Tribuna
Lo que está en juego
Hemos dado las banderas a los protagonistas equivocados. Rajoy y Puigdemont no son los que quieren construir un país sin injusticias, que acabe con la corrupción y los corruptos, que rescate personas, que garantice derechos, que amplíe democracia
Mónica Oltra 16/10/2017
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¿Qué está en juego? Esa es la pregunta que deberíamos hacernos ante cada proceso político. En realidad, ante cada disyuntiva humana.
¿Qué está en juego en el “procés” catalán? Probablemente para contestar a esta pregunta sería útil enfocar con gran angular el conflicto. Un conflicto complejo y profundo que los actores principales quieren solucionar con la contestación propia de un sistema binario: un sí o no tan reduccionista como eficaz para sus intereses. Y digo enfocar con gran angular, con una visión amplia, que es la manera en que solemos enfocar las mujeres cuando no nos situamos en el calco de las formas masculinas de actuar, es decir, cuando nos situamos en la feminidad.
Enfocar con gran angular significa, para empezar, analizar cómo las distintas pulsiones de cambio se han canalizado en los diferentes territorios de España. La contestación a la perversa gestión de la crisis económica que tuvo múltiples expresiones sociales --la más conocida la del 15-M en 2011, pero hubo otras como los movimientos contra los desahucios, las asambleas de barrios, las asociaciones de resistencia para las personas que lo habían perdido todo, etc.-- que tuvieron su eclosión electoral en los comicios europeos de 2014 y los municipales y autonómicos de 2015, especialmente en ciudades tan significadas como Madrid, Barcelona o Valencia. La amenaza para el antiguo sistema, sin duda, fue el resultado de 2015. El bipartidismo, garante de esa confortable alternancia de partidos políticos que a fuerza de sucederse se parecen cada vez más, había de ceder el paso a una explosión de multipartidismo y de opciones políticas dispuestas no solo a cuestionar las respuestas sino, ¡qué osadía!, dispuestas a cuestionar las mismísimas preguntas.
Quedaba claro lo que estaba en juego. En juego estaba un sistema que abandonaba personas mientras rescataba bancos. En juego estaba evidenciar u ocultar que el cambio climático y el colapso económico asociado al mismo y al hecho de que las energías fósiles se acaban, estaba determinando la estrategia de la oligarquía de acumular poder, capital y recursos naturales mientras desposeían a las clases medias y bajas. En juego estaba que había que frenar la deriva hacia una democracia autoritaria --permítanme el oxímoron-- que había de garantizar la impunidad de aquellos que de manera legal y, muchas veces ilegal, se dedicaban precisamente al saqueo y desposesión de la gente sencilla.
Y así se conformó el cambio político de 2015. Y algunos se preocuparon. Sin embargo en Catalunya esa pulsión de cambio no se canalizó a través de esta lógica o, al menos, no de manera fundamental. Se canalizó a través de la aspiración de construir un país nuevo, de cero, recién nacido, que acabara con todo lo que no gustara del país en el que vivimos hoy. Para eso se necesitaba la independencia del estado matriz. Es una reivindicación épica y emocionalmente muy potente. Es más cinematográfico independizarse de un territorio que de la banca. Es más eficaz agitar banderas reconocibles que inventar nuevos colores. Puede resultar ilusionante pensar que vas a poder construir un país desde el principio, sin injusticias, sin desigualdades, sin corrupción, sin abuso de poder, sin machismo, sin yugos y a, ser posible, sin flechas. Todo lo que siempre soñamos a tiro, simplemente, de una DUI.
Partiendo de esta visión creo que hay que preguntarse: ¿qué está en juego? ¿Está en juego la unidad de España? No, no lo está. Nunca lo estuvo. Solo así se entiende el desconcierto del Gobierno de Rajoy después de haberse abortado la Declaración Unilateral de Independencia. Si hubiese estado en juego la unidad territorial habrían sentido alivio, no desconcierto. Solo así se entiende el discurso del Jefe de Estado, tan implacable e indolente en el fondo como en las formas.
No, lo que está en juego es precisamente la idea de país que muchas personas en Catalunya quieren construir partiendo de cero y muchas personas en el resto de España queremos construir aunque sea reseteando lo que tenemos.
