Pactándose encima
Peneuvismo
El programa de gobierno es socialdemócrata como una casa, que en parte envía al garete –ya veremos hasta qué punto– el grueso de contra-reformas del Rajoyato. Lo que tiene su qué de mala noticia
Guillem Martínez Barcelona , 31/12/2019
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1- Tras el trabajo de Abogacía –un trabajo fino; pareció un accidente–, la cosa se ha acelerado.
2- Lo que es preciso. La rapidez es la herramienta que puede impedir todo lo que puede impedir el Gobierno de coalición. Son cúmulos de esfuerzos que se organizan en dos direcciones, a saber: a) Constitucionalismo informativo –titulares de prensa, declas de político a alcachofa y tertulianías, que vienen a dibujar que este Gobierno era la señal que esperaba Cristo para iniciar el Apocalipsis; esto, que parece un chiste, será una gota malaya–, y, b) Constitucionalismo a palo seco –ahora, parapetado en la JEC, que hará todo lo posible para defender en modo a) que se obedece la sentencia del TJUE sin obedecerla un ápice; la JEC, por otra parte, emitirá su veredicto/consignas sobre Junqueras antes que el TS, al parecer; b) será, me temo, otra gota malaya en esta legislatura–.
3- Quizás esta legislatura, de hecho, puede ser, si funciona, un todos-contra-el-fuego. La primera respuesta organizada e intelectualizada de una gran mayoría parlamentaria contra el Constitucionalismo, la aportación de Aznar a la política, al nacionalismo esp y a la economía creativa. Ya veremos. Igual, aún, no lo saben todos.
4- En todo caso, ayer se presentó el programa PSOE-UP. Una continuación ampliada de los presupuestos enviados al garete por ERC, y por el propio PSOE, al optar por repetir elecciones desde un campo semántico que aplazaba el progresismo. Sí, desde que ERC se puso flamenca –el adjetivo flamenco alude al fuego; el fuego es algo que se devora a sí mismo; un espectáculo cuando alguien se devora a sí mismo cantando flamenco, pero un espectáculo lamentable y desesperado cuando eso sucede en la vida privada; o en la pública, la política– y PSOE se puso nacionalista y genial hemos vivido un pabernosmatao continuo. El fósil de esa etapa, que hoy disfrutamos cada día, es la ampliación de Vox, y la derechización y esencialismo de sus dos amiguitas. Yupi.
5- El programa es socialdemócrata como una casa, que en parte envía al garete –ya veremos hasta qué punto– el grueso de contra-reformas del Rajoyato. Lo que tiene su qué de mala noticia, y explica el dramatismo de la situación. Ahí va: el Estado del Bienestar sólo es un objeto considerado por las izquierdas y por alguna derecha de otro nacionalismo. Para las tres derechas esp, el Estado del Bienestar –esa cosa cuya primera piedra fue Bismarck, y en cuya creación histórica participaron más derechas que izquierdas– es una creación de Pol Pot, planificada ya en los Protocolos de Sion. Socorro. Esto, en fin, va a ser a muerte. A cuchillo, que da más canguelo.
6- El programa. Sinopsis. Aumento real de pensiones, jubilación de la reforma laboral, retorno del sindicalismo a roles de cuando los Pactos de la Moncloa –ese absurdo, pero parece, tal y como está el patio, jauja–. Subida del SMI a niveles de un SMI. Subida del IRPF en tramos de altos velocistas. O de la clase media agónica, según Rahola and the Procesettes. Aumento, una miaja, del impuesto a sociedades. Uso de la tasa Google y la tasa Tobin. Una nueva política de vivienda pública y de alquileres –por dibujar; mucho–, en la que se potencia el municipio. Ley del cambio climático. Algo parecido a una gran reforma energética. O no. Asunción del agua como derecho humano, y no como oportunidad de negocio para tus amiguitos tras la puerta giratoria. Lo que podría repercutir en su remunicipalización. Aumento del presupuesto de Educación. Desaparición o testimonialización de las clases de Religión. Más becas universitarias. Universalización de la Educación de 0 a 3 años, la más fundamental. Eliminación de copagos en Sanidad y aumento en su presupuesto. Eutanasia. Políticas de igualdad. Un ERE a la Ley Mordaza. Asunción de lo de Cat como problema político, sensible de ser dialogado, negociado y acordado –ERC habla de votar la solución; pinta Nou Estatut; ya veremos–. Descentralización de las instituciones del Estado. Suspensión del artículo 324 de la LEC, muy chungo, y que dificultaba juzgar casos de corrupción. Potenciación y llenado de la Esp vacía, al menos con banda ancha y médicos. Aumento del presupuesto de cultura, y no, snif, su desaparición. Limitación de las casas de apuestas, al menos, en su horario de apertura.
7- El programa. Un cambio cultural. Me permito subrayar una rareza. El pack memoria histórica. La Ley de Memoria Histórica es una metáfora del ulterior PSOE en el power. No aporta nada, salvo el buen rollo y tal. Una suerte de identidad en las izquierdas, consistente en tener razón por haber perdido históricamente. En promulgar leyes inocuas, de reconocimiento, sentimentales y con poca o nula incidencia. Pues bien, en el programa se dibuja todo lo contrario. El itinerario básico –es decir, necesario, operativo– para acometer el pasado fascista –es decir, el uso de la muerte y de la prisión en la política, de manera organizada y obteniendo beneficio económico en ello–. Es decir, se dibuja la nulidad de sentencias y hechos administrativos y militares. A través de una ley, espero. Y no sólo eso, sino la auditoría de los bienes expoliados por el Estado –y, más comúnmente, por mandos, oficiales, jerarcas y civiles emprendedores– que, durante la época de la dialéctica de los puños y las pistolas, se apropió de la propiedad de sus víctimas. El asesinato de un ciudadano, en el campo o la ciudad, suponía eso. Revertirlo es una medida problemática. Y, por tanto, un cambio cultural. Sólo desde una cultura problemática y beligerante –ausente desde los 80– se producen las transformaciones sociales en la política. Mola. El 15-M era la cultura de la problematización contra la cultura chachi del orden. A ver si.
8- El programa. Mosqueo. El programa, no obstante, tiene su sinvivir. Que son dos. Que la Comisión, nuestra casera, que ya ha pedido un monto de recortes, llame al orden. Y que el orden resulte lo contrario al programa, a su aumento de gasto. Otro punto de mosqueo es la necesidad de implementación, y de sus itinerarios, en ocasiones poco claros y dependientes, únicamente, de la voluntad gubernamental. El resultado puede ser el Zapaterismo, el volcado de buenos titulares, buen rollo y escasa o nula posibilidades de cambio. Suena a guasa, pero la frontera estética de un Gobierno en ese sentido incapaz sería ese clásico de los gobiernos incapaces: la ampliación de la ley anti-tabaco. Esa poética, difícil de rechazar para un Gobierno, consistente en gobernar a lo único gobernable. Nosotros.
9- El otro programa. Esto, me temo, es muy importante. Es llamativa la discreción, y el carácter programático, estructural, de otro pacto gubernamental, del que se habla poco. El pacto PSOE-PNV. Aporta novedades, comunica que el Gobierno no son dos partidos, sino tres. Y marca jalones importantes, que requieren, incluso, cambios constitucionales y, de nuevo, un cambio cultural. Son 12 puntos. Algunos sellan que el PNV es partido de Gobierno y socio preferente, al que no hay que chulear. Otros abogan por la culminación del traspaso de competencias en Euskadi, pero también en Navarra –PNV va sobrado; si quiere divorciarse, es preferible contratar un abogado PNV–. Otros aluden a dinámicas del cupo vasco, esa cosa que, como las apuestas de frontón, sólo entienden los vascos. Pero, agárrense, hay otros que marcan grandes cambios políticos, y que vienen a fijar el margen de lo posible en el tema territorial. Es decir, pueden fijar, sin despeinarse, como quién no quiere la cosa, la amplitud, a la chita callando, de la solución al problema cat. Por lo mismo, vienen a comunicar al procesismo que son unos mindundis, subsector pelanas. Ahí van: abandono de la judicialización de conflictos políticos, reconocimiento de la cosa nación y la cosa plurinacionalidad, presencia de las instituciones vascas en la UE –algo que ya sucede en otros Estados con otras minorías institucionalizadas–, y el uso, o como se diga, de selecciones deportivas vascas. Es decir, autonómicas. Se da a entender que esos serían puntos cruciales para un nuevo Estatuto vasco, a realizar en esta legislatura. En esos 12 puntos PNV tiene tiempo incluso de chulear el decretazo digital, de matizar la transición energética y de que se le reconozcan los pactos, no cumplidos, con el PP. El pacto llega a tener 13 puntos y el PNV consigue una Thermomix y un peine.
10- Lo que ha hecho PNV es política. Lo que ha hecho UP es política. Lo que ha hecho PSOE es política. Lo que ha hecho ERC es política, menos ágil y programática que el PNV, diría, por poner un paralelo. La política son pactos, asumibles, realizables, problemáticos, criticables, defendibles, entre contrarios. Veremos –los presupuestos serán un jalón; y, antes, la campaña cotidiana, en BCN y MAD, de acoso continuado– hasta qué punto es política efectiva, ese bien escaso en las izquierdas locales. Con un mínimo de efectividad, es un cambio de paisaje importante. Y, lo dicho, cultural. Un nuevo terreno. Fuera de la política quedan objetos no políticos, propagandísticos, que conforman, glups, el grueso de la política local. El Constitucionalismo y el procesismo. Y, en otro afuera, las izquierdas, en ocasiones incluso dentro de Podemos, que no practican política, sino la vida cotidiana. Es decir, la/otra política. El PSOE, a su vez, siendo líder de todo esto que conformará la próxima política, no tendrá las manos libres, o no del todo, para ir tirando con ocurrencias. A ver cómo sale.
11- El trámite a seguir, parecer ser, sólo puede ser este: pleno el 4 y el 5 –imposible antes, que ERC vota la cosa el 2-E–. Investidura el 7-E, si no matan a Kennedy, o si ERC no se hace la XXXX un lío. Se ha confirmado que UP es una vicepresidencia y 4 ministros. Ya les dibujaré en su totalidad el Gobierno cuando salga. Como en todo Gobierno mundial al uso estará formado, en todo caso, por muchas personas con aspecto de director del Museo Coconut, y por una persona que, como en Locademia de Policía I, II, III, IV y V, sabe hacer ruidos divertidos con la boca. Mi gran problema sigue siendo: ¿de dónde saco yo una PS4 para el 6-E? La única opción empieza a ser hablar con el PNV y que negocie con la prestigiosa firma Sony.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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