1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

El lobby de Airbnb ataca en Bruselas

La economía colaborativa ha revolucionado nuestras vidas, pero con un sector económico tendente a la desregulación. La guerra entre plataformas y poderes públicos está lejos de resolverse

Daniel Toledo 8/08/2018

J. R. Mora

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT es un medio financiado, en gran parte, por sus lectores. Puedes colaborar con tu aportación aquí.

El exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, pocos días antes de dejar su cargo con la salida de Rajoy del Gobierno, firmó un decreto para obligar a las plataformas de alojamiento turístico a compartir los datos fiscales de sus clientes. Sin duda fue un contrataque hábil, un último derechazo antes de sonar la campana contra un sector acostumbrado a moverse en un incierto limbo fiscal y legal. El exministro se unía así a la creciente lucha de gobiernos nacionales, regionales y locales por controlar, de la forma más práctica, el suculento mercado del alojamiento local para turistas: blandiendo el martillo fiscal. 

Al otro lado de la frontera, el Gobierno portugués hace lo propio para detener la sangría de desahucios y la amenazante burbuja inmobiliaria que afectan, sobre todo, a Oporto y Lisboa. A finales de mayo pasado, la Asamblea portuguesa aprobó una propuesta del Partido Socialista para luchar contra algunos tipos de desahucios. En concreto, quedaron bloqueados todos los desahucios de personas con más de 65 años, o con una discapacidad mínima de 60%, que como mínimo lleven viviendo en la casa 15 años. Aunque solo se trata de una propuesta para trabar los desalojos en marcha, ya que la ley que el Gobierno pretende aprobar en los próximos meses aún tiene que ser discutida en la Asamblea.  

Pero esta futura ley, que se incluiría dentro de la legislación portuguesa para proteger su mercado inmobiliario, puede que no llegue a tener utilidad alguna. Mientras los gobiernos locales y nacionales de Europa se empeñan en encontrar un marco legal para las plataformas de alojamiento turístico como Airbnb, al tiempo que intentan acabar con el creciente desastre habitacional en los centros urbanos, las empresas de alojamiento no se han quedado de brazos cruzados, ni mucho menos. El informe que publicó a principios de junio el Corporate Europe Observatory (Observatorio Empresarial Europeo, CEO por sus siglas en inglés) alerta sobre la creciente presión a nivel europeo que ejercen plataformas como Airbnb, Homeaway o Expedia (dueña de la alemana Wimdu). 

El informe, de 28 páginas, es categórico en sus conclusiones: Airbnb y otras plataformas de alojamiento turístico están presionando en Bruselas para que cualquier legislación a nivel local, regional o incluso nacional quede obsoleta al enfrentarla a las leyes europeas. En los últimos tres años, Airbnb ha multiplicado por cinco el dinero invertido en Bruselas, que ha pasado de 100.000 a 500.000 euros anuales. Otras empresas, como Expedia, dueña de Homeaway, Hotels.com o Trivago, llegaron también a la franja entre 400.000 y 499.000 euros de inversión para presionar en Bruselas tan sólo en 2017, mientras que Uber, el servicio de transporte que compite contra los servicios de taxi en 633 ciudades de todo el mundo, gastó en trabajos de lobby entre 800.000 y 899.000 euros el pasado año.

Quién iba a imaginar que la ‘economía colaborativa’, que prometía un cambio en los hábitos de consumo de la generación millennial, podía acabar devorada por la misma tendencia corporativa y monopolística que dominó el mundo del siglo XX. Plataformas como Airbnb, Uber o Blablacar iban a cambiar la forma en que las nuevas generaciones se vestirían, se trasladarían a sus lugares de trabajo, la forma en que encontrarían una vivienda o el amor de sus vidas: sin intermediarios, sin influencias falseadoras economicistas o especulativas, con la individualidad y el empoderamiento emocional que caracteriza a los que entraron en la pubertad a ritmo de matches y likes.

Si las cosas se pusieran muy feas para las plataformas digitales, la cuestión saltaría al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, y aquí, una vez más, es una cuestión de interpretación de la ley

En realidad, así ha sido, pero ésta es sólo una pequeña parte de la realidad. Diez años después del nacimiento de Airbnb, la economía colaborativa ha revolucionado muchos aspectos de nuestras vidas, pero la guerra entre estas plataformas y algunos poderes públicos, sobre todo locales, está aún lejos de resolverse, con el nuevo sector económico tirando hacia la desregulación y los legisladores sin saber bien hacia dónde tirar.

Se da la paradoja de que, en España, son precisamente los partidos con un mayor apoyo de los votantes más jóvenes, como los llamados “ayuntamientos del cambio”, los que más se están oponiendo a estas nuevas formas de intercambios económicos. Aunque puede que en un futuro no muy lejano cualquier intento de legislación a nivel local se tope con un muro insalvable llamado Europa.

Según el informe de la CEO, titulado Unfairbnb: Las plataformas de alojamiento online usan la UE para derrocar las medidas para una vivienda accesible en las ciudades, de todos los sectores incluidos en la denominación ‘economía colaborativa’, como el “transporte, servicios domésticos, otros servicios profesionales o las llamadas finanzas colaborativas”, sin duda “el sector del alojamiento es el de mayor importancia, con mucha diferencia (…) Un estudio de  PriceWaterhouseCoopers cifra la facturación del segmento de alojamiento en el año 2016 en 15.000 millones; el segundo puesto lo ocupa el transporte, que consiguió la tercera parte de esa cantidad, 5.000 millones”.

En conversación con CTXT, el autor del informe, Kenneth Haar, asegura que, “cuando Airbnb llegó a Bruselas (en 2015), fue Political Intelligence la firma (de lobby) que les ayudó a ponerse en contacto con la Comisión, y a darse a conocer en el ecosistema del lobby. Creo que estuvieron con ellos en las primeras etapas, para ayudar a Airbnb a introducirse (en Bruselas), pero por los datos que manejo no hay rastro de ellos actualmente. Podemos asumir que necesitaron la ayuda de Political Intelligence para establecerse en Bruselas, y después de esto ya están trabajando por su cuenta”.

El lobby Political Intelligence (PI) cuenta con 20 años de experiencia presionando en la UE sobre políticas regulatorias del sector financiero, pero también de las tecnologías y las comunicaciones, y teniendo oficinas en Londres, Bruselas, París, Berlín y también en Lisboa y Madrid. Aquí entramos en el pantanoso territorio de las puertas giratorias. Si en Bruselas PI ejerce trabajos de lobby para influir en las reglas de juego europeas, debemos suponer, sólo suponer, que en el resto de capitales ejercen esos mismos trabajos para influir en las legislaciones nacionales. Y lo deben de hacer realmente bien si hacemos un pequeño aparte para profundizar en su política de fichajes.

En Lisboa, dos de sus tres gestores llegaron a PI directamente desde el sector público, y no con un perfil bajo precisamente. Rita Serrabulho Abecasis, que aparece como socio gerente de PI, llegó a la firma después de ocupar el cargo de asistente de comunicación en el Ministerio de Economía de Portugal, además de haber ocupado el puesto de asistente personal de João Cotrim de Figueiredo, director de la empresa pública Turismo de Portugal. Otro trabajador de PI, Afonso Azevedo Neves, consultor jefe de la firma de lobby, ejerció antes de director de comunicación de la campaña electoral del PSD (Partido Social Demócrata) en 2010. En 2012 fue asesor de la Secretaría de Estado de Obras Públicas, Transportes y Comunicación; en 2013 fue adjunto a la Secretaría de Estado de Defensa Nacional, y hasta 2016 ejerció de gerente de innovación y negocios de una empresa de innovación automovilística con fuerte apoyo público, hasta que arribó a Political Intelligence en 2018. 

En Madrid ocurre algo similar. PI ejerce un trabajo de presión a nivel legislativo y ejecutivo que muchas veces pasa inadvertido. Con frecuencia organiza almuerzos o reuniones con altas esferas para, según la firma, “crear un espacio de diálogo con el sector empresarial en torno a la actualidad política (…) cuentan con la presencia de un invitado del mundo de la política y/o la administración y con destacados representantes del mundo empresarial”. Al último desayuno organizado por PI, el pasado diciembre de 2017, con la energía como tema principal, acudió el portavoz de Energía del grupo parlamentario Popular en la Comisión de Energía, Turismo y Agenda Política del Congreso de los Diputados, Guillermo Mariscal, al que sentaron a la cabecera de la mesa junto, a su derecha, Javier Valiente, socio director de PI en España y Portugal.

Pero, volviendo a Europa, y como afirma Kenneth Haar, las plataformas de alojamiento turístico ya han aprendido a volar solas en el ecosistema europeo. Según el informe del Observatorio Empresarial Europeo, las diferentes plataformas no sólo actúan por cuenta propia, sino que además lo hacen a través de la European Holiday Home Association (Asociación Europea de Alojamiento Turístico). El informe firmado por Haar afirma que la European Holiday Home Association (EHHA) “es un invitado habitual en las reuniones de la Comisión (Europea), con cuatro reuniones en 2016, y otras cuatro en 2017, además de dos reuniones con el gabinete de comisarios. Además, cuentan con participación en un amplio abanico de eventos, incluyendo talleres creados para ayudar a la Comisión a regular esta área (de alojamiento local). 

Aunque el nivel de inversión de la EHHA es bastante pequeño en comparación con las plataformas de forma individual (con un desembolso en 2017 de hasta 49.999 euros y tan sólo un lobista acreditado en la Comisión Europea), el hecho de que englobe a las más importantes plataformas y asociaciones de propietarios de Europa la convierte en un poderoso grupo de presión. La EHHA incluye a plataformas como Airbnb, Homeaway (Expedia), Tripadvisor o Wimdu, y a asociaciones de propietarios como la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (FEVITUR), la Associação de Alojamento Local em Portugal (ALEP), además de otras catorce asociaciones en Alemania, Dinamarca, Escocia, Irlanda, Francia, Italia e incluso Estados Unidos.  

En España, paradójicamente, los partidos con un mayor apoyo de votantes jóvenes, como los llamados “ayuntamientos del cambio”, son los que más se están oponiendo a estas nuevas formas de intercambios económicos

Es obvio que la EHHA y el resto de plataformas prefieren luchar en la gran arena de la Comisión Europea, antes que hacerlo en cada país, y mucho menos en cada ciudad, por una regulación que favorezca sus intereses globales. La especificidad, la fragmentación, la complejidad de realidades es un lastre que sólo puede atrasar la natural evolución, ascendente por ahora, de su modelo de negocio. Básicamente se trata de alejar a las plataformas de la responsabilidad por lo que puedan hacer sus clientes, a los que les aplican las comisiones por utilizar sus plataformas online de búsqueda de alojamientos. Esto implicaría que serían las autoridades locales o, en última instancia, nacionales las responsables de aplicar unas normas homogéneas y generales decididas por la Comisión Europea.

Comercio electrónico y directivas

Según comenta Kenneth Haar a CTXT, “en algunas cuestiones existen indicios claros de las limitaciones generadas por la legislación europea. Por ejemplo, en el acceso a la información. Es muy difícil para las ciudades pedir a Airbnb que suministre informaciones relacionadas con los propietarios (de apartamentos turísticos)”. En este sentido, la lucha por los datos e informaciones de los propietarios no responde sólo a motivos estadísticos, sino más bien a cuestiones de control legal por parte de las autoridades locales. Según el informe de Haar, la pugna de Airbnb por mantener el anonimato de sus clientes comenzó en 2010 en Nueva York. Aquella vez, Airbnb consintió, después de un litigio judicial, en suministrar información tan sólo de 500.000 transacciones comerciales realizadas en NY en su plataforma. A pesar de esta limitada filtración de datos, se descubrió que el 72% de las reservas se había realizado de forma ilegal. 

En Europa, Haar asegura que el secretismo por parte de Airbnb “se debe, principalmente, a la E-Commerce Directive (Directiva sobre Comercio Electrónico) de 2000. Esta directiva dificulta, sino imposibilita, exigir esa información a Airbnb. Además, también dificulta, sino imposibilita, reclamar la ayuda de Airbnb para sistematizar la detección de (apartamentos) ilegales. Esto ocurre gracias a las leyes europeas”. Según se deduce del informe de Haar, el lobby de las plataformas digitales pretende hacerse fuerte no en la generación de nuevas leyes, sino en la interpretación de las ya existentes, como la E-Commerce Directive y la Service Directive.

La primera protege el acceso a datos de clientes, y ya ha sido utilizada con éxito por Airbnb en casos judiciales para negarse a informar sobre los propietarios anunciados en su plataforma online. La segunda, en cambio, abarca los servicios de alojamiento turístico en general. Por un lado, intenta limitar el derecho de las administraciones públicas a exigir permisos, licencias o autorizaciones, con el objetivo de evitar discriminaciones o desproporcionalidad. Por otro, la Service Directive dicta que la imposición de medidas para la limitación del número de casas o de apartamentos turísticos ha de venir autorizada por la Comisión Europea.

La batalla es política, pero también de opinión pública. Empresas como Airbnb se afanan en convencer a Europa, políticos y ciudadanos, de que su modelo de negocio no tiene nada que ver con la creciente y desastrosa falta de vivienda asequible en los centros urbanos. Más bien son un salvavidas para aquellos que no encuentran trabajo o quieren tener un sobre sueldo para vivir un poco mejor. Haar, en su informe, cita la declaración de una asistente, representante de los consumidores, a una de las reuniones de la Digital Tourism Network (Red de Turismo Digital), a la que también asistió Airbnb: “Lo que resulta frustrante es que Airbnb muchas veces se ve como representante de los intereses de los consumidores, cuando es obvio que sólo representan el interés de su negocio”.

Claro que la UE parece proteger más al mercado que el derecho a la vivienda. Mientras Airbnb y el resto de plataformas recibieron un espaldarazo con la aprobación, en 2015, de la Estrategia para el Mercado Único, este abril el teniente de alcalde de París, Maxime Cochard, criticó en una entrevista a CEO que “a UE no ha adoptado ningún proyecto para apoyar el derecho a la vivienda ni el desarrollo de viviendas asequibles en las áreas metropolitanas”.

Kenneth Haar se reafirma en la cuestión: “El acceso a una vivienda asequible es crucial. No es sólo Airbnb, existen otros factores que entran en juego también, pero imagina en una ciudad cuando sacas miles de apartamentos del mercado, lógicamente tiene un impacto sobre el número de apartamentos disponibles, y un impacto en el precio de los alquileres. Y raramente podemos acceder a la información necesaria para probar esto”.

Si las cosas se pusieran muy feas para las plataformas digitales, la cuestión saltaría al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, y aquí, una vez más, es una cuestión de interpretación de la ley. “Por ahora”, afirma Haar a CTXT, “el debate en Bruselas está ampliamente dominado por las plataformas. Y no me refiero en el sentido de que exista un gran debate abierto, preferiría decir que esto es una discusión que tiene lugar sobre todo tras puertas cerradas. Han conseguido (las plataformas) que los miembros de la Comisión se hayan alineado con los argumentos de las plataformas. Y las voces de los ayuntamientos, de los activistas pro-vivienda, están casi por completo ausentes. Uno de los objetivos de este informe era conseguir una especie de toque de atención, para decir a los ayuntamientos y a los activistas que tienen que poner la lupa en lo que está ocurriendo en Bruselas”.

------------------------

Este medio intentó hablar con la European Holiday Home Association (EHHA), con la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (FEVITUR) y con la Associação de Alojamento Local em Portugal (ALEP) para que dieran su opinión sobre el tema. Ninguna de ellas quiso responder hasta la fecha de publicación de este texto.

CTXT es un medio financiado, en gran parte, por sus lectores. Puedes colaborar con tu aportación aquí.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Daniel Toledo

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Iñaki

    Muy buen artículo en el que se pone de manifiesto la llegada de estos buitres, en España la Comisión de la Competencia les rie las gracias, han presentado un recurso contra el intento de Madird, Barcelona y Donostia para frenar a estas emprsas. Yo les diría a los de la Competiencia, que han dicho que no suponen un riesgo de subida de precios, si están tan seguros, que pongan sus cargos como garantía, así como sus casas. Y ya verán. En la calle y sin sueldo, tal vez aprendan algo, los mercados neoliberales van en contra del interés público.

    Hace 5 años 8 meses

  2. c

    la CNMC defiende a Airbnb y quiere anteponer el derecho y necesidad de una vivienda acorde al salario min y medio en vez de especulacion : "La CNMC se querella contra las leyes anti-Airbnb de Madrid, Bilbao y San Sebastián" https://www.elboletin.com/noticia/166153/ Tampoco quiere etiquetar el origen de la leche . No hay mas que rascar un poco la CNM para ver que respecto a la agricultura también trabajan por los lobys contra el pequeño productor-consumidor y a favor de las multinacionales muchas de ellas precisamente francesas en el ámbito agrario . Francia siempre ha tenido miedo del agro ibérico y para entrar en la UE nos puso por ej la cuota láctea y cuando la quitaron para mantener la ventaja huntan con pasta a la CNM . Y los intermediarios no ayudan por que con la leche extrangera pagan una birria al producto local si o si. Ademas es mentira que se impide la libre competencia por que poner el origen del producto se hace en la verdura etc y no impide nada ya que hay verduras extrangeras como la patata y manzana francesas, por doquier. Lo que impide es informar y que la gente pueda elegir, como hacen también con los O. Geneticamente Modificados. Si Francia que es la 2ª potencia económica de la UE, toma medidas anti-globalización y comunistas-proteccionistas, los demas deberiamos hacer lo mismo. Tenemos que correr la voz y clamar en las mas altas instancias sin complejo alguno, por que nos va a arruinar y desgraciar la existencia. ....Pero siempre dicen que defienden al consumidor

    Hace 5 años 8 meses

  3. c

    La CNMC defiende a Surbnb y quiere anteponer el derecho y necesidad de una vivienda acorde al salario min y medio en vez de especulacion : "La CNMC se querella contra las leyes anti-Airbnb de Madrid, Bilbao y San Sebastián" https://www.elboletin.com/noticia/166153/ Tampoco quiere etiquetar el origen de la leche y que luego la gente pueda elegir pero presumen de libre competencia. No quiere etiquetar el origen de la leche . No hay mas que rascar un poco la CNM para ver que respecto a la agricultura también trabajan por los lobys contra el pequeño productor-consumidor y a favor de las multinacionales muchas de ellas precisamente francesas en el ámbito agrario . Francia siempre ha tenido miedo del agro ibérico y para entrar en la UE nos puso por ej la cuota láctea y cuando la quitaron para mantener la ventaja huntan con pasta a la CNM . Y los intermediarios no ayudan por que con la leche extrangera pagan una birria al producto local si o si. Ademas es mentira que se impide la libre competencia por que poner el origen del producto se hace en la verdura etc y no impide nada ya que hay verduras extrangeras como la patata y manzana francesas, por doquier. Lo que impide es informar y que la gente pueda elegir, como hacen también con los O. Geneticamente Modificados. Si Francia que es la 2ª potencia económica de la UE, toma medidas anti-globalización y comunistas-proteccionistas, los demas deberiamos hacer lo mismo. Tenemos que correr la voz y clamar en las mas altas instancias sin complejo alguno, por que nos va a arruinar y desgraciar la existencia. ....Pero siempre dicen que defienden al consumidor

    Hace 5 años 8 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí