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Elena Blasco es la secretaria federal de mujeres e igualdad en CCOO. Nos recibe en su despacho, en el que aún guarda algunos detalles morados que recuerdan a la huelga feminista del pasado 8 de marzo.

Desde el 8-M ha aumentado considerablemente el número de afiliadas a los sindicatos, también a CCOO. ¿A qué se debe este incremento?

En el último trimestre de este año, se han afiliado una media de más de 70 mujeres al día (prácticamente el 54% del total de afiliación), duplicando la afiliación masculina; y comparándolo con el mismo trimestre del año pasado, tenemos 16.200 afiliadas más, un crecimiento que triplica la media confederal masculina. Ahora somos el 44% de la afiliación total confederal. 

Nuestra interpretación de estas cifras es la del reflejo del trabajo e implicación que el sindicato tuvo en la convocatoria de huelga y en el trabajo que, no solo ese día, sino desde el principio del movimiento feminista se ha venido haciendo. 

Está impregnado en nuestro ser como sindicato de clase. Para nosotras  siempre es 8 de Marzo, no bajamos el listón de nuestras demandas en los centros de trabajo, denunciando y/o combatiendo cualquier discriminación  y  defendiendo a pie de empresa a las trabajadoras.  Reclamamos y logramos mejoras colectivas para ellas, la realidad de los hechos les llega y les convence. Por eso se afilian. 

¿Ha habido –y sigue habiendo- machismo en los sindicatos (y en concreto en CCOO)? 

Claro que sigue vigente, lo único bueno de ahora, es que, a diferencia de lo que se podría pensar antes como normal, cultural, social, de repente se ha convertido en lo que es:  “machismo” y por tanto susceptible de poder ser recriminado e interpelado por  las mujeres y los hombres. 

Pero como sujeto colectivo, el sindicato se ha manifestado desde sus inicios haciendo suyos objetivos feministas. Fuimos una organización pionera en incluir medidas como la acción positiva o la transversalidad de género en la organización y en la política sindical. Hemos sido la primera organización sindical en demandar planes de igualdad en las empresas. Además, nuestras Comisiones Ejecutivas son paritarias y hemos incluido la paridad en nuestros Estatutos, así como las listas cremalleras, entre otras medidas. 

Las mujeres siguen soportando un nivel de precariedad mucho mayor que el de los hombres. ¿Qué relación guarda con esto la brecha salarial?

La desigualdad y la discriminación de las mujeres es multifacética, no existe un origen único y mucho menos una consecuencia única.  La característica laboral de las mujeres es la precariedad, la temporalidad, la parcialidad y los bajos salarios. Todo ello unido a un importante hándicap en el acceso, en la promoción, en la valoración y en el desarrollo personal, familiar y laboral.

Las mujeres tenemos peor acceso al empleo, una incorporación a la vida laboral más tardía (consecuencia de la mejor y mayor preparación educacional),  nos incorporamos más tarde y en peores condiciones, consecuencia de que muchas de nosotras está en edad de tener descendencia cuando accedemos a un puesto de trabajo, lo cual de manera consciente o inconsciente el empleador lo tiene en cuenta.

Por otro lado, tenemos la infravaloración de las capacidades y cualidades femeninas, así como la falta de dignificación de las tareas desarrolladas en lo que se ha venido denominando “sectores feminizados”, verdaderos contenedores de la discriminación, que justifican que no tienen el mismo valor las labores de cuidado, atención, administrativos  o limpieza, etc. 

Por tanto como puede verse la relación entre precariedad y brecha es directa. Todo esto se traduce en datos objetivos como por ejemplo los datos de acceso al mercado laboral (hay una brecha de género en la actividad de 11 puntos) o la segregación (9 de cada 10 mujeres ocupadas lo están en el sector Servicios (el 88,69% del total) o el trabajo a tiempo parcial, que también está feminizado, tanto en el sector público como en el privado.

La parcialidad es impuesta, pues el  motivo principal de tener un trabajo a tiempo parcial es no haber encontrado un trabajo a tiempo completo. Otro factor es el cuidado de menores, mayores dependientes, personas enfermas o con discapacidad es señalado como causa para un 12,98% de mujeres (268,2 mil) y un 1,78% de hombres (13,6 mil). Ellas, 7 veces más. 

¿Cómo lo solucionamos?

Hay que garantizar que contamos con instrumentos eficaces para atajar las  desigualdades desde la negociación colectiva, con desarrollo de medidas y planes de igualdad y ampliando la obligatoriedad a las empresas de más de 50 trabajadores y trabajadoras.

El Gobierno actualmente está centrado en brecha salarial, nosotras desde CCOO defendemos que no se puede atajar esa brecha de manera aislada, debemos llegar al origen, a las condiciones laborales que la producen. Por ejemplo, educando a niñas y niños con criterios de respeto e igualdad o haciendo que mujeres y hombres accedan al mercado laboral con los currículos ciegos donde se valoren los méritos y no los géneros, el estado civil o la edad o compartiendo las mismas bajas de maternidad/paternidad  y el tiempo de conciliación por cuidado de los hijos/dependientes, pero también penalizando a las empresas que apliquen criterios sexistas en acceso, promoción y retribución