1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

  315. Número 315 · Diciembre 2024

  316. Número 316 · Enero 2025

  317. Número 317 · Febrero 2025

Los hijos de los genocidas piden testificar contra sus padres

Descendientes de los militares de la dictadura argentina piden cambiar la ley para participar en los juicios por crímenes de lesa humanidad

César G. Calero Buenos Aires , 31/01/2018

<p>Marcha de repudio contra la prisión domiciliaria al genocida Etchecolatz. Enero de 2018. Mar del Plata.</p>

Marcha de repudio contra la prisión domiciliaria al genocida Etchecolatz. Enero de 2018. Mar del Plata.

Historias Desobedientes

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes. Puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí.

Miguel Etchecolatz colecciona varias condenas a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad. Pese a ello, hoy es un hombre casi libre. A sus 88 años, el excomisario de la policía bonaerense, responsable de una veintena de centros clandestinos de detención durante la última dictadura argentina (1976-1983), disfruta del verano austral en su casa de Mar del Plata gracias a una reciente y polémica resolución judicial que le ha otorgado prisión domiciliaria por problemas de salud. El fallo, decretado en plenas Navidades, indignó a los organismos de Derechos Humanos. Miles de personas se manifestaron a principios de año en la turística ciudad costera para repudiar la excarcelación de uno de los principales genocidas del régimen militar, condenado en varios juicios por asesinatos, desapariciones, secuestros, torturas y robo de bebés. Entre los manifestantes, además de las organizaciones tradicionales de madres, abuelas e hijos de detenidos-desaparecidos, marchaban también algunas hijas e hijos de represores de la dictadura, entre ellas Mariana Dopazo, quien hace un par de años logró que la justicia le autorizara el cambio del apellido que había llevado hasta entonces: Etchecolatz.

El caso de Mariana fue uno de los detonantes para la creación hace unos meses de un colectivo de hijos de represores que decidieron denunciar públicamente a sus progenitores después de años de silencio, dolor y traumas. Agrupadas en el colectivo “Historias desobedientes” desde mediados del año pasado (y más recientemente también en “Hijxs y ex hijxs de genocidas”), varias hijas de represores (a las que se unieron más tarde algunos varones) se han convertido en las nuevas voces que reclaman memoria, verdad y justicia, el mismo grito que las abuelas, madres e hijos de los 30.000 desaparecidos llevan lanzando en Argentina desde hace 40 años.

“Crear una vida propia, a las sombras de mi progenitor, uno de los genocidas más siniestros de nuestra historia, fue muy difícil. Siempre rodeados de armas, acompañados de custodia policial y metidos en una burbuja. Mi vieja hacía lo que podía, amenazada recurrentemente por él: ‘Si te vas, te pego un tiro a vos y a los chicos’. De hecho, mi recuerdo más crudo de la infancia da cuenta del sufrimiento permanente: cada vez que él volvía de la Jefatura de Policía de La Plata, nos encerrábamos a rezar en el armario con mi hermano Juan, para pedir que se muriera en el viaje”. Así arranca el escalofriante relato que Mariana Dopazo publicaba en la revista digital La Garganta Poderosa días después de que Etchecolatz, de quien Mariana se declara “ex hija”, obtuviera el beneficio de la prisión domiciliaria. 

La presencia de Mariana en una multitudinaria marcha celebrada en mayo del año pasado contra una sentencia de la Corte Suprema que había rebajado la pena a un represor (fallo revocado más tarde gracias a una ley aprobada de forma exprés por la presión popular) aceleró la salida a la luz de todas esas historias desobedientes de las que hasta entonces apenas se tenían noticias.

Marcha de repudio contra la prisión domiciliaria al genocida Etchecolatz. Enero de 2018. Mar del Plata.

Marcha de repudio contra la prisión domiciliaria al genocida Etchecolatz. Enero de 2018. Mar del Plata.

Historias como las de Analía Kalinec. Su padre, el exoficial de la policía federal Eduardo Kalinec, conocido como el “Doctor K”, fue condenado a cadena perpetua en 2010 por crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la dictadura cívico-militar. El “Doctor K” participó en interrogatorios y torturas en los centros clandestinos de detención del denominado “circuito ABO” de Buenos Aires (Club Atlético, El banco y El Olimpo). Analía vivió una infancia feliz junto a sus padres y sus tres hermanas. “Éramos una familia modelo”, asegura en una charla con CTXT. Hasta que en 2005, con el cambio de clima político tras la llegada al poder de Néstor Kirchner dos años antes, se reactivan los juicios a represores y se derogan las leyes de punto final y obediencia debida que habían otorgado inmunidad a cientos de genocidas. El “Doctor K” cae detenido el 31 de agosto de 2005. Y Analía descubre entonces con quién ha convivido realmente  desde su nacimiento en 1979: “Cuando asumo lo que hizo mi papá, no podía procesar lo que estaba pasando. No entendía nada. Estuve dos años repitiendo que era injusto tener un padre preso. Se nos dijo que todo era producto de un gobierno revanchista. Cuando leí la causa, tuvo un coste emocional muy fuerte para mí. No desconozco esos años donde estuve totalmente negada. Muchos deben estar en ese estado de negación como mecanismo de defensa. Otros sentirán vergüenza, algunos los defenderán”, relata Analía, maestra psicóloga en una escuela de Buenos Aires. Tanto ella como el resto de miembros de Historias Desobedientes y de Hijxs y ex  Hijxs de Genocidas están en contra de cualquier iniciativa de reconciliación o de amnistía hacia los represores: “Nuestros padres siguieron reivindicando lo que hicieron, no se arrepienten, mantienen el pacto de silencio. Eso es algo nocivo para la sociedad y no hay reconciliación posible ante tamaña aberración”, sostiene Analía, una de las primeras hijas que contó su historia en un libro aparecido en 2016.

A Analía no le mueve el odio. Hace diez años que no tiene relación con ese Doctor K que cumple cadena perpetua por crímenes horrendos: “Mi papá es un hombre enfermo, y yo entiendo que mi posicionamiento es también un acto de amor hacia él. Negar lo que hizo no es una posición saludable y yo le estoy diciendo: ‘Dale, papá, arrepentite, hiciste mal, decí algo. Tratá de ayudar a otras personas. Esa es por lo menos mi lucha interna. Hay que ver si él puede afrontar eso. Hablo con él imaginariamente”. 

Para Liliana Furió (1963), documentalista de cine, el sentimiento que define la relación con su padre, el represor Paulino Furió, tampoco es el odio. Tanto ella como Analía, promotoras de Historias Desobedientes, prefieren hablar de “tristeza”. Tristeza por tanto dolor y por tantos años de trauma. Tristeza por haber comprobado que sus progenitores les acunaban o les leían cuentos después de haber pasado horas aplicando tormentos a jóvenes indefensos en las salas de la muerte de los centros de tortura clandestinos. Con demencia senil, Paulino Furió cumple condena perpetua domiciliaria por crímenes cometidos en Mendoza durante la dictadura. Fue jefe del G2 (División de Inteligencia del Ejército) y sentenciado a prisión perpetua en 2012 por la desaparición de una veintena de personas. 

“Es una tristeza profunda. Lo nuestro es una tragedia familiar. Ese sentimiento está por encima del odio”, explica Liliana a CTXT. E insiste en que su reclamo no pasa en ningún caso por la reconciliación, una estrategia que algunos sectores políticos y mediáticos tratan de instalar periódicamente. El último intento ha llegado de la mano del jefe del bloque de diputados de Cambiemos, la coalición de derecha que gobierna en Argentina desde 2015 con Mauricio Macri a la cabeza. Nicolás Massot, joven promesa de la derecha “cool” argentina, habla en una entrevista publicada hace unos días en el diario Clarín de imitar el ejemplo sudafricano de reconciliación nacional para “superar” el capítulo de los años 70. La lluvia de reproches no se ha hecho esperar. Varios referentes del kirchnerismo le han recordado a Massot que los genocidas no han pedido perdón por sus crímenes, niegan su pasado represor y no han colaborado con la justicia para indicar qué destino tuvieron los miles de activistas desaparecidos durante la dictadura. 

Charla en Buenos Aires de Liliana Furió, en primer término, y Analía Kalinec, a la izquierda. 

Charla en Buenos Aires de Liliana Furió, en primer término, y Analía Kalinec, a la izquierda. 

 

Según el último informe de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad (PCCH) publicado en diciembre del año pasado, desde 2006, cuando se reactivaron los juicios contra genocidas, se abrieron 593 causas a unos 3.000 exmiembros de las fuerzas de seguridad. Un tercio de esos juicios ya cuentan con sentencia y 856 exagentes de la dictadura fueron condenados, algunos de ellos a penas de prisión perpetua. Casi medio millar de los encausados fallecieron antes de recibir sentencia y 110 fueron absueltos por los tribunales. El 47% de los procesos todavía está en etapa de instrucción, el 17% en espera de juicio y el 3% en pleno juicio. 

El padre de Laura Delgadillo fue uno de los represores que nunca fue juzgado. El comisario de Inteligencia Jorge Luis Delgadillo estuvo diez años cuadripléjico en una cama antes de morir en 1999. Su hija Laura, nacida en 1959, todavía recuerda la noche del 23 de marzo de 1976 en que un grupo de compañeros fue a buscar a su padre: “Esa noche salió con un chaleco y un arma larga. Al día siguiente fue el golpe de Estado”, relata Laura a CTXT. El padre de Laura mantuvo en secreto su pasado como represor. Su hija, sin embargo, fue descubriendo poco a poco que no formaba parte de una familia “normal”. “Mi padre guardaba una capucha en casa”, cuenta. Pero los objetos que más le llamaron la atención fueron aquellos que se iban incorporando al patrimonio familiar. “Había de repente un microscopio de juguete que pertenecía a una persona secuestrada. Cuando supe que era un botín de guerra, quise devolverlo. Mi viejo apareció un día con un montón de cosas y mi madre nos prohibió tocarlas y más tarde, cuando se separaron, las quemó". 

El grupo de Historias Desobedientes, que hoy cuenta con una treintena de miembros (la mayoría hijas e hijos pero también nietos y otros familiares), se dio a conocer públicamente tras su participación en la marcha que el colectivo feminista “Ni una Menos” celebró en Buenos Aires en junio del año pasado. Desde entonces han participado en todas las manifestaciones pro Derechos Humanos y se han ido aproximando al resto de organismos que agrupan a familiares de desaparecidos y víctimas de la dictadura. No ha sido un camino sencillo. Pero poco a poco han ido cobrando reconocimiento. Hace unas semanas, los dos grupos de hijas e hijos de represores fueron invitados a Mar del Plata para participar en la marcha de repudio contra la prisión domiciliaria concedida a Etchecolatz. “Para nosotras fue muy importante la invitación que recibimos para acudir a Mar del Plata”, sostiene Analía. Y Liliana coincide en la relevancia de ese acercamiento: “La gran mayoría de los organismos de Derechos Humanos entiende que somos una voz nueva, auténtica y necesaria para estos tiempos y por eso nos apoyan”.

Liliana Furió, integrante de Historias Desobedientes, en una marcha del grupo. 

Liliana Furió, integrante de Historias Desobedientes, en una marcha del grupo. 

El próximo objetivo de las hijas e hijos de represores es sacar adelante un proyecto de ley que les permita declarar contra sus progenitores en los juicios. Uno de sus principales impulsores ha sido el abogado Pablo Verna, integrante de Historias Desobedientes e hijo de un médico militar que participó en los denominados “vuelos de la muerte” administrando inyecciones para anestesiar a los detenidos que después eran arrojados al agua. La legislación argentina prohíbe declarar contra familiares. Los descendientes de represores reclaman en su iniciativa que se modifiquen dos artículos del Código Penal para que se abra una excepción en los casos de delitos de lesa humanidad. El padre de Pablo Verna, el ex capitán Julio Alejandro Verna, le confesó a su hijo sus crímenes hace unos años, pero la fiscalía todavía no le ha podido imputar causa alguna. Verna transitó su tragedia en soledad durante muchos años hasta que en 2013 denunció a su padre ante la Secretaría de Derechos Humanos. Cuando se formó el colectivo de Historias Desobedientes el año pasado, se animó a darle forma a la iniciativa para que la ley les permita declarar contra sus progenitores. 

Cada una de las historias desobedientes de las hijas e hijos de represores refleja un drama oculto durante años. El trauma de haber convivido con un represor que no se quiso arrepentir nunca de sus crímenes. Para Analía y sus compañeras, no puede haber reconciliación sin arrepentimiento y sin colaboración con la justicia. Ni tampoco medidas de gracia como la concedida al genocida Etchecolatz. La respuesta en Argentina sigue siendo la misma que hace 40 años y se resume en tres palabras: memoria, verdad, justicia.

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

César G. Calero

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Bryan Roland

    CÓMO RECIBO UN PRÉSTAMO POR BRYAN ROLANDO Soy Bryan Roland por su nombre, quiero utilizar este medio para alertar a todos los solicitantes de préstamos a tener mucho cuidado porque hay estafas en todas partes. Hace pocos meses estaba muy nervioso y debido a mi desesperación me vi estafado por varios prestamistas en línea. Casi había perdido la esperanza hasta que un amigo mío me remitió a un prestamista muy confiable llamado Sr. Stephen Williams (un temeroso de Dios) que me prestó un préstamo de 145,000 euros en 72 horas de trabajo sin ningún estrés. Le explico a la compañía por correo y todo lo que me dijeron fue no llorar más porque obtendré mi préstamo de esta compañía y también he tomado la decisión correcta de contactarlos llené el formulario de solicitud de préstamo y procedí con todo lo que se solicitó de mí y para mi sorpresa me dieron el préstamo. Si necesita algún tipo de préstamo, contáctelo ahora a través de: stephenswillsloan@gmail.com Estoy usando este medio para alertar a todos los solicitantes de préstamos por el infierno que pasé en manos de esos prestamistas fraudulentos. Gracias STEPHEN WILLIAMS Loan FIRM por tu ayuda

    Hace 7 años

  2. Rocío

    Me ha impresionado muchísimo este artículo. Durísimo pero te devuelve la fe en la condición humana.

    Hace 7 años

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí