A Rivera se le agrió la leche
Ciudadanos ha perdido en seis meses más de dos millones y medio de votantes. “Los malos resultados son culpa siempre del líder”, dice Rivera
Álex Blasco Gamero Madrid (sede de Ciudadanos) , 11/11/2019
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Noche electoral en la sede madrileña de Ciudadanos, calle Alcalá 253, salida 6A de la M-30. Para los de fuera de Madrid, esta salida da dos opciones: a) ir dirección centro y encontrarse con Ventas, la mayor plaza de toros de la capital –ese coso tan del siglo XII–, o b) ir en dirección contraria y encontrarse de frente con la sede de los naranjas. La sede, un edificio gigante con una pantalla nueva de unos 14 metros de alto, ilumina toda la calle a falta de farolas que lo hagan. A diferencia de abril, en el exterior poca gente, tres coches de policía, un par de cámaras esperando la llegada de Rivera, otros tantos de seguridad del chiringo con cara de “qué día más largo nos espera” y ningún escenario que nos dé a entender que esperan una alegría. En el interior todo sigue igual que en primavera menos las caras de los simpatizantes. Los eslóganes ‘Vamos’ y ‘España en marcha’ bañan las paredes de la sala principal, los periodistas sonríen porque saben del cáterin de los de la calle Alcalá, los militantes directamente no sonríen y al igual que en las elecciones originales –recordemos que estas son la secuela– un cuadro con un rectángulo naranja y la frase ‘Imposible es solo una opinión’ nos hace ver que sí, que es el mismo sitio.
Mucho silencio y pocas respuestas. “Estoy acostumbrado a esto, vengo de UPyD” es lo poco que nos dice uno de los voluntarios del partido cítrico. La tarde pasa tranquila mientras los militantes deambulan como zombis sin hambre por los pasillos. Poco se sabe de los cargos políticos, aún menos de Lucas. Se sabe que Arrimadas ha llegado con su pareja, pocos la vemos ya que nos engañan con el juego de la bolita. Villegas hace una fugaz aparición dando las gracias por la participación y Villacís se marca el susto de la tarde asomándose por la puerta de un ascensor al grito de “¿¡tenéis llaves de la cuarta planta!?”, al que nadie responde.
Empiezan a salir los resultados. Lo que los afiliados ya se olían se hace realidad. Batacazo máximo. Ciudadanos pierde dos millones y medio de votantes, 47 escaños en el Congreso y los cuatro del Senado. Había muchas dudas sobre la deriva de la campaña. Los “y tú más” y la constante confrontación han conseguido descolocar por completo a sus votantes, o por lo menos eso es lo que repiten varios de los fieles. “Si eran de centro, ¿por qué no apoyaron a Sánchez en la investidura?”, “si eran de derechas, ¿por qué atacaban al PP durante los debates?”, “si eran reformistas, ¿por qué se acojonaron tras señalar a Casado o a Pastor los casos de corrupción de su partido con tan solo una miradita?”, “si no eran extrema derecha, ¿por qué se pusieron a discutir si lo menos útil eran las autonomías o las diputaciones y no el trato inhumano a los extranjeros o a las mujeres?”, son algunas de las preguntas que hacen varios compañeros de la sala a los fieles. Una conclusión breve en tono lúgubre de una voz desconocida cierra la conversación con un “hemos perdido nuestro espacio en el centro, y con ello todo” que hace el silencio.
La realidad es que Ciudadanos ha perdido 51 cargos representativos en estas elecciones y a pesar de ello el trifachito ha ganado tres escaños en el Congreso. Ellos han perdido dos millones y medio de votantes y el trifachito novecientos mil. Con menos votos el bloque de derechas ha ganado peso representativo, sin embargo Ciudadanos ha salido perdiendo, colocándose como sexto partido del parlamento, sin dominio de la agenda, posicionándose como un partido claramente de derechas, perdiendo la apropiación del preciado término patria y con un líder que huele a INEM.
Sale Albert Rivera, esta vez sin adoquín, perro, ni material de imprenta. Sale con forma de político serio, sin frases hechas, ni los eslóganes de cartón pluma a los que acostumbra. Lo deja claro de inicio, “los españoles han elegido más Sánchez, más Vox y menos centro político”. El mensaje es directo, la ha cagado: “los malos resultados son culpa siempre del líder” y pone su cargo a disposición de una futura reunión nacional del partido. Varios ojos que le vigilan desde la espalda se humedecen. Varias manos aprietan hombros de compañeros. Un doble sentido de pena y deseo de trono se palpa en el aire.
Al parecer lo de que ‘Imposible es solo una opinión’ sí que era real. Ciudadanos solo opinando ha conseguido lo que parecía imposible. Ha perdido en seis meses más de dos millones y medio de votantes. 47 escaños. 15 más de los que consiguió en las elecciones de 2016. Lo que en abril parecía una prueba de salto vertical en la que marcaba el listón de tercera fuerza con aspiración a segunda, hoy ha demostrado que sin ola el surfero pasa de ser un tío molón a alguien que practica skimboard, un niño que juega con una tabla en la orilla por si se ahoga. Y por ello quizá, y solo quizá, todo haya salido redondo.
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Álex Blasco Gamero
De Leganés. Estudió periodismo y cª políticas –eso dicen dos papeles muy caros–. Actualmente es miembro de la redacción de CTXT.
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