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El entusiasmo de la derecha sin complejos ha acabado en psicopatía. El otro día, al encontrarme en redes sociales con la última propuesta del PP –proteger a las embarazadas sin papeles a cambio de que entreguen en adopción a sus hijos– di por hecho que se trataba de una noticia falsa. No puede ser, pensé, es imposible. 24 horas después teníamos la confirmación de que la barbaridad era cierta. También teníamos a miembros del partido defendiéndola y al líder, Pablo Casado, culpando a los medios de que la barbaridad, dicha así, lo parezca. Todo se enmarca, explican quienes podrían gobernar España en unos meses, dentro de un paquete –paquetazo– de propuestas para fomentar la natalidad. Durante el tiempo que dure el embarazo de la sinpapeles, no se procederá a los trámites de expulsión, se la dejará tranquila hasta que llegue el momento del parto y entrega del bebé. Luego, dios dirá. O, como diría un ganadero con espíritu animalista, nos comprometemos a proteger a las vacas hasta que alcancen el peso para ir al matadero. Lo dicho, el adjetivo psicópata no es gratuito. Se queda corto.

La competición por ver quién vomita mejor sobre los Derechos Humanos está haciendo que producciones de televisión distópicas como El Cuento de la Criada se queden en nada, se normalicen hasta parecernos series para toda la familia. Romerales, que Casado está en la puerta de la farmacia intentando quitarle el niño a una negra y él sólo no puede, salga a ayudarle, hombre, que la natalidad en España no crece sola. ¡Pero para dentro, Romerales! ¡Y la negra, después de parir, para fuera! Risas enlatadas. Cualquiera de las propuestas que las tres derechas han pretendido normalizar durante los últimos meses, hubieran escandalizado al más ultra de los ultras en otro momento del pasado no tan lejano. Hoy no. Hoy el cinismo campa a sus anchas gracias a un invento que nos ha pillado a todos por sorpresa. Mientras debatíamos sobre el problema de las noticias fake, la derecha española inventaba algo mejor y más eficiente: la realidad fake. Todo un plan integral que va más allá de las puntuales noticias falsas. Este invento, más completo y avanzado que una simple fake news, consiste en llamar víctima al culpable y culpable a la víctima, héroe al miserable y miserable al héroe. El día que vi por televisión cómo la policía se liaba a palos con votantes pacíficos en Cataluña, pensé que aquello demostraba el fracaso de la derecha a la hora de afrontar los problemas. Me equivoqué. Había sido un éxito. Una semana más tarde, ya teníamos instalada en España la realidad fake del golpe de Estado violento y de aquellos policías sólo se hablaba para explicar el drama que habían sufrido el 1 de octubre: a muchos los insultaban y hubo quien acabó con la muñeca abierta por el esfuerzo, qué horror. Desde ese momento hasta hoy, la realidad fake ha ido instalándose hasta funcionar a pleno rendimiento. 

Quienes rescatan a personas que naufragan en el Mediterráneo no son héroes, sino irresponsables que generan efecto llamada y por tanto muertes. O incluso traficantes de personas. Quienes se cruzan de brazos mientras mueren centenares, sin embargo, son dirigentes responsables. En la lectura psicópata todo vale. Si propones papeles a cambio de la entrega de un bebé, no es que seas un miserable, sino un servidor público preocupado por la natalidad. Y por el propio bebé, como explicaba una tal Cuca, encargada de las cosas sociales del PP –no le podía haber tocado un cargo más humillante en este partido–: “muchos acaban tirados en contenedores”. Ya sabéis cómo son las negras cuando no quieren a la cría, le faltó añadir. Si apoyas un feminismo consistente en vientres de alquiler, no es que te aproveches de la pobreza de ciertas mujeres, es que amas su libertad. No culpe al machismo por el asesinato de 60 mujeres cada año en España, culpe a los trabajadores que ayudan a las mujeres maltratadas desde “chiringuitos de género”. La realidad fake tiene la virtud de no tener límite. Todo es justificable, incluso las propuestas más psicópatas e inimaginables hace no tanto tiempo. Con la realidad fake usted podrá ser todo lo miserable que quiera pisoteando al más desgraciado de los seres humanos, que el culpable será la víctima y la víctima el culpable, promocionaría el gran invento el anuncio de la teletienda.

Nos acercamos a unas elecciones que son, probablemente, las más importantes de los últimos 30 años. Lo son por muchas cosas, entre otras, porque la lectura de la realidad está en juego. Si la realidad fake se impone, todo será posible. El eje no es izquierda-derecha, ni arriba-abajo. La lucha política, a día de hoy, es realidad o psicopatía.