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Artur Mas y Carles Puigdemont en enero de 2016.
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En ocasiones hace falta situarse al borde del precipicio para que el vértigo que produce mirar al abismo active el instinto de supervivencia.
Eso parece haber pasado en una parte de la sociedad catalana y española. Por fin amplios sectores de la ciudadanía que siempre han defendido el dialogo, pero que lo hacían en la intimidad y nunca en público para evitarse conflictos o la incomodidad de ir contra corriente en sus respectivas sociedades, han decidido abandonar el silencio para hacer pública su preocupación y explicitar su apoyo al diálogo y a soluciones negociadas.
Sinceramente no me hago ilusiones, porque quizás esa reacción de supervivencia haya llegado demasiado tarde para cambiar el rumbo de las cosas.
Los Gobiernos español y catalán, junto con las fuerzas políticas y sociales que les dan apoyo, han ido mas allá de lo que pueden controlar. Parece que el conflicto se les ha escapado de las manos y esta fuera de control. Entre otras cosas porque su enquistamiento y la falta de propuestas ha polarizado las posiciones en beneficio de los planteamientos más radicalizados y en detrimento de los que proponíamos tender puentes y buscar soluciones.
El Gobierno Rajoy ha repetido demasiadas veces y con toda vehemencia su negativa a dialogar y a presentar propuestas. Ha jugado a alimentar el conflicto con Catalunya para convertirlo en su particular yacimiento de votos en toda España. Se ha negado a reconocer la existencia del problema y ha apostado a que se deshinchara por el mero paso del tiempo. Se ha cerrado tanto en banda y ha repetido tantas veces su “ni puedo ni quiero”, por otra parte falso, porque sí puede, pero no quiere. Ha alimentado tanto una posición de cerrazón más destinada a cohesionar a los suyos que a encontrar una solución, que ahora no se atreve a aceptar que pueda haber una solución dialogada. Por si fuera poco la desastrosa y violenta actuación el 1 de octubre le ha situado a la defensiva en España y a nivel internacional y ahora necesita justificar aún más su injustificable actuación, adoptando una posición de firmeza. Y necesita tapar su falta de valentía política –porque hoy lo valiente es apostar por el dialogo-- con actuaciones contundentes que tapen el desastre de estos años.
De otra parte el Gobierno catalán y las fuerzas que le dan apoyo en su pretensión de declarar unilateralmente la independencia también se han ido cerrando los márgenes de maniobra. Han confundido la legitimidad de reivindicar la independencia con la viabilidad de su declaración unilateral. Han explicado a la ciudadanía que un referéndum unilateral es mas fácil que un referéndum pactado. Que a través de un referéndum unilateral se puede llegar a una independencia efectiva. Que este proceso sería rápido y sin riesgos ni costes. Que, aunque se tenga la oposición del gobierno español, se iba a tener el apoyo internacional y de la Unión Europea. Que la legalidad es un buffet libre en el que cada uno escoge el plato que más le gusta –o sea las leyes que le apetece cumplir y las que no--. Que solo hace falta tener mucho apoyo en Catalunya a la independencia para que el mundo nos la reconozca. Que si se materializa la independencia eso no significa la salida de la Unión Europea y que en todo caso los que deben estar preocupados son los europeos que pierden nuestro mercado y no nosotros. Que España es un todo monolítico e irreformable y que por tanto nada cambiaría, aunque cambien las mayorías políticas.
Todas estas afirmaciones y muchas más han construido durante estos años un relato hegemónico en Catalunya. Y han generado un clima de ilusión que ha sido capaz de crear el movimiento social más importante de toda Europa en los inicios del siglo XXI. Y de hacerlo de manera sostenida en el tiempo durante 5 años. Un movimiento que, aún no siendo mayoritario en la sociedad catalana, ha demostrado una gran capacidad de atracción social en sectores muy amplios y diversos de la sociedad. Que aumenta su apoyo cada vez que Rajoy hace una de las suyas, que es casi cada día. Que ha sido capaz de mantenerse en el tiempo a pesar de que todos y cada uno de los objetivos apuntados durante estos cinco años se han demostrado irrealizables. Baste recordar los diferentes eslóganes de las manifestaciones del 11 de septiembre, desde la del 2012, y qué fue de ellos.
Por si fuera poco, ambos gobiernos y fuerzas en conflicto han menospreciado e incluso ninguneado a quienes durante estos años venimos planteando la salida negociada del Referéndum pactado. Las descalificaciones sufridas en España se basan en la falsedad de que nuestra propuesta no cabe en la Constitución, como si esta fuera un ente fosilizado y no susceptible de ser interpretado y si cabe modificado por la política, que para eso está. Y en Catalunya ha consistido en considerar el referéndum como pantalla pasada, y el referéndum pactado como una ingenuidad.
Y ahora cuando, después del 1 de octubre y de lo que consideran un referéndum vinculante, deben dar el paso definitivo, el de la proclamación unilateral de independencia, asoma el vértigo y las piernas tiemblan. Porque sea cuál sea el camino que elija el Presidente Puigdemont los costes pueden ser muy elevados, no solo en términos políticos, también sociales. Si decide continuar en su fuga hacia delante y en la estrategia de acción / reacción, las consecuencias son evidentes: la aplicación, en cualquiera de sus formatos posibles, del artículo 155 de la CE o cualquiera otra medida de excepción. Y si este próximo martes decide dar marcha atrás en la declaración unilateral de independencia, sea cual sea la manera de disimularlo, los costes no serán menores. Porque explicar a los cuadros de los partidos esta decisión en clave de habilidad táctica es relativamente fácil, pero explicarle a centenares y centenares de miles de personas que la promesa de una independencia unilateral, rápida, sin riesgos ni costes ha sido un engaño orientado a mantener la ilusión vía ficción y simulación es francamente muy difícil, incluso con el apoyo de toda la división mediática a su servicio.
Para terminar de complicar las cosas, muchos y desde distintas y contrapuestas posiciones han consolidado la idea de que el conflicto puede acabar con ganadores y perdedores. Un espejismo para alimentar a los hooligans respectivos, pero que impide el diálogo.
El Estado español no va a derrotar al movimiento independentista. Y todos los intentos de derrotarlo y humillarlo solo sirven para hacer más grande y amplio el apoyo social, incluso de quienes no son independentistas pero no soportan este ejercicio prepotente y autoritario del poder. Como se pudo comprobar el 1 de octubre.
Y en sentido contrario, por muy amplio, fuerte y sostenido que sea el apoyo a la reivindicación independentista, esta no va a conseguir doblegar la resistencia del Estado Español. Entre otras cosas porque, como nos enseña la vida, la más grande y espectacular movilización siempre es una parte, solo una parte, de la sociedad.
Si se insiste en la vía de sostener y agrandar el conflicto, no habrá ganadores, todos seremos perdedores. Solo es posible salir bien de este conflicto, que hoy ya es una espectacular crisis de Estado, si se apuesta por el diálogo y el acuerdo.
Soy consciente que en este contexto pretender el diálogo es harto difícil, pero hay que mantener esta posición hasta el final. Especialmente aquellos que lo hemos hecho en absoluta minoría durante tantos años.
A estas alturas del conflicto y de su enquistamiento, no basta con una apelación genérica al dialogo, es necesario poner encima de la mesa propuestas concretas, que sean viables y aplicables en un tiempo relativamente breve. Aunque nadie puede esperar milagros y menos que se consiga invertir en pocas semanas una tendencia hacia el abismo que dura ya muchos años.
Deberíamos todos tener claro que, a estas alturas, no sirven ni placebos ni soluciones que pudieron ser útiles hace años pero que hoy han quedado desfasadas. Cualquier posibilidad de acuerdo pasa porque en Catalunya se celebre un referéndum en el que se consulte a su ciudadanía su opinión sobre el futuro político de Catalunya. Resulta imprescindible saber qué opina el conjunto de la ciudadanía de Catalunya, especialmente después de unas llamadas elecciones plebiscitarias de septiembre del 2015 y del proceso del 1 de octubre, de la que algunos quieren inferir mandatos democráticos que no existen. La única manera de hablar en nombre de la sociedad catalana es permitir que se exprese en referéndum. Dentro de este marco y de sus márgenes las posibilidades de acuerdo existen –si se quiere, claro-- y son mucho más grandes de lo que se ha dicho y explicado hasta hoy.
La propuesta que sugiero en esta reflexión no es nueva. La han venido defendiendo constitucionalistas de todas las ideologías y con especial solvencia Rubio Llorente, que fue Vicepresidente del Tribunal Constitucional y Presidente del Consejo de Estado. Y catedráticos de diferentes ideologías e incluso con posiciones absolutamente contrapuestas entre sí, como Joan Vintró, Xavier Arbós, Marc Carrillo o Francesc de Carreras, entre muchos otros. Incluso el profesor y Letrado Mayor del Parlamento de Catalunya, Antoni Bayona, lo ha explicado con gran solvencia en un artículo académico.
Esta vía constitucional ha sido incluso apuntada por el propio Tribunal Constitucional al menos en dos ocasiones. En la sentencia 42/2014, en la que deja claro que nada impide defender el derecho a decidir e incluso la propuesta de independencia o cualquier otra fórmula de nueva articulación del Estado, sea federal o confederal, siempre que este planteamiento se haga a través de los mecanismos previstos en la propia Constitución Española.
Esta sentencia utiliza la definición de “Constitución no militante” para referirse a la Constitución española y diferenciarla de otras constituciones europeas. Y lo hace en el sentido de considerar la Constitución como un texto reformable y no inmutable. Incluso utiliza como elemento de referencia la decisión del Tribunal Supremo de Canadá de 20 de agosto de 1998 sobre la propuesta de independencia del Quebec.
Y para que no haya ninguna duda, la más reciente sentencia del Tribunal Constitucional de 10 de mayo del 2017 sobre la ley de Consultas referendarias insiste en que nada puede impedir que en el marco del desarrollo orgánico del artículo 92.3 de la Constitución Española se proceda a la celebración de referéndums consultivos en ámbitos territoriales inferiores al del conjunto del Estado y en concreto en el ámbito de una Comunidad Autónoma.
A partir de esta sentencia se hace evidente que existe un camino constitucional para ejercer el derecho a decidir y que los impedimentos no son de naturaleza jurídica, sino políticos.
Itinerario
El contenido y el itinerario de esta propuesta para concretar la apuesta por el diálogo, con todos los matices o concreciones que se quieran introducir, podría ser del siguiente tenor.
Primero y básico, todos los pasos deberían estar marcados por el acuerdo, o al menos por la gestión del disenso que, como saben bien los que tienen experiencia negociadora, también es una forma de acuerdo.
En primer lugar se trataría de convocar un referéndum consultivo en Catalunya, utilizando las previsiones del articulo 92.3 de la Constitución española. La convocatoria le corresponde al Estado y por supuesto debería ser objeto de acuerdo previo con las instituciones de Catalunya.
Esa convocatoria de referéndum consultivo, solo entre la ciudadanía de Catalunya, es posible con una simple interpretación abierta del articulo 92.3 o con una pequeña reforma de la Ley Orgánica 2/1980 de referéndums, que si se quiere puede ser aprobada con plazos muy breves.
En relación a la pregunta sometida a consulta existen límites, pero son perfectamente superables. Es cierto que en términos constitucionales no se puede hacer una pregunta que no quepa en el actual redactado de la Constitución Española. Pero existen mil y una posibilidades, tantas como voluntad política exista, para formular una pregunta que no sea constitucionalmente impugnable. Y ahí es donde vuelve a ser clave la voluntad de diálogo.
Por ejemplo, puede preguntarse a la ciudadanía de Catalunya si están de acuerdo en promover reformas constitucionales que permitan nuevas formas de articulación del estado, en un sentido federal y confederal y que no impidan que el resultado final pueda ser la independencia. Puede incluso utilizarse una formulación parecida a la del referéndum del Quebec, adaptada a la realidad de nuestro país.
En relación a la pregunta es importante tener claro que el acuerdo necesario no lo es solo entre el estado español y las instituciones catalanas. Es imprescindible el acuerdo sobre la pregunta en el conjunto de la sociedad catalana para que el referéndum sea inclusivo y todo el mundo se sienta llamado a participar. En este sentido las preguntas binarias sobre la independencia tienen el problema de hacer desaparecer del escenario a una parte de la sociedad catalana que no está de acuerdo con la situación actual, tampoco con la independencia y defiende formas de articulación federal o incluso confederales. En todo caso, si se quiere, este tampoco sería un obstáculo insalvable, aunque reconozco que es una de las principales dificultades.
