través de la oficina del paro) llegaríamos a una tasa real de 23.32%.
Hace 7 años 1 mes
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Polifemo
La ‘esclavitud’, la receta alemana contra el paro.
Hace 7 años 1 mes
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Nyrken Abdirov
Bofetada de realidad: el 49% de los pensionistas son pobres. Eso es el futuro de la Europa neoliberal.
Hace 7 años 1 mes
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Miguel Mayol
Sería mas just un reparto del trabajo que reduciese la jornada laboral máxima, es decir, en vez de los minijobs de 20 horas a la semana, que los maxijobs en vez de 40h fuesen de 35h o 30h. Escrito esto ¿DONDE HAY QUE FIRMAR? para que el parado en españa (o donde sea) trabaje 20h y cobre 1000 €/mes en vez de quedarse en casa, y cuando deje de cobrar encima el estado le busca trabajo porque ya no cobra de él incumpliendo a mi entender los arts 23 y 25 de los vigentes DD HH de la DU al trabajo, a la protección contra el desempleo, y a seguros por desempleo entre otros. Habría que acercar la jornada máxima a la media (incluyendo minijobs) si los elegidos fuesen los de izquierdas, pero parece que la mayoría aún elige a las derechas, que están, como siempre, por las desigualdades, pero al menos arreglan el problema del paro mucho mejor que aquí, mejor escrito, al menos lo arreglan.
Hace 7 años 1 mes
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Lola Precaria
La Oficina Precaria de Berlín lucha contra esta precariedad y explotación "made in Germany". ¡Organízate! https://www.facebook.com/oficinaprecariaberlin/
Hace 7 años 1 mes
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