El sufrimiento del dolor: persona, cuerpo, ser y sociedad
Capítulo del libro ‘Los imaginarios colectivos, la salud pública y la vida. Para conversar desde las artes sobre nuestro bienestar en sociedad’
Miquel Porta 10/07/2019
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
“Cuando se trata del ser humano, las fronteras entre la ciencia y las humanidades son absurdas; limitan aún más la ya de por sí limitada capacidad humana para comprender la realidad. Todo es conocimiento que se interrelaciona y se complementa. Es lo que el conjunto de voces que aquí se publican han querido decirnos al hacernos partícipes de su imaginario colectivo. Una fiesta leerlos.”
Victoria Camps
[fragmento del Epílogo]
El dolor es una de las experiencias humanas más intransferibles. Más difíciles de comunicar a los demás. El dolor y el sufrimiento extremo que a veces ocasiona el dolor, del que es parte y con el que se mezcla, inseparable1-3. Todos lo sabemos; aunque en medidas muy diferentes, por experiencias a menudo radicalmente distintas.
En inglés es habitual la expresión “pain suffering”, el sufrimiento del dolor. Ayuda a pensar sobre estas dos dimensiones: el dolor y su sufrimiento. No es un pleonasmo. Dimensiones estrechamente relacionadas, mas no idénticas.
El dolor y su sufrimiento son tan intransferibles, que muchas personas cuando los viven creen impensable que pueda existir “algo” real similar más allá de su ser. Anonadada en el dolor insufrible –tangible, inasible–, nada parecería más absurdo a la persona postrada que la idea de un imaginario colectivo del dolor, si por azar cayese en ella. Imaginario o real, lo colectivo desaparece ante esa única sensación individual abrumadora, que todo lo invade y aniquila. Hasta uno mismo. Menos uno mismo. Lo colectivo se esfuma, funde, desaparece. O así parece.
Extremos o límites: dolor (in)sufrible, tangible / inasible, imaginario / real, colectivo / individual. Dolor personal (in)explicable. Delimitaciones, fronteras. Esas fronteras sólo parecen incompatibles en ciertos paisajes de la vida. Su experiencia simultánea, su coexistencia lacerante solo parece absurda desde la razón tranquila y el bienestar indoloro. Pero luego uno transita por otros parajes y el dolor le lleva a experimentar íntimamente ese conocimiento: las fronteras difusas, su explosión, la coexistencia de los límites entre dos tomas de tramadol4.
La absurda idea de compartir el dolor que a uno postra, anonada y elimina.
La común experiencia de compartir y así aliviar el dolor que uno sufre, con personas cercanas. Cercanía, afecto. Dolor (in)transferible.
Y sin embargo, sí, en cada cultura existen diáfanas y profundas creencias, símbolos, imágenes, valores y normas sobre las múltiples formas del dolor y sus significados. Las humanidades y las ciencias sociales –de forma destacada, algunos excelentes estudios antropológicos– muestran que esa experiencia individual (in)transferible es a la vez parte de cada cultura. Una parte íntima de cada constelación cultural. Además de una experiencia –individual y colectiva– universal y milenaria.
A la vez individual y colectiva. Personal, universal y milenaria.
Así, por ejemplo, una dimensión nuclear de la educación, aculturación y socialización de los niños, jóvenes y ancianos comprende la transmisión, adquisición e interiorización de creencias, símbolos, imágenes, valores y normas sobre el dolor: sobre sus causas, mecanismos y contingencias, sobre su percepción, la atribución de significados, sus funciones y propósitos, actitudes, reacciones adecuadas y legítimas (emocionales, prácticas... expresiones, quejas, tratamiento...), curso, secuelas... Fascinantes procesos de profundo calado humano, cultural, médico, sanitario, político...
Mucho de todo esto está en la obra de centenares de artistas5,6. Por ejemplo, en la de poetas como Eloy Sánchez Rosillo7,8 (Murcia, 1948). Mucho aunque no todo, claro9.
La poesía es una buena fuente y forma de conocimiento para los trabajadores de la salud pública, la medicina y tantas otras profesiones con fundamentos humanistas y sociales. No lo son menos las otras artes, las humanidades y las ciencias sociales10. Muchos de los textos de este libro son puentes entre unas y otras, en ambas direcciones.
El dolor
La vida pone a prueba constantemente el barro
tan resistente del que estamos hechos.
A cierta edad, apenas llegan días
que no nos traigan junto al don del aire
y a la misericordia de la luz
algún percance oscuro, turbia zozobra al pecho.
Y esto es así. Tenemos ya costumbre.
No hay sobresalto en ello, miedo, lucha;
hay un ceder, un inclinar la frente
al vestirse el atuendo cotidiano
de nuestra condición.
Pero la vida
golpea en ocasiones de forma más terrible
con algo que no es hábito: el dolor,
el dolor verdadero.
De súbito, te encuentras
sumido en un lugar que no sabes decir,
porque no es de este mundo, y desconoces
cómo hasta aquí has venido. Nadie te trajo, a nadie
hallas en las vacías dependencias
de esta casa cerrada a cal y canto. Estás
contigo a solas. Se ha parado el tiempo.
No recuerdas, ni esperas, no existe el sueño, todo
es un presente ciego que no avanza
y en el que sólo escuchas tus gemidos
y el ruido que hacen al romperse una a una
las fibras de tu ser.
Tal vez suceda
–también sin saber cómo– que regreses,
que como por milagro sobrevivas
a esa nada que has sido.
Mas la tremenda ausencia
te hace volver cambiado.
Cuesta trabajo respirar de nuevo,
y la imprevista claridad del alba
que mansamente acude a recibirte
te hace daño en los ojos.
Lo más hermoso es siempre tan intenso
que nos hace sufrir, aunque también
nos depare alegría, una alegría
única, entremezclada, y que no muestra
ninguna semejanza con el mero placer. (...)
* * *
El niño que hubo en mí en un ayer soñado,
ese al que el tiempo desde siempre quiso
desterrar y olvidar
sigue asombrosamente
viviendo en quien al cabo de los años
me he convertido: un hombre
que conoce el dolor y que por eso
ama mucho la vida. (...)
Eloy Sánchez Rosillo7,8
La fuerza del dolor
La inmediatez terrible del dolor
nos engaña y nos lleva a desproporcionarlo,
a afirmar con la triste soberbia del que sufre
que el dolor que tenemos es el más grande
y que no puede ser que algún día termine.
Después cesa por fin, porque todo en la vida
en un punto comienza y en otro punto acaba,
y vemos que era sólo un dolor, y no el Dolor,
un tenebroso y duro contraste imprescindible
de tanta luz, de tantas alegrías.
* * *
Con prosa sobria, Arthur Kleinman, uno de los científicos sociales y médicos que más han hecho por integrar antropología y medicina clínica11,12, dice13.
“Nada concentra tanto la experiencia y clarifica las condiciones centrales de vivir como la enfermedad grave. El estudio del proceso por el cual se crea significado en la enfermedad (...) y las narrativas de la enfermedad nos instruyen sobre cómo los problemas de la vida se crean, controlan y se les dota de significado. [Ese estudio y esas narrativas] también nos hablan de la manera en que los valores culturales y las relaciones sociales moldean cómo percibimos y monitorizamos nuestros cuerpos, etiquetamos y categorizamos los síntomas corporales, interpretamos las quejas (...). En la enfermedad crónica y su tratamiento podemos vislumbrar un puente simbólico que conecta el cuerpo, el ser y la sociedad. Esta red interconecta procesos fisiológicos, significados y relaciones, de modo que nuestro mundo social es recurrentemente vinculado a nuestra experiencia interior. (...) La interpretación de las narrativas de la experiencia de enfermar es una tarea nuclear en el trabajo clínico, aunque esta habilidad se ha atrofiado en la formación biomédica. (...) Cuando tomamos como nuestro punto de partida los significados de la experiencia de la enfermedad, entonces nuestra misma comprensión de la medicina es cuestionada13.”
Buscar, escuchar, aprehender, comprender, asumir, sentir, actuar desde los significados de las experiencias de enfermar (elige tú tus verbos)... es esencial. Al lado de quien tú sabes. En medicina, en salud pública, en tantas profesiones y tareas de la vida.
Y a su vez, para ello la poesía –alguna forma de arte– es necesaria.14
----------------------------
Miquel Porta es médico, catedrático de salud pública, Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y Universidad Autónoma de Barcelona. @miquelporta
Libro editado por Miquel Porta. Los imaginarios colectivos, la salud pública y la vida. Para conversar desde las artes sobre nuestro bienestar en sociedad. Madrid: Los Libros de la Catarata, 2019.
-----------------------
Notas
1. Zborowski M. Cultural components in responses to pain. Journal of Social Issues. 1952; 8 (4): 16–30.
2. Zborowski M. People in pain. San Francisco: Jossey-Bass; 1969.
3. Wolff BB, Langley S. Cultural factors and the response to pain. En: Landy D, ed. Culture, disease and healing. Nueva York: Macmillan; 1977: 313–319.
4. Wagensberg J. Sólo se puede tener fe en la duda. Pensamientos concentrados para una realidad dispersa. Barcelona: Tusquets; 2018: 105–109, 144. También: Porta M. Nos interesa más lo que no sabemos. En: M. Porta. Los imaginarios colectivos, la salud pública y la vida. Para conversar desde las artes sobre nuestro bienestar en sociedad. Madrid: Los Libros de la Catarata, 2019.
5. Rebagliato M. De muerte y muertes. En: M. Porta, op. cit.
6. Porta M. Casi siempre el arte y la ciencia son un fracaso. Idem. Preferiría dormir en la misma cama que mis sueños. Idem. La manera que tiene el infinito de caber en un cántaro. Todos en M. Porta, op. cit.
7. Sánchez Rosillo E. Las cosas como fueron. Poesía completa, 1974-2003. Barcelona: Tusquets; 2004: 248.
8. Sánchez Rosillo E. La certeza. Barcelona: Tusquets; 2005: 17–20, 41, 67, 79.
9. Porta M. El sofriment del dolor. Els estudis interculturals sobre el dolor i la crisi de la Medicina Occidental. En: Gol i Gurina J, ed. El procés d'emmalaltir. Entorn social i cultural. XII Congrés de Metges i Biòlegs de Llengua Catalana. Barcelona: Institut d'Estudis Catalans; 1984: 279–293.
10. Valverde F. Poesía para la salud global: el pulso del conocimiento y la emoción. En: M. Porta, op. cit.
11. Kleinman A, Eisenberg L, Good B. Culture, illness and care: Clinical lessons from anthropologic and cross cultural research. Annals of Internal Medicine 1978; 88: 251–258. Eisenberg L, Kleinman A. Clinical social science. En: Eisenberg L, Kleinman A, eds. The relevance of social science for medicine. Dordrecht: Reidel; 1981: 1–23. Kleinman A. What really matters. Living a moral life amidst uncertainty and danger. Nueva York: Oxford University Press; 2006. Kleinman A, Hall-Clifford R. Stigma: a social, cultural and moral process. Journal of Epidemiology & Community Health 2009; 63: 418–419.
12. Ballester R. Prólogo. La salud pública y las otras realidades. En M. Porta, op. cit.
13. Kleinman A. The illness narratives. Suffering, healing and the human condition. Nueva York: Basic Books; 1988: xiii–xiv. En el original: “Nothing so concentrates experience and clarifies the central conditions of living as serious illness. The study of the process by which meaning is created in illness (...) and illness narratives edify us about how life problems are created, controlled, made meaningful. They also tell us about the way cultural values and social relations shape how we perceive and monitor our bodies, label and categorize bodily symptoms, interpret complaints (...). We can envision in chronic illness and its therapy a symbolic bridge that connects body, self and society. This network interconnects physiological processes, meanings, and relationships so that our social world is linked recursively to our inner experience. (...) The interpretation of narratives of illness experience is a core task in the work of doctoring, although the skill has atrophied in biomedical training. (...) When we take as our starting point the meanings of illness experiences, then our very understanding of medicine is challenged.”
14. “... Poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos... Hago mías las faltas, siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto y canto, y cantando mas allá de mis penas, de mis penas personales, me ensancho, me ensancho. No es una poesía gota a gota pensada, no es un bello producto, no es un fruto perfecto, es lo más necesario, lo que no tiene nombre; son gritos en el cielo y en la tierra son actos”. Celaya G. La poesía es un arma cargada de futuro. Aquí cantada por Paco Ibáñez. Sobre Celaya. Al hilo: de León Felipe: Sé todos los cuentos.
“Cuando se trata del ser humano, las fronteras entre la ciencia y las humanidades son absurdas; limitan aún más la ya de por sí limitada capacidad humana para comprender la realidad. Todo es conocimiento que se interrelaciona y se complementa. Es lo que...
Autor >
Miquel Porta
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí