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Yendo de camino al bar en el que había quedado con unos amigos, me crucé con la manifestación por el clima. Miles de jóvenes. Niños, mejor dicho. Todos con sus pequeñas pancartas, exigiendo algo tan básico como no morirse del asco. Como iba en bici me paré hasta que surgiera un hueco por el que meterme y cruzar al otro lado sin atropellar menores. Hice bien. Si no llego a tomar esta precaución, el titular hubiera sido desastroso para la causa: en la manifestación por el clima, decenas de niños atropellados por una bicicleta no contaminante. Mientras esperaba a que el hueco apareciese, empecé a darle vueltas a por qué yo no había ido a esa manifestación si no existe una causa más importante que evitar que nos vayamos al carajo. Al principio lo achaqué a la pereza o a la delegación de funciones en los niños: al fin y al cabo son ellos los más interesados en evitar que Sevilla acabe teniendo paseo marítimo, yo no lo veré. Luego recordé rápidamente mi regla de oro para ir a manifestaciones: sólo voy a las que han sido previamente criminalizadas, señal de que manifestarse sirve para algo. Y esta no había sido criminalizada. Total, para qué.
En 2001, una odisea en el espacio, la máquina inventada por el ser humano toma el control volviéndose en contra de su creador hasta llevarlo a la destrucción. HAL –así se llamaba el ordenador de la nave espacial en claro homenaje a cuando Chiquito de la Calzada se quedaba estupefacto por alguna cosa – había tomado vida propia y ya no respondía a las órdenes ni intereses del ser humano, sino a los suyos propios. 50 años después, la peli de Kubrick nos sirve para entender por qué manifestarse en contra de algo que tiene vida propia y nos lleva a la destrucción ya no sirve. La única solución es matar a la máquina. En estas estábamos mi cabeza, mi bicicleta y yo, esperando el hueco para cruzar, cuando me fijé en el cartel que levantaba una chica: “Actuad ya”. Calculo que tendrá unos catorce años, así que nació después de 2001. La niña es posterior al futuro que Kubrick imaginó, así que no creo que haya visto la peli. ¿Para qué? Para ella no sería una peli futurista, sino pasadista en todo caso, si es que eso existe y tiene sentido. Actuad ya. Entiendo que el mensaje iba dirigido a los políticos que no toman medidas contra el calentamiento, que en realidad son medidas contra el sistema económico que lo provoca. Actuad ya. Actuar contra quién, discuto dentro de mi cabeza con la pobre niña de catorce años y la zarandeo para que deje de ser tan inocente. Actuar contra las cien empresas multinacionales, dueñas del mundo y responsables del 70% de las emisiones contaminantes, querrás decir, le grito. ¿Sabes que ese “actuar” que pides es regular el mercado, es limitar o prohibir la actividad de esas multinacionales? Es ir contra un capitalismo que nos manda a la mierda a cambio del juego de las monedas. ¿Sabes que eres una maldita anticapitalista y no tienes ni idea, niña?, la abronco dentro de mi cabeza hasta que, de repente, aparece el hueco por el que meterme y la cerveza fría que me espera al otro lado mitiga mi calentamiento global personal.
Subido en la bici me alejo de los gritos de los jóvenes y me arrepiento de haberle montado esa bronca a la cría en mi cabeza. Aún no tiene edad y no es justo que un pollavieja climático como yo le monte tal pollo. Bastante es que está ahí, con su pancarta, intuyendo, sin saberlo aún con certeza, por dónde van los tiros. Rozando con la mano el entenderlo. Teniendo conciencia de qué está bien y qué está mal a pesar de que lo más fácil, estando condenada a morirse del asco, sería que a sus catorce años pasara del asunto. Me pedí la cerveza y brindé a su salud.
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Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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