1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Ciencia ciudadana: ¿un nuevo paradigma en el siglo XXI?

Los ciudadanos deben sentir la Ciencia como algo suyo, no algo ajeno, no como un territorio extranjero, propio de los científicos profesionales y que le está vetado, sino como una más de sus responsabilidades

Maite Pelacho María R. Clemente Jesús Clemente-Gallardo 10/10/2018

<p>Taller de ciencia. </p>

Taller de ciencia. 

Flickr

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

“Se vio un día a un grupo de delfines, grandes y pequeños, seguidos a poca distancia de otros dos que nadando sostenían,
cuando se hundía, a un delfín pequeño muerto, ellos lo levantaban con su dorso, como llenos de compasión, para impedir que fuera presa de algún animal voraz.” 

El texto anterior se ha extraído de una reciente comunicación del filósofo de la ciencia Alfredo Marcos en la que confluyen su interés particular por la filosofía de la biología y su vasto conocimiento de la obra de Aristóteles. El fragmento es parte de Historia Animalium, libro donde el filósofo griego da cuenta de su sorprendente y riguroso conocimiento de la Etología de muy diversas especies y de los delfines en particular. De hecho, como señala y referencia el autor, el comportamiento de los delfines descrito en la cita ha sido recientemente observado, fotografiado y filmado con fines científicos. Lo interesante para este artículo es que, tal como propone Marcos, el detallado conocimiento del comportamiento de los delfines constituiría un muy temprano ejemplo de lo que actualmente llamamos ciencia ciudadana, ya que no parece probable que el mismo Aristóteles hiciera esas observaciones sino que las recabara de pescadores y marinos. Aportando otras impresionantes citas de Historia Animalium, nos transmite Marcos cómo los pescadores griegos de entonces marcaban de algún modo las crías de delfines y las devolvían al mar para después, al cabo de los años, poder reconocer y datar los ejemplares ya adultos que volvían a caer en las redes de algún pescador. Estas tareas –que hoy llamaríamos de monitorización– implicarían, concluye Marcos, que una institución del más alto nivel científico, como fue el Liceo, contaba con la colaboración popular. 

No es éste el único ejemplo que podríamos encontrar para sostener afirmaciones como que la participación de los públicos en la ciencia no es algo nuevo, o que siempre ha habido actividad científica por parte de ‘legos’, así como auténticos especialistas fuera de las instituciones. Podemos pensar en la correspondencia de Darwin –cerca de 15.000 cartas– mantenida no sólo con eminentes eruditos sino con cientos de naturalistas autodidactas, como él mismo, que compartieron con él datos y observaciones. Y tampoco deberíamos olvidar que algunos de los hitos más importantes de la Historia de la Física fueron obtenidos por un jovencísimo Albert Einstein mientras trabajaba en una oficina de patentes. O el enorme impacto de Srinivasa Ramanujan en el Análisis Matemático y la Teoría de Números del siglo XX, siendo un joven matemático aficionado sin apenas formación formal. O la repercusión de la obra de carácter divulgativo de Rachel Carson en la creación de políticas ambientales en todo el mundo. Si bien los citados son ejemplos fuera de lo ordinario, es verdad también que no podemos obviar esas contribuciones que cambiaron el panorama de la Ciencia, viniendo de fuera del mundo académico. A la vez también es cierto que, con la institucionalización profesional de la ciencia en el siglo XIX y su sofisticación en el XX, poco a poco se fueron creando barreras y una creciente distancia entre el saber científico profesional y otros tipos de conocimientos. La Ciencia fue, poco a poco, ganando prestigio social al tiempo que la ciudadanía la consideraba cada vez más inaccesible. La respetaba cada vez más, pero la consideraba un territorio extranjero en el que no osaba aventurarse. La participación popular en la investigación parecía estar llamada a la extinción, o al menos a su invisibilización bajo denominaciones como amateurismo, que parecen querer negar cualquier relevancia epistemológica.  

Ciencia ciudadana en el siglo XX y principios del XXI

Sin embargo, en las tres últimas décadas del siglo XX esta situación cambió: las reivindicaciones ambientales y de salud pública junto a una creciente toma de conciencia de la necesidad y posibilidades de la participación pública en la toma de decisiones –políticas, ambientales, y científico-tecnológicas– dieron lugar a lo que ya en los 90 algunos comenzaron a llamar ciencia ciudadana. En aquellas fechas explicaba Alan Irwin lo adecuado de la expresión: por un lado refiere a ese aspecto de la ciencia dirigida a cubrir las necesidades y preocupaciones de la cuidadanía, y por otro lado implica una forma de ciencia protagonizada por los mismos ciudadanos fuera de las instituciones formales. Simultáneamente, en esos mismos años, las posibilidades de difusión, comunicación y compartición de recursos a través de Internet comenzaron a ampliarse de modo revolucionario con la invención de la web en el CERN por Tim_Berners-Lee y su determinación por hacer de ella un recurso público y abierto. En este nuevo contexto, el cambio de milenio vio nacer –o renacer–  el concepto de Ciencia Ciudadana. Y a lo largo de estos último años, es sobre todo el segundo aspecto señalado por Irwin –el de la posibilidad de que cualquier persona, sin una cualificación profesional específica, pueda contribuir a la generación de conocimiento científico– el que hemos estamos viendo multiplicarse en miles de proyectos, en un número cada vez mayor de ámbitos e implicando a millones de personas en todo el mundo. 

Fuente:  Conferencia inaugural por Bruno Strasser ECSA 2018 Conference (Ginebra, 3-5 junio, 2018)

Sin embargo, vamos a detenernos por un momento y fijar los términos: ¿a qué llamamos hoy Ciencia Ciudadana? Una de las muchas posibles definiciones es la que propone el Libro Blanco de la Ciencia Ciudadana para Europa, resultado principal del Proyecto Socientize (2012-2014), encargado por la Comisión Europea y liderado por  la Fundación Ibercivis “La Ciencia Ciudadana se refiere a la participación del público en general en actividades de investigación científica, al contribuir los ciudadanos activamente a la ciencia, ya sea con su esfuerzo intelectual o con el conocimiento que les rodea o con sus herramientas y recursos”. 

Esta definición, intencionadamente laxa, permite englobar un enorme abanico de actividades en las que los ciudadanos pueden contribuir a una o varias de las etapas del método científico. Así, pueden plantearse preguntas que la Ciencia profesional tiene que responder, como son las que la ciudadanía plantea en las llamadas “Science Shops” donde, por ejemplo, una comunidad de vecinos puede acudir para requerir un estudio sobre el efecto en su vecindario de las antenas de telefonía o de la calidad del aire o el agua.  Pueden ceder el tiempo muerto de sus ordenadores personales para que los científicos profesionales usen esa potencia de cálculo para distintos proyectos, como la búsqueda de  extraterrestre (proyecto SETI@home iniciado en los 90, u otros muchos similares, como Zivis en 2007). Pueden colaborar con un proyecto científico con una pequeña contribución económica a través de alguna de las varias plataformas de crowdfunding existentes. Pueden contribuir con unas líneas de código al núcleo de GNU Linux o escribir una entrada científica para la Wikipedia. Pueden también tomar datos para una investigación, como en su día hicieran los pescadores con los delfines de Aristóteles o ahora las personas que envían datos sobre la presencia del mosquito tigre (proyecto Mosquito Alert). Pueden  ayudar a analizar datos, clasificando tipos de galaxias (proyecto Galaxy Zoo) o tipos de muerte celular en estudios sobre el cáncer (proyecto Cell Spotting). Pueden colaborar en la elaboración de hipótesis para explicar esos resultados, como hicieron los naturalistas que se carteaban con Darwin, o como Einstein o Ramanujan en su momento. La propuesta de hipótesis está presente también en la llamada ‘epidemiología popular’ donde las comunidades de personas afectadas por problemas de salud pública participan en la investigación desde sus fases más tempranas, subrayándose la relevancia del conocimiento tradicional y local (como en el caso co-protagonizado por Erin Brockovich que, entre tantos otros, conecta con proyectos actuales, por ejemplo los desarrollados por Mapping for Change). El objetivo de cualquiera de estas contribuciones es que la ciudadanía sienta la Ciencia como algo suyo, no algo ajeno. Que no la sienta como un territorio extranjero, propio de los científicos profesionales y que le está vetado, sino como una más de sus responsabilidades –con derechos y deberes– como ciudadano. 

El fenómeno de rapidísima expansión se ve también reflejado en el número de publicaciones científicas, tanto las que hacen uso de datos obtenidos mediante ciencia ciudadana, como las publicaciones derivadas de los propios proyectos, como los meta-estudios sobre el mismo fenómenos de la ciencia ciudadana y sus implicaciones científicas, socio-ambientales y/o ético-políticas. Así, podemos observar en la gráfica adjunta la explosión que ha tenido lugar a partir de 2008 en el número (curva azul) de publicaciones científicas en revistas especializadas (indexadas en la Web of Science, las mismas en las que publican los científicos “profesionales”) realizadas empleando la participación ciudadana, y cómo la calidad de las  mismas (curvas verde y naranja) no ha parado de crecer.  Esta es una de las principales bazas que tenemos para convencer a la “Ciencia profesional” de la gran oportunidad que ofrece la participación ciudadana.  

Fuente: Elaboración propia. Fundación Ibercivis.

Y debemos tener también en cuenta, por otro lado, que  mucha de la ciencia ciudadana existente no queda reflejada en los estándares académicos usuales. No sólo publica artículos en revistas prestigiosas como Nature o Sciencesino que queda reflejada en una mejor alfabetización científica de la ciudadanía de un país (que puede convertirla incluso en la mejor referencia en determinadas áreas, como ocurre en algunos temas de biodiversidad), en una mejor comprensión de los desafíos tecnológicos, en un crecimiento de las vocaciones científicas, etc. Lamentablemente, no existen todavía estándares objetivos para medir estos efectos de una forma sencilla.

Por supuesto, no todas las disciplinas científicas son igualmente accesibles. Así, una gran proporción de la actividad ciudadana en temas científicos se centra en aspectos de biodiversidad o conservación ambiental, mientras que en temas más abstractos como la Física Teórica o las Matemáticas las contribuciones son menos frecuentes. No obstante, el panorama de la Ciencia Ciudadana evoluciona rapidísimamente, y  decenas de proyectos aparecen cada mes en todo el mundo. También la forma de participación es muy heterogénea: hay muchas más contribuciones en la toma de datos, algunas menos en los proyectos de análisis, crecen también las contribuciones económicas… La elaboración de hipótesis o de teorías siguen siendo terreno poco frecuentado, aunque todos trabajamos para conseguir trazar caminos en esa dirección.  

 

Fuente: European Commission. Open science monitor. Data on open collaboration

Tampoco en la política científica ha pasado inadvertido el fenómeno, y la Unión Europea ha incluido explícitamente la Ciencia Ciudadana dentro de una de sus líneas políticamente prioritarias, la Open Science o Ciencia Abierta, al menos desde 2015.  Fue en el ámbito de la conservación donde, indica Muki Haklay  (investigador del University College London y  referente mundial en Ciencia Ciudadana), hubo una primera manifestación política y explícita sobre la necesidad de la participación ciudadana activa para la conservación ambiental: Jacqueline McGlade, entonces Directora Ejecutiva de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) anunció en 2008 la creación del Observatorio de Ciudadanía Global para el cambio ambiental, cuyo fin era complementar los datos oficiales sobre calidad del agua con observaciones de los ciudadanos. En 2012 la Comisión encargó al Proyecto Socientize la elaboración del Libro Blanco antes mencionado.  En estos últimos cuatro años, una de las áreas temáticas del Programa Horizonte 2020 está dirigida a potenciar la investigación responsable que incluye la participación pública en la ciencia: Science with and for Society (SWAFS). También el gobierno estadounidense le dedicó una atención sin precedentes, al menos durante la Administración Obama. Los últimos cinco años han visto nacer las asociaciones estadounidense, europea y australiana de Ciencia Ciudadana, y observatorios locales y nacionales así como diversas plataformas on-line como las de Austria, España, Alemania o Suiza entre otras. Para hacerse idea de la situación real de la Ciencia Ciudadana española se creó en 2016 el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, que ambiciona ser el catálogo de todos los agentes y actividades de Ciencia Ciudadana desarrolladas en el ámbito nacional. Además, a partir del año pasado se están coordinando una serie de actuaciones para el fomento y desarrollo de la Ciencia Ciudadana desde la Fundación Ibercivis y la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT)

Por supuesto, el creciente peso de la ciencia ciudadana en el panorama sociocultural y la invención de nuevas formas de participación conlleva, junto a las soluciones para los problemas abordados, nuevas preguntas por resolver en las que se combinan aspectos técnicos, éticos, legales, socio-económicos... Por resumir muy brevemente aquí: la validación e integridad en la investigación (¿serán los datos obtenidos por los no-especialistas tan válidos como los obtenidos por los científicos profesionales?), aspectos legales en cuanto a la propiedad intelectual y ciencia abierta (¿cómo tratar los resultados de la investigación en la que han participado los voluntarios? ¿Pueden patentarse? ¿A quién pertenecen?), externalización que podría convertirse en explotación (¿No será esta una forma de ahorrar costes y nada más?)…  En cierto modo se trata de nuevas áreas de investigación y regulación - porque son nuevas las circunstancias y posibilidades -  pero a la vez, subyacen a estas preguntas cuestiones relacionadas con muy antiguas preguntas, volviendo de nuevo a la filosofía griega, sobre las tensiones entre verdad y justicia, entre autoridad (¿quién está capacitado para generar conocimiento?) y legitimidad (¿a quién le está permitido hacerlo?) constitutivas a nuestras democracias, como ha explicado el filósofo de la Ciencia Fernando Broncano. La participación ciudadana introduce nuevos agentes en el problema, si bien también nuevos desafíos: el método científico, aún con sus limitaciones,  ha sido el garante del buen funcionamiento de la Ciencia y la Tecnología en los últimos siglos, y debemos saber ceñirnos a él en este nuevo contexto o adaptarlo con todas las garantías. Los resultados que se obtengan en estudios hechos con o por la ciudadanía deben incorporar métodos de validación eficientes y seguros.  Nadie quiere que en caso de enfermedad se le aplique una terapia no suficientemente verificada o tener que conducir vehículos diseñados en base a criterios no validados. La ciencia ciudadana debe estar presente en nuestro futuro, y es fundamental que sea ciudadana … pero no puede nunca dejar de ser Ciencia.

Todas estos temas plantean preguntas pertinentes y difíciles de responder en pocas palabras y que van a requerir de un cuidadoso análisis en los próximos meses y años. En este sentido, ya en 2015 la European Citizen Science Association (ECSA) elaboró los 10 principios de la ciencia ciudadana, traducidos hasta hoy a 26 idiomas, como una guía de buenas prácticas abierta a la discusión e investigación.  Con ellos como base estamos intentando, poco a poco, definir un marco normativo eficiente que nos ayude a dar respuestas eficaces.

La Ciencia Ciudadana que viene

Desde la perspectiva que nos ofrece nuestra experiencia como actores de este apasionante mundo desde hace varios años y habiendo crecido y evolucionado con él, permítasenos ahora jugar a visionarios intentando predecir nuestro futuro más inmediato, a nivel español y europeo.  El fenómeno de la Ciencia Ciudadana se va a convertir, poco a poco,  en un nuevo paradigma socio-cultural,  cuyo objetivo no es, evidentemente, competir con la Ciencia profesional sino ofrecer y redescubrir una forma de trabajo complementaria a la actualmente predominante, con importantes y diversos impactos sociales, ético-políticos, económicos ...  Así, veremos crecer el número de Laboratorios Ciudadanos como los de Zaragoza, Madrid o Sevilla, donde los ciudadanos pueden utilizar -y fabricar- equipamiento científico de primer nivel para los estudios que deseen. Veremos también crecer el número de Oficinas de Ciencia Ciudadana en nuestras ciudades, como las de Barcelona o Zaragoza. En el marco de estos centros se podrán encontrar pequeñas convocatorias de financiación para el desarrollo de proyectos, Science Shops para la definición de problemas y búsqueda de soluciones junto con científicos profesionales, etc. Los efectos de estas transformaciones  podrán ser lentos, pero inexorables. 

Y uno de los más relevantes deberá ser el impacto en la comunidad educativa. Varios de los experimentos desarrollados por la Fundación Ibercivis  o por la Universidad de Barcelona y grupos de investigación del CSIC en Cataluña a lo largo de estos años han contado con centros educativos de Enseñanza Secundaria como colaboradores y los resultados han sido fantásticos: estudiantes interesados por la Ciencia y docentes encantados por el desafío de participar en un proyecto científico real.  La Unión Europea tiene este potencial didáctico en cuenta y ha financiado el proyecto BRITEC (Bringing research into the classroom), en el que participamos la Fundación Ibercivis  y la Universidad Autónoma de Madrid junto con otros centros de investigación europeos. Durante los próximos tres años se va a analizar el potencial didáctico de los experimentos y su uso como mecanismo incentivador de vocaciones científicas, tan necesarias en nuestro futuro inmediato. Asimismo la combinación de la educación científica formal y no formal que se puede construir con participantes de distintos perfiles de edad y extracción social (estudiantes, comunidades de vecinos, asociaciones de la tercera edad, etc) es el tema de una convocatoria H2020-Swafs del próximo año.  Como vemos, las instituciones están apostando de forma decidida por los efectos beneficiosos que la amplia difusión y la formación conseguida a través de la participación ciudadana puede ofrecer en temas como el cuidado del medio ambiente, la salud y atención médica, infraestructuras, etc. 

En resumen, en ese futuro que vislumbramos, la ciudadanía participará del desarrollo científico y, al hacerlo, reflejará una comunidad de personas mejor formadas, con mejor espíritu crítico, y preocupadas por esa Naturaleza cuyos secretos están ayudando a entender y predecir. Y lo hará porque entenderá que es su deber –y su derecho– como sujeto social –independientemente de su formación y quehacer profesional–, porque entenderá que la Ciencia que está financiando con sus impuestos es imprescindible para ella … como ella lo es  para la Ciencia.


-------------------------

Este artículo se publica gracias al patrocinio del Banco Sabadell, que no interviene en la elección de los contenidos. 

----------------------------------------------

Maite Pelacho  es miembro de la Fundación Ibercivis y Grupo de Investigación PRAXIS del Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia, UPV/EHU), María R. Clemente (Departamento de Didácticas Específicas, UAM), Jesús Clemente-Gallardo (Departamento de Física Teórica, IUI Bifi UZ y Director de la Fundación Ibercivis)

“Se vio un día a un grupo de delfines, grandes y pequeños, seguidos a poca distancia de otros dos que nadando sostenían,
cuando se hundía, a un delfín pequeño muerto, ellos lo levantaban con su dorso, como llenos de compasión, para impedir que fuera presa de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Maite Pelacho

Autora >

María R. Clemente

Autor >

Jesús Clemente-Gallardo

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí