1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.335 Conseguido 91% Faltan 16.440€

ESTHER SOLANO / Socióloga y profesora de la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP)

“La ultraderecha en Brasil tiene al enemigo en casa”

Agnese Marra 24/10/2018

<p>Esther Solano.</p>

Esther Solano.

Programa Voz Ativa

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT organiza las I Jornadas Feministas en Zaragoza el 8 y 9 noviembre. Durante dos días, más de 40 ponentes debatirán para cambiar el mundo desde el feminismo. Puedes mandar tu idea a jornadasctxt@gmail.com. Si quieres contribuir a nuestra libertad y nuestra salud, dona aquí:

Prefiere la calle a los despachos universitarios. Siempre que puede saca a sus alumnos del aula para que miren alrededor, comprendan el país en el que viven, lo observen, lo toquen. Esther Solano es una académica con mucho de reportera. Entiende la investigación con una libreta en la mano y sus ojos clavados en los de su interlocutor. Así se hizo una más entre los anarquistas Black Blocs de las manifestaciones de junio de 2013. Así fue cómo, junto con sus alumnos, recorrió la Avenida Paulista (São Paulo) día sí y día también, para entender a ese Brasil que gritaba “Fuera Dilma”, después de años de bonanza de gobiernos petistas. Y así, con su libreta, sus gafas rojas, y una curiosidad infinita, investigó durante el último año el fenómeno Bolsonaro. El resultado es el libro O ódio como política: a reinvençao das direitas no Brasil. 

Nos sentamos a hablar con ella sobre esa nueva ultraderecha que está a un paso de gobernar al gigante sudamericano. Sobre Bolsonaro. Sobre la epidemia de antipetismo que lo sostiene. Nos sentamos a hablar con ella porque “hay que entender y responder a la ceguera de una izquierda que ha infravalorado la fuerza de estas derechas”, nos dice. “Me puse con Bolsonaro después de ver la poca importancia que se le había dado al principio a Donald Trump, y mira ahora, aquí estamos igual”. A sus 35 años, esta española –de Guadalajara– se ha convertido en una de las analistas más escuchadas de estas elecciones. El auge de la ultraderecha brasileña pilló al mundo por sorpresa, pero Esther Solano ya tenía sus deberes hechos. Nos los cuenta.

El libro señala las manifestaciones de junio de 2013 como el marco temporal para el inicio de este resurgir de movimientos de ultraderecha. ¿Fueron la consecuencia de esta especie de 15M brasileño?

Las manifestaciones de junio de 2013 fueron un momento de catarsis donde todo el mundo salió a la calle a manifestarse. Tanto la izquierda como la derecha. El Partido de los Trabajadores, que era quien estaba en el poder, no supo leer lo que sucedía. Pero los grupos de derecha sí supieron canalizar ese descontento. No diría que la onda de ultraderecha sea una consecuencia de las manifestaciones, sino que a partir de estas protestas estos grupos supieron capitalizar el cansancio y la indignación de la gente, y dar rienda suelta al antipetismo tan visceral que tenemos hoy. A partir de esa fecha se dice mucho que el brasileño se empezó a politizar, pero fue una politización muy visceral que no estaba basada en argumentos, ni en cuestiones programáticas sino que fue muy de estómago, muy reactiva, de negación, antipolítica, anti todo. 

Precisamente algo que tienen en común estos movimientos de extrema derecha es que se definen a través de la negación. ¿De qué derechas estaríamos hablando y en cuál encajaría el candidato presidencial Jair Bolsonaro?

