El fútbol italiano sacrifica la igualdad por dinero
La Supercopa de Italia se celebrará en Arabia Saudí y las mujeres no podrán acceder a las mejores zonas del estadio
Ricardo Uribarri 9/01/2019
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Presentación de la Supercopa
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Sacrificar derechos civiles como la igualdad a cambio de una recompensa económica es una línea roja que no se debería traspasar nunca. No deben pensar de la misma manera los dirigentes de la Lega Serie A, la organización que aúna a los clubes de la máxima categoría del fútbol italiano y que es la responsable de que el próximo miércoles 16 de enero la Supercopa que enfrentará a Juventus y Milan se dispute en el estadio King Abdullah de la ciudad de Yeda, en Arabia Saudí, con la vergonzosa particularidad de que sólo los hombres podrán acceder a las mejores localidades del recinto. Las mujeres únicamente tendrán derecho a estar en las zonas de la grada más alejadas del terreno de juego.
La Autoridad Deportiva General de Arabia Saudí y el que era en ese momento el administrador delegado de la Lega, Marco Brunelli, firmaron el pasado 6 de junio un acuerdo por el que tres ediciones de la Supercopa de Italia se disputarán durante los próximos cinco años en el país árabe que, según medios italianos, pagará por ello unos 7 millones de euros por torneo, es decir 21 millones en total, con un 90% de la cifra a repartir entre los equipos y un 10% para la propia Lega. Ese es el precio por el que las autoridades de la institución transalpina han decidido sacrificar un valor tan importante como la igualdad entre hombres y mujeres. Lo peor es que varios días después de conocerse el hecho y a pesar de la polémica suscitada, nadie haya tomado ninguna medida para evitarlo. Las protestas de representantes políticos y sociales del país transalpino se han quedado, de momento, en mero ruido.
El caso es tan llamativo que ha puesto de acuerdo hasta a personas de ideología tan opuesta como el actual ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, líder de la Lega, y a la expresidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini, miembro de la coalición Izquierda, Ecología y Libertad. Salvini ha declarado que “es la muerte del fútbol, de los valores deportivos, del respeto, de la diversión y de la igualdad”. Boldrini escribió en su cuenta de twitter: “Que los señores del fútbol vendan los derechos de los partidos pero que no se permitan comerciar con los de las mujeres". La ultraderechista Giorgia Meloni cofundadora del partido Hermanos de Italia, ha sido contundente: “¿Hemos vendido siglos de civilización europea y batallas por los derechos de las mujeres al dinero de los saudíes? La Asociación de Fútbol debería bloquear inmediatamente esta vergüenza absoluta y llevar la Supercopa a una nación que no discrimine a nuestras mujeres y nuestros valores”.
El actual máximo responsable de la Lega Serie A, Gaetano Micciche, nacido en Palermo hace 68 años y actual presidente de la banca de inversión IMI, ha intentado justificar el acuerdo aduciendo que “la Supercopa será recordada por la historia como la primera competición internacional oficial que las mujeres sauditas podrán ver en vivo”. Conviene recordar que hace justo un año, las autoridades saudíes permitieron por primera vez que las mujeres tuvieran acceso a los estadios para ver partidos de fútbol, pero recluidas en unas zonas llamadas “familiares”, con entradas especiales y separadas por unas vallas de las áreas con mejor visibilidad que, como ocurre ahora, están reservadas para hombres. Micciche ha aclarado que las mujeres podrán acceder solas al estadio y no acompañadas de un hombre, como se había señalado en un principio y ha comentado que “estamos trabajando para que en las próximas ediciones que jugaremos en aquel país las mujeres puedan acceder a todos los puestos del estadio. Todos los cambios necesitan tiempo y paciencia”.
El jefe de la patronal de los clubes italianos ha recordado en su defensa del acuerdo con los saudíes un aspecto que no debería pasar inadvertido. En un comunicado habla de que “el fútbol es parte del sistema cultural y económico italiano y no es lógico que sus relaciones internacionales sean diferente de las del país al que pertenece. Arabia Saudí es el mayor socio comercial italiano en Oriente Medio gracias a docenas de importantes empresas que exportan y operan in situ, con muchos de nuestros compatriotas trabajando en Arabia, y ninguna de estas relaciones se ha interrumpido”. Es decir, si lo hacen los demás porque no lo voy a hacer yo. Queda claro que los intereses económicos, aunque estén relacionados con un país incluido en la lista de Amnistía Internacional y Human Rights por cometer violaciones sistemáticas contra los derechos humanos, prevalecen sobre los derechos civiles en cualquier sector.
Prestigiosos articulistas italianos como Pierluigi Battista han reclamado directamente la suspensión del evento en el periódico Corriere della Sera: “La final no es una excursión exótica en un país donde rigen ritos y costumbres extraños. Es un trozo de Italia el que se juega en el exterior y no podemos tolerar que haya espectadores, por un lado, y espectadoras inferiores por otro”. No parece que esa posibilidad haya sido contemplada por ninguno de los actores implicados. Los dos contendientes del encuentro, Juventus y Milan, han preferido ponerse de perfil y no hacer nada al respecto, perdiendo una gran oportunidad de tener un gesto ejemplarizante, como habría sido el negarse a jugar en esas circunstancias.
No es la primera polémica que rodea a este partido. De hecho, Amnistía Internacional ya pidió en octubre que no se disputara por el caso Khashoggi, el periodista asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul. "Los grandes clubes como la Juventus y el AC Milan deben comprender que su participación en eventos deportivos en ese país podría ser considerada como un aval deportivo. Por eso, les recomendamos que piensen dos veces sobre la señal que ello enviaría a los aficionados al deporte en el mundo y a los valientes militantes pro derechos humanos en Arabia Saudí" señaló Allan Hogarth, responsable de la sección política de la organización. Al respecto, Micciche ha dicho que “el asunto de Khashoggi sucedió en octubre, después de que firmáramos el acuerdo. Si hubiera ocurrido antes, probablemente no habría hecho esta elección”. ¿Y por qué no se puede cancelar después? ¿Penalizaciones económicas millonarias en el contrato? Cabe pensar que sea una de las razones.
La Supercopa italiana tiene tras de sí un largo historial de ediciones celebradas en el extranjero. La de Yeda será la novena ocasión en darse el caso. Hasta ahora, se han jugado tres de ellas en China, dos en Catar, dos en Estados Unidos y una en Libia, en 2003, en otra decisión controvertida al disputarse durante el mandato del dictador Muamar El Gadafi. Detrás de ellas siempre ha estado la misma motivación: promocionar el fútbol italiano en mercados con potenciales inversores.
La Lega italiana no es la primera institución futbolística que firma contratos con General Sports Authority (GSA), el organismo gubernamental responsable a través del cual Arabia Saudí hace inversiones millonarias en el deporte. La Liga de Fútbol Profesional de España, que preside Javier Tebas, ya acordó hace un año con esa sociedad que nueve jugadores del país árabe ficharan por equipos españoles de Primera y Segunda división a cambio de 28 millones de euros con el fin, por un lado, de potenciar su fútbol y por otro, de atraer inversiones a nuestro campeonato. Una iniciativa que no ha tenido ningún éxito ya que los futbolistas no han llegado a tener oportunidades de jugar por su bajo nivel.
Micciche podrá decir que su apuesta por llevar la Supercopa a Arabia Saudí es un éxito, al menos en cuanto a venta de entradas, ya que el primer día se vendieron 50.000 de las 60.000 que tiene de aforo el estadio y la previsión es que se agoten a pesar que desde Italia no se producirán muchos desplazamientos, y menos de mujeres. El fútbol puede necesitar, según él dirigente de la Lega, “plateas globales para crecer”, pero no puede hacerlo a costa de superar ciertos límites. El deporte, como ha expresado Vincenzo Spadafora, responsable de políticas de igualdad del Gobierno italiano, “debe ser un vehículo de difusión de los buenos valores, como la igualdad”. Justo lo contrario de lo que ha pasado aquí.
Sacrificar derechos civiles como la igualdad a cambio de una recompensa económica es una línea roja que no se debería traspasar nunca. No deben pensar de la misma manera los dirigentes de la Lega Serie A, la organización que aúna a los clubes de la máxima categoría del fútbol italiano y que es la responsable de...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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