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Reverte y la posverdad asustaviejos

Es imposible encontrar, en los Arturos Pérez Reverte y en los Javieres Marías de turno, intelectuales de referencia para esa inmensa mayoría que se siente minoritaria, algo de luz arrojada sobre el tiempo de cambio

Gerardo Tecé 27/08/2018

<p>Arturo Pérez-Reverte en una foto publicada en su cuenta de Twitter. </p>

Arturo Pérez-Reverte en una foto publicada en su cuenta de Twitter. 

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Patente de Corso es la columna de Arturo Pérez Reverte los fines de semana en la revista XLS de ABC. Hace un par de domingos, el intelectual y escritor de best sellers volvía a cosechar un nuevo éxito de público. 'Que todos queden atrás', se titulaba la pieza que, por contundente –este hombre no se muerde la lengua, te dicen cuando te mandan por whatsapp algo de Reverte–, volvía a ser viral entre una grandísima mayoría que, por algún motivo romántico, siempre prefiere creerse minoritaria.

En su artículo, Reverte nos introduce en una charla que mantuvo durante una cena con su amigo, el también intelectual Javier Marías. Ambos reflexionaban sobre la última moda de este dichoso tiempo que les ha tocado vivir. La moda consiste en destruir las figuras, hasta ahora respetadas, de “hombres ilustres”. No es desmitificar, sino destruir; no es reivindicar a las mujeres a las que la Historia dejó en la oscuridad, sino ensombrecer biografías masculinas, se quejaban los ilustres comensales. Desde Hitchcock (acusado de misógino) a De Gaulle, pasando por Churchill en el ámbito internacional. Suárez, Fraga, Carrillo o González como ejemplos de la persecución local más reciente. ¿El motivo de esta moda? Los imbéciles, mediocres y bobos necesitan destruir la inteligencia para sentirse bien, despacha Reverte. Al parecer esta moda no es casual, sino aprendida en el colegio: allí se busca que todos los niños queden atrás, y los inteligentes son perseguidos. Esto, según Reverte, provoca finalmente que cualquier memo con acceso a Twitter se crea en disposición de discutir a esos grandes hombres ilustres. El mundo, otro domingo más, se va a la mierda.

Desde hace unos años, cada vez que llega a mis manos –mira, mira, verdades como puños– algo de Reverte, me pasa lo mismo: una y otra vez me pregunto cómo es posible que el escritor capaz de describir con perfección de cirujano el gesto facial de uno de sus personajes o el ambiente de una callejuela pueda ser tan desastrosamente mediocre a la hora de describir un cambio de tiempo desde su púlpito de intelectual oficial. La respuesta a la que llego es siempre la misma: o no lo entiende, o lo que es peor y más probable, no quiere entenderlo. No querer entender un cambio social, un cambio de tiempo con nuevas preocupaciones y necesidades, es el mayor pecado que puede cometer alguien que tiene como oficio ser intelectual. El equivalente en un médico sería una denegación de auxilio. O mirar para otro lado ante la comisión de un delito en el caso de un poli. Imperdonable. Reverte lleva así años. Con gran éxito.

Es imposible encontrar, en los Arturos Pérez Reverte y en los Javieres Marías de turno, intelectuales de referencia para esa inmensa mayoría que se siente minoritaria, algo de luz arrojada sobre el tiempo de cambio. Nada. Todo son lloros. Uno no da, por mucho que busque en la producción crítica de estos intelectuales, ni un leve acercamiento a una reflexión tan básica y necesaria para entender lo nuevo, como que en tiempos de cambio el tiempo anterior es obligatoriamente revisado. Y con él los referentes que lo definían. Y no pasa nada. No hay que asustarse. Ha pasado siempre a lo largo de la historia. No es ni nuevo, ni es culpa de la ESO, ni de “los bobos” con Twitter, que ahora tienen la voz que en otro tiempo sólo tenían los revertes. Uno no encuentra, por mucho que busque y rebusque en las columnas de los revertes, una mirada que ilumine –esa mirada que teóricamente justifica el sueldo de un intelectual– el porqué de las reivindicaciones del feminismo. Nada. Todo es catenaccio, juego a la defensiva. El médico desmayándose indignado al ver una urgencia, el poli corriendo despavorido al ver un delito.

Con demasiada frecuencia, la especialidad de estos intelectuales es la posverdad asustaviejos. Madre mía cómo está el mundo, en los colegios no es que haya un problema de recursos, es que a los niños se les enseña a quedar atrás y se persigue al listo (cualquier profesor se lo confirmará sin matices). No es que el feminismo tenga todo el derecho a poner su mirada desde una perspectiva igualitaria sobre Hitchcock o sobre cualquier autor que le dé la gana, es que los hombres ilustres están perseguidos (no hay día en el que las brujas no hagan una hoguera con Psicosis o Crimen Perfecto en la plaza mayor). No es que las mujeres revisen el lenguaje porque la lengua genera realidad y la de ahora no es justa, es que están histéricas estas bobas. No es que un nuevo ciclo político requiera analizar de forma crítica el idealizado tiempo anterior, es que los ilustres padres de la democracia son atacados. ¡Que alguien me alcance una espada, que hay un memo tuitero manchando el nombre de Sir Winston Churchill!

La posverdad asustaviejos funciona de maravilla. Cualquier texto de los intelectuales asustaviejos corre como la pólvora entre el gran público, reacio ante lo que no entiende y sus intelectuales no les explican. Observen ustedes, queridos lectores, la esbelta estatua ecuestre de este hombre ilustre al que los memos quieren tumbar y las feministas quieren castrarle la espada. Viven cómodos ahí y es una lástima. El tiempo pasará. Los referentes, como siempre ha sucedido, serán revisados –que no destruidos– y se les pondrá en un nuevo lugar. Otras y otros ocuparán el sitio que tenían. Y si todo va bien, en décadas las nuevas referencias también serán revisadas y cambiadas. Es sano. Sin girar, el mundo estaría muerto. No hay que asustarse por las novedades sociales, ni culturales, ni de lenguaje. Cuando la posverdad asustaviejos ya no funcione, será divertido revisitar las columnas de los intelectuales de este entretiempo que nos ha tocado vivir. Entonces, tal vez, en lugar de intelectuales, seremos tan malvados y memos que los llamaremos señoros. Puede que la RAE lo acepte. Señoro: dícese del hombre ilustre que, dedicándose al oficio de alumbrar, entendió como agresión el cambio y se aferró al pasado, dejándole vía libre a los memos con Twitter. 

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Autor >

Gerardo Tecé

Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).

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58 comentario(s)

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  1. Javier

    Hola Nico Tan romo y corto como tu hijo. El por su corta edad. Tu por tus cortas entendederas y sensibilidad

    Hace 5 años 10 meses

  2. Nico

    Tantas palabras malgastadas para decir algo que dice mi hijo de cuatro años "Mayor aburrido, malo". Es lo único que has aportado. Vaya basura de medio.

    Hace 6 años 1 mes

  3. Federico

    Me gusta la frase que termina con "ni de “los bobos” con Twitter, que ahora tienen la voz que en otro tiempo sólo tenían los revertes". En general las vacas sagradas de las letras españolas actuales hacen lo que se espera de una vaca sagrada de las letras y sólo letras: escribir consignas que desanimen y desarmen al que todavía ve el futuro con cierto optimismo.

    Hace 6 años 1 mes

  4. Majo

    El problema es considerar a estos dos personajes “intelectuales”. Aquí un articulo de la ya extinta “Fiera Literaria”. "Arturo Pérez Reverte" Marca Registrada .- “Arturo Pérez Reverte” es una de las marcas que una fábrica de libros, Alfaguara S. A., ha lanzado al mercado en España. .- Dicha fábrica anuncia los productos de esta marca como “novelas de aventuras”, siendo así que no son novelas y, mucho menos, de aventuras. .- El productor de libros de la marca “Arturo Pérez Reverte” es un ser humano que responde a ese nombre y sus circunstancias. .- La fábrica Alfaguara S. A. se ha asegurado desde el principio la colaboración de respetados catedráticos universitarios, críticos literarios, responsables de los suplementos culturales de los periódicos y periodistas en general. .- Mediante una campaña digna de los sueldos que perciben, estos especialistas en mercadotecnia han llevado al publico antes nunca lector, analfabeto por arraigada tradición familiar y nacional, al convencimiento de que los productos de la marca “Arturo Pérez Reverte”, familiarmente “Pérez”, hay que comprarlos y, si se tercia, leerlos, porque son muy buenos, llenos de trepidantes aventuras, amenos, interesantes y lucen muy bien en las estanterías. .- Aunque el sector de público elegido para colocarle la mercancía no había oído hablar en su vida de novela ni de relato ni de cuento, ni de novedad, revolución, aventuras apasionantes, genios de la pluma, Cervantes, Quijotes, galeras, palos mayores y menores, letrinas atascadas, piojos, Lepantos, Españas, etc., etc. los mercadotécnicos supieron convencerlos de que los productos Pérez era lo que había que conocer, lo que había que comprar y de lo que había que hablar. .- La publicidad consistió a veces en regalar con el libro un Pérez de peluche y un barquito de madera metido en una botella de cerveza sin. .- Los productos “Pérez” –no Mariquita ni el ratoncito, sino Arturo el mosquetero- comenzaron a salir en aluvión, y, siguiendo las consignas de la crema de la intelectualidad, el público empezó a adquirirlos, haciendo rico al ser humano que los fabricaba y que se puso muy contento. .- La crema de la intelectualidad afirmaba que el fabricante Pérez era el más grande escritor que había existido nunca, comparable –si no superior- al pobre Cervantes, que no había llegado a rico. Que era un novelista genial, creador de irrepetibles novelas de aventuras, precisamente las que hacían falta para espabilar el dormido panorama literario español. .- El humano se creyó todo esto y empezó a presumir de una manera jactanciosa, estúpida, irrisoria y de mal gusto, como un cateto envanecido. Hizo un master de tontolculo, sin que nadie le obligara a ello. .- Muy pronto, empezó a vestir como el Conde de Montercristo para ira los saraos de su fábrica .- Los colegas de Pérez, para no parecer envidiosos, aceptaron y proclamaron lo que se vino en llamar “el magisterio Pérez”. .- Aplicados servidores de la mercadotecnia decidieron contribuir a la exaltación de las glorias pereztres y organizaron congresos y seminarios en universidades, al objeto de demostrar que el homo faber no era sólo superficial, sino también profundo; no sólo popular, sino también exquisito; no sólo trabajador, sino también artista, no sólo Pérez, sino también Reverte. .- Animados por los dichos colegas, entusiastas académicos decidieron acoger al humano, demasiado humano, Pérez en su seno; un seno donde se entra mortal y se sale resucitado. .- Envidiosos y resentidos como hay en todas partes y no faltan –al contrario--entre los vencedores de Lepanto y la Champión Li empezaron a decir que lo que hacía el industrial Pérez no eran novelas, sino simple relatos, en los que no se hacía presente la realidad literaria, delante del lector, con bulto, consistencia y expresividad, como es preceptivo para la novela. .- En esos relatos, consiguientemente, no había personajes, sino nombres, ni hechos de la realidad ficticia –del segundo mundo en que consiste toda verdadera novela--, sino referencias. .- Resultó que Pérez, el sedicente y aclamado renovador de la novela, ignoraba que la función del lenguaje narrativo, como ya se ha dicho, es levantar una realidad delante del lector con el mayor bulto, consistencia y expresividad posible. O sea, levantar ese mundo de realidad ficticia en que consiste la novela. .- Pérez Reverte no novela, simplemente relata, sentenciaron los sabios. Refiere unos sucesos –otra cosa es que, además, sean inanes-- pasados, siendo así que la novela tiene que contar en presente, aunque los verbos estén en pretérito. Como decimos en el CDNE, tiene que “presentizar” la acción, de manera que el lector la vea en esa especie de cámara oscura en que su imaginación se constituye cuando lee. -Jamás el novelista debe decir, como hace quien simplemente relata –y hace Pérez-, que un personaje es así o de otra forma. Tiene que hacerlo actuar de una manera que el lector deduzca de su actuación cómo es. .-Los relatos –que no novelas- de Pérez Reverte marca registrada están compuestos de largas digresiones sobre sucesos de la historia de España, fabricación de galeras, vestimentas de los siglos XVI y XVII, comidas y bebidas de la misma época, descripción de las partes de un barco… Transcripciones de larguísimas epistolas en las que pretende imitar sin éxito el estilo de algún clásico… Hacer largas citas literarias en prosa y en verso… Todo lo cual es antinovelesco. .- Entre tanta mojiganga, Pérez nos ilusiona de tarde en tarde mencionando algo movidillo que ha ocurrido y que nos podría contar. Pero, el muy Pérez, en lugar de contarlo, aunque sea en forma de relato, dice que se trató de un follón demasiado largo y confuso y que no lo cuenta. .- Lo propio de los aventureros del Conde de Montecristo, como llaman en los blogs juveniles a Pérez, es leer cartas, escribir cartas, conversar a la sombra del trinquete latino, pasear por Nápoles, entrar en todas las tabernas, visitar al moro Gurriato (no se le conocen relaciones femeninas al Alatriste) o al turco Marlasca, visitar uno o dos prostíbulos para no hacer nada reseñable, opinar sobre todo, conversar sobre temas insignificantes… .- A cada momento, Pérez, engañado por una crítica incompetente y venal, unos docentes que siempre reman a favor de la corriente que más empuja y unos periodistas ignorantes, inflado por la vanidad, se jacta, con insoportable pedantería, de: 1.- haber revolucionado el género novelístico (ya vimos que ni siquiera hace novelas), 2.- haber rescatado la novela del secuestro en que la tenían los Joyce, Faulkner, Kafka, Steinbeck, Huxley, etc., es decir, los grandes del siglo XX; verdaderos revolucionadores, todavía insuperados, y 3.-haber conseguido para ella lectores que había perdido.. .-No se puede renovar nada volviendo a fórmulas caducadas hace más de dos siglos. Lo que consiguieron los mentados, y otros como Hamsum, Virginia Woolf, Musil, Svevo, Jünger, Hesse, Henry James, Stapledon, Claude Simon, Butor, Robbe Grillet, etc. fue, a la vez que dotar al género de carga intelectual, ética y filosófica, implicarle los valores estéticos que antes no tenía. Hay que ser un desgraciado, un desgraciado jaleado por una partida de capullos incompetentes a sueldo, que a saber lo que persiguen, para atreverse, basándose en un éxito comercial, a discutir desde la inopia la labor de los mentados monstruos de la literatura. .- En cuanto a los muchos lectores que tiene Pérez, si son españoles y suyos son forzosamente analfabetos. No hay que tenerlos en cuenta. Por otra parte, no es la misión del escritor hacerlos. Pérez cree que, a más lectores y más dinero, mejor escritor. Pues está en esto tan equivocado como en todo. La misión del escritor de novelas no es hacer lectores. Es escribir obras narrativas que incluyan valores estéticos, éticos, imaginativos, técnicos, intelectuales. Y que sean de su tiempo. El arte exige perpetuo cambio, en arte está permitido todo, repito, menos hacer lo que ya se ha hecho.

    Hace 6 años 2 meses

  5. Eduardo

    Sobre Reverte, Marías y algunos otros, prefiero el análisis riguroso de Ignacio Sánchez Cuenca en "La desfachatez intelectual", libro de lectura obligada, no apto para forofos y aduladores

    Hace 6 años 2 meses

  6. Carlos Gracia

    Me has dejado con la miel en los labios. Cuando pensaba que ibas a explicar al respetable en que consiste el mundo moderno y actual en el que ni caben ni quieren caber los Revertes y Marías... pues vas y acabas el tocho de artículo. Y yo con el bañador puesto, a punto de tirarme a la piscina y resulta que no sabemos si hay agua clorada o de alcantarilla. Te has pasado por el forro los principios de la dialéctica hegeliana-marxista. TESIS - ANTÍTESIS - SINTESIS Mundo antiguo - Mundo futuro - Principio de transformación. La verdad, solo nos has dicho que envidias mucho a Perez Reverte.

    Hace 6 años 2 meses

  7. Miguel Ángel

    He leído (casi) todo tu artículo por respeto, a tí y tu manera de escribir; dicho esto, creo que te equivocas de parte a parte; el problema con los Pérez-Reverte y Javieres Marías es el mismo que sufre el diario El País, en un determinado momento representaron algo que ya no existe y por lo tanto no sirve de nada a nadie lo que dicen ..... ¿Intelectuales? ¿de referencia? ¿para quién? ¿para tí? lo dudo ..... para mi hace mucho tiempo que no ...

    Hace 6 años 2 meses

  8. Fernando

    Es correcto lo que escribe Tece y,desgraciadamente, no tiene ningún viso de cambiar. Donde queda el Reverte luchador, corresponsal de guerra duras, que nos despertó del letargo a principios de los 90 y en el XXI?. El éxito, la buena crítica, el estar por encima del bien y del mal le han hecho errar la perspectiva. Espero que recapacite y tome el rumbo de nuevo. España le necesita y gente como el.

    Hace 6 años 2 meses

  9. Carlos Martinez

    Aquí son los Reverte, en los colegios los... diferentes, en la calle los no corrientes, la Inquisición del rebaño, que por ser munchos... se piensan que no hacen daño. ¡Rebaño de insustanciales, patéticos a-normales! Les metieron (por tontos) en un corral... ¡y están que salen!

    Hace 6 años 2 meses

  10. Pablo

    Viendo la mayoría de comentarios, desde luego Gerardo ha acertado de pleno en que existe esa "grandísima mayoría que, por algún motivo romántico, siempre prefiere creerse minoritaria".

    Hace 6 años 2 meses

  11. Tomás

    Es una crítica muy mala. Sólo dice que ellos no lo entienden y que usted sí. Parte de la conclusión, es simplemente decir que usted tiene razón y ellos están equivocados, pero no dice por qué.

    Hace 6 años 2 meses

  12. Sara

    Muy bien descrito Sr. Gerardo, aunque no te guste lo de señor. Totalmente de acuerdo. Ahora eres uno más de los enemigos del cuñado Reverte, ojo.

    Hace 6 años 2 meses

  13. antonio

    Señoros o señoritos. Se pregunta el articulista sobre las opiniones de Reverte : ''La respuesta a la que llego es siempre la misma: o no lo entiende,Se o lo que es peor y más probable, no quiere entenderlo''. No quiere entenderlo, ...,.por la pasta que gana. Sólo por ello. Si eres una elite en tus ingresos y patrimonio (los són el, Javier Marias, Savater, etc...) lo eres tambien en tu opiniones e ideología social y hasta individual. Un reaccionario de tomo y lomo, vaya. Un justificador más de la extracción másiva de rentas en curso ejecutada por su élties mayores y pagadaras de sus retribuciones: ''se lo merece el populacho tarugo y twitero'' quiere Reverte y desea dar a entender en cada opinión suya. Para eso le pagan, por eso le publican. Tecnicamente se denomina voto (posición social) económico egotrópico.No hay más. Señoritos. De toda la vida. Que escriba, pinte, o cree, mejor o peor es irrelevante. Que se vaya a al monte del Valle de Los Caidos a escribir y publicar.........

    Hace 6 años 2 meses

  14. Joan

    En resumen, Gerardo: Arturo es otro pollavieja de tantos

    Hace 6 años 2 meses

  15. Sarti

    Yo no diría Señoro, yo diría reaccionario que lo define mejor y más claro.

    Hace 6 años 2 meses

  16. Antorma

    Tanta letra para no decir nada con sentido.

    Hace 6 años 2 meses

  17. Juan Manuel Saurí Manzano

    Leyendo el artículo de Pérez Reverte publicado el 26 de febrero de 2017 que nos transcribe Arianne me he acordado de aquel que se quejaba de que valiera lo mismo su voto de doctor en filosofía que el de un peón de albañil. ¡Cómo les fastidia a los que se creían que tenían el monopolio de las opiniones y de las verdades que ahora cualquiera pueda dar su opinión sobre todo! Eso se llama soberbia.

    Hace 6 años 2 meses

  18. Carlos Martinez

    Hace unos años me dijo una de mis hijas: "papá, tú no sabes lo peligroso que es sacar más de un siete en un examen" hoy es ingeniera naval y no tiene que defender a idiotas para sentirse... arropada. señorr te-cé

    Hace 6 años 2 meses

  19. Edu

    Lo peor de Pérez Revert no son ya sus artículos. Tiene todo el derecho del mundo a escribirlos como yo lo tengo a decir que no pierdo tiempo ya en leerlos por parecerme simplistas, acríticos, esperados y 'buenistas' (por ese tufillo a que todo tiempo pasado nuestro -suyo- fue bueno -y mejor-). Lo peor es esa camarilla de 'matones' ahora digitales y antes de 'barra de bar' que tiene alrededor y que son capaces de atacar ciegamente a quien ose a criticar a su líder supremo espiritual, aunque no lo conozcan de nada. Lo dicho, Gerardo, ándate con ojo, que la marabunta no perdona.

    Hace 6 años 2 meses

  20. JJ

    Aquí la gente no hace comentarios, da conferencias. Critican a gente que escribe, que critica a gente que escribe, que critica a gente que escribe. El personal está muy "zumbao".

    Hace 6 años 2 meses

  21. Pablo

    Jajajaa! Que buen artículo! Veo que has entendido el artículo original de Pérez Reverte y lo manejas con mucha ironía! Oh! Espera. O es que no lo has entendido? Oh! Pobre...

    Hace 6 años 2 meses

  22. Antitwitter

    Me dan ganas de regalarte unas cuantas escaleras para ver si te acercas un poco al nivel de Reverte

    Hace 6 años 2 meses

  23. Nuria

    Completamente de acuerdo con Gerardo. Como muchísimos españoles, Reverte y Marias son de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor y creen que volviendo a los antiguos patrones, las cosas volverán a ser como antes. Ni la sociedad, ni los valores, ni la manera de comunicarse o relacionarse es como fue hace 15 o 20 años ni volverá a serlo por mucho que lloriqueen y pataleen los nostálgicos.

    Hace 6 años 2 meses

  24. Arianne

    https://twitter.com/EmparAznar/status/1034556252771307523

    Hace 6 años 2 meses

  25. Falcó

    El síndrome de Salieri, o la incapacidad de superarse del mediocre. Reverte te definió, Gerardo. Qué pena que no entiendas nada, dentro de 30 años se mirará al pasado, se verá esta estupidez y no, no se reirán de tus artículos.. porque nadie los recordará ni releerá. A Reverte le seguirán teniendo en las estanterías.

    Hace 6 años 2 meses

  26. Con cariño

    "Madre mía cómo está el mundo, en los colegios no es que haya un problema de recursos, es que a los niños se les enseña a quedar atrás y se persigue al listo (cualquier profesor se lo confirmará sin matices)" Hijo mío ¿tu te has pasado por algún colegio público últimamente? Porque yo si y lo que te encuentras es un culto a la mediocridad, disfrazado de buenismo. Si dar una buena educación solo dependiera de los recursos disponibles, la humanidad seguiría en la Edad Media.

    Hace 6 años 2 meses

  27. nickenino

    Pues a mí Reverte me gusta como escribe en sus artículos o crónicas de El Semanal XL. Sus novelas son magníficas salvo por el hecho de que, en mi opinión, no las acaba correctamente, lo hace de forma acelerada y sin atar muchos cabos importantes, pero aún así, me gustan. Con sus opiniones no estoy de acuerdo siempre, pero eso me pasa con absolutamente tod@s l@s autores/as que conozco, ya sea de narrativa, ciencia, filosofía... Al menos las defiende. Lo de ponerlo como pimpampum en las redes no deja de ser un intento de hacer un meme, ya lo hagas con imágenes, texto, sonido o lo que sea.

    Hace 6 años 2 meses

  28. Anonimo

    Personalmente encuentro que lo que escribes es bastante más interesante que los pelmazos cascarrabias Pérez Reverte y Marías. Les guste o no, el mundo seguíra girando y la sociedad evoluciona. Cada cual es muy libre de adaptarse al entorno o enrocarse en su posición y pretender que todo el mundo esta equivocado menos uno mismo. No soy de la generación de Twitter y me cuesta entender sus códigos, pero lo que si entiendo es que su visión del mundo es tan buena como la mía, y el futuro, me guste o no, es suyo. Así que prefiero aceptarlo a vivir permanentemente cabreada. Me parece más sano

    Hace 6 años 2 meses

  29. Markus

    Muy buen artículo Gerardo. Somos muchos los que estamos hartos del cuñadeo, las falacias y los delirios sin datos sólidos ni fundamento del sr. Reverte, que parece que tiene un nicho de mercado importante entre cierto sector de la población. Un poco de sentido crítico, por favor.

    Hace 6 años 2 meses

  30. Bea

    Si la regeneración es lo actual, casi mejor la decadencia anterior. Reverte es un grande que se ríe de todos y que en el fondo siente pena por lo que esta pasando.

    Hace 6 años 2 meses

  31. Joan

    Muy buena Gerardo... Qué poco queda de aquel Reverte que se la jugaba para hacer periodismo... Yo creo que el autoritarismo es una enfermedad que se cura con la verdad, axí que felicitaciones...

    Hace 6 años 2 meses

  32. ignatius

    No es que no quieran, es que no saben. y teniendo en cuenta que los dioses se han marchado, creo que del analisis concreto de la realidad concreta , se deduce que no va Ud. por mal camino. La pareja me tendria un poco jarto, si les dedicara un rato

    Hace 6 años 2 meses

  33. Arianne

    Y este parece que lo escribio pensando en ti y en gentuza como tu. ARTICULISTAS PARASITOS (27 Feb 2017)ARTURO PÉREZ-REVERTE En este mundo traidor donde nada es verdad ni es mentira, donde todo es según el color del cristal con que se mira –como dijo no recuerdo quién–, las redes sociales e Internet están dando cobertura, en los últimos tiempos, a una figura de articulista marcadamente siniestra. Y hoy me apetece contarles por qué opino eso. El periodismo español tiene una respetable tradición de articulistas: Larra, Gómez de la Serna, González Ruano, García Serrano, Umbral, escribieron textos legendarios. El periodismo de opinión español, nómina ilustre, conserva todavía hoy, entre otros nombres de prestigio, los del maestro Manuel Alcántara, Raúl del Pozo, Arcadi Espada, Rosa Montero, Javier Marías o Ignacio Camacho –en mi opinión, el más riguroso y solvente columnista político actual–. Y en la última década, esa relación se ve reforzada y prolongada con la nueva generación que encabezan Antonio Lucas, Manuel Jabois, David Gistau y otros brillantes periodistas todavía jóvenes, a los que el tiempo y el oficio acabarán convirtiendo, como a sus predecesores, en maestros y en clásicos. Hay, sin embargo, y se extiende de forma casposa e irritante, otro tipo de articulista parásito, tramposo, oportunista, a menudo joven también, caracterizado por la falta de talento propio, la ausencia de ideas, inteligencia y estilo; adobado todo, además, con una especie de complejo de Salieri: la biliosa envidia del mediocre, consciente de que nunca llegará a superar sus pobres límites. Esta variedad cutre del articulismo hispano, que se da en ambos sexos, encuentra terreno abonado en medios digitales frívolos en los que tan pródigo es Internet. El mecanismo de acción es muy sencillo. Muy fácil. El columnista parásito carece de ideas propias, pero lee a los que sí las tienen y expresan con talento. Y lo que hace es, simplemente, escribir sobre lo que otros ya han escrito. Si Javier Marías habla de esto, si Antonio Lucas habla de aquello, el casposo oportunista emboscado dedicará un artículo a comentar lo que él opina de lo que han opinado ellos. Sin apenas esfuerzo, sin despeinarse. Emitiendo veredicto censor desde la altura de su pequeñez intelectual y moral. Sabiendo que así no arriesga nada y gana siempre. Porque ahí interviene un factor característico del negocio. Por su propia naturaleza, raro es que el articulista parásito tenga la formación, la cultura y el talento del parasitado. De lo contrario, no se vería forzado a parasitar a nadie. Sería original. Lo que hace esa sanguijuela de la tecla es aplicar sus propias limitaciones, sus carencias de comprensión lectora, sus complejos, envidias y mediocridades, y a veces también su sectarismo analfabeto, al texto ajeno. Con lo que el resultado no sólo es tan mediocre como el autor, sino que consiste en una burda manipulación del texto original. Eso da al parásito, claro, algunos beneficios notables: rellena su columna, comenta asuntos interesantes que él nunca habría podido plantear por su cuenta, y se codea con firmas de postín como de tú a tú, babeando de gozo. Además, factor decisivo, se beneficia de que, en las redes sociales, un nombre de prestigio puesto en titulares, en buscadores de Internet, es tuiteado y alcanza una difusión amplia; con lo que, gracias al nombre y texto ajenos, el parásito consigue lo que jamás habría alcanzado por su propio nombre y mérito. Todo eso, claro, fomentado por la cabecera del medio digital donde escribe; encantados sus propietarios de que ese pobre hombre o pobre mujer –seamos paritarios también en la infamia– les dé visibilidad a tan bajo coste. Hay trucos sucios, además, que refuerzan la eficacia del columnista parásito. Que hacen más rentable su negocio. Por mala fe, o porque su intelecto no da para más, el sujeto en cuestión suele descontextualizar frases del texto parasitado; e incluso titula, no con lo que el texto original dice, sino con su interpretación sesgada o malintencionada. Y eso, en un lugar tan atrozmente falto de comprensión lectora como España, donde no suele opinarse sobre un texto original, sino sobre lo que alguien dice que otro ha dicho, los efectos adquieren dimensiones disparatadas. Si Vargas Llosa –por poner un ejemplo imaginario de autor muy respetable– escribiera un artículo diciendo que, además de las jóvenes cantantes, a las que le encanta escuchar, le gustan aquellas de vestido largo y voz ronca y sensual que cantaban en los 40, no faltarían parásitos que titularían su columna: «El Nobel no encuentra sensuales a las cantantes de ahora». Lo que, traducido a Twitter, acabaría siendo: «Intolerable machismo musical de Vargas Llosa». __________ Publicado el 26 de febrero de 2017 en XL Semanal.

    Hace 6 años 2 meses

  34. Arianne

    Aquí te definió antes de que respirases, chico. Te falta aún tomar muchas vitaminas para llegarles al zapato. VIEJOS PISTOLEROS (04 Jul 2016) ARTURO PÉREZ-REVERTE Lucio acaba de contarnos el último chiste y se aleja entre las mesas saludando a otros clientes, y Javier Marías despacha lo que queda de su escalope. A estas alturas de la cena siempre acabamos regresando, casi de forma automática, a John Ford y a Hitchcock, con alguna incursión lateral por Hawks y Mann. Es el momento en que, a veces, a Javier le brillan los ojos y a mí se me vuelve la voz un poquito trémula, como en este instante, cuando comento la escena de Misión de audaces en la que John Wayne le quita el pañuelo de la cabeza a Constance Towers y se lo pone al cuello antes de volar el puente. –Necesito fumar un cigarrillo– dice Javier. Salimos a la calle y caminamos por la Cava Baja tarareando I Left My Love. La noche es templada y agradable. La conversación recae ahora en la extraordinaria serie de western que hizo Anthony Mann con James Stewart, entre ellas la obra maestra El hombre de Laramie. A medio cigarrillo de Javier hacemos una breve incursión por Don Siegel y Código del hampa –Lee Marvin y Clu Gulager preguntándose por qué no se defendió John Cassavetes cuando fueron a matarlo–, aunque muy pronto regresamos a Ford y a Hawks. A John Wayne, sobre todo. Yo recito el diálogo de El Dorado, cuando Christopher George, con su cicatriz en la cara, dice aquello de «Sólo hay tres hombres que disparen así. Uno está muerto, otro soy yo, y el tercero es Cole Thornton» y Javier lo completa en boca de Wayne: «Yo soy Thornton». En ese momento –estamos llegando a Puerta Cerrada–, alguien se detiene a saludarnos. Un lector. Solemos bromear sobre eso cuando vamos juntos, a ver a quién saludan más, a él o a mí, y llevamos la cuenta como si fueran tantos anotados. Dos a uno, dos a dos, tres a dos. Cuando es lector de ambos, nos anotamos medio punto cada uno. Unos pasos más allá, Javier se para un momento y se me queda mirando. –¿Te acuerdas de El pistolero? – Claro –respondo–. La de Henry King, con Gregory Peck. El viejo jinete al que todos los aspirantes a pistolero famoso quieren matar. Javier se echa a reír. –Tiene gracia. ¿Te das cuenta de que ahora nosotros somos como Jimmy Ringo, en esa película? ¿O como Wayne y Mitchum en El Dorado?… Viejos pistoleros con cierta reputación. Con las cachas del revólver llenas de muescas. –Y no pocos jóvenes, y no tan jóvenes, soñando con pegarnos un tiro para ocupar ese sitio. ¿Te refieres a eso? –Exacto… Cole Thornton y John Paul Herra, Wayne y Mitchum, caminando medio cojos, heridos y hechos polvo, cada uno con su muleta, por la calle principal de El Dorado. –Pues al final nos pegarán ese tiro. –No te quepa duda. Es la ley del Oeste. La idea nos hace gracia, y seguimos el paseo imitando la cojera y los andares de los dos viejos pistoleros. Luego debatimos sobre la chica adecuada, chica de salón, prostituta ocasional, maestra del pueblo: Helen Westcott, Charlene Holt. Al final nos decidimos por Angie Dickinson. Su último beso, en recuerdo de los otros, antes de ceñirte la pistolera y cruzar la calle en busca de la palabra Fin. –Angie, sin duda –insiste Javier. Llegamos así a la Plaza Mayor, donde nos sentamos en la terraza del bar Giralda. Está a punto de cerrar, pero los camareros, que son buenos y queridos amigos, dejan una mesa para nosotros. Javier enciende otro cigarrillo y mira la plaza. Por un rato permanecemos en silencio. Se está bien aquí, pienso, disfrutando de la noche igual que de la conversación, sentados uno junto al otro. Dos viejos pistoleros, tan diferentes y sin embargo cómplices. Leales y callados, con muchos atracos a bancos, desafíos de barra de bar y tiroteos en la memoria común. –Todavía sabemos disparar –comento. Asiente Javier, dándole otra chupada al cigarrillo. Miramos uno a cada lado de la plaza, como si cada cual se encargara de vigilar esa parte. –Reputación –dice Javier, como si eso lo resumiera todo. Entonces me echo a reír, mientras me pregunto cómo hacen los que no vieron cine ni leyeron libros para interpretar la vida. –Déjalos que vengan –digo despacio–. Déjalos que vengan. __________ Publicado en XL Semanal el 3 de julio de 2016.

    Hace 6 años 2 meses

  35. CapitanRed

    Intelectual español, y con este nombre ¿qué esperabas?

    Hace 6 años 2 meses

  36. Peter Pan

    Este movimiento feminista de postin y nueva ola, feminismo capitalista patrocinado por los grandes medios de comunicacion, tambien pasara a la historia y sera revisado y se le pondra en el lugar que merece, que no sera muy bueno. Hoy dia que hasta Beyoncé y la revista Telva del opus de toda la vida se declaran feministas y son las actrices de postin las que luchan por los derechos de las mujeres. Algun dia alguien explicara como la chusma se ha tragado el cuento, y lo importante ha sido apartado para dejar paso al figureo, al postin y a las jilipolleces. Dicho esto efectivamente el Sr Reverte es un dinosaurio.

    Hace 6 años 2 meses

  37. Socrates

    Arturo ya te contestó hace mucho... https://www.zendalibros.com/articulistas-parasitos/ En concreto... "Hay, sin embargo, y se extiende de forma casposa e irritante, otro tipo de articulista parásito, tramposo, oportunista, a menudo joven también, caracterizado por la falta de talento propio, la ausencia de ideas, inteligencia y estilo; adobado todo, además, con una especie de complejo de Salieri: la biliosa envidia del mediocre, consciente de que nunca llegará a superar sus pobres límites. Esta variedad cutre del articulismo hispano, que se da en ambos sexos, encuentra terreno abonado en medios digitales frívolos en los que tan pródigo es Internet. El mecanismo de acción es muy sencillo. Muy fácil. El columnista parásito carece de ideas propias, pero lee a los que sí las tienen y expresan con talento. Y lo que hace es, simplemente, escribir sobre lo que otros ya han escrito."

    Hace 6 años 2 meses

  38. Pilar

    Enhorabuena Gerardo. Un articulo brillante, inteligente y sagaz que desnuda a Marías y Reverte, un par de snobs que se agarran a sus mundos caducos, apolillados y decadentes. Que se creen el ombligo del mundo y miran con desdén a todo el que no piensa como ellos. Y, como no, ya han ha salido en tromba a defender a este personaje, esa "mayoría que se cree minoría".....Sensacional

    Hace 6 años 2 meses

  39. Iván

    En mi humilde opinión creo que has apuntado muy alto.

    Hace 6 años 2 meses

  40. J. Ramón

    Casi siempre de acuerdo contigo Gerardo. Hoy no es el caso.

    Hace 6 años 2 meses

  41. Paco Eledé

    Dedícate al modelo y a actuar. Escribir no es lo tuyo campeón...

    Hace 6 años 2 meses

  42. Arturo Arana

    Muchacho déjalo. Esto te queda grande...

    Hace 6 años 2 meses

  43. tolegarpio

    Artículo enormemente lúcido. Lástima tener que aguantar ahora a los esbirros mentales de ese par de pazguatos, el Capitán Plagiatriste, plagiador ocasional, mal escritor y permanente defensor (a capa y espada, jeje) de las posiciones más conservadoras, aunque, por suerte, sin caer en este campo en los excesos de su hermano, un policía franquista condenado por asesinato, con el que se nota que compartió educación amacarrada y fascista. Y luego está el otro, el "`poses" de Javier Marías, profundamente mediocre por parte de padre (Juliancito, le llamaba Ortega y Gasset), que vive exclusivamente de fabricar frases con muchas comas enmedio en lo literario y a aposentar la caspa y renegar de cualquier cosa que suene a avance en lo periodístico. Es cierto lo que dice el artículo: hay seres que ya nacen obsoletos, que no admiten la evolución natural. Queda por saber si es postureo o realmente lo piensan. En ambos casos es una reacción patética y demasiado caso les hacemos para lo poco que valen.

    Hace 6 años 2 meses

  44. Fermi

    Aquí hay un resumen de lo mejor de Reverte: http://www.abc.net.au/news/image/8376758-3x2-940x627.jpg

    Hace 6 años 2 meses

  45. Alfonso

    Demasiada retórica, presunción y grandilocuencia para nada, con más postverdad en el artículo que la que se critica. Después de leerlo: "¿Y...?" Como se suele decir, "mucho ruido y pocas nueces".

    Hace 6 años 2 meses

  46. Ande vamos a parar

    Pero que majete! Como se nota que has estudiado. Y que vives en el capitalismo mercantilista como pez en el agua. Como no te lee nadie, pues pones por delante el nombre de Perez Reverte y una foto suya y llamas la atención de tontos como yo que me he leído tu articulo pensando que pondría algo interesante. Pues sigue asi, mientras te paguen haces bien. Ahora, como te tuviera que pagar yo lo llevabas claro. Escribir escribes muy bien, pero cuando tengas algo de interés que contar, me buscas.

    Hace 6 años 2 meses

  47. Fermi

    ¡Mira que meterte con Arturo! ¡Con lo que nos gusta leer sus opiniones ya masticaditas, con las que es imposible no estar de acuerdo! Lo leo siempre, cuando me lo reenvía por whatsapp mi cuñao. Y más razón que un santo: ya nada es como era. ¡Nos vamos a la mierda con tanta nenaza palurda!

    Hace 6 años 2 meses

  48. Un viejo.

    Todo muy barroco, no me refiero a Reverte, me refiero a tí. Tienes tu público, insiste, puedes llegar mas lejos, puedes llegar a ser Rococó.

    Hace 6 años 2 meses

  49. Qué más da

    Gerardo, te queda muy grande esto.

    Hace 6 años 2 meses

  50. Sergio

    Sería bueno saber, antes de entrar en tan promisorio futuro: 1) ¿Cuál es el cambio social? 2) ¿Cuál es el nuevo ciclo político? 3) ¿Qué investigación seria ha dicho que el lenguaje cambia la realidad? Y pensar que Sócrates ya desacreditó a los sofistas hace milenios...

    Hace 6 años 2 meses

  51. Jesús

    Brillante crítica porque está fundamentada y argumentada, proporcional al ejército de fieles que los señoros poseen a lo ancho de la piel de toro. Especialmente acertado lo de esa inmensa mayoría que se creen una minoría. Y no sabes hasta qué punto, pués habitualmente usan un victimismo vestido de equidistancia política y social mientras siempre apalean el mismo lado del pupitre. Es la altanería del orgullo herido por lo que entienden mediocridad pogre, porque no sabemos entender que preservar la esencia cultural vernácula y el prestigio de quienes dibujaron nuestro pasado es exactamente igual que aceptar privilegios y travesuras a quienes apadrinan desde mecenazgos y entes difusos todo lo relacionado con ese edificio pretendidamente clasico y definitivamente amueblado con el peor gusto del cateto rico. Y en efecto, no lo entienden. Y como no lo entienden, necesitan abusar de los calificativos, siempre agarrados a esa atalaya de vértigo desde dónde se asoman a sonreir a su ejército de acríticos y palmeros, y a dedicar su más ensayada mueca de desprecio a quienes les ven, desde abajo, a la altura de los que barren las calles con exabruptos y alusiones genitales a quienes perciben los nuevos tiempos. Saludos

    Hace 6 años 2 meses

  52. Pepe Galleta

    No se entendió si ibas o venías. Prueba con un desayuno mas fuerte

    Hace 6 años 2 meses

  53. Euskojaf

    Ahora resulta que no aceptar la manipulación social de lobbies feministas y lgtb es rancio y antiintelectual... Lo intelectual es aceptar toda la basura que te obligan a tragar. Aunqse se pase cualquier idea de igualdad por detras. Mal vamos.

    Hace 6 años 2 meses

  54. Anónimo

    No te compro el discurso. ¿Tienes envidia de Arturo? ¿Buscas votos o qué? Sinceramente pienso que atacar al que sabe y de paso faltar el respeto al que sea su lector me parece de pésimo gusto. A veces te leo y comparto tu opinión y otras veces no, al igual que con Arturo, pero es que aquí no tienes ni razón ni sentido. Como dice el otro comentario "Tanta letra para decir qué?" Ya ves, a veces hay parabienes pero a veces no, y hoy te llevas un suspenso, "te quedas atrás"

    Hace 6 años 2 meses

  55. Luisma Torres

    ¿A este Reverte le llamas antifeminista y señoro asustaviejos? ¿Y quién eres tú? No pasa nada, se puede 27 Ago 2018/ARTURO PÉREZ-REVERTE / Patente de corso No se llama Asun, pero da igual. O a lo mejor es verdad que se llama Asun. Podría llamarse de cualquier modo. Nació en un pueblo de Extremadura. Es morena, con el pelo largo. Muy eficaz en su trabajo. A los diecipocos, sin demasiados estudios ni perspectiva laboral alguna, se casó con un hijo de puta que a los pocos meses, cuando quedó embarazada de su primer hijo, empezó a pegarle. Todo fue a más con el paso del tiempo: palizas, maltrato verbal, reproches que ella encajaba con sumisa resignación. Qué otra cosa podía hacer, me cuenta. Estaba educada para eso. Para aceptar que él tenía razón porque traía el dinero a casa, y yo no era nadie: la que cocinaba, planchaba y paría hijos. En plural, pues ya teníamos el segundo. La que lo necesitaba a él para vivir, y le estaba obligada en todo. ¿Dónde iba a ir, si no? Sin él no era nada. Eso era lo que yo misma me decía mientras soportaba aquello. Él me daba un hogar, y sin él no era nada. Asun recuerda todo eso por algo que ocurrió hace unos días. Y para entenderlo hay que saber lo que le pasó antes. Yo sé lo que pasó, pues la conozco hace veinticinco años, así que no necesito que me lo cuente otra vez. Sé del infierno que vivió atemorizada, indecisa, atrapada en la trampa sin poder, o creyendo que no podía, valerse por sí misma. Denunciar a un marido, en aquel tiempo y en su ambiente, era algo impensable. O dejarlo. Ni se le pasaba por la cabeza. Incluso creía, de buena fe, ser culpable de cuanto ocurría. Hasta que al fin, después de otra paliza, incapaz de soportar más, cogió a sus dos hijos pequeños y se fue. Primero al pueblo, con sus padres. Después buscó una casa y un trabajo. Algo humilde, claro, pues a los veintiocho años no tenía preparación para nada, o eso creía ella. Hizo un poco de todo. Fregó suelos, lavó platos, sirvió en cafeterías, pintó paredes. Poco a poco fue pagando el alquiler, la luz, el agua, las cosas de los críos. Empezó a salir adelante. Llegaba a casa destrozada a las tantas, y entonces se ocupaba de lavar, planchar, cocinar para sus hijos. Los ratos que tenía libres, agotada, se sentaba a ver Sálvame o uno de esos programas frívolos. Era una mujer curiosa, sin embargo. No le interesaba la política, no votaba, pero leía algunos libros, novelas sencillas que iba alineando en los estantes de su casa. Trabajo, televisión, algún libro. Los críos crecieron, empezaron a ser ellos mismos. También Asun creció y fue ella misma. Afirmó sus ideas, su visión del mundo. Aprendió a gozar de la soledad tanto como de la compañía. Tuvo un novio, buena persona, que quería casarse, o vivir juntos, pero ella se negó. Había aprendido. Descubría libertades insospechadas, y estaba a gusto con ellas. Nada de volver atrás. Al fin, su trabajo se estabilizó. A fuerza de constancia, competencia y honradez, consiguió seguridad social y salario fijo. Una situación razonable, primero, y estable al fin, que le dio la tranquilidad necesaria. Los hijos volaron solos. Siguió con su tele los fines de semana, con sus novelas –románticas, históricas– de vez en cuando, siempre que no fueran muy pesadas. Pudo ahorrar y viajó un poco. Y un día, al mirarse al espejo, se estudió con extraña curiosidad, cayendo en la cuenta de que aquella joven tímida y asustada, la que creyó depender de un hombre para toda la vida, hacía tiempo que se había desvanecido para dejar sitio a la que ahora la contemplaba desde el espejo. Una mujer distinta. Madura, serena. Libre. Y me cuenta, al fin, lo del otro día. Cuando estaba en su coche esperando a su hija y observó que en otro aparcado cerca un hombre le pegaba a una mujer joven. Discutían y él le pegaba. De pronto se vio allí otra vez, treinta años atrás. Salió del coche sin pensarlo. Salió, me cuenta, corriendo hacia ellos. El hombre la vio venir, arrancó el automóvil y se fue con la mujer a la que maltrataba. Y recordándolo, Asun se queda pensativa y al fin encoge los hombros. No iba a hacerles nada, dice. Sólo quería contarle algo a ella, a la mujer. Asomarme a la ventanilla y decirle: «No pasa nada, vete. No tienes por qué aguantar. Te aseguro que no pasa nada, de verdad. Si de verdad quieres, puedes irte. Yo lo hice, y te juro que se puede». Tras contármelo, Asun encoge otra vez los hombros. Siente no haber llegado a tiempo para decir eso a la mujer: «No pasa nada, chiquilla, se puede. No es el fin del mundo, sino el principio del mundo». Después me mira y mueve la cabeza. «Lo mismo puedes escribirlo tú, ¿no?… Puede que así lo lea ella, o alguna otra. Quizá de esa manera oigan lo que quise decir». Y bueno. Aquí me tienen ustedes. Escribiéndolo. __________ Publicado el 26 de agosto de 2018 en XL Semanal.

    Hace 6 años 2 meses

  56. Luisma Torres

    Ahí tienes una de hace dos días del que llamas retrógrado antifeminista. Y cuando puedas, so mediocre, escribe o piensa como él. Señoros asustaviejos como Reverte, que me den muchos. https://www.zendalibros.com/no-pasa-nada-se-puede NO PASA NADA, SE PUEDE 27 Ago 2018/ARTURO PÉREZ-REVERTE / Patente de corso Patente de corso de Arturo Pérez-Reverte No se llama Asun, pero da igual. O a lo mejor es verdad que se llama Asun. Podría llamarse de cualquier modo. Nació en un pueblo de Extremadura. Es morena, con el pelo largo. Muy eficaz en su trabajo. A los diecipocos, sin demasiados estudios ni perspectiva laboral alguna, se casó con un hijo de puta que a los pocos meses, cuando quedó embarazada de su primer hijo, empezó a pegarle. Todo fue a más con el paso del tiempo: palizas, maltrato verbal, reproches que ella encajaba con sumisa resignación. Qué otra cosa podía hacer, me cuenta. Estaba educada para eso. Para aceptar que él tenía razón porque traía el dinero a casa, y yo no era nadie: la que cocinaba, planchaba y paría hijos. En plural, pues ya teníamos el segundo. La que lo necesitaba a él para vivir, y le estaba obligada en todo. ¿Dónde iba a ir, si no? Sin él no era nada. Eso era lo que yo misma me decía mientras soportaba aquello. Él me daba un hogar, y sin él no era nada. Asun recuerda todo eso por algo que ocurrió hace unos días. Y para entenderlo hay que saber lo que le pasó antes. Yo sé lo que pasó, pues la conozco hace veinticinco años, así que no necesito que me lo cuente otra vez. Sé del infierno que vivió atemorizada, indecisa, atrapada en la trampa sin poder, o creyendo que no podía, valerse por sí misma. Denunciar a un marido, en aquel tiempo y en su ambiente, era algo impensable. O dejarlo. Ni se le pasaba por la cabeza. Incluso creía, de buena fe, ser culpable de cuanto ocurría. Hasta que al fin, después de otra paliza, incapaz de soportar más, cogió a sus dos hijos pequeños y se fue. Primero al pueblo, con sus padres. Después buscó una casa y un trabajo. Algo humilde, claro, pues a los veintiocho años no tenía preparación para nada, o eso creía ella. Hizo un poco de todo. Fregó suelos, lavó platos, sirvió en cafeterías, pintó paredes. Poco a poco fue pagando el alquiler, la luz, el agua, las cosas de los críos. Empezó a salir adelante. Llegaba a casa destrozada a las tantas, y entonces se ocupaba de lavar, planchar, cocinar para sus hijos. Los ratos que tenía libres, agotada, se sentaba a ver Sálvame o uno de esos programas frívolos. Era una mujer curiosa, sin embargo. No le interesaba la política, no votaba, pero leía algunos libros, novelas sencillas que iba alineando en los estantes de su casa. Trabajo, televisión, algún libro. Los críos crecieron, empezaron a ser ellos mismos. También Asun creció y fue ella misma. Afirmó sus ideas, su visión del mundo. Aprendió a gozar de la soledad tanto como de la compañía. Tuvo un novio, buena persona, que quería casarse, o vivir juntos, pero ella se negó. Había aprendido. Descubría libertades insospechadas, y estaba a gusto con ellas. Nada de volver atrás. Al fin, su trabajo se estabilizó. A fuerza de constancia, competencia y honradez, consiguió seguridad social y salario fijo. Una situación razonable, primero, y estable al fin, que le dio la tranquilidad necesaria. Los hijos volaron solos. Siguió con su tele los fines de semana, con sus novelas –románticas, históricas– de vez en cuando, siempre que no fueran muy pesadas. Pudo ahorrar y viajó un poco. Y un día, al mirarse al espejo, se estudió con extraña curiosidad, cayendo en la cuenta de que aquella joven tímida y asustada, la que creyó depender de un hombre para toda la vida, hacía tiempo que se había desvanecido para dejar sitio a la que ahora la contemplaba desde el espejo. Una mujer distinta. Madura, serena. Libre. Y me cuenta, al fin, lo del otro día. Cuando estaba en su coche esperando a su hija y observó que en otro aparcado cerca un hombre le pegaba a una mujer joven. Discutían y él le pegaba. De pronto se vio allí otra vez, treinta años atrás. Salió del coche sin pensarlo. Salió, me cuenta, corriendo hacia ellos. El hombre la vio venir, arrancó el automóvil y se fue con la mujer a la que maltrataba. Y recordándolo, Asun se queda pensativa y al fin encoge los hombros. No iba a hacerles nada, dice. Sólo quería contarle algo a ella, a la mujer. Asomarme a la ventanilla y decirle: «No pasa nada, vete. No tienes por qué aguantar. Te aseguro que no pasa nada, de verdad. Si de verdad quieres, puedes irte. Yo lo hice, y te juro que se puede». Tras contármelo, Asun encoge otra vez los hombros. Siente no haber llegado a tiempo para decir eso a la mujer: «No pasa nada, chiquilla, se puede. No es el fin del mundo, sino el principio del mundo». Después me mira y mueve la cabeza. «Lo mismo puedes escribirlo tú, ¿no?… Puede que así lo lea ella, o alguna otra. Quizá de esa manera oigan lo que quise decir». Y bueno. Aquí me tienen ustedes. Escribiéndolo. __________ Publicado el 26 de agosto de 2018 en XL Semanal.

    Hace 6 años 2 meses

  57. José Luis

    La moda de destruir personajes ilustres quizá sea la eterna "matar al padre".

    Hace 6 años 2 meses

  58. Yo

    Tanta letra para decir qué? Te falta mucho...

    Hace 6 años 2 meses

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