Cada una de ellas tiene una idiosincrasia. Por un lado está la derecha ultraneoliberal que fomenta el discurso del odio contra el pobre, y defiende la meritocracia, y la idea de que si alguien es pobre es porque se quiere, porque no se esfuerzan lo suficiente. Tenemos una derecha fundamentalista religiosa, con un discurso intolerante hacia las costumbres, que propone una vuelta a valores tradicionales, que se manifiesta contra el feminismo, contra el aborto, contra los LGTB. Hay otra derecha militarizada, de la antipolítica, antidemocrática, que propone la vuelta a la dictadura y es fundamentalmente punitiva. Estas derechas no funcionan aisladas, sino que se comunican y Bolsonaro representa una confluencia de todas ellas porque defiende un conservadurismo en las costumbres, un neoliberalismo extremo en lo económico, y se coloca como representante de los militares y defensor de la dictadura. Todo esto representa una novedad porque antes la derecha brasileña encajaba más en un neoliberalismo económico pero era progresista en las costumbres.

¿Cuál sería la característica de la ultraderecha brasileña respecto a sus homólogos internacionales como Donald Trump o Matteo Salvini?

Si se compara la ultraderecha brasileña con la europea o norteamericana, la primera diferencia que vemos es que mientras la norteamericana es esencialmente proteccionista en lo económico, la brasileña es ultraneoliberal. Bolsonaro antes de las elecciones también era un proteccionista pero, al ver que el dinero de la campaña venía de los ultraneoliberales, cambió su discurso. Ha dado un giro muy grande que creo que fortalece más a la derecha brasileña. El inversor Paulo Guedes, que es un hombre muy querido por los mercados, es quien está detrás de ese cambio y en teoría será el ministro de Economía y Hacienda en un gobierno Bolsonaro. El otro punto en el que difiere de la europea y norteamericana es que éstas se hacen fuertes con la idea del enemigo externo, contra el inmigrante o el refugiado, pero en Brasil el enemigo es interno. La idea de la nación brasileña no está en juego, para esta ultraderecha la amenaza está dentro y sería el petista, el negro favelado, las minorías identitarias que exigen derechos. Usan el mismo discurso, pero aquí el enemigo está en casa. 

Llama la atención cómo un candidato que hace declaraciones tan homófobas, racistas, machistas, sea amparado por el 46% del electorado. 

Primero hay que tener en cuenta que Brasil es un país muy racista, muy machista, donde matan  más LGTB del mundo, y en el que la mitad de la población defiende la máxima de “bandido bueno, bandido muerto”. A la idiosincrasia brasileña se junta un fenómeno global que tiene que ver con la canalización del discurso de odio como si fuera algo lúdico, folclórico, el discurso del meme. Donald Trump es el mejor ejemplo de todo eso, esa nueva idea del payaso en la política. A un payaso no se le toma en serio, de ahí la frivolidad con la que se entienden este tipo de declaraciones. Además no es que todos sus votante defiendan ese tipo de declaraciones, sino que le votan a pesar de ellas.

Sorprenden los votos que ha recibido de las mujeres y los homosexuales, que son dos de los colectivos que más ataca. 

Tanto las mujeres como los gays que le apoyan tienen el mismo discurso. Culpabilizan a los movimientos sociales que los representan, los definen como exagerados, como victimistas. Muchas mujeres dicen que las feministas han creado una atmósfera de caos, que son violentas y agresivas. De los gays, los propios gays dicen que son muy exagerados, folclóricos y exhibicionistas. Las mujeres, los homosexuales y también muchos negros que le votan, defienden que son iguales al resto, que no necesitan privilegios, que se debe salir adelante con esfuerzo y trabajo y no con ayudas sociales. Las mujeres que entrevisté repetían mucho el argumento de que si una mujer quiere los mismos derechos del hombre que trabaje igual que él. 

¿Y a qué achaca el aumento que ha tenido entre los pobres? 

Entre los más pobres lo que más ha influido es el apoyo de dirigentes evangélicos como el obispo Emir Macedo –creador de la Iglesia Universal con 9 millones de seguidores–. Pero el votante mayoritario de Bolsonaro pertenece a las clases más altas y es hombre, blanco, de entre 30 y 40 años, y con escolaridad superior completa. Responde perfectamente a ese discurso suyo que dice que los blancos heterosexuales son víctimas de las minorías, que ellos también tienen derechos. El nivel de escolaridad alta también es lógico porque detrás del bolsonarismo hay una cuestión de clase importante. Tiene éxito entre los más ricos, porque ampara un odio al pobre, con afirmaciones como la de bombardear la favela de la Rocinha, como si todos los que vivieran allí fueran delincuentes. Por eso digo que esconde un odio de clase y un antizquierdismo. 

¿Cómo ha crecido tan rápidamente cuando hasta hace cinco años era un diputado anodino dentro del Congreso?

Son varios factores. El primero es que se coloca como el diputado antiestablishment. Aunque él lleve casi treinta años en el Congreso vende el discurso de la antipolítica y eso funciona muy bien en un momento en el que los partidos mayoritarios están salpicados por diversos escándalos de corrupción. La operación Lava Jato -investigación sobre los desvíos millonarios de dinero de la estatal Petrobras a diversos partidos y políticos- no ha dejado títere con cabeza y ha fortalecido mucho el discurso antisistema, y el del antipetismo que ha sido el partido que ha estado en el poder los últimos 12 años. También está la crisis económica que sufre el país, el desempleo, los recortes sociales, todo eso ha dejado al brasileño cansado y desconfiado de sus políticos y temeroso por su situación, lo que hace que surja un voto muy visceral y contra la política tradicional.

¿El antipetismo es el pilar que sostiene a Bolsonaro?

Sin duda. El odio al PT es clave para entender su éxito. Es más, creo que mucha gente cuando le vota es pensando en un voto contra el PT y no tanto a favor de Bolsonaro. El antipetismo se ha propagado como la peste y representa un rencor de clase, un odio al pobre que consiguió ascender socialmente. Además de responsabilizar a este partido de todos los escándalos de corrupción y de la actual crisis económica por la que pasa el país.

Cómo se ha propagado tan rápido ese antipetismo cuando hace diez años Lula da Silva dejaba el país como el presidente más querido de la historia con un 85% de aprobación.

Es una pregunta que no tiene fácil respuesta, todavía no lo tengo muy claro. Conseguí algunas pistas durante las entrevistas que hice en las manifestaciones a favor del impeachment de Rousseff hace un par de años. Por ejemplo, había unanimidad de las clases medias a la hora de rechazar las políticas sociales del PT como la Bolsa Familia, el Más Médicos, la cuotas raciales en las universidades. Me encontré con un rechazo total a la inclusión del pobre, y eso también lo vi entre las nuevas clases medias que subieron el escalón social gracias a los gobiernos del PT. Estas clases medias nuevas hicieron una reelaboración de la memoria. Pero creo que lo más importante a la hora de odiar al PT y a Lula tiene que ver con ese clasismo, el miedo al ascenso social del pobre, y un discurso muy individualista tanto de la clase media tradicional como de la emergente que se preocupa por imitar a las élites. 

¿Cuál cree que ha sido el mayor error del PT para no haber conseguido frenar este antipetismo?

Uno de sus principales errores fue no saber hablar con las clases medias. Enriquecieron a los ricos y a los pobres, pero la clase media se quedó huérfana. Ese problema se repite en casi todas las izquierdas latinoamericanas que se centran casi en exclusividad en los pobres, y se olvidan de que las clases medias son las que tienen más capacidad para movilizar la opinión pública. El otro gran fallo fue el apostar todas las fichas en el consumo como herramienta de inserción social y pensar que a través del consumo se politizaría a la gente. Como si de alguna forma el pueblo estuviera históricamente agradecido al PT por haberle ofrecido nuevos enseres de consumo. Creyeron que con el aumento de la renta no hacía falta más, y no supieron ver que esas nuevas clases medias, completamente despolitizadas, se convertirían en las más antipetistas. 

El impeachment de Dilma Rousseff marcó el inicio de una crisis institucional y se empezó a hablar de la falta de democracia. Ahora con Bolsonaro y su discurso militarista esa idea se vuelve a poner sobre la mesa. ¿Peligra la democracia en Brasil?

En realidad creo que Brasil siempre ha tenido una democracia inacabada, incompleta. Primero porque en un país tan desigual es imposible que sea totalmente democrático. Si la democracia significa incluir en base a derechos, tenemos una amplia parte de la población que no los tiene. Las élites y las clases medias sí que han tenido democracia, pero para las periferias y los más pobres no ha sido completa. Para ellos no existe formalmente el Estado de derecho, porque son asesinados de manera masiva a manos de la Policía o llenan las cárceles sin haber sido juzgados, por dar apenas dos ejemplos de vulneración total de sus derechos. Por otro lado, creo que los gobiernos del PT trajeron más estabilidad y conciliación y dieron un poco más de democracia, ofrecieron más derechos a los pobres, pero también de un modo incompleto. Luego está la falta de democracia a la que te referías y que efectivamente surge con el impeachment que fue un verdadero trauma institucional. La democracia ya no era completa, pero ese trauma la debilitó aún más. Bolsonaro es un tipo extremadamente autoritario, tiene de su lado a un Congreso muy militarizado y punitivo, por lo tanto la democracia sí que corre más riesgos, pero tampoco es tan sencillo acabar con ella porque hay resistencia al otro lado. 

Las mujeres han sido la principal resistencia contra el candidato.

Siempre digo que en Brasil, y también en otras partes del mundo, las mujeres son las que se están poniendo en la primera línea de batalla contra el fascismo. El Movimento EleNao surgió de las mujeres, consiguió que millones de personas salieran a la calle en Brasil, ultrapasó fronteras, y movilizó otras resistencias de otros colectivos. Creo que ellas van a ser claves para resistir y oponerse a un futuro gobierno Bolsonaro, y también van a ser, junto a los homosexuales, las más atacadas. 

Además de la crisis política y de los partidos tradicionales, también está la crisis de la justicia. La operación Lava Jato ha sido muy polémica por los métodos del juez Moro. La prisión de Lula también ha sido muy cuestionada por una parte de la población y por la comunidad internacional ¿En qué situación se encuentra la Justicia en Brasil?

Está muy deslegitimada porque hay una politización muy grande del poder judicial, una militancia te diría. Y lo los últimos cuatro años con la operación Lava Jato hemos visto una extrapolación de la figura del juez Sergio Moro junto al Ministerio Público (Fiscalía). El propio Moro ha reconocido que Lava Jato parte de dos presupuestos que a mi modo de ver son antidemocráticos. El primero es la idea de que la opinión pública forme parte de sistema de Justicia, lo que me parece una auténtica barbaridad. Y el segundo, que los medios hagan de aliados del magistrado, de modo que sean juzgados antes públicamente que en el juzgado. En esta operación se ha demostrado que las garantías penales han sido relativas con un papel enorme dado a delaciones premiadas que acusaban sin pruebas. El proceso penal que debe ser la ortodoxia del Derecho se queda en un segundo plano, y eso abre la puerta a que se todo se politice y valga cualquier cosa. El mejor ejemplo de eso fue el show judicial que vimos aquel domingo en el que un juez decretó la liberación de Lula, después otro la denegó, luego se volvió a aprobar su salida, un tercero la volvió a denegar. Fue algo ridículo donde se mostró claramente que la Justicia en Brasil está politizada, no se preocupa por el proceso judicial, sino por ejercer justicia con intencionalidad política. 

¿Tras el resultado de la primera vuelta se puede decir que la extrema derecha ha absorbido a la derecha tradicional?

La derecha ha sido la gran perdedora de estas elecciones porque muchos de sus votos han ido a parar a Bolsonaro. El PSDB que es el centro-derecha tradicional, el de Fernando Henrique Cardoso, ha pasado de ser el tercer grupo parlamentario del Congreso a ser el octavo. Un resultado parecido lo ha sufrido el MBD –el partido de Michel Temer–, curiosamente ambos fueron los que sacaron adelante el impeachment, y hoy son los más castigados. El PSDB está en una lucha interna por sobrevivir. Por un lado, el sector del candidato presidencial Geraldo Alckmin que se postula contra Bolsonaro, y por el otro, el candidato al Gobierno de São Paulo, Joao Doria, que está a favor y que se acerca a la extrema derecha. Si Doria se hace con el poder podremos decir que el PSDB está muerto y la derecha tradicional será absorbida por la extrema derecha. Todo va a depender de esa lucha interna dentro del partido. 

¿La polarización de estos comicios se ha radicalizado aún más con esta desaparición de la derecha tradicional?

Así es. Estamos viviendo los comicios más polarizados de las últimas décadas y eso se debe en parte a que han cambiado los actores de la polarización. La izquierda sigue siendo representada por el Partido de los Trabajadores que es quien tiene la hegemonía de las izquierdas de Brasil, pero al otro lado ya no está el PSDB, sino que nos encontramos con la extrema derecha. Bolsonaro ha conseguido quebrar el bipartidismo al que estábamos acostumbrados en el segundo turno entre PT y PSDB. Por eso la polarización es más radical y violenta.

Tras la puñalada que recibió el candidato Jair Bolsonaro se empezó a decir que eran las elecciones más violentas desde la redemocratización del país. ¿Está de acuerdo?

Creo que ahora los medios colocáis más el foco en esa violencia pero no es algo nuevo. Brasil es un país políticamente violento. Sólo hay que ver el número de candidatos asesinados, sobre todo en las elecciones municipales. La violencia contra concejales, como vimos este año con la ejecución de Marielle Franco, está muy enraizada en la política brasileña. Lo que sucedió con Bolsonaro se sale de ese tipo de violencia, porque se trató de un lunático que tuvo un brote psicótico, fue un hecho puntual. 

¿Pero si no hubiera habido un clima tan polarizado quizás a ese sujeto no le habría dado por apuñalar? 

Sí, puede ser. Pero más que decir que hay un clima que legitima la violencia habría que decir que hay un candidato que lo hace. Al decir que hay un clima parece que se legitimara desde varios lados, y en este caso sólo hay un lado, que es el de Bolsonaro y su discurso de apología de la violencia.

En estas elecciones ha aparecido en nuevo actor que es el de las Fuerzas Armadas, con algunos altos mandos que han llegado a hacer amenazas de intervención militar. Parece que una gran parte de la sociedad lo entiende como un fenómeno normal. 

El electorado de Bolsonaro ve a las Fuerzas Armadas como aliados, y a además en estos momentos casi el 40% de la población reconoce que el Ejército es la institución en la que más confía. Eso tiene que ver con la falta de legitimidad de instituciones como el Poder Legislativo, el Judicial, los medios de comunicación. En ese contexto las Fuerzas Armadas vienen a llenar ese espacio de confianza perdida, no son políticos por lo tanto son confiables, gente de bien que quiere lo mejor para el país. 

Bolsonaro advirtió que si no ganara las elecciones las consideraría un fraude. ¿Cree que habría posibilidades de que se produjera una intervención militar?

Es difícil responder a eso por mucho que sea una de las amenazas de este candidato. Pero creo que no se llegaría a ese nivel. Bolsonaro no tiene la fuerza que tenía el PSDB o el PMDB -partidos tradicionales- cuando organizaron el impeachment contra Rousseff. Tampoco tiene a los medios de su lado. Además creo que aunque el antipetismo es muy fuerte, Haddad tampoco es Dilma, es un hombre que da mucha confianza al mercado, The Economist le apoya, por ejemplo. Haddad es conciliador, moderado, mucho más de centro que de izquierda, no me parece que les fuera fácil sacarlo del poder. 

¿Qué podemos esperar de Brasil con una victoria de Bolsonaro?

El gobierno de Bolsonaro es una incógnita. No ha presentado un programa claro y se contradice a diario. Primero dijo que iba a privatizar todo, ahora dice que no, que apenas algunas empresas. Primero criticó las ayudas de Bolsa Familia, ahora dice que las va aumentar. Realmente no sabemos qué se puede esperar de él, y eso forma parte de su estrategia. La clave será su relación con el Congreso. Es cierto que su partido ha conseguido colocarse como el segundo mayor grupo parlamentario y que tiene el apoyo del grupo evangélico, del agronegocio y del militar, pero es un tipo muy autoritario y una cosa es el apoyo electoral que le dan ahora y otra será el apoyo en el Legislativo a la hora de aprobar leyes. Es muy probable que consiga pasar reformas que tengan que ver con lo moral como la reducción de la mayoría de edad penal, pero las económicas, como el sistema impositivo, el de pensiones, no será fácil sacarlas adelante. Todo dependerá de su popularidad y yo creo que va a tender a disminuir. Pero ahora mismo su futuro gobierno se caracteriza por ser una incógnita.

CTXT organiza las I Jornadas Feministas en Zaragoza el 8 y 9 noviembre. Durante dos días, más de 40 ponentes debatirán para cambiar el mundo desde el feminismo. Puedes mandar tu idea a jornadasctxt@gmail.com. Si...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. cayetano

    La internacionalización superando a la barreras de regiones geoeconómicas y sus rasgos singulares, nos llevan a pensar que existen fenómenos sistémicos en cambio que sustentan este salto por encima de singularidades regionales en el Mundo, ya ocurrió en los prolegómenos de la 2ªGuerra Mundial. Y parece que uno de los fenómenos que están alentando dicha internacionalización por encima de singularidades regionales, se situa en la comunicación. Así en un artículo del País hoy, sobre las elecciones norteamericanas titulado rebrotan las noticias falsas terminan así: "Como ha advertido Samantha Bradshaw, experta en el fenómeno de la desinformación, la relación entre democracia y redes sociales es un problema sistemático. Pero en lugar de atajarlo, solo se aplican parches. De continuar así, los algoritmos podrán seguir moldeando la realidad social hasta alcanzar su objetivo: modificar la conciencia de los ciudadanos." Un cordial saludo.

    Hace 6 años

  2. c

    la derecha lo que hace es empobrecer a la gente para luego justificar violencia y racismo y que los pobres se enfrenten a los pobres las clases medias que voten a Bolsonarro se arrepentiran por que les va a empobrecer y traiconar , como hace siempre la derecha y ha hecho en españa - contando que fuera de verdad un apuñalamiento y no un cuchillo de los de pelicula etc , Bolsonaro es como aznar y su auto-atentado (*) para ganar fama a base de victimismo y justificar violencia, pero los de la derecha nunca mueren... Lo de bolsonaro, ¿ fué Un pirado ? esto explicaria que se arriesgara que que le linchasen... o un mkultra-omega como quien mato a Lennon etc etc ? los programan a si en los manicomios y los usan cuando hace falta, a base de un "click" que puede ser una palabra en un despacho con el " medico " Estamos hasta la cornilla de atentados falsos para beneficio de ls ricos, USA, vendedores de armas etc (*) aznar dice que le pusieron bomba...en el coche oficial = hipervigilado y en SU garage y una vez puesta solo le hizo saltar un metro..pero a ver ¿ quien se va a arriesgar a ponerla AHI y para poner solo un petardillo ? poooofavooooo ! recomiendo estos libros sicologia de masas del fascismo - Wilheim reich el miedo a la libertad - eric fromm

    Hace 6 años

  3. c

    Mientras en a tele francesa acorralan a Bolsonaro con entrevistas echas por lesbis que se lo dicen a la cara y le piden que les diga si se merecen ser golpeadas como dijo B, en españa nada , solo salen fascista en fran5ª-tv de berlusconi Brasil parece interracial pero por lo visto no lo es... ¿ Si las clases medias prosperan por si mismas de que se quejan ? no dicen que el esfuerzo es lo que cuenta ? estos son los que tienen medios para esforzarse no como los pobres que necesitan ayuda ademas de esforzarse. Bolsonaro es alentar el " pobres contra pobres ", y agrandar las diferencias de riqueza para que siga siendo asi siempre

    Hace 6 años

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí