Guía para sortear la censura flamenca
Manifiesto contra la censura por mal gusto y algunas palabras exaltadas sobre la “autenticidad” y la “apropiación cultural”
Benicio Bregalli 13/11/2019
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Aquí Colombia, al quite del Viejo Mundo. Medios españoles informan: el Ayuntamiento de La Línea de la Concepción, en Cádiz, prohíbe el reggaetón durante el Domingo Rociero, al comienzo de la Feria de Julio. Hay un vídeo. Aparece un clasudo del Ayuntamiento. Y dice a cámara: “Nos vimos obligaos a sacar un bando […]”. Y la web del Ayuntamiento glosa el famoso bando: “Sólo podrá sonar música rociera, flamenca o similar”.
¿Cómo así con la censura? ¿Están en España como en Cuba? Echa las cuentas del Decreto 349 de 2018, destinado a regular “en materia de política cultural y de prestación de servicios artísticos”. Y de paso se prohíbe todo lenguaje que pueda ser tomado como “sexista, vulgar u obsceno”. En Cuba hay cabreo y mala baba contra el perreo. México corrobora, ¿escondiéndose detrás de Finlandia? Ahora España remata.
Que el reggaetón atenta contra la moral.
Pues querrán una cruzada evangelista, como quisieron en Borinquén algunos. Querrán que todos los Héctor el Bambino se hagan Héctor del Father y del Espíritu Santo. Y que la Noche de Travesura termine pronto en la Mañana de la Fé protestante y conservadora.
Que el reggaetón es de mal gusto.
¿Del gusto de quién? ¿De los especialistas en arte y cultura? Papi, esos confunden su incapacidad para disfrutar con un defecto en los que disfrutan. Nos quieren hacer creer que cuanto más experto eres, menos cosas te gustan. Pero tener un gusto refinado no es estar viendo falta de gusto aquí y allá, es entender con precisión por qué y cómo el gusto está en la variedad.
¿Qué más? Que el reggaetón amenaza el patrimonio cultural.
Alto, esto sí que es grave. Sobre todo si se dice en Cuba y Cádiz, que son las islas del tesoro de la música iberoamericana. Claman al cielo que lo nuevo es la condena de lo viejo.
Chache, ¿nadie se acuerda cómo empezaron todas nuestras tradiciones musicales, que sólo llegaron a ser posibles gracias al trasiego de cosas nuevas y distintas, a combinaciones y mezcolanzas que algunos tomaron también por aberrantes al principio? En Cuba, ¿extinguieron el punto y la guajira el uso de la décima espinela? ¿Acaso la rumba por ser yoruba es nigeriana y no cubana? Y en España, ¿no sería la sigueriya prima hermana de la jarcha mora? ¿No dicen que hay aún cantes sinagogales con aires de petenera? ¿No es indiana una de las patas del fandango?
Volvamos a Cádiz, a la censura y al flamenco. En la Línea, en el Rocío, música “sólo rociera, flamenca, o similar”. Habrá que encender el cirio del debate sobre la libertad de expresión, y dar y tomar la cantaleta con los argumentos de inmoralidad, y los de protección del patrimonio.
Mientras tanto, veamos si podemos sortear con requiebros la censura. ¿Cuántos tipos de música no flamenca podemos escuchar mientras escuchamos “flamenco o similar”, pero sobre todo flamenco? Vamos a hacer la lista. La prueban. Si la policía les requisa el transistor, vienen a Colombia y les invito a chirrinchi.
Abre con la voz de oro redondo de Pastora Pavón, que grabó la copla mexicana y ranchera universal “Cielito Lindo”, metida por bulerías.
Tráete luego un bolero en el que suena de lejos Cuba por Machín, el Puerto Rico y Newyorrico de Bobby Capó y Tito Puente, y termina oliendo a potaje gitano de Utrera con Bambino. Y después si quieres Bebo te la vuelve a hacer bolero y el Cigala te la vuelve a remendar.
El Cigala mismo tiene ahorita lo que pidas. ¿Una milonga flamenca y gauchesca? Al Cigala le caen los tangos del bolsillo, y ahora palmea sobre la salsa y ha metido a Rocío Jurado a cantante de la Fania con “Se nos rompió el amor”.
Hablando de salsa, la Perla de Cádiz tiene unos fandangos con aires de Chá Chá, pa sincopar el danzón. Y no hay que salir de Cádiz o de Cuba para escuchar el bilongo, brujería mandinga, árabe y senegalesa, a cuenta del tito Chano, de Sanlúcar.
Y hablando de Cádiz… ¿Amañas el merengue? Pues arrúmbalo con Camarón. De aquí sacó quizá Tomatito el gusto por Dominicana, tanto que en esta bachata se escucha de fondo Almería. Atento a cómo jalea Romeo Santos, que dedica otra bachata de Aventura a Manzanita, el gitano cubano de Carabanchel. Si el color de lo jondo es negro, como decía Lorca, su sabor es el amargue dominicano.
Muchos en su día se echaron las manos a la cabeza con ‘La leyenda del tiempo’ de Camarón. Son los lodos de otros polvos, entre ellos los de la rumba funk de Veneno y el pasodoble gaditano de Pata Negra.
¿Prefieres un pasodoble con aires turcos? Llama a Javier Limón y a Estrella Morente. Pero si te vas a ir tan lejos, pasa antes por Casablanca y Tánger. Te traes los villancicos moros de Jérez por cuenta del Lebrijano, que los colombianos ilustres dicen que moja el agua cuando canta.
¿Más Mediterráneo? Palabras castellanas en boca de Santa Teresa de Ávila, bamberas con eco sefardí que llega hasta Siria en manos de Rocío Márquez y Fahmi Alqhai.
Si sigues en el Mediterráneo, por levante llegas con Paco de Lucía hasta Bagdad, al origen mismo de la guitarra. Pero no te confundas, sigues en Córdoba. Y si te suena raro, es porque Chick Corea te ha colao algún estándar .
Si te tira el poniente, Amália Rodrigues te aflamenca el fado lisboeta por tangos de los tientos. Deja después que el Marqués Porrina de Badajoz conteste metiendo un fado Mouraria por bulerías de la Rua da Palma. Y de regalo, un recuerdo brasileiro a bossa nova por Ray Heredia.
¿Volvemos a los bailes españoles? ¿Hace un chotis, chavales? Acuérdate de México y de los tanguillos, que David Palomar y Riki Rivera te lo rematan por buletes.
No te olvides que Norteamérica no se acaba en Río Grande, y el Paco sabía que allí la rumba no es ni tan cubana, ni tan catalana. Con la zambra blues de Raimundo Amador y el Pele se ve Memphis desde el Sacromonte. Pitingo soltó la soulería en el Guadiana, y le ha desembocado en el Delta del Mississippi. Leonard Cohen canta por tangos desde el ‘Omega’ de Morente. Entre éste y Los Planetas, la caña es también un subgénero del Dream Pop. Y con Miles Davis puedes cantarle una saeta a la virgen de Illinois.
Me dicen mis primos que en España, durante la feria, el cuerpo sigue pidiendo tecno y electro rumba. En esas Junco siempre es socorrido. Si tienes empacho de Rosalía, no la pinches en tu caseta, pero algo de flamenca tiene la muchacha. Y en la feria de La Línea, como en cualquier otra feria del Campo de Gibraltar, no debería faltar el Chaqueta, pero tampoco Canelita de Algeciras. Él sabe mejor que nadie cómo bailan las gitanas reggaetón.
Ya que hemos llegado hasta acá, y antes de que los corronchos y cenizos se tiren a matar… No se puede confundir meter una ranchera por bulerías con aflamencar la melodía de una salsa. De acuerdo. No es lo mismo mantener la estructura rítmica que añadir unos melismas por aquí y modificar la cadencia por allá. Que sí, que sí. Pero también parece que estas diferencias, tan claras en algunos casos, son en otros borrosas.
¿Qué bambera es más flamenca? ¿La que se canta por fandangos o la que se mete por soleares? ¿Y qué pasa con esa otra que se aguajira? ¿Qué era la bambera hasta hace dos días más que una canción popular? ¿Qué pasaría si alguien encuentra una brizna de conexión con la otra bamba que también se baila, la del son jarocho de Veracruz? ¿Y si el bamboleo de los columpios sevillanos tomara su nombre de un rey Wamba, visigodo y de Málaga, o tuviese por el contrario un tío abuelo lejano en el baile mbamba del río Congo?
El duende no tiene dueño. Y la fantasía no le hace asco a las aberraciones, si es en beneficio del arte. Sobre todo en los días de fiesta.
En los días de fiesta, que canten los que camelen. Y tonto el que no baile.
Lista de reproducción Flamenco x Censura
https://open.spotify.com/playlist/0NBehrwgqKlt7Iy8sWCDfB?si=mLjGmt5CSoGqZSp23azMXA
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Benicio Bregalli
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