1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Estamos tocando el fondo: ¿diálogo difícil o imposible?

Un proceso difícil no puede suponer dejar en suspenso lo que exige la gobernabilidad de Catalunya, ni permitir que las derechas españolistas atemoricen a quienes deben hacer propuestas de cambio

José Antonio Pérez Tapias 26/12/2018

<p>Pedro Sánchez, con las ministras y ministros de su Gabinete, en Barcelona.</p>

Pedro Sánchez, con las ministras y ministros de su Gabinete, en Barcelona.

Fernando Calvo

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT es un medio pequeño pero sus luchas son grandes. Necesitamos tu ayuda para seguir avanzando. Puedes suscribirte en agora.ctxt.es o hacer una donación aquí:

Con una derecha tirada al monte con mochila antipolítica, con un independentismo catalán metido en el bucle de sus contradicciones y con una socialdemocracia gobernante que con su habitual tibieza quiere combinar respuesta a las cuestiones sociales y repliegue conservador ante la crisis del Estado, poco ha faltado para que este artículo llevara por título “confesiones de un federalista (más que) escéptico”. En verdad, pensando que la solución para España y su Estado –es decir, para el Estado español, pues obligado es hablar en esos términos cuando de cuestiones jurídico-políticas se trata– es un federalismo plurinacional, sin embargo el escenario político queda tan distante de tal fórmula que el escepticismo al respecto es, cuando menos, inevitable. No cabe confiar en que el agravamiento de las circunstancias que rodean el conflicto de Catalunya –escribo así el nombre de la comunidad a la que hago referencia por mor de respeto militante a la pluralidad lingüística que acompaña a la diversidad nacional– y la consiguiente crisis del Estado vayan a aumentar las luces que permitan alumbrar la solución que en común podamos darnos. 

No se vislumbra salida alguna al conflicto catalán apostando a un “cuanto peor, mejor” que, de suyo, reúne más probabilidades de que todo empeore, como dice la tan coloquialmente invocada “ley de Murphy”. No es muy convincente la teorización leninista sobre el tensionar las contradicciones, reelaboración del “cuanto peor, mejor” en su día puesto en boga por Nicolai Chernishevski desde el populismo ruso –recientemente lo recordaba Enric Juliana–. A toda costa hay que evitar que todo vaya a peor, pues bastante sufre ya una ciudadanía que padece las consecuencias de un gobernar desde la Generalitat que apenas cubre tareas de mantenimiento. No obstante, aun contra la estadística, cabe pensar que, si hay los suficientes atisbos de racionalidad política, todavía puede ocurrir algo positivo a partir del momento en que haya una conciencia colectiva de que estamos tocando el fondo. 

Ambigüedad de los hechos y eufemismos en equilibrio 

El muy cantado verso de Gabriel Celaya “estamos tocando el fondo” nos sirve para apelar al diálogo como estrategia de futuro. Que estemos tocando el fondo no implica que no podamos bajar más peldaños hacia el abismo, pues ahí están los que se dedican a cavar para que el fondo se hunda más y sea imposible la salida, lo cual induce el frío distanciamiento con que se mira, tras los parabienes, el comunicado, tan escueto como liviano en su contenido, con que los gobiernos del Estado y de la Generalitat se presentaron ante la opinión pública. El momento vino dado por la decisión del presidente Sánchez de celebrar la reunión del Consejo de Ministros, el pasado 21 de diciembre, en Barcelona, la cual fue anunciada meses atrás y acogida como acertada manera de hacer presente el Gobierno de España en distintos lugares del territorio –anteriormente se hizo en Sevilla–. 

Decisiones a tomar en dicha reunión iban a permitir que quedara realzada como hito de singular trascendencia. El incremento del salario mínimo a 900 euros, con todo el calado social que la medida supone, era la propuesta estrella. Con todo, una medida de tanta valía, visto cómo evolucionó la situación en Catalunya desde tiempo atrás hasta la realización del Consejo anunciado, podía perder brillo ante nubarrones sobrevenidos por la dinámica de los acontecimientos. La proximidad de los juicios a los líderes independentistas presos y la huelga de hambre de algunos de ellos eran factores adversos para un clima favorable. La necesidad de un fuerte blindaje policial para poder realizar el Consejo de Ministros en Barcelona se presentaba como precaución indicativa de tensiones por el rechazo de los sectores independentistas a la presencia del Gobierno de España en Catalunya. Es cierto que los sectores ciudadanos no independentistas podían ver lo mismo de modo opuesto, pero aún las ventajas por ese lado no eliminaban el sospechar que una afirmación de poder con la sobreactuación que implica un fuerte dispositivo policial puede traducir una carencia de autoridad en la misma proporción. Nadie asegura que en términos internacionales no haya quien lo contemple así, dadas además las imágenes circulantes.

Afortunadamente, las manifestaciones en la calle y las consiguientes actuaciones policiales se mantuvieron después en límites asumibles, dejando de camino a salvo el papel de la Generalitat en cuanto a mantenimiento del orden. Y si eso facilitó hablar de diálogo, no lo hizo menos la flexibilidad del Gobierno de Sánchez para una declaración en común, ciertamente muy forzada, pero que al menos fue factible. Otros elementos contextuales quedaron en el aire, unos jugando a favor del encuentro –apoyo de los partidos soberanistas a la modificación en el Congreso del techo de gasto para el presupuesto del Estado de 2019– y otros, enturbiándolo. Tal es el caso del renombramiento del aeropuerto de Barcelona como “Aeropuerto Josep Tarradellas”, sin contar con las instituciones catalanas (Generalitat y Ayuntamientos) en decisión legal desde el punto de vista competencial pero de la que no cabe ocultar la forma impositiva en que se ha tomado, por más que se aduzca que así se hizo con la figura de Adolfo Suárez respecto a Barajas y que significa un reconocimiento a Catalunya –en operación ventajista, y puede que humillante, similar a hacer un regalo a quien no nos ha concedido el derecho a hacerlo–. 

Así, pues, hechos precedentes y decisiones consecuentes son el contexto en que fue escrito el texto en el que los dos gobiernos, en medio de sus ambigüedades, se comprometían a dialogar para abordar el conflicto en términos de “seguridad jurídica”. Dicha fórmula cabe entenderla, por el lado del Gobierno de España, como alusiva a diálogo en el marco de la Constitución y, por el lado del Govern, como referida a no transitar por vías unilaterales. A nadie se le escapa que ese equilibrio de eufemismos se debe a las distancias no explicitadas que es necesario salvar para que el diálogo se abra camino. Las partes consignatarias de tal declaración tienen sus respectivos lastres para ponerse a hablar en serio y, además, cada una de ellas cuenta con quienes tratan de frenarles para que no lo hagan. Las derechas españolistas no cejan en su vociferar pidiendo aplicación del 155, incluso con inconstitucional suspensión de la autonomía catalana. Las CUP, por el extremo contrario, no atemperan sus pretensiones de ruptura con el Estado. Y, entre unos y otros, los potenciales y deseables interlocutores se hallan mediatizados temiendo el efecto que sobre los respectivos electorados tengan las acusaciones que les vengan de los que, cual perros de hortelano, además de ladrar, ni comen ni dejan comer. Al señalamiento como traidores tanto temen el PdeCat y ERC como el PSOE, y en el caso de este tanto más por cuanto cunde el pánico electoral tras los resultados de las elecciones autonómicas en Andalucía: no faltan líderes territoriales socialistas que de manera muy parcial atribuyen el descenso en votos sólo a la política “blanda” del presidente Sánchez con el independentismo catalán. 

Pasos que faltan para hablar en serio de diálogo

Suponiendo que se superen los miedos electoralistas que atenazan a los partidos en época de posverdad y de redes que pueden convertirse en nudos asfixiantes, los llamados a ser protagonistas de un diálogo de todo punto necesario –y además expansivo e incluso abierto a quienes hoy lo critican como claudicación– han de perfilar claramente sus propias posiciones, a la vez que las maduran con la suficiente capacidad de escucha para reconocer en la otra parte la razón de la que puedan ser portadores. Sin subir el listón moral hasta allí donde lo puso Hans-Georg Gadamer al decir, desde la hermenéutica, que dialogar conlleva aprender a no tener razón, por lo menos hay que responder a la exigencia ética y epistémica –esencial para la democracia– de no pensar y actuar como si se detentara la verdad en régimen de monopolio. Si los presidentes Sánchez y Torra quieren dialogar sin engaños, y sin la estupidez de ponerse a discutir si el diálogo es de galgos o podencos –si es entre iguales o desiguales en jerarquía institucional, ridiculez protocolaria en medio del conflicto en que estamos, acrecentada con los desvelos de los asesores de Sánchez por poner centro de flores rojas para que no aparezca en imagen sólo el ramo de amarillas–, dichos presidentes y sus equipos han de partir al menos de un pacto sobre los desacuerdos, cuestión bien situada por el filósofo Ricoeur como indispensable punto de partida para abordar políticamente las cuestiones verdaderamente difíciles. 

Hay que reconocer que es realmente difícil dialogar en busca de una solución para el conflicto de Catalunya. Habida cuenta de la enorme dificultad, dado a dónde han llegado las cosas, lo que se exige es dilucidar si dicho diálogo se quiere posible o imposible. ¿Cómo estamos, pues, de voluntad política? Ésta es la cuestión. Si Sánchez no pasa de decir la obviedad de que ha de mantenerse todo en el marco constitucional, sin ni siquiera abrir la perspectiva de una reforma constitucional en profundidad para ir a un Estado federal plurinacional, entonces es que la posibilidad se cierra, lo cual se produce aún en mayor medida si hay negativa total a cualquier forma de referéndum que vaya más allá de votar sobre un hipotético nuevo Estatut. Eso, por más que se abunde en vagas promesas de autogobierno, es remedio ya del todo insuficiente para la gravedad de la patología que, por deslegitimación desde Catalunya, afecta al Estado. Para que el diálogo sea posible hay que avanzar propuestas capaces de romper el bloqueo en que estamos, ya que a estas alturas no tiene posibilidad de perdurar aquella fórmula orteguiana de la “conllevancia”, la cual, siendo dicha en tiempos que derivaron en tragedia, suena hoy a farsa, como bien puede calificarse aplicando el famoso dicho marxiano en El 18 Brumario

Pero si Torra y los suyos, contando con su mentor Puigdemont –este, por cierto, ha llegado a decir, no sabemos si con exceso de ingenuidad o de ignorancia, que si España fuera un  Estado federal como Alemania no estarían los independentistas propugnando lo que plantean–, no superan la pretensión de construir en el vacío una república respecto de la cual incluso un mosso en pleno quehacer policial espeta a un manifestante que la república que defiende “no existe”, entonces el diálogo también se imposibilita. Es decir, también por el lado del independentismo hace falta generar condiciones de credibilidad para la interlocución política. 

Acometer un proceso de diálogo difícil no puede suponer dejar en suspenso lo que exige la gobernabilidad de Catalunya, por una parte, ni permitir que las derechas españolistas, con el tironeo de la ultraderecha de Vox, atemoricen a quienes pueden y deben hacer propuestas de cambio en profundidad –¿por qué no de proceso constituyente, si cada vez se ve como más necesario?–. El problema de España no puede quedar al albur de centralistas y nostálgicos que, viendo lo que hacen y dicen, la prefieren de hecho rota, pues a eso puede conducir la intransigencia del PP y Ciudadanos, antes que compartida.  Es así cómo, vislumbrando el fondo, cada parte convocada a dialogar ha de saber que ha de pasar el trago de abandonar sus propios dogmas, porque son éstos los que originan sueños que se convierten en pesadillas, cosa que con mucho tino ponía en boca de uno de sus personajes el escritor Francisco Ayala cuando, desde el exilio, escribió justamente El fondo del vaso. Nuestro autor granadino dejaba ver en su relato que en ese estar que cualquier encarcelado pasa en prisión “hay tiempo para todo”, incluso para pensar en que “cada cual lleva dentro de sí mismo su peor enemigo”. No es cuestión de usurpar las reflexiones de nadie, pero sí de colegir que la desgracia de un encarcelamiento preventivo que no debiera haberse producido puede haber sido factor de análisis para líderes presos que hoy piden diálogo con la seriedad de quienes han puesto en juego su vida en libertad. Su palabra merece ser escuchada, para no vernos todos arrojados a ese fondo de la noche donde, como Gabriel Celaya nos dejó también escrito, “tiembla el árbol del silencio”. Insisto: el diálogo de verdad, si parece imposible, es imposible necesario. 

CTXT es un medio pequeño pero sus luchas son grandes. Necesitamos tu ayuda para seguir avanzando. Puedes suscribirte en agora.ctxt.es o hacer una donación aquí:

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

José Antonio Pérez Tapias

Es catedrático en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada. Es autor de 'Invitación al federalismo. España y las razones para un Estado plurinacional'(Madrid, Trotta, 2013).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

9 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. jose

    ¿Bendodo es ese que sobre el matrimonio hosexual votó el mismo día una cosa en el pleno de la Diputación de Málaga y otra en el pleno del Ayuntamiento de Málaga?

    Hace 5 años 9 meses

  2. Pedro

    (@ zyxwvut).- No es posible que haya escrito todo eso...¿de verdad es esa su idea del conflicto? O ha estado Usted viviendo en otro mundo los últimos 8 años, o es que es Usted incapaz de mirar-se al espejo. Se lo digo con todo mi respeto, señor: de producirse la separación de Cataluña algún día, Usted es uno de muchos que sufrirían una profunda catarsis cuando finalmente -pero demasiado tarde- se diera cuenta de que debe de ser muy triste no poder ser feliz porque alguien no quiere vivir más contigo.

    Hace 5 años 10 meses

  3. cayetano

    Parafraseando a Groucho Marx: "estos son mis principios, y si no le gustan, puedo cambiarlos", o Maquiavelo "el fin justifica los medios". Ambas son frases que remiten en el imaginario a la falta de principios, valores o ética, podríamos estirar su significado y decir falta de razones. Pero en ocasiones -en las más difíciles- es necesario que la razón superior sea encontrar la solución, que suele pasar por aprender a abandonar razones propias para construir razones comunes. La confrontación de los principios y razones propias pero diferentes lleva a la colisión con todas sus derivadas. Esa dinámicas y sus derivadas es de lo que debemos hablar, si unos hablan de la ruptura de España, otros tendran que explicar qué es romper la vida de l@s españoles-as tod@s con independencia de sus sentido de pertenencia nacional. Colegir esa voluntad primaria de la necesidad del diálogo es el primer paso, y para ello crear consensos sociales que partan de proyectos de progreso compartidos en convivencia, ante lo que nos espera -explicado y detallado- si continuamos por el camino de la colisión, es lo importante. Es necesario ganar el debate público, el consenso social sobre la necesidad del diálogo, sobre la necesidad de la cesión de tod@s. para construir un nuevo consenso, tal y como ocurriera al acabar la Dictadura, y continuando el espíritu que dió lugar a nuestra texto Constitucional. Modernizar nuestra estructura económica superando el modelo especulativo del ladrillo como motor económico, modernizándola a la altura de este nuevo milenio, es la tarea. Unir ambos debates insaparables, pues versan sobre el consenso de tod@s l@s españoles-as sobre el modelo de Estado y país, es también uno de los retos para crear consensos desde la esperanza en el Futuro. Mantener nuestro estado del bienestar, el de tod@s con independencia de la estructura territorial que nos dotemos, dependerá del consenso social que seamos capaces de articular para avanzar al son de los tiempos, sin perder de nuevo el tren de los avances tecnológicos y en infraestructuras, por unas u otras razones. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 10 meses

  4. cayetano

    No sólo el Mundo ha roto su status quo, como si se tratará de la interpretación sobre las revoluciones científicas de Robert Kunt, la acumulación de disonancias, falsaciones o excepciones agrietan el paradigma constitucional. Y lo agrietan desde su consideración de Estado democrático y social avanzado y de Derecho, no sólo desde su concepción administrativo-territorial. Efectivamente nada es lo que era pues aun cuando la Constitución siga siendo la misma, ya ha recibido varias reformas jurídicas, y sobre todo la realidad ha cambiado el significado de sus palabros y por ende su interpretación, no alcanzando a abordar aunténticas lagunas y disonancias con las realidades de España. Dicho lo cual, el debate territorial requiere de diálogo, no hay otro camino que nos salve del precipicio a tod@s, la vía de la confrontación se unilaterial o compartida por los ultranacionalismos de banderas con barras amarillas o rojas, sean en mayor o menos número, no vaticinan nada bueno para la democracia y la convivencia. Pero a veces se necesita ver el precipicio para contemplar la oscuridad del fondo y valorar la vida. Aunque en ocasiones la inercia es tal, que no sabemos como parar e indefectiblemente nos vemos impelidos por la cinética a despeñarnos. Las movilizaciones y pasos que dieron desde la mayoría social del independentismo en día 21 con motivo de las movilizaciones, y con la presencia del Consejo de Gobierno, indican la mayoría social independentista o no, valora y mucho la convivencia. Que existe un margen de confianza, aunque la inercias sigan operando se están desacelerando y debieran hacerlo más rápidamente. Los españoles debemos ser conscientes de que nos jugamos, que el a por ellos es nosotros, y que la confrontación no afectaría sólo a Cataluña sino al conjunto del Estado. Como decía Javier Aroca el inicio de la Transición fue acordar que habían de acordar, la importancia y transcendencia, qué nos jugamos con ello en todos las dimensiones de la vida española. Mientras esa apuesta no quede clara a la mayoría social de cataluña y España con independencia de las formaciones políticas, a través de un debate, que no analice desde el terreno de las declaraciones de los extremos, sino desde lo que ponemos en riesgo innecesariamente, no conseguerimos desenganchar a las formaciones políticas que alientan la confrontación. Es el debate público en España por el inicio del diálogo o confrontación, hablar o a por ellos, concretando que nos jugamos todos lo que puede desatorar el camino del acuerdo. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 10 meses

  5. c

    la derecha catalana y española la d ls recortes, rescates a ricos, corruppcion , la del nacionalismo etc etc etc es la misma que ahora se las da de salvadores pero solo echan leña al fuego desd el principio para tapar su corruppcion y su codicia y asi entre alarmismos que la gente no se de cuenta etc Solo Podem en Comun vala algo en Cataluña

    Hace 5 años 10 meses

  6. Precario perpetuo

    Si España fuera un país democrático lo de Cataluña se hubiera resuelto en dos semanas. Para ejemplo ahí están Inglaterra y Escocia. Un referéndum y punto. Es de lo único que hay que hablar si tan demócratas somos. Que cada habitante catalán decida libremente si quiere vivir en una República independiente o prefiere seguir en el apestoso y retrógrado reino español de estructura neoliberal inamovible y que la “izquierda española” ha sido incapaz de cambiar en 40 años. La “izquierda española” mejor haría en preocuparse por las condiciones de vida de los precarizados asalariados y desempleados españoles. La desesperación de muchos de ellos (al igual que en Europa) es rentabilizada por la ultraderecha. Espabilen!

    Hace 5 años 10 meses

  7. Peio

    ¿Socialdemócrata el PSOE? ¿Quién es el vicepresidente, ¿Jerry Lewis? (Regreso al futuro 1985 Robert Zemeckis

    Hace 5 años 10 meses

  8. CJ

    Una curiosidad: ¿Por qué aclaras que escribes Catalunya en catalán y no aclaras xq escribes Parlamente también en catalán? No me parece ni bien ni mal, pero me llama la atención, ya que ambas palabras tienen traducción a la lengua española.

    Hace 5 años 10 meses

  9. zyxwvut

    Usted siga justificando los delirios, el desprecio, el supremacismo y la xenofobia del nacionalismo catalán, y seguirá dando cancha al neofascismo de VOX. Usted ni entiende, ni quiere entender lo que han sido seis años largos de insultos menosprecios y ninguneo a la mayoría social y política de Cataluña desde el secesionismo, de complicidad vergonzosa de "las izquierdas" con ese oasis putrefacto para conservar los puestos políticos bien remunerados. Usted siga usando como referente a personajes siniestros, manipuladores y maestros del doble lenguaje como el señor Enric Juliana. Luego, cuando a consecuencia del abandono, la cobardía y el egoísmo de "las izquierdas" avancen posturas neofascistas como las de VOX, o los del "frente nacional" de los neoconvergentes, ERC y CUP, usted haga llamamientos a tender "cordones sanitarios".

    Hace 5 años 10 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí