IMPERIOS COMBATIENTES
¿Qué mosca le ha picado a Macron?
Francia avanza posiciones en Europa mientras su cuestionado presidente pierde la batalla interior
Rafael Poch 11/12/2019
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¿Qué mosca le ha picado a Emmanuel Macron? De repente el presidente francés se ha puesto a cuestionarlo todo en Europa. El tope del 3% para los déficits presupuestarios, el estúpido y asfixiante dogma de la austeridad alemana, la intervención occidental en Oriente Medio, “un error desde el principio de este siglo”, dice, que comienza con Irak, salta a Libia y llega a Siria, la geopolítica americana en Europa, con su “histeria” contra Rusia y su OTAN en “muerte cerebral”. En lugar de eso habría que “reflexionar, con Rusia”, sobre “una arquitectura de confianza y seguridad” para el continente… Muchas cosas para una sola entrevista (a The Economist, el 7 de noviembre).
Francia tiene el mejor sistema de pensiones del continente (no hay apenas jubilados pobres, a diferencia de Alemania), porque su gente se lo ganó haciéndose respetar
Las declaraciones no gustaron a Trump. “Desagradables y muy insultantes”, dijo. Y tampoco a Merkel, que las calificó como “juicio radical”. Merkel y Macron están en plena pelea por el liderazgo en la Unión Europea. No es que el “eje franco-alemán” no exista: es que hay un enfrentamiento. Su balance es ambiguo puesto que todas las medidas que Macron ha propuesto hasta ahora –el presupuesto para la zona euro, sus pasos para una reforma de la UE o el impuesto digital, por citar tres de ellas– han quedado en agua de borrajas. Sin embargo, Merkel está de capa caída, en prejubilación. Su sucesora designada, Annegret Kramp-Karrenbauer, dejémoslo en Señora KK, augura en cuanto a capacidad lo que sus iniciales anuncian, y además, y sobre todo, Alemania está en recesión por lo que su medicina ya ni siquiera tiene el prestigio que le daba la apariencia de funcionar bien en el propio país aunque fuera a costa de los demás.
En ese contexto, son los conceptos y discursos de Emmanuel Macron los que se abren camino (“La Europa que protege”, el “Green Deal europeo”) y que la nueva presidenta de la Comisión Europea ha hecho suyo. El énfasis sobre la “soberanía europea”…
La lectura de todo esto es bastante banal: dentro de la crisis desintegradora de la UE, hay un pulso entre Francia y Alemania por la relevancia y la hegemonía en Europa. Y en este pulso Macron tiene la iniciativa. Ha sido interesante en este sentido, la reunión de cuatro presidentes (Macron, Putin, Zelensky y Merkel) sobre el conflicto ucraniano mantenida el lunes en París. Ese conflicto es resultado directo, y responsabilidad principal, de Estados Unidos y la UE bajo liderazgo alemán.
Desde 2014, cuando se produjo la operación de cambio de régimen en Kiev, la UE y Estados Unidos han brindado a Ucrania nada menos que 20.000 millones de dólares en ayuda militar y económica, a razón de 6.000 millones de Washington y 12.000 millones de la Unión Europea, según la estimación de dos altos funcionarios americanos (David Holmes y Fiona Hill) responsables de tal ayuda. Diez mil muertos después, se constata que todo eso no ha servido para nada a la UE (sí que ha servido a la OTAN que mantiene su utilidad disimulando su “muerte cerebral” y manteniendo artificialmente la división este /oeste). Y además parece avanzarse en el sentido común de que de la solución del conflicto ucraniano depende la estabilidad en el continente europeo y la construcción de esa “nueva arquitectura”, que Macron menciona ahora y que en Moscú se pide desde hace casi treinta años, desde la Carta de París para la nueva Europa de la OSCE.
Con los ‘gilets jaunes’ ya tuvimos una señal de “pueblo organizado”. Ahora se perfila el espectro de una convergencia de luchas y malestares sectoriales y populares
Así que la pregunta ¿qué mosca le ha picado? no tiene que ver con esto, que es puro sentido común, sino con la situación interior francesa. En Francia, el cuestionamiento de Macron, y de todo su mundo, avanza posiciones. No se trata de la “reforma” (en realidad una demolición) del sistema de pensiones que sigue los requerimientos de la propia UE de rebajar un 20% las pensiones. Olvídense de las simplezas que se leen en los medios de comunicación establecidos de este país, donde una legión de inútiles repiten toda la propaganda neoliberal en su crónica francesa. De lo que se trata es de la degradación de la vida: las pensiones, sí, pero también las condiciones generales de trabajo, el engordamiento de las grandes fortunas, la desvergüenza de los medios de comunicación a su servicio, el desmantelamiento del sector público, la pérdida de sentido de los oficios, la degradación del servicio de correos, de los ferrocarriles, del sistema sanitario, del sistema republicano de educación… Todo eso viene de una historia de treinta años atrás. No viene de Macron, pero el joven Macron es su último abogado y un decidido y enérgico defensor. Un neoliberal agresivo que surge tras el hundimiento moral del neoliberalismo y que se impone a base de una violencia policial inusitada desde una base social bien pequeña.
Francia tiene el mejor sistema de pensiones del continente (no hay apenas jubilados pobres en Francia, a diferencia de Alemania), porque su gente se lo ganó haciéndose respetar. Y ahora parece que no les da la gana ceder. Parece que está llegando la gota que desborda el vaso. “La retraite, on s´est battu pour la gagner, on se battra pour la garder”, dice el sindicato CGT.
Pero no se trata de los sindicatos, sino de la gente, algo mucho más grave para el establishment. En Francia la acción popular directa tiene una legitimidad histórica que se desprende de su historia social, la más rica y exitosa del continente. Con los gilets jaunes ya tuvimos una señal de “pueblo organizado”. Ahora se perfila el espectro de una convergencia de luchas y malestares sectoriales y populares. Si eso cuaja, no Francia, sino toda la UE se tambaleará. El pulso de Francia es fundamental, las moscas de Macron anecdóticas.
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Rafael Poch
Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.
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