¿Llamarías “cerdo” a quien limpia? Y ¿chivato a quien denuncia un robo? Loco, ¿verdad? Pues parte de la prensa de este país y algunos medios televisivos están denominando “chivatos” y “soplones” a las personas que denuncian la corrupción. Están descalificando a quienes alertan sobre un robo de fondos públicos, una malversación del dinero de todos, del dinero del Estado, si consideramos al Estado como el conjunto de todos los ciudadanos y ciudadanas de este país.

El lenguaje nunca es neutro, tiene una finalidad y debemos entender que somos responsables de su uso, más si cabe un profesional del periodismo. El lenguaje construye, o intenta destruir, cada uno es responsable de sus palabras.

Miles de millones de dinero público robado, utilizado para el lucro personal, para empresas “amigas”. La población sin futuro, precaria, cuando no en la más absoluta pobreza.

Y a quienes luchan por los valores democráticos, por la justicia social y por la transparencia, los descalifican. ¿Insultan al Derecho y a la democracia y no pasa nada?

Los y las denunciantes de fraude y corrupción lo pierden todo, el trabajo, la salud, la vida propia, están solos y solas, son aislados por luchar por la justicia, marginados por ser demócratas, por trabajar por el bien común, y todavía hay quien se atreve a descalificarlos.

Queda mucho por hacer. Muchos patrones por cambiar. 

La directiva europea de protección a alertadores y denunciantes de corrupción dice:

“… dichas personas actúan como denunciantes (en inglés conocidas coloquialmente por whistleblowers) y, por ello, desempeñan un papel clave a la hora de descubrir y prevenir esas infracciones y de proteger el bienestar de la sociedad”.

Proteger el bienestar de la sociedad, y nos descalifican e insultan.

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Ana Varela es denunciante del fraude en la formación para el empleo.