A finales de 2018, España consiguió situar su tasa de paro por debajo del 15% por primera vez en una década. Un hito importante de los últimos años que sin embargo aún nos sitúa a mucha distancia de Europa, donde la tasa apenas llega al 7%. A esto se unen otros problemas asociados al mercado laboral que no han desaparecido, ni mucho menos, en el país: todavía existen cerca de 1,7 millones de personas en paro de larga duración, la contratación se caracteriza por un alto grado de precariedad y apenas existe trabajo disponible. El desempleo, además, afecta en un grado muy importante a colectivos vulnerables, como los familias con un solo adulto a cargo de hijos pequeños.En nuestro país, uno de cada cuatro hogares monoparentales –compuestos en su inmensa mayoría por mujeres– sufre muy baja intensidad de trabajo, según datos de Eurostat.

Según los datos del portal estadístico, los siguientes hogares donde más se concentran estas situaciones son aquellos en los que viven adultos pero no tienen hijos dependientes a su cargo. En estos núcleos, la baja intensidad de trabajo afecta al 18% de las viviendas, una tasa más de 6 puntos inferior a la de los hogares monoparentales.

Las situaciones de baja intensidad de empleo se definen como aquellas en las que los miembros de un hogar en edad de trabajar desarrollaron actividades remuneradas por debajo de un 20% de su potencial personal. Es decir, que apenas aprovechan una quinta parte de su fuerza laboral durante un el transcurso de un año.

En Europa, por su parte, los ratios de baja intensidad de trabajo por tipo de hogar ofrecen un comportamiento inverso al de España. En el conjunto de la Unión Europea la media de hogares monoparentales que sufren muy baja concentración de empleo es aún más alta que en nuestro país, con el 27,7% de estos núcleos familiares afectados por este problema laboral en el conjunto de la UE.

En el resto de los hogares europeos que cuentan con una composición distinta los ratios son menores: en los de dos adultos con un hijo dependiente la tasa media es del 6%, casi un punto y medio menor a la de España. En los que cuentan con dos adultos y dos menores a su cargo la tasa apenas llega al 3,8%, frente al 6,3% de nuestro país. En los hogares con dos adultos y tres o más hijos dependientes la baja intensidad en el empleo afecta al 9,1% de las familias, 3,5 puntos menos que en España. La misma diferencia que hay con las viviendas en los que hay adultos pero no hijos dependientes, donde la media europea es del 14,4%. 

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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el infodato Concentración de baja intensidad de empleo en hogares monoparentales, publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.