El dilema Semenya
El TAS debe decidir sobre si los atletas con desarrollo sexual diferente, como es el caso de la sudafricana, deben medicarse para reducir la ventaja que les otorga generar niveles de testosterona muy superiores a los de la media de los mujeres
Ricardo Uribarri 20/03/2019
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La atleta Caster Semenya.
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El mundo del deporte, y más en concreto el del atletismo, espera expectante la decisión que debe tomar el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) antes de que acabe el mes de marzo, “que será una de las más cruciales que hayamos tomado nunca”, según ha reconocido el propio organismo. Sobre la mesa está determinar si es suficiente con tener la condición legal de mujer para participar en una competición o se debe obligar a aquellas que tienen un exceso de testosterona en su organismo por causas naturales a reducirlos por métodos químicos para que no tengan ventaja a la hora de competir. Mientras la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) dice querer preservar la igualdad de oportunidades y garantizar la justicia en el deporte, instituciones como Naciones Unidas afirman que esa decisión “viola los derechos humanos internacionales”.
El departamento de medicina de la IAFF considera que el 7,1% de cada 1.000 atletas pueden ser catalogadas como DSD, es decir, que tienen un desarrollo sexual diferente. Ese es el caso de la atleta sudafricana de 28 años Caster Semenya, doble campeona olímpica y triple campeona mundial en la prueba de los 800 metros, que nació sin útero ni ovarios pero sí con testículos internos. A raíz de que en 2009 consiguiera su primer título mundial, superando a la entonces campeona con un margen de 2.45 segundos, se alzaron voces que dudaban de su condición de mujer, especialmente por su aspecto físico. La IAAF solicitó un análisis médico y le prohibió competir hasta que se conocieran los resultados. El informe determinó que era una mujer pero que padecía el síndrome conocido como hiperandrogenismo, es decir, que tenía unos niveles de testosterona hasta tres veces por encima de lo normal. La tasa de testosterona anormalmente alta favorece el crecimiento de la masa y la potencia muscular, facilitando la circulación de la hemoglobina.
Semenya pudo volver a competir, pero en 2011 la Federación Internacional de Atletismo aprobó una normativa por la cual exigía a todas las atletas que su concentración de testosterona estuviera por debajo de los 10 nanomoles por litro de sangre, dando la opción a las que superaran ese límite de someterse a tratamientos con estrógenos para reducirlo, lo que puede tener importantes efectos secundarios. Pese a ello la sudafricana se sometió a ellos para poder seguir compitiendo aunque su rendimiento se vio afectado. Se tuvo que conformar con la medalla de plata tanto en el Mundial de 2011 como en los Juegos de Londres de 2012. Pero no logró la clasificación para el Mundial de 2013 y en el de 2015 no pasó de la semifinal, donde quedó última. El científico deportivo Ross Tucker vaticinó que si la IAAF lograba establecer la norma “Semenya será de cinco a siete segundos más lenta en su distancia”.
Otra atleta con síndrome de hiperandrogenismo, la velocista india Dutee Chand, recurrió la normativa al TAS, que en julio de 2015 anuló el reglamento hasta el que el organismo atlético demostrara científicamente que una mayor cantidad de testosterona endógena se traduce de forma automática en un aumento de rendimiento, dando un plazo de dos años para ello, un margen que ha ido ampliando posteriormente. En su resolución, el TAS señaló que “el sexo de los seres humanos no es simplemente binario” y que “no existe un único factor determinante del sexo”. La anulación de la restrictiva normativa facilitó que Semenya volviera a ganar todas las carreras importantes en las que participó. En Río 2016 se impuso con la mejor marca de su carrera en los 800 metros.
La IAAF no ha cejado en su empeño y en abril del pasado año anunció una nueva normativa que endurecía aún más los requisitos para permitir competir a estas deportistas, ya que reducía el límite a 5 nanomoles. Según los rectores del organismo, una mayor proporción aumenta un 4,4% la masa muscular, entre un 12 y un 26% la fuerza y un 7,8% la hemoglobina. Afirman que los niveles normales en una mujer oscilan entre 0,12 y 1,79 nanomoles mientras que en los hombres están entre 7,7 y 29,4. Según la IAAF, sólo un tumor o una disfunción en el desarrollo sexual justifican en una mujer una proporción superior a cinco. Esta regla sería válida en el rango de pruebas que van de los 400 metros a los 1.500 y durante los seis meses anteriores a la competición.
Para justificar su decisión realizó un informe, publicado en julio de 2018 en el Bristish Medical Journal y dirigido por Stephane Bermon, del Instituto de Medicina y Cirugía del Deporte de Mónaco, y Pierre-Yves Garnier, del departamento de Salud y Ciencia de la IAAF, que encontró que las mujeres con alta testosterona tenían una ventaja significativa en cinco pruebas: los 400 metros (un 2,73%), los 400 vallas (2,78%), los 800 (1,78%), el lanzamiento de martillo (4,53%) y el salto con pértiga (2,94%). Curiosamente la nueva normativa no afecta a estas dos últimas pruebas, que es donde se supone que el exceso de testosterona es más importante, y en las que mayoritariamente compiten atletas de raza blanca europeas y estadounidenses. Este reglamento tan selectivo parece específicamente dirigido para frenar la carrera de Semenya, lo que ha provocado comentarios en su país sobre un posible caso de racismo.
El Congreso Nacional Africano, partido de Gobierno en Sudáfrica, aprobó una declaración que afirmaba que “esta nueva regulación infringe los derechos humanos de los atletas, dirigidos principalmente a los de Europa del Este, Asia y el continente africano. Los matices raciales de esto no pueden pasar desapercibidos. Es injusta, sexista y deshumanizadora”. La ministra de Deportes, Tokozile Xasa, se preguntó incluso si la decisión no es una forma de tratar de disminuir el dominio de las atletas africanas en los medalleros.
Semenya recurrió ante el TAS la normativa de la IAAF, que debería haber entrado en vigor el pasado mes de noviembre y que de momento ha quedado en suspenso. Hace unos días se celebró en Lausanna la vista del proceso, en la que las partes pudieron manifestar sus argumentos a favor y en contra. Los abogados de la atleta manifestaron que “este reglamento intenta de manera errónea y dolorosa regular las características sexuales de las atletas femeninas. Las mujeres con una diferencia en el desarrollo sexual tienen variaciones genéticas que no son diferentes de otras variaciones registradas en el deporte. Sus dones genéticos deben ser celebrados y no discriminados. La señora Semenya es incuestionablemente una mujer. Es una heroína e inspiración para muchos en todo el mundo”. Por su parte, Jonathan Taylor, abogado de la IAAF, señaló que “si el TAS falla que el sexo legal es suficiente, las atletas intersexuales y transgénero dominarán los podios y los premios económicos y las mujeres con niveles normales de testosterona no tendrán oportunidad de ganar”.
Cabe recordar que el Comité Olímpico Internacional (COI) tiene fijados para los deportistas transexuales el límite de 10 nanomoles por litro en sangre. En el caso de que el TAS deje sin efecto la legislación de la IAAF, este colectivo podría reclamar que se anulara también esa ley.
¿Hasta qué punto se debe limitar la capacidad de una persona si sus cualidades son producidas de forma natural? ¿Se debería entonces fijar un máximo de estatura a los jugadores de baloncesto, por ejemplo, para que los más altos no tengan ventaja? ¿Habría que poner un peso en la bicicleta del ciclista que tiene más capacidad de consumo de oxígeno? ¿Por qué se persiguen estas excepciones genéticas sólo con las mujeres y no son un problema si un hombre se beneficia de ellas? Todas ellas son preguntas que se hacen quienes creen que a Semenya se la debería tratar como a una simple deportista más. Otros muchos, entre las que están varias de sus rivales, no lo ven así y reclaman que se defienda “la supervivencia” de la categoría de mujeres. “Hay implicaciones médicas, sociales y deportivas. El camino es difícil” ha señalado el histórico atleta Edwin Moses. El TAS tiene la última palabra.
¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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