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TRAPERISMO. El Major Trapero es una/la pieza clave de todo esto. A saber, es el jefe de 17.000 armados. Si hay una rebelión no sólo está en el ajo, sino que es el ajo. Este era el criterio para elaborar la cosa rebelión en el sumario. Y, al parecer, lo ha sido para la fiscalía en el primer tramo de este juicio. El hecho de que Trapero no esté en preventiva indica ya el carácter endeble de la cosa rebelión. Y, por el mismo precio, el carácter arbitrario y riguroso de la preventiva aplicada a la mayoría de los encausados. Bueno, hoy viene Trapero como testigo. Es, tal vez, el último gran día de esta causa. Rebelión is in the air. Y en eso la caga Vox. “Lo que me recuerda que debemos comprar papel higiénico. Le rogaría que fuera el del perrito”. Pi, esta casa sería una ruina sin usted. “Ah, y Essential Energy como para una boda, que ayer nos la cenamos toda”. Lo que sea para mi nene, Pi.

EL FACTOR RUSIA. Lo bueno de los esencialismos autoritarios sustentados en propaganda es que siempre la meten. Pudiendo ganar, se lo creen y, zas, se les va la bola, y siempre deciden invadir Rusia. Pasa en el 100% de los sistemas sustentados en la mítica y la propaganda –si bien siempre, snif, demasiado tarde–. Eso es, en todo caso, lo que ha hecho Vox. Por todo lo alto. Hasta la fecha, Vox no ha lucido en sus interrogatorios. No aportan nada, salvo la cara de Capitán España en el trance de salvar a la chica/España. La sensación es que Vox lo único que quiere es transmitir la idea de que lo de Cat fue una rebelión de la minería asturiana king-size, ante la cual el Gobierno PP estuvo tibio y débil, y no tiró la bomba H. Vox, vamos, defiende el canon de una nueva derecha, que tarde o temprano se rejuntará en torno a Vox, otra forma de comunicar. Vox no debe demostrar, por otra parte, que la rebelión se produjo, en tanto que este juicio se la suda. Tan solo lo ha de comunicar. Luego, diversos medios lo amplían, categorizan y convierten en épica y verdad. Y dibujan, lo dicho, la necesidad de una nueva derecha, que haga llegar los trenes puntualmente y tenga el gatillo fácil con el 155. Es el modo, en fin, de las nuevas extremas derechas, sustentadas en la cosa fake-news/la información sobre lo que no existe. Es inquietante que eso es también lo que hacen los medios procesistas, que comunican otro juicio y otras declaraciones. Es decir, otra realidad, que coincide con un proyecto político no sustentado en la realidad, sino en diversos sesgos para leerla. “El siglo XXI es una mierda”. Sí, Pi, pero es el mejor que disponemos en los próximos 100 años.

LOS AVOXGADOS. Empieza la cosa Trapero. Vox emite las preguntas chorras del día. Lo trascendental de sus preguntas es que, en tanto que testigo reclamado por ellos, han acotado las preguntas que le podía hacer al testigo Fiscalía. A tope, a sólo dos días: el 20S y el 1O. Esto, en breves minutos, tendrá consecuencias procesales. Importantes, diría, para la fiscalía. Bueno. Al turrón. Trapero ha venido con hambre de gol. Tras el trámite del intevoxgatorio, se emplea con fiscalía. Alude a la sensación de “incomodidad” ante el procesismo, ya con el Conseller Jané y, luego, con Forn, califica a Forn –y, por extensión, al Govern–, como “irresponsable”, para explicar su malestar ante declaraciones políticas de Forn. Explica que Forn no leía muchos de los pocos informes que le pasaba, y viene a incidir en el pitote que supuso la coordinación de cuerpos policiales, incluso la actuación de Fiscalía y, luego, el 1O, de la magistrada del TSJC. Se sobreentiende que su relación con Pérez de los Cobos fue amor a primera vista, pero al revés. En general, dispara hacia arriba: hacia la Gene, a la que responsabiliza de ir improvisando sin realidad que le confirme y sin final feliz posible; y al Estado, poseedor de una valoración de la violencia sobre población civil más informal que la suya. Defiende que los Mossos obedecieron y, en la medida de lo posible, cumplieron las órdenes judiciales. Finalmente, tachán-tachán, Fiscalía saca la artillería pesada. Le pregunta por un par de reuniones, convocadas por él, en la Gene, con el Govern, previas al 1O, importantes para saber de qué iban, en realidad, los mossos y la élite procesista. Parece que esto va a ser un festival, cuando, zas, interviene Melero. “Las preguntas sobre esas reuniones”, no planteadas por Vox, “desbordan los límites de la prueba testifical”. Marchena suspende la sesión mientras se lo piensa.

IN HOC MELERO VINCES. Comemos mientras Marchena se lo piensa. Essential Energy. Luego, Marchena le da la razón a Melero. Prosigue el interrogatorio de una Fiscalía ya desdibujada. Como puede, se mete en las reuniones aludidas por Trapero. Trapero está dispuesto. Pero Marchena lo impide. Sea como sea, Trapero suelta algunas perlas: el malestar ante las declaraciones propagandísticas del Govern en aquellos días, y la posibilidad –ha aparecido muchas veces en la historia de los mossos– de que disponga de archivos, prohibidos, de ciudadanos –explica que el 1O se preveían conflictos en colegios próximos a la vivienda de algunas personas determinadas–. Cuenta que el 1O la jueza dio las instrucciones alfa-omega –“actúen con paciencia, contención, garantizando en todo momento la paz social”– de forma oral. Turno de Melero: sus preguntas y las respuestas de Trapero vienen a demostrar la línea Melero: pasó lo que pasó, pero los mossos no recibieron ninguna orden o censura en sus planes por parte de Forn, que Forn mucho lerele, pero poco larala. En una de sus últimas preguntas, Trapero suelta la bomba. Bueno, no es tan bomba. Está en el sumario. Nada, que el 27O, ofreció a la Presidencia y a la Fiscalía del TSJC un plan para detener al Govern. Vamos, que si la tesis de Fiscalía es que había un plan de rebelión que sería defendido por 17.000 armados, pues no. Es más, la teoría queda hecha trizas. Me imagino a Melero esta noche, en el salón de su casa, celebrando la cosa en silencio, tomándose un whiscazo. “Y, hummmm, comiendo pequeñas tostadas de Essential Energy”.

LA PROPAGANDA. Finalmente, Marchena pregunta, directamente y por primera vez en este juicio, a un testigo. La pregunta sobre las dos reuniones con el Govern que ha impedido emitir a fiscalía. Trapero explica que fueron previas al 1O. Una fue con Puigde y con Forn, “para explicarles las instrucciones de fiscalía e instarlos al cumplimiento de la legalidad”. La segunda tenía que ser con Forcadell, Junqueras, Puigde y Forn. No acudió Forcadell –“no sé si fue informada”. La cosa consistió en transmitir varios mensajes: 1- “Somos la cúpula del cuerpo, y esta es nuestra posición”. 2- “Estamos preocupados por el orden y la seguridad. Un 1O con 2 millones de manifestantes y 15.000 agentes es conflictivo”. 3- “Los mossos cumpliremos la legalidad y la constitución”. 4- “Expresar el malestar por las declaraciones políticas de Forn y Turull”. 5- “Hay que ser conscientes de que estamos citados por el TC, y eso implica ya riesgos personales”. Melero: “¿Recibieron alguna directriz en contra por parte del Govern?”. “No. Nos dijeron: hagan su trabajo, hagan lo que tengan que hacer”. Rebelión, 0 – Propaganda, 1.

LA PROPAGANDA Y LOS HECHOS. Esto se adentra en desobediencia, o hacia una rebelión planteada a través de la posible violencia de los manifestantes el 20S y el 1O. Es decir, algo muy endeble, que si no se gestiona bien puede llevarnos al Alsasua System. Trapero ha hecho, por otra parte, lo que todos los cargos técnicos de la Gene que han pasado por aquí. Explicar que los cargos técnicos no participaron en el plan, y que el plan consistía en la ausencia de plan. En un delirio propagandístico y sin asidero con la realidad. Salvo la de Melero, no ha habido ninguna pregunta sobre las reuniones cúpula procesista-mossos. Por ejemplo, sobre la actitud ante la violencia por parte del Govern. Es decir, en todo este despropósito táctico e ignorancia de toda correlación de fuerzas que fue el procés, ¿existía la idea de que la violencia por parte del Estado era el único plan posible? Estos presos –políticos por otra parte; el Estado aquí abajo no es una bicoca– hicieron reposar los riesgos físicos y penales de la cosa en empresas y en la ciudadanía –ser preso político no significa que seas Mandela–, sin planes reales de indepe, sin aliados exteriores, únicamente provistos de medios de comunicación y organizaciones propagandísticas. ¿Pesaban o calculaban que la única posibilidad de indepe era à l'ukrainien, con muertos que asombrarían a Europa? Pi, me he calentado, diga algo. “Voy. Esto lo escribí en 1843. A Solferino, un tipo tan importante que hoy tiene parada de metro en París. Habla de fake-news. Por lo mismo, puede hablar del delito de rebelión, y del procés, a la luz de lo acaecido hoy: ‘V. acomoda los hechos a la filosofía, no la filosofía a los hechos; y si bien lo considera, quien pretende escribir la historia debe ceñirse a lo que dan de sí los hechos verdaderamente acaecidos, no los hechos que podrían haber nacido de tal o cual principio, de tal o cual sistema’”. Grande. Pídame lo que quiera. “Essential Energy”.