RECAPITULANDO (VIII)
Cultura política y castigo
El procés, ese reaccionarismo, va adquiriendo formas de las nuevas extremas derechas europeas. Una es hablar todo el día de democracia, situar la democracia en un ideal alto y abstracto, y no cumplir el cotidiano
Guillem Martínez 6/04/2019
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LA CULTURA POLÍTICA. Sigo pensando que este juicio no tenía que tener lugar. A saber: los acusados, simplemente, transcurrieron a lo largo de la cultura política española. Es más, pensaban que estaban haciendo alta política cuando recurrían a posturas estilizadas de póker, periodismo de declaraciones y/o adquirido por medio de pago, y propaganda, los materiales con los que se forjan los sueños esp. Se decidió no concederles política, porque el Gobierno no se reconoció en esa política. Se observó ruptura en toda esta continuidad, simplemente porque en el discurso aparecían palabros como indepe o referéndum, sumamente prescindibles, como cualquier palabra imprescindible en la cultura política esp. En ese trance de incomprensión mutua, el Estado se expuso a un juicio político. Y los acusados, a los cargos que están bailando en este juicio. Son dos opciones fanáticas y suicidas. Y, ambas, poco democráticas. Responden, cada una de ellas, a una cultura en la que las élites explican hacia abajo lo que es democracia y, más aún, lo que no es democracia. No es democracia, en todo caso, el otro. Aún así fueron decisiones poco calculadas. El Estado, el sujeto que perderá menos, perderá mucho en el tiempo. Largo me lo fiáis, vamos. Los acusados, miembros de una clase que nunca se expuso a nada, hicieron lo que hacen las clases que nunca se exponen a nada: no calcular los riesgos de sus actitudes. Ni siquiera intuirlos. Practicaban, al fin y al cabo, la normalidad política esp. Por otra parte, como todos los condenados –PP, Casa Real, CDC...– en los últimos juicios por corrupción. Ejemplo de todo ello: en septiembre de 2017, un abogado presente hoy en el juicio impartió una conferencia a cargos medios/altos de JxS –en aquel momento, ERC y CDC–. A cada posible cargo penal en el que se podía incurrir, explicado por el abogado, el público se reía, ante la sorpresa del letrado. Unos se reían porque a) estaban convencidos de que hacían lo que querían sus superiores y sus medios de comunicación: un proceso imparable de una legalidad a otra –esa cosa tan esp; nunca ha sucedido salvo en el imaginario esp; siempre hay selva en medio–; y otros porque b) sabían que era una partida de póker, esa cosa en la que puedes perder pero, salvo en el far west, nunca puedes perder la vida. Van a perder la vida. Es decir, varios años de ella.
EL BAILE DE LOS CARGOS. Parece que rebelión sigue bajando. Quedan cada vez más nítidos el cargo de desobediencia y de malversación –unos añitos; muchos, si pensamos en la intención real de los actos y el éxito posible de todo ello–. Pero rebelión, esa desmesura, va cayendo. El testimonio de la cúpula de los Mossos –cohesionado, razonable, sólido– parece haberlo borrado. Queda la cosa sedición. Otra desmesura. Requiere tumulto. Creo que, en la lógica penal, se está dilucidando. Más, por ahora, en el día 20S que en el 1S. Posiblemente en algún tipo de grado de tentativa. Y queda un preciosismo, no calculado, que apareció en el auto de la AN/Lamela, no convocado por la Fiscalía en este juicio, pero traído a colación por la Acusación Popular: la asociación de malhechores. Me dicen que algún grado de tentativa en sedición podría traer de la mano este otro cargo. Un cargo que se intuye, pero no se aborda en su plenitud, con el PP, en la sentencia de Gürtel. Y que podría caer aquí de lleno. Tendría guasa que cayera, por primera vez, en un caso que habla más de mentira que de corrupción. Y no, pongamos, en el caso Palau. Pero en lo penal, uno no es lo que dice o hace o aquello de lo que se ríe, sino lo que le consiguen describir. Bueno, ya veremos. Es pronto. Esta semana, en todo caso, ha aparecido la figura del grupo criminal o asociación de malhechores, como quien no quiere la cosa y en la boca de un testigo. Hace un par de semanas, apareció, de la misma forma, la del tumulto, y mira, se ha ido dibujando penalmente, que es lo que importa en un juicio penal.
SOBRE LA MENTIRA. Sobre la erosión del Estado. Este juicio ha escuchado decir algo muy parecido a mentiras en la boca de Rajoy, Soraya SS. y Zoido. A la Sala, como a todo el mundo por aquí abajo, no le escandaliza un político mintiendo –no recordando, no precisando, no sabiendo–. Pero, y esto empieza a ser más llamativo, también ha visto mentir al staff policial en Cat para los idus de octubre. El GC Baena, por ejemplo, mintió, según lo publicado en Público, sobre su avatar en twitter. Algo importante, pues eso cuestiona su testimonio y sus atestados, determinantes para la cosa rebelión y sedición. El policía Quintela mintió, a su vez, en el segundo 1, al preguntarle si había tenido alguna causa penal, y no responder que fue juzgado en 1988 –dato aparecido en la prensa–, por hacer un disparo en un registro. Quintela, no obstante, y a pesar de la erosión sobre su credibilidad, aportó que los Mossos hicieron 271 geoloalizaciones de polis, y que hubo algo más que resistencia pasiva en algunos manifestantes, lo que vuelve a traer a colación la sedición. En todo caso, dos de dos altos oficiales de información mintiendo es mucho como para no pensar si el Estado tiene al día su Linkedin. Un lector me informa, por otra parte, del Linkedin del Estado, al decirme que Quintela es, a su vez, un Quintela, apellido importante en el franquismo unplugged. Tuvo que ver mucho con la cosa exterminio de maquis cat. En ese sentido, me envía un atestado del 4-XI-1949, en el que un comisario Quintela explica cómo matan a uno de la FAI y detienen a dos más. Esas luces sobre el paso de la legalidad a la legalidad, ese mito esp, es a lo que se expone, entre otras cosas, un Estado cuando opta por judicializar la política. No mola, pero es asumible. La selva no es un secreto de Estado. Un Estado, en fin, no reparte magdalenas.
EL CAREO. Pérez de los Cobos come aparte. El coordinador de la gran descoordinación del 1-O mantuvo un testimonio, hace semanas, que daba pie a rebelión by a tube. Es ese el testimonio que ha cuestionado la cúpula mossa esta semana. De manera muy efectiva, diría. Si Pérez de los Cobos ha mentido y se demuestra, se debería instruir causa por falso testimonio, en su grado más grave, que es cuando se emite en perjuicio de un acusado en una causa criminal. Si bien puede pasar que se decida que no se puede averiguar quién miente, si Pérez o los Mossos, por lo que, in dubio pro reo, el Tribunal debería acogerse a la versión más beneficiosa para los acusados. La de los Mossos. Es posible, por tanto, que la petición de Melero para realizar un careo –espectacular– entre el GC Pérez y el Mosso López no llegue a realizarse. Lo que sería, aún así, otro triunfo de Melero –con otro más ganaría un juego de sartenes–. La decisión del Tribunal sobre el careo es, ahora mismo, el gran morbo del juicioZzzzz. No obstante, el testimonio de Pérez de los Cobos está en entredicho. Mucho. Y con él, otra vez, el Estado. Lo que nos lleva a esta meditación, hermanos: la glorias de la lucha contra ETA deberían jubilarse, ahora que estamos en otros escenarios, por lo que debería haber cambiado el canon del héroe. Un héroe, tal y como está el patio, es aquel que dice la verdad en un final de Régimen en el que polis, periodistas y políticos están en entredicho.
PUIGDE Y SUS HECHOS. Ha sido importante el testimonio de los mossos López y Molinero, según el cual Puigde apuntó que podría aprovechar la violencia policial para proclamar la indepe. Es importante porque otorga credibilidad al resto de su testimonio, y porque ilumina verdad sobre el procés. A mí, explicar el comportamiento real del procesismo y del Estado es lo único que me interesa de este juicio. Y la frase de Puigde ilumina la ausencia absoluta de planes, que es a su vez el peor plan que puedes tener, incluso en una timba de póker. La pregunta es: ¿esa frase, que ilumina una cultura política endeble y propagandística, se puede inscribir en alguna categoría penal? Personas que considero me dicen que no, que es una boutade, una declaración de intenciones no confirmada por actos, y una dinámica propagandística de Puigde que nos fue acompañando durante semanas, sin indepe ni siquiera cuando se simuló proclamarla. Otras personas que también considero me explican que ahí puede encontrarse, si se busca, la génesis de algún grado de tentativa en la cosa sedición. La necesidad de provocar una situación, organizada por un grupo, si bien no protagonizada ni por ese grupo ni por su policía, que pasaba del boogy. Marchena, en ese sentido, interesado por la cosa sedición, se ha interesado por lo que se dice que dijo Puigde.
LIBERTAD PROVISIONAL. Esta semana las defensas han pedido la libertad provisional para Turull, Rull y Sánchez, y luego para Junqueras y Romeva. Esto es, para los acusados que son candidatos en alguna lista. Se pide, vamos, para realizar campaña. Si bien, de forma contradictoria, se explica que los acusados podrían cumplir arresto domiciliario en Madrid y su DF. Es decir, sin acometer campaña alguna. En un momento dado, en la petición del abogado Pina, se habla de la “actitud colaboradora mostrada (por los acusados) a lo largo de las 7 semanas de juicio”. Lo que es una verdad como un piano, a la vez que habla de la rebelión y sedición efectivas que tenían en la cabeza. Ninguna. Me dicen los que saben que es poco probable que se conceda esa solicitud, si bien está claro que los acusados han apostado por otro destino político diferenciado del de Puigde –vamos, por guión, es difícil que se fuguen–, y que el Estado dispone de diversos medios –poli y cacharros electrónicos, de uso común– para controlarlos. Ahora que rebelión como que no, podría ser un buen momento para liberarlos a todos.
LAS PARTES. Se empieza a notar el cansancio en todas las partes y en toda la Sala. Algo normal en un juicio largo. Se nota en las defensas y en Fiscalía, más advertidas por Marchena. Y en el propio Marchena, que en ocasiones pierde lo que en Princeton denominamos el charme Marchena. Esta semana, para cortar a un abogado, Marchena le ha espetado un “usted antes era un abogado más serio”. Lo que equivale, en la vida civil, a un “tío, tu antes molabas”, y a, posteriormente, salir del bar a partirse los ojos. El cansancio es lo que tiene. Un avoxgado ha sido empurado por delito de odio, ese delito que suele caer en las espaldas de las izquierdas. Hasta que no haya sentencia firme, no problem. No parece que se producirá en el tiempo que dure este juicio. Esta semana, por cierto, fruto del cansancio, Marchena dijo, en un pique con defensas, que “estamos a mitad de juicio”. Espero que no sea una imagen poética, sino literal. En las dos próximas semanas llegamos, más o menos, a la mitad de testigos consumidos. El grueso serán polis y GC, que intentarán transformar desórdenes públicos y pitote ante la autoridad policial en rebelión/sediciónZzzzz, e intentarán no utilizar alocuciones como la emitida por un poli esta semana: “Metí la porra como si no hubiera un mañana”. Le pones una grulla, y ya es un haiku. Las defensas, por cierto, siguen ateniéndose en sus interrogatorios a polis y GC a vídeos que no podemos ver. Hace bien, supongo. Es una pena, incluso una pérdida de tiempo, que Marchena no los permita ver hasta la fase documental. Es legal. Pero poco operativo.
MIENTRAS, EN CATALUNYA. El Govern Torra sigue haciendo un flaco favor a las defensas, cargándose la cosa democracia-que-tira-para-atrás, emitida nont-stop por el procesismo. Esta semana, un Govern que farda de que el Parlament es soberano –lo que es, por cierto, una aberración húngara; un parlamento no puede ser soberano o estamos perdidos; cuando Vox o su siguiente casilla gane en el Congreso transformará el Congreso en un ente soberano con el que arrearnos en la frente–, ha rechazado la resolución del Parlament para que convoque elecciones o se somete a una moción de confianza. No pinta que convoque elecciones, máxime cuando ha aparecido la primera encuesta que da la victoria a ERC, y que dibuja una caída de JxC –y de C’s; los dos procesismos gore–. Por otra parte, el Govern está sellando su divorcio con los Mossos, escenificado en el juicio esta semana. Lo hace creando otro cuerpo policial. Socorro. Se trata de una guardia pretoriana, y protorriana. Empiezan con 75, pero quieren llegar a 250 Mossos. Es, dicen, una escolta presidencial –para un Presi en el Beirut de los 70's–, compuesta por fieles procesistas, que provienen de la unidad canina, de Trànsit o de la Brimo/los que pegan. Es decir, sin experiencia alguna en escoltas policiales. El procés, ese reaccionarismo, va adquiriendo formas de las nuevas extremas derechas europeas. Una de ellas es hablar todo el dia de democracia, situar la democracia en un ideal alto y abstracto, y no cumplir el cotidiano. Cat, cuatro años por delante de Esp since 2012.
¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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