Las aspiraciones, pues, no parecen tan distintas. Sin embargo me parece que hemos dado las banderas a los protagonistas equivocados. Rajoy y Puigdemont no son precisamente los que quieren construir un país sin injusticias, que acabe con la corrupción y los corruptos, que rescate personas, que garantice derechos, que amplíe democracia. Han demostrado en cada ocasión que han tenido que están en el mismo bando: cuando votaron juntos la reforma laboral contra la gente trabajadora o la amnistía fiscal de los poderosos defraudadores, a favor de los suyos. Es más, mientras sigan enarbolando banderas cada vez más grandes, más tela tendrán para taparse las miserias y las vergüenzas. Y así estamos, en una escalada de testosterona al mismo ritmo que el tamaño de las banderas que se van colgando de los edificios privados y públicos. De tamaños anda la cosa.
nunca estuvo en juego la independencia o no de Catalunya. Lo que siempre estuvo en juego es acabar con el cambio político que pueda poner en duda sus privilegios
De todo esto, lo que a mí particularmente me resulta más dramático es que en esta tesitura las aspiraciones de una sociedad y un país o países más justos, habitables y amables de uno y otro lado se anulan mutuamente. Porque, para los poderosos que manejan esta situación y sus tiempos, nunca estuvo en juego la independencia o no de Catalunya. Lo que siempre estuvo en juego es acabar con el cambio político que pueda poner en duda sus privilegios. Eso es lo que quieren tapar con las banderas aunque para ello tengan que abrir heridas de pronóstico reservado en la sociedad.
¿Y cómo salir de esta? A mi juicio hace falta primero ser conscientes de lo que nos jugamos, sentarnos a hablar, tejer redes, volver al origen. ¿Recuerdan? Nadie saldrá de esta si no salimos todos, si no salimos todas. No se salvará ninguna persona, familia o país en solitario y menos si para salvarse unos sacrificamos a los otros.
Para salir de esta hay que abordar las reformas políticas, constitucionales y territoriales que den respuesta a las aspiraciones de los diferentes territorios, entre ellos el valenciano, con diferencia el más injustamente tratado en términos de financiación o inversiones.
En el caso concreto de Catalunya, la respuesta pasa por canalizar las aspiraciones legítimas de miles de catalanes y catalanas a través de un proceso de diálogo y negociación que concluya en que puedan expresarse a través de un proceso pactado y democrático.
Para eso hace falta feminizar este proceso, dialogar, escuchar, transigir. Hace falta empatía y generosidad. Si me permiten, hace falta más cariño y menos violencia.
Llegados aquí, me queda una pregunta. ¿Pueden Rajoy y Puigdemont y el resto de protagonistas actuales llevar a cabo un proceso de estas características? Lo dudo.
En ese caso tendríamos que plantearnos colectivamente si no merecería la pena cambiar de interlocutores. Lo que nos jugamos merece el intento.
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Mónica Oltra es vicepresidenta y consejera de Igualdad y Política Inclusiva de la Generalitat Valenciana por Compromís.
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Mónica Oltra
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12 comentario(s)
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Joan
Como dice Anacauita, Oltra olvida unas cuantas cosas importantes. Porque lo que dice Anacauita de Catalunya de puede aplicar al País Valencià pero aumentado. Y no parece que Mónica recuerde que ya no tenemos una televisión valenciana que potencie el valenciano (aunque mejor no tener nada que tener el Tele PP que teníamos), o por ejemplo no tenemos bancos autóctonos porque los populares fusionaron Bancaixa con Caja Madrid. En cuanto al idioma, si en 1707 teníamos un Reino cuyo idioma oficial era el valenciano o catalán, y a principios del siglo XX era la lengua común a pesar de la persecución, ahora los pocos que los hablamos en la Capital (de una Comunidad que se pelea por el nombre de la lengua) prácticamente somos forasteros en nuestra propia tierra, entre otras razones porque el estado lleva décadas potenciando la emigración a las costas, porque como decía Leopoldo Calvo Sotelo en 1983, había que potenciar con más población emigrada el sentimiento español en los territorios de lengua catalana. Qué València no reciba lo que merece y necesita, porque aquí parece que la solidaridad debe de ser perpétua desde las zonas más ricas, tiene a contrapartida 'casual' de que el mapa de las comunidades que reciben menos son aquellas que hablan catalán, tienen población en demasia -mientras lloramos por la España vacía-, y tienen una población humillada y en proceso de colonización absoluta desde hace unos casuales 80 años. Mónica sin lugar a dudas reconocerá que lagrandeza del procés catalán subyace en el hecho de que nunca podremos contemplar en nuestra tierra una clase política unida con los mismos objetivos que nuestros primos hermanos catalanes, con un gobierno que uniese a Bonig (PP), Puig (PSOE), Oltra (Compromís), etc... en la defensa de la lengua, cultura, economía, soberanía y dignidad del pueblo valenciano. Tiene razón Mónica: CiU respiraba el mismo aire que e PP. Ahora, si lo consiguen, con el legitimísimo tema nacional ya no tendrán ninguna excusa. Y por cierto, en Catalunya la izquierda tiene una vitalidad ensordecedora.
Hace 7 años
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Joan Colera
Como dice Anacauita, Oltra olvida unas cuantas cosas importantes. Porque lo que dice Anacauita de Catalunya de puede aplicar al País Valencià pero aumentado. Y no parece que Mónica recuerde que ya no tenemos una televisión valenciana que potencie el valenciano (aunque mejor no tener nada que tener el Tele PP que teníamos), o por ejemplo no tenemos bancos autóctonos porque los populares fusionaron Bancaixa con Caja Madrid. En cuanto al idioma, si en 1707 teníamos un Reino cuyo idioma oficial era el valenciano o catalán, y a principios del siglo XX era la lengua común a pesar de la persecución, ahora los pocos que los hablamos en la Capital (de una Comunidad que se pelea por el nombre de la lengua) prácticamente somos forasteros en nuestra propia tierra, entre otras razones porque el estado lleva décadas potenciando la emigración a las costas, porque como decía Leopoldo Calvo Sotelo en 1983, había que potenciar con más población emigrada el sentimiento español en los territorios de lengua catalana. Qué València no reciba lo que merece y necesita, porque aquí parece que la solidaridad debe de ser perpétua desde las zonas más ricas, tiene a contrapartida 'casual' de que el mapa de las comunidades que reciben menos son aquellas que hablan catalán, tienen población en demasia -mientras lloramos por la España vacía-, y tienen una población humillada y en proceso de colonización absoluta desde hace unos casuales 80 años. Mónica sin lugar a dudas reconocerá que lagrandeza del procés catalán subyace en el hecho de que nunca podremos contemplar en nuestra tierra una clase política unida con los mismos objetivos que nuestros primos hermanos catalanes, con un gobierno que uniese a Bonig (PP), Puig (PSOE), Oltra (Compromís), etc... en la defensa de la lengua, cultura, economía, soberanía y dignidad del pueblo valenciano. Tiene razón Mónica: CiU respiraba el mismo aire que e PP. Ahora, si lo consiguen, con el legitimísimo tema nacional ya no tendrán ninguna excusa. Y por cierto, en Catalunya la izquierda tiene una vitalidad ensordecedora.
Hace 7 años
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Joan Colera
Como dice Anacauita, Oltra olvida unas cuantas cosas importantes. Porque lo que dice Anacauita de Catalunya de puede aplicar al País Valencià pero aumentado. Y no parece que Mónica recuerde que ya no tenemos una televisión valenciana que potencie el valenciano (aunque mejor no tener nada que tener el Tele PP que teníamos), o por ejemplo no tenemos bancos autóctonos porque los populares fusionaron Bancaixa con Caja Madrid. En cuanto al idioma, si en 1707 teníamos un Reino cuyo idioma oficial era el valenciano o catalán, y a principios del siglo XX era la lengua común a pesar de la persecución, ahora los pocos que los hablamos en la Capital (de una Comunidad que se pelea por el nombre de la lengua) prácticamente somos forasteros en nuestra propia tierra, entre otras razones porque el estado lleva décadas potenciando la emigración a las costas, porque como decía Leopoldo Calvo Sotelo en 1983, había que potenciar con más población emigrada el sentimiento español en los territorios de lengua catalana. Qué València no reciba lo que merece y necesita, porque aquí parece que la solidaridad debe de ser perpétua desde las zonas más ricas, tiene a contrapartida 'casual' de que el mapa de las comunidades que reciben menos son aquellas que hablan catalán, tienen población en demasia -mientras lloramos por la España vacía-, y tienen una población humillada y en proceso de colonización absoluta desde hace unos casuales 80 años. Mónica sin lugar a dudas reconocerá que lagrandeza del procés catalán subyace en el hecho de que nunca podremos contemplar en nuestra tierra una clase política unida con los mismos objetivos que nuestros primos hermanos catalanes, con un gobierno que uniese a Bonig (PP), Puig (PSOE), Oltra (Compromís), etc... en la defensa de la lengua, cultura, economía, soberanía y dignidad del pueblo valenciano. Tiene razón Mónica: CiU respiraba el mismo aire que e PP. Ahora, si lo consiguen, con el legitimísimo tema nacional ya no tendrán ninguna excusa. Y por cierto, en Catalunya la izquierda tiene una vitalidad ensordecedora.
Hace 7 años
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Anacauita
Me parece que en el artículo Mónica Oltra olvida todo el desprecio y humillación que Catalunya viene viviendo hacia su cultura, su lengua, su pueblo. Una comunidad que ha unido a autóctonos con recién llegados de esta manera ha hecho un buen trabajo político. Aquí no va solo de esconder vergüenzas ni de quien la tiene más grande, va del cansancio de un pueblo al que se le quitó una norma, descafeinada respecto a la que se había dado, pero refrendada por amplísima mayoría y que a partir de ahí ha ido sufriendo humillaciones y recortes en su autogobierno. Esto va de independentismo, pero sobre todo de democracia.
Hace 7 años 1 mes
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José Luis
@Peret: Llavors tots aquells "aporellos" i "caraalsol" de Catalunya son un problema espanyol també?
Hace 7 años 1 mes
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José Luis
@Peret: Llavors tots aquells "aporellos" i "caraalsol" de Catalunya són un problema espanyol també?
Hace 7 años 1 mes
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Max
JuanValls. Ya se ve que para ti la democracia solo vale si se defiende la verdad única e impuesta del nacionalismo unionista. También es verdad que Oltra habla de las mujeres (y debió poner también hombres) que se sitúan en la feminidad, identificando esta no como cuestión de géneros, sino de actitudes vitales. Porque lamentablemente la masculinidad siempre se ha sentido vinculada a las formas duras y broncas. Afortunadamente hoy tenemos otro modelo.
Hace 7 años 1 mes
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Porfirio
Para Juan Valls: Creo que Monica de lo que le está hablando a usted y a los que piensan como usted; es que le sobra testosterona...
Hace 7 años 1 mes
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Indignada
A pesar de compartir en una gran porción los anhelos de expansión democrática y de derechos que plantea el texto, vuelvo a sentir una terrible equidistancia; como si el simple hecho que dos interlocutores de intereses burgueses pudiesen simplificar y reducir el conflicto, equiparando responsabilidades. Es un ejercicio que lamentablemente percibo demasiado en supuestos sectores de la izquierda que en un principio entiendo deberían alegrarse si el estatus quo de los candados del 78 se abriesen en sentido emancipadores. Equiparar un estado que ante el reto democrático que plantea que un pueblo se constituya en sujeto de decisión soberano, decide detener representantes públicos y civiles, que propina palizas a vecinas indiscriminadamente y que agrede sexualmente a personas que simplemente quieren depositar un voto en una urna... establecer una reducción de este conflicto para poder hacer la simple y ramplona equidistancia de Rajoy = Puidgemont... el 15M vino a cuestionar el régimen del 78, blanquear sus actuaciones autoritarias por puro funambulismo electoral nos convierte en homologadores suyos. Quizá usted vino a eso, otras no
Hace 7 años 1 mes
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Peret
Conclusió: com a Espanya no tenim prou força, els catalans han d'esperar i ajudar els espanyols. Només un petit apunt: Els catalans abandonaren el franquisme en els seixanta del segle passat. Els espanyols encara no ho han fet. El problema no és Catalunya. El problema espanyol es "aporellos" i "caraalsol" Ui, el gran angular!
Hace 7 años 1 mes
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Manuel
Hace falta concretar las propuestas y explicarlas al común de los mortales. Si se habla de Estado Confederal (Vestringe, Iglesias o Colau) tienen la obligación de explicarlo ¿Qué estados se confederan? ¿Cómo se forman esos estados? ¿Qué tratado los vincula? ¿Cómo se produce la escisión si es deseada? ¿Qué ocurre con todo lo que tenemos en común ahora? ... Creo que el discurso hueco no vende y menos en esta situación. Hacen falta propuesta concretas y que sean factibles
Hace 7 años 1 mes
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Juan Valls
Tú articulo esta muy bien pero no nos descubres nada nuevo Mónica Oltra. Por un momento he pensado que eras más una portavoz de Cataluña que la vicepresidenta de los valencianos. Con tanta feminización que promulgas en este articulo al final no sé que van a pensar de ti la presidenta del Parlament catalá Carmen Forcadell o una de sus muchas diputadas como Ana Gabriel. Dice Oltra : "...Y digo enfocar con gran angular, con una visión amplia, que es la manera en que solemos enfocar las mujeres cuando no nos situamos en el calco de las formas masculinas de actuar, es decir, cuando nos situamos en la feminidad." ¿Estas hablando de géneros superiores y géneros inferiores Mónica Oltra?
Hace 7 años 1 mes
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