1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1364 Conseguido 68011€ Objetivo 140000€

Busquemos la inspiración en Elizabeth Warren

El próximo gobierno de coalición debería tomar nota de las audaces medidas para contrarrestar el poder de las grandes multinacionales que propone la senadora demócrata. Nuestro futuro económico y político depende de ellas

José Ángel Moreno Izquierdo (Economistas sin Fronteras) 23/12/2019

<p>Elizabeth Warren.</p>

Elizabeth Warren.

Luis Grañena

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

La izquierda europea suele valorar de forma demasiado condescendiente los planteamientos políticos de la izquierda demócrata de Estados Unidos. Seguramente, tiene razones sobradas para hacerlo. Pero es una actitud que en ocasiones impide apreciar adecuadamente iniciativas de interés, que podrían resultar inspiradoras en el viejo continente.  Quizás uno de estos casos sea lo que propone en relación a las grandes corporaciones la candidata a las primarias del Partido Demócrata Elizabeth Warren.

No hace falta insistir, por evidente, en el peligro que para la democracia representa la creciente capacidad de las grandes empresas para condicionar. Una capacidad que –como también resulta patente– no se limita a la vertiente económica, sino que alcanza prácticamente a todas las dimensiones de la vida. Pero que deriva ante todo del poder de mercado que les confiere su tamaño: un poder que ha aumentado intensamente a lo largo de las últimas décadas, como atestigua, cada vez más rotundamente, incluso la literatura académica ortodoxa (ver, por ejemplo, aquí y aquí).

Ciertamente, abundan también –y desde hace no poco tiempo– las llamadas de atención frente a ese peligro multidimensional (pueden verse ejemplos cercanos aquí y aquí), que se hacen en nuestros días, particularmente frecuentes en el caso de las grandes corporaciones tecnológicas: tanto por la rapidez de su crecimiento como por los específicos problemas sociales que pueden provocar, y que entran en el terreno de las más negras distopías  (ver a este respecto un ejemplo reciente aquí). Pero es algo, no obstante, que todavía se refleja muy débilmente –salvo en facetas concretas, como la problemática fiscal– en los programas políticos de los partidos progresistas que tienen más posibilidad de gobernar (¿quizás porque es una posibilidad que se alejaría si afrontaran este problema con mayor decisión?).

Curiosamente, las excepciones más notables en este panorama se encuentran en dos países en los que la izquierda ha sido sensiblemente acomodaticia con la gran empresa.  Son los casos del Partido Laborista en el Reino Unido –que ha hecho de esta cuestión un elemento central de su programa– y de algunos de los pre-candidatos a la presidencia en las elecciones de 2020 en Estados Unidos del habitualmente tan comedido Partido Demócrata: especialmente, Bernie Sanders –el más abiertamente crítico con el sistema– y la más moderada Elizabeth Warren. Una veterana mujer que parece surgida del cine de Frank Capra: como su inolvidable Caballero sin espada, de origen humilde, ejemplo de autosuperación y armada sólo de coraje, rectitud y buenos argumentos. Y además, brillante y exitosa pese a las dificultades, senadora, exprofesora de Derecho de la Universidad de Harvard y siempre combativa, aunque alejada de todo extremismo. Pero con una radicalidad analítica que no deja de asombrar en una figura política de su talante. Una mujer, por otra parte, que reivindica ante todo en este terreno algo tan aparentemente compatible con la economía de mercado como la defensa de la competencia. Pero tan subversivo del orden dominante. En esa medida, y dada la pujanza de su candidatura, no está de más reparar en su programa.

Un programa centrado en un incremento de la intervención pública en la economía que produce espanto en la derecha republicana, pero también en los sectores demócratas más conservadores, y que pivota en torno a la gratuidad sanitaria y educativa, a notables mejoras laborales, al fortalecimiento del sindicalismo  y a subidas impositivas y lucha contra la evasión fiscal de grandes fortunas y grandes empresas. Pero que concede una importante atención también a la necesidad de frenar el poder y de modificar la lógica de funcionamiento de las mayores corporaciones, así como la influencia que en ellas ejercen los mercados de capitales y los inversores institucionales. Aspectos todos que se apoyan en buena parte en el trabajo reflexivo de uno de los muchos think-tanks demócratas, el Instituto Roosevelt, que –como he apuntado en otra ocasión– desarrolla sobre estos temas una muy sólida línea analítica y propositiva. Argumentos, por otra parte, y en ello estriba la profundidad de sus implicaciones, que no se centran únicamente en el poder de mercado: el problema no radica sólo en el tamaño, sino en el carácter de las grandes corporaciones y en la íntima imbricación que establecen con los mercados de capitales y los inversores institucionales.

Es un carácter que viene determinado por la soberanía que en ellas tienen los accionistas mayoritarios, que imponen sistemas de gobierno corporativo dominados casi absolutamente por ellos y focalizados hacia la persecución desequilibrada de sus intereses, que suelen coincidir con la maximización continua –y frecuentemente forzada– del beneficio, para impulsar permanentemente el valor de la acción. Algo de lo que derivan estrategias muchas veces ultracortoplacistas –aunque en este punto, alguna gran tecnológica es una excepción–, que marginan y perjudican sistemáticamente los intereses de los restantes agentes implicados en su actividad y los del conjunto de la sociedad.

Se trata de una forma de gobierno y de unas estrategias que se ven impulsadas por las pautas de financiación en que cada vez más claramente se apoyan las grandes empresas: pautas en las que la financiación bancaria tradicional se ve crecientemente sustituida por la financiación a través del mercado de capitales –de la bolsa–, vía inversión accionarial y en deuda, y por la destacada participación que en esa inversión asumen los grandes inversores institucionales (fundamentalmente, los grandes fondos de inversión). Inversores inevitablemente cortoplacistas, porque tienen que perseguir obligadamente la maximización permanente del valor patrimonial de las inversiones de sus partícipes, con lo que refuerzan y potencian acusadamente la estrategia accionarial de las grandes empresas.

Pues bien, las propuestas de Warren se dirigen a este doble problema: poder de mercado y modelo de gobierno y de funcionamiento de las grandes empresas.

Poder de mercado

En cuanto a la primera faceta, la senadora ha denunciado con claridad meridiana cómo el poder monopolista u oligopolista de las mayores empresas está pervirtiendo las reglas del juego de las economías de mercado, desvirtuando la competencia: asfixiando a empresas rivales, frenando la consolidación y expansión de otras empresas, imponiendo precios y salarios, condicionando la actuación de competidores, proveedores y clientes, eludiendo el pago de impuestos y distorsionando el funcionamiento general del mercado. Efectos todos que, sumados a la  destrucción de empleo y al deterioro de las condiciones de trabajo para lo que en no pocos casos utilizan las grandes corporaciones las innovaciones tecnológicas –como recordaba hace poco el profesor Costas–, contribuyen decisivamente a la demolición del pacto social en que se ha asentado el progreso de las economías desarrolladas desde el final de la II Guerra Mundial y a la erosión de la propia democracia. Frente a ello, Warren defiende con contundencia la necesidad de incrementar la regulación y la tributación de las grandes empresas, de dificultar las adquisiciones y fusiones que respondan prioritariamente a la ambición de aumentar dimensión y  –particularmente para el caso de las grandes tecnológicas– de trocear los conglomerados empresariales en diferentes empresas que se dediquen a los diferentes segmentos de negocio que integran.

Modelo de gobierno

Son propuestas que se complementan –y que alcanzan su pleno sentido– con el segundo de los problemas mencionados: el modelo de gobierno, de funcionamiento y de financiación de las grandes empresas. Por una parte, frente a la capacidad de influencia que en ellas –y en todas las empresas cotizadas– llegan a adquirir los grandes inversores institucionales, la senadora Warren ha promovido un importante proyecto de ley, de título que en España parecería producto del izquierdismo más radical: “Stop Wall Street Looting Act” (“Proyecto de Ley para frenar el saqueo de Wall Street”), que persigue ante todo mitigar la facilidad con que las empresas recompran sus propias acciones y la capacidad de los fondos de inversión y de alto riesgo para adquirir participaciones sustanciales en las empresas para extraer de ellas la máxima rentabilidad especulativa –las máximas plusvalías– en el menor tiempo posible. Formas de actuación, ambas, que suelen aparejar drásticos procesos de reducción de costes y de inversiones con el objetivo de incrementar al máximo y cuanto antes el valor de la acción: para aumentar los rendimientos inmediatos de los accionistas y para que los inversores puedan vender en cuanto sea  económicamente rentable esas participaciones. Todo a riesgo de afectar muy negativamente la solvencia y la sostenibilidad de las empresas en cuestión y de debilitar gravemente el conjunto del tejido productivo nacional.

Todo ello se complementa con una línea de acción paralela que está en la base de otro proyecto de ley presentado por la senadora: “Accountable Capitalism Act” (“Proyecto de Ley para un capitalismo responsable”). Un proyecto en el que Warren, entre otras cosas, propone un cambio radical en el gobierno de las grandes empresas (las que superen la cifra de negocio de mil millones de dólares). En esencia, una modificación sustancial en la composición de los consejos de administración de este tipo de compañías, para que obligatoriamente un 40% de sus miembros sean empleados elegidos por el conjunto de la plantilla, sin necesidad de que adquieran previamente acciones de la empresa y sin mediaciones de la dirección ni del accionariado. Es decir, un cambio fundamental en el órgano básico de gobierno de las grandes corporaciones, en línea con los modelos de cogestión más avanzados de algunos países europeos.

Desde luego, es algo que no supone automáticamente una revolucionaria democratización plena de las empresas (que, entre otras cosas, requeriría también el acceso a los órganos de gobierno de otros agentes básicos en la actividad empresarial) ni su transformación en entidades decididamente  solidarias con la sociedad. Pero sí, sin duda, un impulso decisivo en esa dirección, en la medida en que posibilitaría un sistema de gobierno más participativo, la reducción de la unilateralidad de las decisiones y una menor obsesión por la maximización cortoplacista del valor de la acción (y de todos los desequilibrios que tanto a nivel interno como a nivel macro genera). Y que permitiría también avanzar hacia la paulatina conformación de empresas más responsables y sostenibles, porque la presencia significativa de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno corporativo puede paliar la polarización de la gestión empresarial hacia el exclusivo interés de los accionistas y de los altos directivos e impulsar formas de gestión más sensibles con el largo plazo, más sostenibles  y más responsables hacia todas las partes afectadas y hacia el conjunto de la sociedad: horizontes y objetivos frente a los que los empleados son normalmente mucho más receptivos que los grandes accionistas y altos directivos.

Horizontes y objetivos más propicios, en definitiva, para que las grandes empresas se orienten hacia la búsqueda de un valor más compartido y equilibrado para la comunidad. Y seguramente también para que pueda reducirse el enorme grado de desigualdad en las retribuciones que existe en el interior de estas grandes corporaciones y para que, incluso, pueda mitigarse el inmenso poder de condicionamiento político que tienen en la actualidad, porque los intereses políticos de los accionistas mayoritarios y de los altos directivos se controlarían y compensarían internamente –al menos, en alguna medida– por los intereses de los trabajadores.  

Buenas razones

Algo, por otra parte, que no implicaría inevitablemente –como el poder empresarial y la Economía dominante postulan– el descontrol y la ineficiencia de las empresas que adoptaran este modelo de gobierno. Por una parte, una cada vez más sólida  literatura académica sostiene lo contrario (ver mi colaboración en el nº 32 de Dossieres EsF): algo a lo que ha hecho notables aportaciones el  citado Instituto Roosevelt (pueden verse dos referencias especialmente interesantes aquí y aquí). Por otra, porque una ya profusa evidencia empírica demuestra que los numerosos casos de empresas que adoptan modelos de gobierno en los que participan los trabajadores (sea voluntariamente o por leyes que en determinados casos obligan a ello) no presentan mayoritariamente comportamientos peores en términos económicos que las empresas convencionales. Al contrario, son considerables los indicios –aunque ciertamente no determinantes– que  inducen a valorar muy positivamente este tipo experiencias, tanto para las propias empresas y la economía general como para los trabajadores, las comunidades locales y el conjunto de la sociedad (pueden verse numerosas referencias aquí y aquí).

Por todo ello, no estaría de más que el todavía hipotético (a la fecha en que se escribe este artículo) gobierno de coalición de nuestro país dedicara a estas cuestiones alguna atención. Aunque no resulte extraño que no figuren entre sus prioridades, dada su debilidad, no debería olvidarse que buena parte de nuestro futuro económico y político –de nuestra calidad de vida, de nuestra democracia y de nuestras libertades– depende de ellas.

-----------------------

José Ángel Moreno Izquierdo es economista y miembro del patronato de Economistas sin Fronteras.

Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión del/la autor/a y esta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.

Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

José Ángel Moreno Izquierdo (Economistas sin Fronteras)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. cayetano

    Son buenas reflexiones que entroncan con las preocupaciones que están planteando, otr@s referentes como Mariana Mazzucato o Martin Wolf (financial Times). El problema de la financiarización de la economía, renterización para Wolf, o de la economía extractiva para Mazzucato. Tod@s ell@s nos remiten a un escenario de valorización contable por empobrecimiento material. Pero tod@s se quedan en sus formas institucionales, en sus constricciones artificiosas sobre la oferta y demanda. Aportaciones y visiones que son correctas pero no alcanzan a comprender la profundidad del fenómeno, quedándose en la visión a la vista o superficie. Todo lo que acontece es reacción a la convivencia de unos nuevos medios y modos de producción e intercambio, con instituciones y formas de redistribuir u organizar agónicas. De ahí que la valorización económica devenga del empobrecimiento material (como explica la operativa de los fondos en las corporaciones para valorizar sus acciones); o que aumentos de la productividad material medida en ud. x tiempo, se traduzcan en la tan cacareada bajada de la productividad medida en términos contables. La acción que nos proponen Mazzucato, Wolf, o la senadora Warren, siendo realmente propuestas de progreso y un paso adelante que supondrían grandes cambios, no dejan de ser insuficientes. Y son insuficientes por quedarse en el ámbito amplio de Oferta y Demanda, en su desenvolvimiento sobre un relieve o topografía económica y social que está sufriendo un auténtico cataclismo tectónico, orográfico en su realidad material y relacional, que no se incluye en sus análisis, operando por tanto en sus alternativas (aunque en el caso de Mazzucato su material alternativo es más profundo y alcanza a éstas). La incertidumbre que caminamos es existencial porque antes es material. Y es la transformación en medios y formas de producir e intercambiar, en conflicto con las viejas formas de relacionarnos y sus ideas, ideologías, o sentidos comunes, el origen de ambas incertidumbres. Incertidumbres sobre las que cabalgan los salvadores, o clavos ardiendo a que aferrarse, de los dextropopulismo en el mundo dominante, o los fundamentalismo medievales en gran parte del Orbe que no come. Estos salvadores como todo clavo ardiendo son motivo de Fe y no de razón, son acto de supervivencia por ser el último en caer cuando todo está perdido; un tócala San otra vez prolegómeno de una Apocalipsis negada que retrasa la zozobra propia. Una democracia de los elegidos asesinando su universalidad, excluyendo la pira de cadáveres reales y metafóricos, sobre la que sacar la cabeza del ser primero, como única fórmula de existencia, American First only, o cualquiera otro. Una huida hacia delante que nos involuciona y quién sabe si implosiona. Este dextropopulismo que se extiende y ya ha llegado a la Gran Bretaña, es un síntoma de la incapacidad catártica para poder ofrecer tranquilidad material y existencial ante los cambios reales que precarizan nuestras vidas y zarandean nuestros sentidos comunes. Cambios en infraestructuras que la revolución del conocimiento, las TICs están provocando en nuestras vidas cotidianas, formas de producir e intercambiar. Y todavía nos quedan unos 5 años para la implantación real de 5G (internet de las cosas) y no muchos más, para la gran revolución paradigmática que transformara todos los campos del conocimiento con la computación cuántica. Un cordial saludo.

    Hace 4 años 9 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí