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Mujer mirando el móvil.
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Desde 2011, el acceso a internet es un derecho humano reconocido por la ONU. Para garantizarlo, pocas cosas más efectivas que ponerlo al alcance de todos, a un precio asequible y en igualdad de condiciones. En España, más del 86% de los ciudadanos se conectan a internet con cierta regularidad, según cifras del INE. Sin embargo, también existe un 20% de la población que no disfruta de los servicios más modernos, los de alta velocidad. Las diferencias entre regiones, además, son muy acusadas, tal y como se desprende de los datos recientemente publicados por un informe Ministerio de Economía y Empresa.
De esta forma, mientras en la Comunidad de Madrid el 97% de los habitantes pueden navegar por redes de internet con una velocidad superior a los 100 megas, en Extremadura apenas tiene este nivel de conectividad el 55% de la población. Estos son, cerca de 42 puntos menos en la penetración de los servicios de banda ancha entre una región y otra.
No son las únicas diferencias importantes. En Asturias, ocho de cada diez habitantes ya disfruta de un internet de máxima velocidad, mientras que en la vecina Galicia solo lo hacen seis de cada diez. Castilla y León y Castilla la Mancha, con cerca del 65%, son otras de las regiones con un importante déficit de servicios de banda ancha.
Los datos, eso sí, han mejorado a un ritmo alto en los últimos tiempos. Mientras que en 2017 la red de alta velocidad de 100 megas llegaba al 76% del conjunto de la población en España, durante el año pasado este porcentaje se elevó al 81%. Por su parte, la cobertura móvil a través de 4G, el servicio más rápido, es una realidad para casi el total de la población.
Pese a esto, las limitaciones y desigualdades por regiones en el acceso a la banda ancha en España se cronifican en las localidades más pequeñas, concentradas en las zonas rurales o de la España vacía. En las poblaciones que tienen entre 2.000 y 5.000 habitantes, la cobertura de banda ancha de 100 megas apenas llega al 36,4% de los vecinos; en los municipios de entre 1.000 y 2.000, al 12,5%; y en los de menos de 1.000 no pasa del 6%.
En total, según datos del informe del Ministerio, apenas el 38% del territorio rural de España cuenta con una cobertura de internet de alta velocidad, 42 puntos menos que la media conjunta de todas las zonas del país.
Las brechas territoriales de acceso a internet, en este caso a los servicios de alta velocidad, no son las únicas desigualdades en materia tecnológica que se reproducen en España. La edad, los ingresos o el nivel de estudios también son factores de importancia a la hora de evaluar el nivel de conectividad de la población. Con un acceso cada vez más universalizado, las desigualdad se reproduce precisamente en la forma en la que se gestionan y consumen los recursos.
De esta forma, apenas un 28% de las personas con rentas bajas accede a la cultura a través de internet en España, mientras que entre los que tienen más ingresos los hacen uno de cada dos. Más acusada aún es la brecha si se atienden a las diferencias por edad, que además nos sitúan lejos de los resultados europeos: un 38% de las personas de entre 65 y 74 años usa internet al menos una vez por semana en nuestro país, diez puntos por debajo de la media de la UE. Entre los más jóvenes, el porcentaje de conectividad se eleva en España a prácticamente el 100%.