La celebración de este referéndum consultivo entre la ciudadanía de Catalunya nos permitiría conocer por primera vez la opinión de la sociedad catalana y, de ser favorable a una reforma en profundidad de la Constitución española, que debe incluir la posibilidad de acceder a la independencia, continuar en el camino de buscar una solución vía pacto.
Los siguientes pasos deberían estar en consonancia con lo expresado por la ciudadanía de Catalunya en el referéndum consultivo y requerirían sin duda de nuevas dosis de diálogo para concretar los términos de esta reforma constitucional.
Sería esta reforma constitucional, acordada por el máximo de fuerzas políticas, la que se sometería a referéndum vinculante entre el conjunto de la ciudadanía española. Es evidente que este paso solo tiene sentido si antes existe un amplio acuerdo entre las fuerzas políticas y sociales para dar apoyo a esta reforma constitucional.
Concretada esta reforma constitucional, que debería permitir no solo una nueva articulación del Estado español sino también la independencia, el siguiente paso sería acordar los términos en que esta nueva relación se articulara políticamente. Siempre claro a través del diálogo y la negociación.
Creo que en estos términos o parecidos es posible abrir una vía de diálogo para canalizar el conflicto.
Soy consciente de que esta propuesta no tiene la épica del referéndum unilateral ni de la declaración unilateral de independencia. Y que en el actual estado emocional de la sociedad catalana, una buena parte de la cual cree que es posible una declaración unilateral de independencia que sea efectiva, es una propuesta fácilmente descalificable con todo tipo de adjetivos.
Soy consciente también de que, desde la perspectiva del clima político creado en buena parte de la sociedad española en relación al carácter inmutable de la unidad de la nación española, aunque termine siendo una nación rota, ofrece no solo una crítica fácil, sino una descalificación segura. Y que hará falta mucha valentía política para defenderla en España.
Una valentía que el 8 de marzo del 2014 sí tuvieron los diputados y diputadas de Izquierda Unida y Chesús Yuste de la CHA en el Congreso de Diputados, votando a favor de una Proposición de Ley redactada en términos parecidos, por el Parlamento de Catalunya y defendida por Jordi Turull, Marta Rovira y brillantemente por Joan Herrera. Fue entonces cuando Rajoy acuñó la expresión “Ni puedo ni quiero”, y cuando Rubalcaba situó al PSOE en una inconcebible subalternidad en relación al PP, sobre todo por una intervención en la que se refirió a la desigualdad entre los españoles no en términos de conflicto social entre clases, sino en el imaginario del agravio comparativo territorial.
Hoy lo cómodo y lo menos arriesgado es dejarse llevar por el clima de conflicto. Pero lo que creo que esperan de nosotros la ciudadanía es que seamos capaces de canalizar el conflicto hacia el pacto y la solución, aunque sea difícil y tenga costes políticos.
Quienes tienen experiencia de negociación saben que los acuerdos, sobre todo después de conflictos tan profundos, intensos y largos en el tiempo como este, son todo menos épicos. En lúcidas palabras de Daniel Innerarity : “Un pacto requiere que nadie se empeñe en humillar al adversario, por un lado, y que caiga cuanto antes en la cuenta de que, si es un verdadero pacto y no una imposición disimulada, exigirá concesiones mutuas. De esta no salimos sin algún tipo de renuncia que será dolorosa”. Y yo añado, por todas partes.
Soy consciente también de que formular una propuesta en estas condiciones es arriesgado, sobre todo si el que la plantea ostenta una representación política en el Parlamento de Cataluña. Por eso quiero dejar bien claro que esta es una reflexión personal que no pretende representar a nadie, solo al que la suscribe. Es solo una modesta aportación a un diálogo que siempre ha sido necesario y hoy es imprescindible.
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Joan Coscubiela Conesa es diputado del Parlamento de Cataluña y portavoz de Catalunya Sí que es Pot en el hemiciclo catalán.
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Joan Coscubiela
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28 comentario(s)
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Gekokujo
Otro serbio hablando de lo bueno que es un modelo federal... Ah no, que no es ni serbio ni federal.
