En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Durante dos años, Isabel… Joven, mujer, negra, sola, ha “vivido”, ¡Dios mío, vivido!!!… En cuatro metros cuadrados en la dura calle, en la puerta de una peluquería enfrente del Refugio, a cien metros de mi cálido hogar… ¡Paradojas de la vida!
A pesar del frío, del hambre, de la falta de condiciones, de la dureza terrible de una vida así… Cada día su sonrisa era impecable cuando le daba los buenos días… ¿Qué tal papá?, me decía… ¿Qué tal tu familia? Poniendo cara de enfado ¡Papáaa! esos días cuando le dejaba discreto en la esquina algún dinero, después de una pequeña charrada.
Cada mañana todo ordenado escrupulosamente, las noches frías tapada con mantas y cubierta por un paraguas, que la hacía invisible.
En todo este tiempo… conversaciones imposibles para intentar buscar una solución, preguntas, sonrisas… y gratitud por única respuesta. ¡Gracias papá, pero no!
Me consta que han sido muchas las personas e instituciones que la han acogido y cuidado, pero Isabel tenía miedo, le habían echado ácido por la cabeza y se tuvo que rapar el pelo, la habían vejado…, algunos días gritaba fuera de sí, palabras que no podía entender… Y enseguida se calmaba y sonreía solo con mi presencia. Nunca supe su historia, como es lógico… que guardaba celosa en su corazón y en las huellas de su cuerpo y su alma… ahora tan cerca del 8M, ¡A saber la durísima experiencia que habrá vivido o muerto!
El día que presentamos el plan para las personas sin techo, justo esa noche… me acerqué como cualquier día a ese lugar sagrado a las 9 de la noche e Isabel ya no estaba… Qué importante es lo simbólico para construir la historia de la vida, justo ese miércoles.
Ahora, me acabo de enterar que se la llevó la policía porque portaba un cuchillo y las noticias hablan de deportación inmediata… ¡Ya nos hemos quitado un problema de encima! Pensarán algunos… Un número menos, cuando la fenomenal y maravillosa gente de la Cruz Roja realice el conteo de las 125 personas con nombre y apellidos que duermen en la calle.
Esas gentes malas, satisfechas, benefactoras… crueles y mentirosas que nos recuerdan cada ocasión que Isabel es culpa del gobierno de turno, hipócritas y sepulcros blanqueados, se habrán quedado contentas… y a mi el corazón no me ha dejado de temblar, porque me sabe a fracaso y desolación.
No es el frío el que mata a tanta gente… es la injusticia, la pobreza y la exclusión.
Cuando hablamos de una persona "Sin techo", nos imaginamos un individuo sucio, vago, mal vestido, que huele muy mal y va arrastrando unos cartones medio rotos, porque no ha sabido aprovechar las oportunidades que le ha regalado la vida.
… Por eso, cuando alcanzamos a verlo durmiendo en los soportales de alguna iglesia o en algún cajero automático, ponemos cara de pena, lo esquivamos o desviamos la mirada para no sentirnos afectados. Quizás alguna moneda, pero deseando que desaparezca de nuestra vista, para que no nos mueva la conciencia de culpa.
Porque no solo se trata de que tengan techo… Sino un hogar, como tú y como yo… Pero para ello necesitan de las mínimas condiciones de vivienda que les permitan SER con dignidad, una intervención como la que hacen multitud de profesionales como la copa de un pino… Del calor de una familia, el apoyo de un grupo de amigos, la atención sociosanitario y siquiátrica, del dinero suficiente para poder ser libres… y las capacidades, la paciencia, el respeto y el tiempo, para poder construir un proyecto vital propio.
Sólo cuando hemos sido capaces de asumir que “sus causas” son estructurales, complejas, profundas, múltiples y que también cada uno/a, tenemos una responsabilidad personal y colectiva…, solo cuando hemos sido capaces de traspasar esta frontera, ya no nos topamos por la calle con una persona sucia que intentamos sortear… Desde ese momento empezamos a ENCONTRARNOS con Isabel… con José, Pedro, Erick o Moussa... O con Rafa, mi amigo, que todas las mañanas a la hora del desayuno me guardaba ese periódico sin esperar nada más a cambio que ese trato compartido que rezumaba dignidad...
Tienen un nombre y una historia, pero también tienen unos derechos que a menudo hemos dejado aparcados a un lado, y que hemos de ayudarles a conquistar.
Hoy quiero mandarte un abrazo de esos que recomponen el alma, querida Isabel, estés donde estés… Ojalá te vaya bonito.
Y quiero agradecer a esa peluquería enfrente del colegio Joaquín Costa, a sus dueños… Porque no saldrán en la prensa, pero eso si es hacer y no hablar…, apostar, en silencio, con un riesgo tremendo y una altura de miras que me conmueve, amigos… Espero algún día pasaros a saludar, con mi amigo Juan, con el que hemos compartido esta vivencia en estos dos años…
Sé que disteis dignidad, cobijo y sentido a la vida de Isabel durante esos dos años, que yo la he podido conocer y acompañar un poquito y eso, os hace grandes, muy grandes.
Y mientras tanto... nosotros/as sin ponernos de acuerdo con la renta básica, reñidos por vanidades y sillones y dejando que el neoliberalismo salvaje del sálvese quien pueda, de las concertinas y cenas de gala para sacar dinero para los pobres… nos gobierne, a pesar de tanta basura, desvergüenza y falta de respeto por la vida y la dignidad que rezuman por todos los poros de su piel.
-----------------------
Nacho Celaya es Coordinador de Derechos sociales en el Ayuntamiento de Zaragoza. Este texto fue publicado en su cuenta de Facebook.
Durante dos años, Isabel… Joven, mujer, negra, sola, ha “vivido”, ¡Dios mío, vivido!!!… En cuatro metros cuadrados en la dura calle, en la puerta de una peluquería enfrente del Refugio, a cien metros de mi cálido hogar… ¡Paradojas de la vida!
Autor >
Nacho Celaya
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí