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Llega el Valladolid, el equipo de Miguel Delibes, al Metropolitano, con urgencias, que ya le ha salido la hoja roja del librillo de la liga y tiene que puntuar si no quiere despeñarse a Segunda, así que imaginamos un partido áspero mientras tomamos el aperitivo y celebramos con un día de retraso el cumpleaños del Atleti. La zona VIP del palco tendrá hoy trabajo extra, que llega el rollizo presidente Ronaldo Nazario con su aspecto de niño zampabollos.

Tarde de sol y casi lleno de estómagos en plena digestión. Llegamos dos minutos tarde. A los ocho del inicio Oblak se empieza a inflamar hasta terminar como un infranqueable castillo hinchable, “cada día yo te quiero más”. Antes del cuarto de hora suenan los cantos vintage, “Alirón, alirón, el Aleti es campeón”. ¡Que hermosa ceguera!

Fútbol, poco. En el verde Saúl quiere gobernar, Godín acompaña mientras animan los coros y danzas en la grada. El arbitro sigue tarjeteando futbolistas. Para dejar de correr y poder tomarse un respiro.

En el palco se estará preparando la merendola mientras los demás tomamos el sol en la grada. –Yo ya no me voy de puente, con este solazo ya he ligado bronce, anuncia un espectador. Y nosotros, los demás, nos fuimos aburridos y sin protección solar al descanso.

Entonces, como no se puede beber cerveza, me dio por recordar un desplazamiento a Pucela hace mil años, con el director de CTXT. Éramos líderes, entrenaba Clemente y para allá, cual procesionaria rojiblanca, nos desplazamos unos 8.000, exagerando. Palmamos con un gol en propia meta de Bustingorri, un indefinible jugador que hoy sirve bocatas en su bar de Pamplona y que era  muy del agrado del finísimo técnico vasco. Aquella tarde, el Atleti no tiró a puerta ante la desconsolada hinchada que ocupó un fondo casi por completo del estadio de la pulmonía. Perdimos el liderato y el domingo entero. Se lo contaba a Jaime, sobrino rasta, cuando empezó la segunda parte. Sin Thomas por Rodri con sus seguros 8.000 pases, exagerando. Se escuchan fuerte por primera vez gritos de Pucela, Pucela, pero su equipo no carbura. Minutos después Correa sustituye a Filipe que se va con un careto de asustar, pero con la primera bola Angelito hace un jugadón maradoniano, dios me perdone. Y nada.

–¡Mañana es el cumple del Cholo!, grita una señora.

El Valladolid no parece peligroso aunque Sergi Guardiola sigue correteando. En plena soñarrera recibe Koke, se la ofrece a Saúl, chico para todo, ahora lateral, centra desde la banda izquierda que ahora gobierna y  gooooool. Goooool. ¡Qué golazo!. Ha marcado con un solo toque y de preciso remate Joaquín, Joaquín… solo que ha sido en propia puerta. ¡Vaya!

Lo celebro con Jaime como el abuelo cebolleta. El fantasma de Bustingorri ha vuelto. Juanfran calienta y aprovechando la temperatura ideal se hace unas fotos con algunos aficionados, eso sí, por la banda suya. Muy sonriente. Algo menos el Mono Burgos, que se ha coscado... Uf, este hoy no sale. Y no salió.

Quien sí lo hizo fue Vitolo, sin levantar la cabeza entró y tal cual se marchó. “Machín, cántate un bolero”, bromea el personal. Pero Víctor Machín sigue sin levantar la cabeza. Lo intenta eléctrico Correa con otro jugadón y le sigue Oblak con un manotazo espectacular. En el 85 falta inventada en contra que sacan y se reclama penal. Otro. Desde la esquina de las flores no parece. Var. Nada. Susto. Arias, el defensa colombiano con cara de estudiante implicado en la jugada tiene entre los socios dos apodos; Almacenes Arias o Derribos Arias. Elijan ustedes. 

Pero aún hay más. Miguelín, el debutante con nombre de personaje de Delibes remata en el área chica y…

lo han adivinado, paradón de Oblak. Estamos en el descuento.

Falta a favor. Koke agarra el cuero y demora el saque. El trencilla le saca una estúpida tarjeta, alguien dice algo improcedente a Koke y éste se encara con el tolondro. Sentimos no poder transcribir la frase textual. Y el colegiado pitó el final. 

El Barca será campeón. Enhorabuena. 

¡Y felicidades Cholo! Nunca dejes de creer.