Periodismo 'a por ellos'
El 90% de los lectores españoles condena la parcialidad política de las informaciones
José Luis Marín 7/02/2018
La posverdad.
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Los medios son herramientas fundamentales para fiscalizar los asuntos políticos de un país. Para ello, es completamente necesario que sean independientes e imparciales. Esto es lo que señalan el 75% de los encuestados por el Pew Research Center, una prestigiosa institución de análisis de tendencias y datos globales con origen en Washington. O, al menos, es lo que responden ante la pregunta de si es aceptable que un medio favorezca a un partido cuando está informando sobre la actualidad. Solo el 20% dice que, en ocasiones, se puede pasar por el aro.
Las malas noticias para el sector llegan con otros resultados de esta investigación sobre satisfacción con los medios de comunicación, mucho menos halagüeños para la profesión: la percepción sobre el correcto desempeño de esta fiscalización se ha polarizado en muchos lugares del mundo hasta el punto de que, en términos medios, existe una división muy abrupta entre las opiniones positivas y negativas de la cobertura periodística de la política. En España también existe esta división, pero con un matiz importante: la percepción tiende de forma sinuosa al lado negativo, hasta el punto de que solo un país de Europa, Grecia, tiene una consideración peor sobre la imparcialidad de las noticias sobre política.
La encuesta sobre la que descansa el informe del Pew Research Center se realizó la primavera pasada en 38 países de distintos continentes y nivel de desarrollo económico. Una práctica habitual en estudios e investigaciones para descubrir tendencias en lugares con realidades socio-económicas distintas: De esta forma, la zona de Asia-Pacífico y el África subsahariana son las regiones donde más satisfacción se demuestra con sus medios, mientras que América Latina es la más crítica.
Pese a estas diferencias, la respuesta media de la encuesta ante la pregunta sobre el justo desempeño de los medios en su cobertura de los asuntos políticos deja en evidencia la profundidad de la brecha global de percepciones: el 52% de los encuestados totales describe este desempeño como “bueno” en sus lugares de origen, mientras que el 44% afirma lo contrario.
solo un país de Europa, Grecia, tiene una consideración peor que España sobre la imparcialidad de las noticias sobre política
Como suele ocurrir en estos estudios, la diferencias entre países del mismo entorno son, en muchos casos, importantes. Y como también viene siendo habitual si se habla de satisfacción y percepción de la labor periodística, las clasificaciones de España siguen situando al país a la cola en resultados. Según los datos de Pew Resarch Center, Europa es la región donde mayor oposición existe al sesgo y la parcialidad política en la elaboración de informaciones. España es el país del estudio –89%– que mas aversión demuestra a estas prácticas. Una creencia, además, extendida entre los distintos estratos sociales, con solo cinco puntos de diferencia entre el grupo de población con menor educación –87%– y el de más alta formación –92%–. Esta exigencia de la sociedad para con sus (nuestros) medios contrasta, o probablemente deriva, de los bajos resultados del país en el resto de variables del estudio del Pew Research Center. También viene a corroborar la permanente encrucijada –y contradicción– que vive el sector en torno a su credibilidad y exigencia exterior y sus prácticas y salud interna. El último Digital News Report (2017) del instituto Reuters para España ya advertía de esta situación: si bien el porcentaje de internautas que se fían de las noticias pasó del 34% en 2015 al 51% en 2017, también lo hizo su convicción de que los medios están sometidos a la influencia de los poderes políticos (57% ) y económicos (55%).
Es precisamente en este aspecto, la información sobre el ámbito político, donde el informe del Pew Research Center da la voz de alarma sobre España. Ante la pregunta inicial sobre el correcto desempeño de los medios en su cobertura política, solo Grecia (18%) y Corea del Sur (27%) tienen un menor porcentaje de respuestas positivas que nuestro país, ya sea afirmado que ésta es “muy buena” o simplemente “buena”. En nuestro país solo el 33% de los encuestados llega a esta conclusión. Somos el tercer país de toda la encuesta –y segundo de Europa– con menor valoración de los medios en su cobertura política.
La tendencia se repite con otras cuestiones temáticas del estudio. En la pregunta sobre la eficacia de la cobertura periodística de hechos noticiosos o sucesos del día –es la medida que cuenta con mayor puntuación positiva del estudio–, España está en el puesto ocho de diez si se usa como referencia Europa, solo por detrás de Grecia y Polonia. Hasta un 35% de los encuestados en nuestro país señala que este tipo informaciones no son, de ninguna manera, buenas, un resultado seis puntos porcentuales por encima de la media de la región y diez por encima de la global. Por el lado contrario, la tendencia mundial indica que, de media, un 73% de los entrevistados señala que este tipo de informaciones son satisfactorias. En el caso de España, el porcentaje se reduce al 63%.
La brecha de percepciones se hace evidente en España cuando se pregunta sobre la precisión de las informaciones: el 51% señaló que esta aptitud de los profesionales es muy mala (segundo peor resultado de Europa y 14 puntos superior a la media global), frente al 48% que consideraba su puesta en práctica “muy buena”.
La percepción es parecida si se analiza la cobertura de líderes gubernamentales y autoridades. La mitad de los encuestados respondió negativamente sobre el desempeño de los medios nacionales en este aspecto. Por el lado contrario, el 48% lo describió como muy bueno y un 12% señaló que era bueno.
El peor resultado llega con se trata de valorar la pluralidad. El estudio de Pew Research Center denomina esta dimensión como “cobertura justa de las diferentes posiciones en asuntos políticos”. Ni siquiera la suma de las valoraciones ‘buena’ y ‘muy buena’ alcanza la valoración negativa de la pluralidad informativa, del 66%. Son 15 puntos más que la media de los países europeos y 22 más que la media global.
En términos generales, una de los aspectos que mayor brecha de percepciones sobre la cobertura mediática de la política provoca es la afiliación ideológica común o contraria a los partidos de gobierno. Ocurre de forma destacada, según el Pew Rearch Center, en 20 de los 38 países de la encuesta. La mayoría de Estados demuestran una tendencia clara: las personas que apoyan al gobierno de turno valoran mejor la cobertura política mediática que aquellos que no apoyan a su ejecutivo nacional. Solo en Australia, Israel y Estados Unidos ocurre en el sentido contrario. En este último caso, además, con una diferencia de 35 puntos –21% de satisfechos entre los partidarios de la administración Trump y 55% entre los que no los son–.
una de los aspectos que mayor brecha de percepciones sobre la cobertura mediática de la política provoca es la afiliación ideológica común o contraria a los partidos de gobierno
La elección del magnate neoyorquino a finales de 2016 supuso, precisamente, un punto de inflexión para el sector periodístico en el país. A la tormenta de las fake news y la supuesta injerencia de propaganda extranjera en los comicios –aupada por algunos de los nuevos gigantes tecnológicos– se unió un apoyo sin precedentes, en forma de seguimiento, suscripciones y donaciones a los principales rotativos y medios del país, con los que Trump mantiene un enfrentamiento constante y desbocado.
La salud de la prensa anglosajona –The Guardian también ha experimentado un crecimiento excepcional en los últimos meses– ha derivado en los que muchos consideran una nueva edad dorada de la profesión, aunque con sus claroscuros: pese a que los datos del Pew Research Center señalan que los encuestados en EE.UU demuestran un interés alto por la noticias internacionales –68%, once puntos más que la media mundial–, recientemente la periodista freelance Sulome Anderson, corresponsal de largo recorrido en Oriente Medio, denunció en el Columbia Journalism Review el abandono de la cobertura internacional en el país debido al huracán Trump, que ha devorado la agenda mediática de la gran mayoría de medios y que le ha obligado a volver a su país ante la falta de trabajo.
La estrategia del populista Trump es tensar la convivencia social del país hasta el límite para testar su resistencia y, justo después, poder poner en marcha su agenda política
Esta situación ha elevado las críticas sobre la desmedida atención que está recibiendo el presidente electo: en un reciente hilo de Twitter el lingüista George Lakoff denunciaba también lo contraproducente que puede resultar la cita y crítica constante a Trump en la red social, con el argumento que la repetición e indexación de mensajes solo puede llevar a la expansión de sus ideas y el reforzamiento de sus bases.
Los propios datos sobre la polarización en la percepción de la cobertura mediática del Pew Rearch Center corroboran esta tesis, que también definió el investigador Marcos Reguera en este medio sobre la estrategia del populista Trump: tensar la convivencia social del país hasta el límite para testar su resistencia y, justo después, poder poner en marcha su agenda política.
En España, por su parte, el panorama mediático lleva conjugando desde hace años la lacra de la precariedad, la desaparición de medios –recientemente han cerrado las revistas Tiempo e Interviú– y los despidos en la profesión con denuncias constantes sobre presiones y falta de independencia en medios públicos, privados y concertados. El Informe anual de la Profesión Periodística 2016, elaborado por la APM, señalaba que tres de cada cuatro periodistas reconocía haber cedido a presiones, mientras que el 57% se autocensura en sus informaciones. Quizá, el hecho de que en una reciente entrevista al expresidente del gobierno Felipe González en el diario El Mundo no se le pregunte, ni una vez y durante hora y media de formulario, sobre el terrorismo de estado de los GAL, sea el ejemplo más reciente de esta situación.
Y es que la obsesión por mirar hacia fuera –fake news, bots, posverdad, redes sociales y demás elementos– en ocasiones difumina la necesidad de mirar hacia dentro –y hacia arriba– y choca con la propia realidad: el propio Pew Research Center señala en otro de sus estudios que, durante el primer mes de Trump en la casa Blanca, de los sitios más enlazados en tuits con contenido migratorio, cuatro de cada diez eran medios de comunicación. Si se tienen en cuenta los tuits con contenido migratorio y al menos un enlace, el porcentaje de redirección hacia páginas de medios ascendía hasta el 75%. Otro reciente estudio del Reuters Institute corrobora el limitadísimo alcance de las noticias faltas en la actualidad: en Francia e Italia, menos del 1% de los usuarios de internet visitan páginas que contienen noticias falsas. Estos, además, pasan muchísimo más tiempo en las webs de los diarios de referencia de sus países que esas páginas de desinformación. Concretamente, 17 veces más en Le Monde y 20 veces más en La Repubblica.
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José Luis Marín
Es periodista especializado en datos
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