Procesando ya tal
Perfiles en un momento en el que todo el mundo está de perfil
El Procés ha muerto, o no. Y estos son los funerales, o no. En todo caso serán unos funerales larguísimos, pues nadie sabe cómo y dónde enterrar el cadáver
Guillem Martínez 6/05/2018
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1- En el momento en el que escribo, con un canuto, la 'o' de la palabra canuto, los dipus de JxC están reunidos en Berlín, dilucidando a ver lo que pasa. Es difícil saber lo que pasa, porque no lo saben ni ellos. La táctica de JxC es como la táctica que utilizábamos en mi barrio para colarnos en el cine. Entrábamos de espaldas, así que, si nos pillaban, decíamos que estábamos saliendo. El efecto secundario de esa táctica es que nosotros mismos no sabíamos si entrábamos o salíamos. Generalmente, no entrábamos.
2- JxC está de espaldas y saliendo. O entrando. El Procés –es decir, la ilusión de la unilateralidad y de una mayoría social definitiva donde no hay nada de eso; la ilusión de hacer política en el sur, cuando ya no se puede y ya no se hace– ha muerto, o no. Y estos son los funerales, o no. En todo caso serán unos funerales larguísimos, pues nadie sabe cómo y dónde enterrar el cadáver. Un cadáver que, por otra parte, se pudre tan despacio que hasta parece que se pueda echar novia en cualquier momento. Como cadáver, en fin, lo tiene, en ese sentido, mejor que yo, snif.
serán unos funerales larguísimos, pues nadie sabe cómo y dónde enterrar el cadáver. Un cadáver que, por otra parte, se pudre tan despacio que hasta parece que se pueda echar novia
3- Los funerales pasan por varias posibilidades. Se las enumero. En números romanos, que siempre queda más trascendente.
4- La posibilidad I son elecciones. CUP y el ala más JxC de JxC –el ala me-creo-todo-lo-que-digo– emiten señales de que pasan de todo. Emiten gestos comunicativos antes que interés por crear gobierno, o políticas efectivas. En unas elecciones, se supone, el bloque procesista quedaría más o menos intacto, si bien CUP subiría, y JxC se comería con patatas a ERC. ERC, por cierto, ha dado un gran paso hacia el plato combinado con patatas. Ha elaborado una ponencia para ser aprobada en la Conferència Nacional que se realizará en julio. En ella se comunica a la afición que no hay mayoría social para una indepe plis-plas, y que el caso de la cosa sería ir gobernando, tal vez con izquierdas no procesistas. E ir tirando. El consumidor de Procés parece ser un consumidor de léxico antes que de política, y ese léxico de ERC no le mola. Comienza a haber, por cierto, movidas en PDeCAT por parte de sectores críticos a la dirección, para aproximar el PDeCAT a la línea dramática/léxica de JxC, y acercarla a la teoría del léxico chachi procesista, a esa revolución permanente sin revolución alguna.
En unas elecciones, se supone, el bloque procesista quedaría más o menos intacto, si bien CUP subiría, y JxC se comería con patatas a ERC
5- En ese sentido, el consumidor de Procés está como unas catañuelas con lo acaecido esta semana. A saber: en el Parlament se ha acometido la reforma de la Llei de la Presidència, que posibilitará un Presi telemático y deslocalizado. Se hará. Lo que supondrá un nuevo empure de la Mesa. Poco más. No hay muchas posibilidades de que Puigde sea Presi, posibilidad que la misma JxC descarta. En todo caso, agotar esa vía agotadora calentaría a la afición, crearía otro agravio visual que sería aprovechado en otras elecciones, en las que igual vuelve a presentarse Puigde, pero a las que ya se iría llorado y mentalizado de que la cosa va de lo que el Procesismo, tan rico en vocabulario, denomina Plan D –punto 7–.
6- El plan hagamos-elecciones-cada-6-meses es un chollo. Electoral. Y una degradación social. Degradación social: se opta por enquistar tres grupos sociales. Uno está indignado por la actuación del Estado, que no dialoga con ellos. Otro está indignado por la actuación del procesismo, que no dialoga con la sociedad. Otro, minoritario, en el que me incluyo, y que para mayor cachondeo, snif, puede integrar a la tradición republicana catalana –robusta, dilatadísima–, incluye a los huérfanos de representación que están indignados con el Estado y con esa propuesta de sustituir el republicansimo por la fe y la catequesis denominada procesismo.
7- Posibilidad II, o Plan D. Poner a otro Presi. Parecería lo más sencillo. Poner un Presi y hacer política en la dirección indicada. Pero no es tan sencillo. El procesismo no parece ser un corpus político. De hecho, es más corpus mientras menos gobierna y menos política hace. El do de pecho de su corpus, el momento refundacional de su corpus, consistió, de hecho, en abandonar el poder. En dejar de hacer política.
8- La posibilidad II implica dos posibilidades. Presi cachas o Presi de pacotilla.
9- Un Presi cachas supondría un Presi plenamente Presi autonómico, que acometiera una política posible. Es decir, no procesista. Lo que es, a su vez, un abanico muy amplio. El Presi tendría que tragarse el unilateralismo, pero no el grueso de ingredientes propagandísticos del procesismo. Así, podría crear el Consell de la República en el Benelux, Berlín o Lima. El Consell de la República sería una institución no política ni ejecutiva, un INEM para los consellers y el Presi en el Exilio. Una Corte de Estella sin problemas para llegar a fin de mes. Se comería el grueso de la comunicación y los titulares cotidianos en Cat y Esp. Lo que posibilitaría otro Govern de la Gene que, en esta etapa de crisis democrática y de fin del bienestar, siguiera sin dar un palo al agua. Con el Consell de la República y con vayamos-todos-con-flores-a-Estremera –es decir, con la sentimentalización de los presos, que no su politización–, podrías salvar otra legislatura sin políticas sobre precariedad y pobreza.
10- Un Presi de Pacotilla supondría lo mismo, pero con una menor soberanía intrínseca para el Presi, que sería un mandao. Es decir, que incluso podría ir a la cárcel, directamente y sin pasar por la casilla de salida, si así lo decidiera el Consell de la República. Que, por cierto –toma cultura republicana–, sería básicamente un sólo hombre. Puigde. Es posible, incluso, que la opción de poner un Presi de pacotilla integre la voluntad de no poner ningún Presi. El 9M, se supone, todos los encausados dejan de ser –salvo Puigde y Comín– dipus. Para votar un Presi, incluso con los nuevos diputados que les sustituirán, es necesario que la CUP, al menos, se abstenga, de manera que el candidato propuesto sea votado en segunda votación. No está claro que la CUP vote no. Tal vez, la opción de presentar un Presi de pacotilla responda, por tanto, a no quemar la candidatura del Presi cachas, sino la del Presi de pacotilla, una vez que hay serios indicios de que nunca jamás se propondrá a Puigde como Presi. Como prometieron en campaña.
11- Todo es muy líquido al respecto. Hasta mediados de semana, la opción era poner un(a) Presi cachas. En el segundo tramo de la semana, la opción era un Presi de pacotilla. La candidata para el título de Presi cachas sería Elsa Artadi. El candidato al título de Presi de pacotilla sería Josep Costa o Toni Morral. Es posible, de hecho, que se lo hayan propuesto a ambos. Ser Presi cachas o de pacotilla no es un chollo. El Confidencial informa, en ese sentido, que de haber un Presi, cachas o no, tendría restringidas áreas enteras de la Gene. Como en Locura de Amor, el Presi ausente sería tratado como ser vivo, de manera que nadie podría entrar en sus habitaciones favoritas. Eso sucedería con algún salón, o con la Casa dels Canonges, la residencia del Presi –no vive nadie desde Tarradellas, pero hacen cenorrios y tal–, un local decorado por Samaranch –falangista en lo político, pero liberal en lo personal– como un local de intercambio. Es imposible entrar ahí sin, en fin, ponerse cachondo. Afortunadamente, el Presi o la Presi no tendrían restringido ningún WC. Sí, la política Cat es para cortarse las venas. O para cantar himnos religiosos. Es decir, para cortarse las venas.
La candidata para el título de Presi cachas sería Elsa Artadi. El candidato al título de Presi de pacotilla sería Josep Costa o Toni Morral
12- Para ahorrar tiempo en futuras crónicas, les voy a hacer un breve retrato de los candidatos mejor posicionados para el cargo de Presi, en sus respectivas modalidades.
13- Elsa Artadi –41 añitos– no se llama Artadi. Saber por qué sustituyó el apellido del padre por el de la madre dibujaría el perfil más definitivo del personaje, del que no dispongo. En su juventud estuvo muy próxima a los postulados del RCD Espanyol. Estudió Economía, e hizo la tesis en Harvard. De ahí fue a la Bocconi, una suerte de Esade en el Norte de Italia. Cinco años, con muy pocos artículos redactados, lo que es algo normal cuando quieres dejar la uni y meterte, pongamos, en política. Se mete en política/instituciones de la mano de Mas Collell, un economista renombrado y un pésimo conseller d'Economia. Se enfrentó a la primera ola/tsunami de austeridad sin enfrentamiento alguno. Recortando el bienestar, buscando ingresos en la venta, no muy buena, de patrimonio, vendiendo, de manera nefasta, extraña, con pérdidas, empresas públicas, como Aigues del Ter i del Llobregat, y con la creación de la Grossa, una lotería catalana anual, que diseñó –tachán-tachán– Artadi. En 2015 entró al Govern con cargo chachi. Directora General de Coordinació Interdepartamental. Me comenta alguna afectada que la táctica de Artadi, llegado a ese punto, fue la habitual de la derecha local de pelarse a otras posibles competidoras femeninas. Lo que ha repercutido en su carrera. Las chicas PDeCAT, de hecho, otras filántropas, han sazonado su trayectoria de habladurías poco edificantes, francamente de mal gusto. Una de ellas, curiosamente, ha repercutido en su carrera posterior. Se construyó, me dicen, la leyenda de que era la amante de Puigde. Algo, me dicen por otro lado, falso. Pero, por si las flies, todo el mundo dio un paso atrás a su paso, no fuera que lo fuera. Curiosamente, pasó algo parecido en la época Mas. Se propagó la idea de que tenía una amante. Esa amante escaló cargos, hasta que todo el mundo se dio cuenta de que todo fue un malentendido. La mujer en cuestión desapareció del mapa, zas. Estas cosas tan cutres, en fin, pasan en un partido peninsular, esa cosa vertical y masculina. Más en las derechas, pero no únicamente. No sé cómo explicarlas y que quede fino. De hecho, es difícil explicar el procesismo, que no es una corriente política, sino, por ahora, un comportamiento vertical y gregario, sin dejar de ser fino. Anyway. Economista liberal –esa cosa que en la Península necesita un Estado, regularización, ayuditas salvajes por parte del Estado–, se casó en primeras nupcias con un prestigioso apellido del Gotha BCN, emparentado con los Trias de CDC. En segundas, con Heribert Padrol. Cargo de Hacienda, se presentó con Trias a las elecciones generales de la segunda legislatura Aznar. La idea de CDC/Trias era chulear a Aznar y conseguir el traspaso de la Agencia Tributaria. Pero Aznar sacó, glups, mayoría absoluta, por lo que no se traspasaría nada. Dimitió al poco. Trabaja para un bufete de Madrid como asesora fiscal y esas cosas, en lo que es una biografía, en ese sentido, común en la cultura política peninsular. Elsa Artadi es una líder de por encima de Diagonal –la frontera humana en las novelas de Marsé y, snif, en la vida cotidiana–, que habla un catalán muy mangui, y que de alguna manera dificulta empatía en el campo cat, o como se llame. En la ciudad, o al menos en BCN, recibe una devoción inaudita por parte de cuadros medios y curritos de base, que ven en ella un secreto, un plan, una nueva emisión de algo que esta vez será la pera. Formada en el procesismo, es un ejemplo de su selección de líderes, unos líderes que diferencian un léxico, que dominan a la perfección, de su comportamiento político. Verbigracia: Bermúdez de Castro, el capo del 155 desplazado a BCN para intervenir una Gene que nunca se resistió a ello, inquirido por C's por el hecho de no haber destituido a Artadi, directora general que periódicamente se desplazaba a Bruselas, respondió que Artadi hacía eso en sus días libres y con su pasta, y defendió su labor en la Gene como “fundamental” para la aplicación del 155. Glups. El procesismo es, en fin, esa disociación, aplaudida en la sociedad, entre decir y hacer. Miembro del núcleo más reducido del Puigdemontismo/Procesismo I+D/Mucho-lerele-poco-larala, es ambiciosa. Lo que no es malo –ahora mismo, tengo la ambición de cenar Homard au Thermidor; no les voy a engañar, va a ser difícil–. Está por ver si esa ambición le aleja o le acerca a sus ambiciones. Me comentan que el hecho de que, al menos en este momento, se haya rajado de ser Presi –tal y como estaba pactado con ERC–, es una defensa de su ambición frente a un Puigde que quiere ser Presi sin ser Presi. Veremos si es así, o no, en breve.
Elsa Artadi es una líder de por encima de Diagonal –la frontera humana en las novelas de Marsé y, snif, en la vida cotidiana–, que habla un catalán muy mangui, y que de alguna manera dificulta empatía en el campo cat
14- Toni Morral –60 añitos– es, biográficamente, lo más diferente a Artadi. Nació en Cerdanyola del Vallès, mi pueblo, donde nacen los chicos y las chicas más sexis del cinturón de BCN. Su padre era paleta. Un buen paleta. Un hermano de Morral próximo a mi generación –Josep–, también lo es, y otro –Ignaci– es saxofonista. Los Morral son católicos, diría, pero tiran para las izquierdas. Bailan, por cierto, de película. En mi juventud rampante me podía pasar horas viendo bailar a un(a) Morral. Hacían cosas inverosímiles mientras sonreían. Maestro de profesión, ejerció poco. Se metió, contra su voluntad, en política. Estos ojos que se van a comer los gusanos asistieron a una asamblea, en los 80's, en la que Nacionalistes d'Esquerras, un pequeño partido rupturista, que llevaba sobre sus espaldas el grueso del peso del extraparlamentarismo democrático, decidió coaligarse con el PSUC. Con el tiempo, ese fue el primer paso para formar ICV. Todo el mundo votó que sí a regañadientes, y a Toni le tocó comerse el marrón de ser el candidato propuesto. Diría que quedó un tanto abandonado por sus compis en una institución. La voluntad de someterse a la decisión de sus compis, no obstante, puede ser un indicativo de que, si le han propuesto ser Presi, tal y como aseguran algunos medios, igual dice que sí. Ni idea. Compaginó la política municipal con el trabajo en el Ajuntament de Sabadell, en tiempos el ayuntamiento comunista más grande del Estado. Fue alcalde de Cerdanyola en el ínterin 2003-09, en un momento en el que el PSC empezaba a hacer aguas. En general, desde entonces, el cargo de alcalde de Cerdanyola es menos estable que la fusión de nitrógeno y glicerina. Como esa fusión, sólo brilla si se le agita. Indepe de toda la vida, cuando, tras la época de alcalde, volvió a Sabadell, se metió hasta las cejas en la ANC de Forcadell. Como miembro de ICV fundó una corriente indepe. Fue expulsado, o se fue, o ambas cosas. Por ello, tras participar en la campaña de JxS, fundó, junto a Artadi y Eduard Pujol, Junts per la República, la génesis de JxC, cuidadín. Álvaro, un amigo común, más de izquierdas que indepe, le preguntó que por qué se metía en todo eso. La respuesta: “Si et truca el President, no li pots dir que no”/”Si te llama el Presi no le puedes decir que no”. Tradicionalmente, si eres de Cerdanyola y te llama el Presi o, incluso, del Departament de Recaudació, lo habitual es meter voz nasal y decir “en este momento no puedo atenderle, deje su mensaje después de esta pedorreta”. Tiene tres hijas, de dos matrimonios, o esa cosa parecida al matrimonio que hacemos los/as de Cerdanyola, que es liarla sin papeles y con ambas manos y la boca. De vez en cuando quedamos para comer o nos telefoneamos –es un buen tipo y un gran amigo; últimamente nos vemos, más de la cuenta, snif, en entierros–. Él se ríe de mí, y yo del Procés. Dos amigos en el tiempo no pueden tomarse en serio sus posicionamientos, no pueden, en fin, ponerse épicos con la política, sino mirarse a los ojos a pesar de ella. Lo que mola. Lo que espero que no se pierda en esta Cat tan épica. Es decir, tan perdida. Por su pasado izquierdista, si finalmente es el tapado y acepta serlo, igual es votado por la CUP. O no.
15- Les iba a hablar del marrón judicial-ejecutivo que está protagonizando el Gobierno. Tiene miga. Pero lo dejo para el próximo día. Tiene miga.
16- Bueno. A esperar elecciones, Presi cachas, o Presi enclenque. Igual las cosas vienen en otro orden. Les digo.
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Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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