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Hola, familia de CTXT. Acabo de tirar a la basura la carta que tenía preparada para este fin de semana –contenedor azul, el de papel, por supuesto-. Era una reflexión acerca de la importancia del humor en política. Una carta que, por su falta de acción, se ha quedado obsoleta cuando, en un abrir y cerrar de ojos, la actualidad española se ha convertido en un guión de los más salvajes que le he visto a Tarantino últimamente. Así que aquí estoy, empezando esta nueva carta en la que aprovecho para saludar, agradecer que estéis ahí y al mismo tiempo ponerme al día escribiendo en voz alta para así llegar al próximo lunes con alguna idea de qué está pasando en este País/Live Show. Ha salido la sentencia de la Gürtel, que ha venido a decir algo así como: la culpa fue del que tenía la llave de la caja. Tres décadas de funcionamiento político consistente en dame por aquí, que lo reparta por acá y te adjudicamos por allá, resumidos en un “pero qué cabrón era el tal Luis”. En el PP las personas han respirado aliviadas con la sentencia, pero las siglas se han llevado un guantazo moral. A las siglas, para que se entienda, les ha pasado lo que a la Pantoja: condenadas por haberse beneficiado de las actuaciones de ese lobo solitario que repartía sobres a traición por los pasillos de la sede del PP. “Pero, ¿esto qué es? ¿Un sobre con dos millones de pesetas otra vez en mi bolsillo? Ojalá encuentren al responsable de esto algún día”. La anterior era una conversación de lo más frecuente entre los altos dirigentes de la calle Génova. La sentencia judicial que ha pantojizado al partido del Gobierno ha hecho que todo salte por los aires. Saltar por los aires, en la España atada y bien atada, significa que algo fuera del control del poder suceda. La sentencia de la Gürtel ha pillado a Pedro Sánchez haciendo cosas de Pedro Sánchez. Es decir, apuntándose al bombardeo de ampliar el 155 por la cara para recordarle a todo el mundo que es nacional-transversal, mientras repite que es de izquierdas para recordarle a todo el mundo que él es de izquierdas. Pedro, no te lo vas a creer, le dijo el pasado jueves un compañero de partido (de aquellos que vivieron junto a él el golpe interno que lo dejó en el paro durante unos meses): ¡podrías volver a intentar ser presidente del Gobierno! Quién se lo iba a decir a él. El mismo que anteayer veía discutido su liderazgo por aquella tal Verónica, una chica desconocida que venía de los mares del sur y se presentaba en Cá’Pedro llamando a la puerta como la máxima autoridad del PSOE. Pedro Sánchez ha presentado la moción con las prisas del que camina por la calle con miedo a que le roben otra vez.
Con la moción del PSOE presentada, las cabezas se giraron, con media sonrisa malévola en los labios, hacia los chicos de Ciudadanos. A ellos, que no les importa ocho que ochenta siempre que el ocho y el cero sean números españoles, les tocaba también mover ficha. Para quien se presentó como regenerador de la democracia jurando que nunca apoyaría al PP por corrupto y luego lo apoyó para que dejara el vicio, una sentencia que define como Pantoja a tu pareja de baile no es uno de esos problemas que pueda tapar con banderitas. El encargado de comparecer ante los medios fue José Manuel Villegas, el Carlos Floriano de Ciudadanos, uno de esos políticos cuyo papel es salir ante las cámaras a que el rostro no se le altere mientras hace piruetas imposibles. Villegas confirmó que su partido veía como algo negativo aquello de la corrupción gobernando el país y que, si Rajoy no convocaba elecciones (cosa imposible después de registrar el PSOE la moción de censura), registrarían ellos una moción de censura. Traducido al castellano: tierra trágame.
Tras el PSOE y Ciudadanos llegó el turno de Podemos. Pablo Iglesias, con cara de dormir poco sin ser padre aún, hizo lo contrario que en aquel primer intento de Pedro Sánchez de ser presidente: esta vez nos apuntamos sin poner un pero ni pedir un ministerio. Iglesias, al que se le han juntado dos mociones de censura, la de Rajoy por la corrupción y la propia por el Casoplón Gate, no estaba para muchas florituras. Un amigo mío asegura que nada de esto le hubiera pasado a Iglesias si la piscina del jardín no tuviera ese puente tan pretencioso que se ve en las fotos. “Joder, una piscina con trampolín vale, pero ¿¡un puente!?”. A estas alturas de surrealismo en la izquierda, creo que es el análisis político más sensato que he escuchado.
Que estamos ante un terremoto político lo confirmó Rajoy cuando salió ante los medios y confirmó que, por culpa de Pedro Sánchez, España se hundiría y él se queda sin ir a la final de la Champions. Para entender la gravedad del asunto es bueno recordar que, cuando Rajoy hipotecó a dos generaciones de españoles regalándole a la banca 60.000 millones de dinero público, acabó de explicarlo y se piró a ver a la selección. El cabreo es tal en el PP que la fase de ira ya ha comenzado: quieren romper España junto a los amigos de la ETA, el separatismo y Venezuela. Comparado con todo eso, que te roben un poco tampoco es para tanto. “Robar un poco no es para tanto”, sería un gran lema de campaña si esto acaba en elecciones. Que acabe la cosa en elecciones pasa ahora mismo por hacer presidente a Pedro Sánchez al estilo independencia de Cataluña: que dure 15 segundos en el cargo y convoque elecciones. Con medio Congreso convencido de que estar presididos por un partido corrupto está feo y el otro medio con la duda aún, los pequeños movimientos serán claves. El Messi de los pequeños movimientos es el PNV, que tras apoyar por un módico precio los presupuestos de Rajoy, podría tumbar a Rajoy por otro módico precio. Ahora que lo pienso, más que de Messi hablaríamos del padre de Neymar.
El patio está como está y todo apunta a un antes y un después. Pero Rajoy ha sabido resistir tanto cuando parecía muerto políticamente, que todos los movimientos que están por llegar dependerán de la interpretación de si hay agua o no en la piscina del patio. Lo que pase a partir del lunes, las llamadas de teléfono, presiones y amenazas, no serán televisadas. En CTXT intentaremos contar el circo lo mejor que sepamos. De momento, seguimos tan descolocados como cualquiera. Tanto, que nuestra posición editorial en el momento en el que escribo esta carta, debatida en el grupo de whatsapp de la redacción, es que Felisuco lidere un Gobierno tecnócrata de unidad nacional. Yo, personalmente, no me atrevo a descartar ni eso.
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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