Hace 7 años 4 meses
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Anónimo XXL
Alucinante que este hombre aún siga con la misma cantinela del referéndum pactado, añadiendo confusión con los modelos federal y confederal. No es tan difícil, ya se ha visto en Reino Unido o Canadá: Quiere usted la independencia, sí o no. Punto. Gana 50%+1 voto. Punto. El resto es trilerismo político y gimnasia verborreica. Desde Cataluña las encuestas dicen que el 80% de la población quiere un referéndum pactado, y a nivel parlamentario (si cogemos a Coscubiela), casi el 60% de los votos del último Parlamento también lo quieren, desde 2012. Llevamos más de cinco años, ya es hora de que CSQP decida con un sí o con un no. Ellos tuvieron la bisagra en 2015. Me da que Dante Fachín se lo va a merendar antes de los próximos comicios.
Hace 7 años 4 meses
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Sebastian Nowenstein
Algunas cosas sobre los singulares, incómodos y acaso ponzoñosos halagos que dirigiera a Coscubiela el profesor Elorza : http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2017/09/24/carta-al-diputado-coscubiela-victima-de-los-halagos-de-elorza/ http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2017/09/24/mas-sobre-la-vertiginosa-comparacion-de-elorza-coscubiela-unamuno-en-el-parlament/ http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2017/09/14/unamuno-adalid-de-la-legalidad-carta-al-profesor-elorza-sobre-los-limites-de-la-analogia/
Hace 7 años 4 meses
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fer
Vamos a ver. Hoy en día a Ortega y Gasset no se le ocurriría escribir la España Invertebrada. Escribiría otra cosa, a lo mejor "La España demasiado vertebrada". Cuando Ortega escribió eso más del 85% de la población española vivía en casas con el suelo de tierra.
Hace 7 años 4 meses
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fer
Referéndum de secesión consultivo? Cómo encaja eso en la Comisión de Venecia? En la Constitución? Interpretación amplia del artículo tal y la ley tal? Lo que a uno le parece amplio a otro le parece delito. En resumen hay solución: la soberanía es de los españoles y los españoles opinan sobre ella. Punto? Sí. Creo que se puede hablar si hablar significa llegar a conclusiones entre las que se de a elegir a los españoles y aceptar su decisión democratica y libre. No parece que la independencia de Cataluña como ahora se está planteando convenza a los españoles, a lo mejor planteada de otra manera sí. Otra cosa es que no haya otra manera de plantearla que no sea....por la cara, SÍ o NO. Y mientras hablamos del derecho de los territorios no hablamos de los derechos de los ciudadanos. Y la izquierda en el barro "nacional" en el que mejor se maneja la derecha, me parece patético.
Hace 7 años 4 meses
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Carlos
Quizás el referendum calme las cosas hoy, pero a largo plazo no. Existe una marca España pero no un proyecto España capaz de federar e incluir todas las partes de este pais. Vivimos en la historia y no en el futuro. Ma gusta recomendar Ortega y Gasset con su "España Invertebrada" para quién quiere empezar a entender algo de lo que está pasando.
Hace 7 años 4 meses
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Esteban
El problema es que diálogo no es monólogo, tampoco diálogo es hacer lo que impongo, precisamente los que no pueden hablar de diálogo son los que como cualquier totalitario es referendum sí o sí, eso no es diálogo. Aunque si pensamos como actuan, verdad absoluta, solo yo tengo razón, se hace lo que quiero y si no son fascistas...ya está bien de creerse estar por encima de los demás.
Hace 7 años 4 meses
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dani
Gracias por el articulo. Ninguno de los dos bandos va a conseguir nada por la vía de la imposición: solamente aumentar el problema. Aunque temo que quizas este pais es ya tan disfuncional que tenga que romperse por completo antes de poder empezar a reconstruirlo.
Hace 7 años 4 meses
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manu
Salvador Espriu: La pell de brau / La piel de toro (1960): ”Diversos són els homes i diverses les parles, i han convingut molts noms a un sol amor.. Recorda sempre aixó, Sepharad: fes que siguin segurs els ponts del diáleg i mira de comprendre i estimar / las raons i les parles diversas dels teus fills ..”
Hace 7 años 4 meses
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manu
Salvador Espriu: La pell de brau / La piel de toro (1960): ”Diversos són els homes i diverses les parles, i han convingut molts noms a un sol amor.. Recorda sempre aixó, Sepharad: fes que siguin segurs els ponts del diáleg i mira de comprendre i estimar / las raons i les parles diversas dels teus fills ..”
Hace 7 años 4 meses
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manu
Salvador Espriu: La pell de brau / La piel de toro (1960): ”Diversos són els homes i diverses les parles, i han convingut molts noms a un sol amor.. Recorda sempre aixó, Sepharad: fes que siguin segurs els ponts del diáleg i mira de comprendre i estimar / las raons i les parles diversas dels teus fills ..”
Hace 7 años 4 meses
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manu
Salvador Espriu: La pell de brau / La piel de toro (1960): ”Diversos són els homes i diverses les parles, i han convingut molts noms a un sol amor.. Recorda sempre aixó, Sepharad: fes que siguin segurs els ponts del diáleg i mira de comprendre i estimar / las raons i les parles diversas dels teus fills ..”
Hace 7 años 4 meses
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Max
A estas alturas propones un referendo para el federalismo/confederalismo? El debate en Cataluña des de hace años es independencia si o no. Llegas muy tarde.
Hace 7 años 4 meses
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Max
A estas alturas proponer un referendo para que dentro de dos años se pregunte a los catalanes si quieren federalismo es de una ingenuidad sorprendente en usted. El debate en Cataluña des de hace mas de 6 años es independencia sí o no.
Hace 7 años 4 meses
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Inés
No, no estamos a tiempo de un diálogo. El golpismo independentista ha dado muestras sobradas de que no va a dialogar. En su imaginario, o se cumplen todas sus condiciones o no hay conversación. Han conseguido exactamente lo contrario. Incluso muchos de los que antes veíamos con buenos ojos más autogobierno, pensamos que están pasados de frenada. Hay que quitar competencias a las autonomías, empezando por la de Educación. Más Europa y menos “plurinaciones“ españolas o como quiera llamarse el invento de Sánchez e Iglesias. Quien pida ahora diálogo es porque quiere salvar los muebles a Puigdemot. Eso no conviene a Cataluña y por lo tanto, tampoco al resto de España.
Hace 7 años 4 meses
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Pipo
Pues no entiendo muy bien , yo vivo en Leon, esta propuesta me afecta directamente , y usted quiere quitarme mi derecho a votar? Que solo voten los que viven en CATALUÑA? Pues no se porque motivo yo tengo que inhibirme de una cuestión que me afectará para siempre El derecho a decidir en realidad es derecho a excluir!! En España , el demos, es el conjunto de los españoles con derecho a voto y no una parte
Hace 7 años 4 meses
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Jordi
Este artículo lo has escrito solo tu, o te han ayudado tus palmeros del Parlament? Nihil novo sub sole.
Hace 7 años 4 meses
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Ricardo F.
Benyosef: no puedo estar en desacuerdo con usted en su argumentación salvo cuando se refiere a los umbrales de legitimidad de un voto referendario. Mire: cualquier resultado electoral se cuenta sobre los votos emitidos, no sobre el censo. Quien no vota, no vota: simplemente. Ni a favor ni en contra de nada. En sistemas en que el voto es obligatorio, podría suponerse con cierta verosimilitud que una participación baja fuese debida al seguimiento de una eventual llamada al boicot. En sistemas como el nuestro, en que la participación electoral no es obligatoria, esto no es así: nadie sabe por qué no vota un ciudadano concreto. Puede estar enfermo o haberse ido a la playa, puede no interesarle el tema, puede ser anarquista o apolítico, pueden suceder mil cosas. La famosa sentencia del TS canadiense, con su respuesta clara a una pregunta clara, nos apunta un camino, pero a mi juicio no el de jugar con los porcentajes sobre el censo.
Hace 7 años 4 meses
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We Vincenzo
El problema es que tanto al PP como a los independentistas les interesa forzar la situación al extremo. A nivel electoral el PP va a pegar un subidón con esta situación y en Cataluña el independentismo necesita represión para aumentar capital político. Esto hace posible este "lose-lose" del que habla Coscubiela: 1º Martes 10 de octubre de 2017, se hace un “rodea el Parlament” defensivo para que se pueda hacer efectiva la DIU, y se hace. 2º Durante los siguientes días/semanas el gobierno central, como respuesta, activa el art 155/116 con apoyo de PP + PSOE + C’s (y por supuesto de la Monarquía) 3º La cúpula del independentismo es detenida y encarcelada. Se llevan soldados, tanques y materiales bélicos para un dispositivo y movilización del ejército permanente en Cataluña 4º La respuesta civil son protestas masivas, inicialmente pacíficas, en toda Cataluña. El Estado strikes back y reprime de forma violenta. El "a por ellos oé oé" pero de verdad. Con el tiempo surgen grupos de defensa que abandonan el pacifismo y pasan a la lucha armada, lo que a su vez refuerza la necesidad de mantener el ejército. De hecho el Régimen del 78 se juega todo para mantener a Cataluña. 5º La escalada del conflicto y la utilización del ejército contra civiles hace que la UE expulse a España por violar el artículo 7 de sus tratados. Otra opción de deterioro potente via factores externos, es que el aumento del gasto militar para sostener el control poblacional en Cataluña combinado con el envejecimiento acabe fomentando ataques a la deuda española hasta el punto que el BCE no pueda evitar la quiebra. 6º La inestabilidad política y económica en Europa/ quiebra del Estado español lleva al empobrecimiento y degradación económica y social de gran parte de España y Cataluña. Esto es, caos bancario, comercial, relaciones de odio, etc. 7º Con el tiempo (quizás al cabo de unos años), y a pesar de la ultra-derechización inicial de la meseta, comienza desde el resto de España otro ciclo de protesta social “a la 15M”, esta vez contra la intervención-militar estúpida e inútil en Cataluña. Dependiendo de la correlación de fuerzas podría formarse un gobierno que prometiese la retirada del ejército. 8º ¿Qué se ha logrado? Otra década pérdida por culpa de no ser valientes y reformar la constitución hacia lo que debería ser el estado Federal con mayor autogobierno económico y social del mundo. Entiendo que la propuesta del referéndum pactado del artículo podría corto-circuitar este ciclo de represión-resistencia-represión pero tendría que ofrecerse YA.
Hace 7 años 4 meses
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Abraham Benyosef
Argumentablemente, si necesitamos hacer un referéndum es que no hay que hacer un referéndum. Me explico: un referéndum de soberanía se debería hacer solamente cuando el consenso separatista es tal que no existen dudas de su resultado. Cuando se desmembraron la URSS y Yugoslavia, los referéndums —legales o no— que se hicieron se saldaron con un apoyo a la independencia mayor al 90% de los votantes, y al 65% del censo. Esos actos eleccionarios convalidaron una situación de hecho, perfectamente consolidada e inequívoca. En Cataluña, en cambio, la votación podría definirse por 3, 4 o 5 puntos porcentuales. Un resultado así sería absolutamente destructivo para la sociedad catalana, particularmente si gana el sí. No porque los constitucionalistas seamos más fanáticos e intolerantes, sino porque siempre es menos traumático quedarte en una situación que no deseás, pero a la cual estás acostumbrado, que pasar a una que tampoco deseás y además supone un salto al vacío. Por eso, si se va a plantear un referéndum debería ser con una cláusula de claridad muy contundente y que además esté explícita desde el principio de las negociaciones. Dejar claro que, por ejemplo, en el referéndum soberanista que se haga, si se hace, el sí debería obtener el 55% de los votos del total del censo para homologarse la independencia. La pregunta es: los secesionistas ¿aceptarían una cláusula así?
Hace 7 años 4 meses
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Ramon
Me da la sensación que inmensa mayoría de independentista aceptaría a dia de hoy un referendum pactado para cuando sea (1 o hasta 2 años vista) y me da la sensación que una gran mayoria de unionistas no quiere que se decida votando, y sobretodo en el gobierno español no veo a nadie dispuesto a hablar de nada, su concepto de soberania, y democracia es así. Cuando europa lo constate, independencia al canto. Sanchez tiene la oportunidad de cambiar el gobierno de españa y pactar, sino adiós.
Hace 7 años 4 meses
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Ipu
Alucinante Coscubiela! En la linia de siempre, el rvolucionario q defiende la ley española por ncima voluntad catalanes. Y tiene ladesverguenza de decir q la independencia no es una solución, q no es el,proyecto mayoritario en cat o q hay q hacer una "consulta" ni vinculante, ni nada, con una pregunta enrvesada q NO PUEDE proponer independencia pq seria incostitucional y q debe ser sobre federalismo o confederalismo.. Los engaños de siempre vamos.
Hace 7 años 4 meses
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Mentalmente
Peor que un independentista es un equidistante. Alguien que sin violar la ley apoya a quienes lo hacen, protegidos por su cobardía. Lo vuestro es indigno.
Hace 7 años 4 meses
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A verlas venir
Muchas gracias, me parece un artículo impecable. Me temo que no estaremos a la altura. El primer escollo (que no el único) que veo en esta hoja de ruta, es el PSOE. El partido socialista ha decidido ponerse de lado en este tema. Deben estar pensando, que este marrón no les corresponde, que se lo debe comer otro. Y es que me temo, que el actual PSOE no esta a la altura de las circunstancias, todo esto le viene grande. Lo digo sin asomo de acritud, mas bien con enorme pena. (he sido votante socialista durante mucho tiempo). La actual coyuntura pone a prueba al sistema político español, y por como van las cosas, podria decirse que es un sistema en crisis, en descomposicion...
Hace 7 años 4 meses
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Jose Gallardo
Un avión no puede levantar vuelo si carga mucho peso. Para qué decole, hay qué soltar lastre. Esa es una ley física, pero, vale cómo analogía para el problema España/Cataluña. En este caso, el lastre es la CUP, por la izquierdacatalana y Mas y otros por la derecha. Por parte la parte española, el lastre es: Rajoy, por una parte, grán parte del PP y, el PSOE cómo comodín. El papel del PP y Rajoy son pués, mas complicado
Hace 7 años 4 meses
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Carlos
Nadie está por encima de las Leyes, según la Constitución Española, o sí, la Burguesía Catalana. Un referéndum de esa naturaleza, lo convoque fulanito o Marianito, es ilegal y vulnera los derechos de todos los españoles. Los secesionistas de hecho tienen más privilegios que el resto de los mortales en el territorio español y sólo hacen que invocar más privilegios medievales, que por supuesto lo hacen pisando los más elementales derechos de las personas que nacimos y vivimos en este país mal parido. Los que invocan el derechos a decidir, se olvidan de algo fundamental y es que el resto ( y en este caso somos mayoría) también tenemos ese derecho que ellos mismos nos niegan. Yo aspiro a vivir en un país con una administración territorial y una justicia moderna como LA DE FRANCIA. INSPIRADA EN LOS PRINCIPIOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y NO EN PRIVILEGIOS MEDIEVALES.
Hace 7 años 4 meses
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Iñaki
Señor Coscubiela: Muchas gracias por dar alas a la derecha española y a todos que utilizan la constitución para tirársela a la cara a los demás. Muchas gracias por ponerse del lado de los que excluyen e inmolarse ante quienes no van agradecérselo. Muchas gracias por elegir legalidad, procedimientos e instituciones, en vez de legitimidad y ciudadanía. Muchas gracias por ser el nuevo aspirante a Pío Moa. Muchas gracias por no respetar a sus compañeros de bancada y demostrarnos que la pluralidad es que hable usted y callen los compañeros que discrepan. Muchas gracias por todas estas cosas y más. El texto le ha quedado precioso, se ve que sabe. Pero su credibilidad vale menos que cero. Hubiese quedado mejor firmado bajo seudónimo.
Hace 7 años 4 meses
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me arrastran por eso no ando
otra vez a empezar por otro camino para acabar en el mismo sitio, no es posible la independencia sin cambiar la constitucion, y me temo que tampoco referendum que toque el 2 sin una catarata de conflictos juridicos y de otra naturaleza, y para lo que hace falta una mayoria que ni por asomo se atisba. yo se que el cielo es goloso, pero mientras tanto se llega, la tierra un infierno. no te das cuenta donde estais?, tu estas en el mundo y en la realidad a dia de hoy?, pues na, a seguir...... Yo se tambien que el escenario que se avecina es jodido sin el mantra de la desconexion, y que quedais a merced de la otra izquierda, pero es asi. Y te lo digo porque me caes majete que si no ni eso, mejor cocerse en su propia salsa.
Hace 7 años 4 meses
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