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Tengo un vecino que se llama Vicente. Vicente es un tipo que está orgulloso de sí mismo, según he podido deducir durante el tiempo que llevo viviendo en este vecindario. A Vicente, tras sonarle el despertador, se le puede escuchar a través de los finos tabiques gritar “soy Vicente” religiosamente cada mañana, como necesitando por algún motivo recordárselo a sí mismo y, de paso, a los vecinos de los pisos contiguos. Los días que me cruzo con Vicente en el ascensor, muy amable, Vicente siempre me cuenta con pasión qué tipo de cosas son sagradas para él. “El lacón con grelos es algo que hay que respetar siendo Vicente, que no me lo toquen”, me dijo la última vez que intenté hablarle del tiempo que hacía fuera. Mientras Vicente me cuenta qué cosas son muy de Vicente y cuáles son anti Vicente –cenar comida picante es una de ellas– miro de reojo su muñeca intentando descifrar qué pone en una pulsera de tela que siempre va con él. El otro día lo conseguí. El mensaje es idéntico al de la sábana que, orientada hacia la calle, cuelga del balcón de Vicente: “Soy Vicente”. Si le preguntas a cualquiera, te dirá que Vicente padece un grave problema de personalidad derivado de quién sabe qué trauma y que más le vale dejar de autorreferenciarse continuamente para parar en seco y buscar la ayuda de un especialista que le trate lo suyo. Si le preguntas a Vicente, te dirá, orgulloso, que cuál es el problema que tienes con que él sea Vicente. Y que no piensa pedir perdón por ello.
En España empieza de nuevo la campaña electoral y los partidos ya tienen sus lemas. Todos nuevos, claro. Imagínense qué cutre sería llevar el mismo lema que hace cinco meses. La principal novedad es que la palabra España ya no sólo es la estrella en los discursos de contenido político. Ahora triunfa también en los lemas: “Ahora España”, “España siempre”, “España en marcha”. El próximo 10 de noviembre, habrá quien vaya a votar y habrá quien se quede en casa. Pero desde luego, no habrá nadie que se confunda pensando que las elecciones son las del Parlamento de Chipre. El cien por cien de la población con derecho a voto tendrá claro, gracias a la mercadotecnia electoral, que las elecciones son las de España.
Dar con un lema electoral adecuado en contra de lo que pueda parecer cuando uno observa el resultado final no es fácil. Se trata de conseguir transmitirle al votante un proyecto de futuro y unos valores a implementar por cada formación política. En el caso de Vox –España siempre– el mensaje que se transmite es redondo, fácilmente entendible. España no es a veces ni de vez en cuando, España es siempre. De lunes a domingo, festivos incluidos. España, como los comercios en Madrid, no cierra. España es España, fue siempre España desde que la llamaron así y seguirá siendo España mientras ese siga siendo su nombre. No hay discusión en torno a eso. Siempre España. Además, el mensaje de Vox transmite compromiso fiel. No verán ustedes a Santiago Abascal, ni a Ortega Smith, ni a Iván Espinosa de los etcéteras presentarse a las elecciones de Portugal, ni a las de Angola o las de Canadá. Se presentan en las de España. En las de España siempre.
En el caso de Ciudadanos –España en marcha–, el nuevo lema es una continuación del lema anterior, una especie de segunda entrega en la que se resuelven algunas de las preguntas abiertas que quedaron tras aquel “Vamos” de las pasadas elecciones. ¿A dónde vamos? Qué importa. Al futuro, como no puede ser de otra forma. ¿Quiénes vamos? España, que está en marcha. Ahí lo tienen. España en marcha sugiere movimiento frente a quienes acusan a Rivera y los suyos –los que quedan suyos– de inmovilismo, de haberse quedado colgado como un ordenador que repite una y otra vez el mismo mensaje –la banda, golpistas, ciento cincuenta y cinco– mientras la vida –y los votos – le pasan por delante. España, con C’s, marcha. España, con C’s, se mueve. De un lado a otro, no importa tanto el dónde –en contra o a favor de pactar con Sánchez– como el hecho de moverse en sí. Porque lo que no se mueve acaba muriendo. Justo lo mismo que le pasa a lo que se mueve demasiado.
El lema elegido por el PSOE ha traído polémica. Al verlo anunciado por televisión –Ahora España– la Fundación Francisco Franco levantó el brazo para denunciar plagio. Al parecer, los guardianes de las esencias del dictador –sólo quedan bajo esa piedra precisamente esencias– habían usado ese mismo lema hace un par de años para no sabemos bien qué. ¿Con qué intención usa uno el adverbio de tiempo “ahora” cuarenta años después de la muerte del homenajeado? Sea como sea, así fue: Ahora España es el lema que el PSOE le ha robado al franquismo. Ese “Ahora España” con el que se presenta el PSOE es, probablemente, el lema más difícil de desentrañar de todos los que participarán en la campaña electoral. Ahora España podría sugerir que antes no. Ahora España deja una duda abierta en el futuro. ¿Ahora España y luego qué? Quienes lo miran así se equivocan de mirada. El lema del PSOE es mucho más complejo, más sutil de lo que sugieren esas críticas infantiles que sólo pretenden el chascarrillo fácil. “Ahora España” no sólo quiere decir que ahora es el momento de España, sino que España es Pedro Sánchez. Como lo oyen. Ahora España es la simbiosis entre Pedro Sánchez, el hombre al que ahora le llega su turno tras habérsele impedido gobernar y España, la nación. España ahora es Sánchez y Sánchez ahora es España. Unidos como siameses, lo que le viene bien a la una le viene bien al otro y viceversa. Y nada, salvo que los electores la vuelvan a cagar, impedirá que la unión Sánchez-España se produzca ahora.
Las elecciones pasarán y con ellas los lemas. Los gobiernos se acabarán formando tarde o temprano y disfrutaremos o sufriremos unas políticas u otras en función de los programas y pactos que acaben floreciendo. Pero todo eso, que es importante, no es lo principal. Lo principal es que mientras España siga siendo tendencia en España sabremos que seguimos vivos, como sigue vivo Vicente cada mañana.
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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