1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

  315. Número 315 · Diciembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.690 Conseguido 99% Faltan 0204€

Imperios combatientes

Sobre misiles y aviones derribados por error

Reconocer un crimen militar involuntario, como ha hecho Irán con el avión ucraniano, no es algo corriente. La comprensión de su contexto recuerda quiénes son los verdaderos bárbaros

Rafael Poch 17/01/2020

<p>Restos del fuselaje del avión ucraniano derribado en Irán el 8 de enero de 2020.</p>

Restos del fuselaje del avión ucraniano derribado en Irán el 8 de enero de 2020.

RTVE

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El 8 de enero un misil iraní derribó por error un avión civil ucraniano cerca de Teherán con el resultado de 176 muertos. Las autoridades de Irán, el “guía supremo”, Alí Jamenei, el presidente del país, Hasan Rohani y el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, se disculparon por lo que calificaron de “trágico error”, dos días después de los hechos. En Londres, el embajador de Irán, Hamid Baeidinejad, también se disculpó: la víspera, en una declaración a la prensa británica, había descartado el escenario de un error con un misil. “Pido disculpas y lamento haber transmitido esos informes incorrectos”, dijo.

Esta actuación debería ser norma, pero está lejos de ser algo corriente. Es excepcional y ha causado sorpresa. “Apenas puedo recordar una declaración similar de un embajador en tales circunstancias”, ha dicho Alistair Burt, un exmiembro conservador del Parlamento británico a propósito del diplomático iraní. Por desgracia, es demasiado frecuente tumbar aviones con misiles y no reconocerlo. Aún menos frecuente es disculparse por ello.

El 17 de julio de 2014 un Boeing 777 de Malaysia Airlines fue derribado por un misil cerca de Donetsk (Ucrania). Hubo 298 muertos y los indicios apuntan a Rusia, cuyo Ministerio de Defensa lanzó unas cuantas falsedades, pero nadie se ha hecho responsable de aquello a día de hoy. Si retrocedemos más en el tiempo, la crónica es abultada.

Una larga serie

El 11 de septiembre de 1968 un Caravelle de Air France con 95 personas a bordo, que volaba de Ajaccio a Niza, fue derribado por un misil francés frente a la costa de Antibes. En el paseo de los Ingleses de Niza hay un pequeño monumento que recuerda la tragedia, pero no se menciona su causa ni Francia nunca la ha reconocido.

El 6 de octubre de 1976 los anticastristas cubiertos por la CIA volaron un avión de Cubana de Aviación con 73 ocupantes tras despegar de Barbados. En 44 años no ha habido disculpa y los responsables del atentado, Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, fueron protegidos hasta su muerte por la CIA y el sistema judicial de Estados Unidos.

En 1980, un DC-9 de la compañía Itavia que volaba de Bolonia a Palermo fue derribado el 27 de junio sobre la isla de Ustica matando a sus 81 ocupantes. El presidente italiano Francesco Cossiga lo atribuyó a un misil, francés o de la OTAN. Muchas fuentes relevantes del caso murieron en suicidios y accidentes de tráfico a lo largo de los años. Cuatro generales italianos fueron acusados de encubrimiento pero no condenados. Nadie ha asumido la responsabilidad.

Tres años después, el 31 de agosto de 1983, un Boeing surcoreano con 239 personas a bordo fue derribado sobre la isla de Sajalín por la defensa aérea soviética, que lo confundió con un avión espía. Al parecer, el avión había sobrevolado y fotografiado las bases de misiles estratégicos de Kamchatka, según reveló años después un ex agente de los servicios secretos japoneses sugiriendo una inducida provocación.

Cinco años después del derribo en Sajalín, un Airbus de Iran Air fue abatido, el 3 de julio de 1988, en el estrecho de Ormuz por el crucero lanzamisiles de Estados Unidos, Vincennes. Murieron 290 personas. El barco, bajo mando del comandante Will Rogers, se encontraba en una situación de tensión metido en aguas iraníes cuando lanzó un misil contra el avión civil. Washington reconoció el error y acabó pagando indemnizaciones tras un pleito de muchos años, pero el comandante Rogers fue condecorado con la “Legión al Mérito”, “por su conducta excepcionalmente meritoria en el desempeño de su servicio”.

Este tipo de crímenes, con muerte de civiles inocentes en un contexto de tensión bélica, recibe en Occidente el cínico calificativo de “daños colaterales”

Cinco meses después, tuvo lugar el atentado que destruyó en el aire el Boeing 747 de Pan Am sobre la localidad escocesa de Lockerbie (270 muertos). Por conveniencia política, la CIA prefirió atribuir aquel atentado a la Libia del coronel Gadafi, entonces en el punto de mira de Washington, pero, según diversas fuentes cualificadas, lo más probable es que aquel atentado fuera la venganza iraní por el derribo del estrecho de Ormuz.

“Crímenes” y “errores”

El director del magnífico Le Monde Diplomatique, Serge Halimi, comparó en un artículo publicado el año pasado el diferente trato informativo que recibieron en los medios occidentales el Boeing surcoreano, abatido por el enemigo soviético, y el Airbus iraní derribado por los nuestros. En el primer caso los grandes medios de comunicación hablaron de “crimen”, “deliberado”, “bárbaro” y “brutal”. En el segundo prefirieron calificar el  “error” como “comprensible”, “lamentable”, “fatal”, “justificado” y atribuido a la “complejidad técnica”. “¿Es necesario especificar a quién dedicaban los periodistas estadounidenses los términos “seres queridos”, “seres humanos inocentes” e “historias personales conmovedoras”, y a quién los más sobrios de “pasajeros”, “viajeros” o “personas que han muerto”? se preguntaba Halimi.

Lo que ocurrió en la localidad de Toulon, la Cartagena de la marina de guerra francesa, el 15 de febrero de 1989, no tuvo que ver con un avión, pero sí con un misil. Sobre las dos y media de aquel día la llamada Maison des têtes, una casa del siglo XVII de cinco pisos del barrio viejo, se desmoronó como un castillo de naipes con el resultado de 13 muertos y 32 heridos. Las autoridades atribuyeron la causa a una “explosión de gas”, pero todo apunta a que fue un misil. Más de treinta años después tampoco este secreto de Estado ha sido reconocido.

El contexto del derribo del avión civil ucraniano sobre Teherán es la enorme tensión militar que enfrenta a Estados Unidos e Irán. En su último capítulo esta tensión se agravó, en 2018, con la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear alcanzado con Irán. Trump restableció e incrementó entonces las sanciones que Obama había cancelado en 2015 en el marco de aquel acuerdo. Si el problema fuera la proliferación nuclear, alguien debería acordarse de que, desde los años setenta, Teherán ha venido proponiendo hacer de Oriente Medio una zona no nuclear, como las que existen en otras partes del mundo como Asia Central o América Latina. Todos los países de la región, excepto Israel, que dispone de arsenales nucleares químicos y bacteriológicos completos, firmaron en su día el tratado de no proliferación nuclear de Naciones Unidas.

Tan dañino como las bombas

Las tensiones derivadas de la retirada de Estados Unidos y de las nuevas –y viejas– sanciones asfixian la economía y la sociedad de Irán. Sus consecuencias no son menos dañinas que las bombas y los misiles. La economía iraní, que registró un crecimiento del 12% en 2016 cuando se levantaron las sanciones, se ha desmoronado a un -10% en 2019. En un año, su moneda ha perdido el 80% de su valor, la clase media se está encogiendo, la vital exportación de petróleo ha caído un 80% y el chantaje de la extraterritorialidad  de la ley americana ha provocado la retirada del mercado iraní de empresas y bancos de todo el mundo, incluida a la poderosa petrolera china CNPC.

El objetivo declarado de esta política es claramente criminal, reconoce el secretario de Estado americano Mike Pompeo: “La situación para el pueblo iraní es hoy mucho peor y estamos convencidos de que eso hará que la gente se levante y que cambie el comportamiento del régimen”. La gente ya se ha levantado: desde el otoño el régimen ha matado a unos 300 manifestantes en las protestas por el deterioro de la vida y la carestía. 

Todo esto se ha agravado con el asesinato, el 3 de enero, del general Qasem Soleimani, una de las principales figuras del régimen iraní, lo que se parece mucho a una declaración de guerra. De la lectura de la edición del pasado domingo de The New York Times se deduce que el asesinato de Soleimani no fue ni una improvisación, ni una respuesta a un hecho puntual o amenaza inminente, sino algo planeado desde hace dieciocho meses. Estados Unidos ha sufrido últimamente importantes reveses en Irak y Siria que tienen que ver con Irán y con la estrategia de Soleimani. El informe también aclara la conveniencia del asesinato para que Trump “preserve el apoyo de los halcones republicanos en el Senado en el próximo proceso de destitución que se le prepara”, explica el diario.

La liga de los bárbaros

Este es el contexto irresponsable en el que se produjo el derribo del avión ucraniano en Teherán. Este tipo de crímenes, con muerte de civiles inocentes en un contexto de tensión bélica, recibe en Occidente el cínico calificativo de “daños colaterales”. Recordemos que el concepto fue acuñado por la OTAN de Javier Solana en la campaña de Yugoslavia y los medios de comunicación occidentales lo aceptan desde entonces como algo natural cuando se trata de crímenes propios. Así, la muerte de civiles en la toma de los nuestros en Mosul (Irak) eran “daños colaterales”, pero en Alepo (Siria), donde ganaron los gubernamentales de Asad con apoyo ruso e iraní, fueron masacre. Esto es tan antiguo como la guerra y el periodismo establecido lo acepta sin rechistar.

Al admitir su criminal error, las autoridades iraníes se han creado problemas internos, como se ha visto estos días en las protestas contra los tres días que duró la mentira oficial. Cuando un régimen teocrático, es decir vinculado de alguna forma con la divina infalibilidad, admite un error, se abre entre la población la sospecha de si la mentira enmendada no será una más entre muchas. También los sumos pontífices occidentales saben mucho de ese riesgo, por grande y sofisticada que sea su habilidad en torearlo en las condiciones de relativo bienestar que gobiernan, bien alejadas de las que imperan en Irán. Sea como sea, la admisión por parte de Irán de su trágico error así como la comprensión de su irresponsable contexto, nos recuerda quienes son los verdaderos bárbaros.

El 8 de enero un misil iraní derribó por error un avión civil ucraniano cerca de Teherán con el resultado de 176 muertos. Las autoridades de Irán, el “guía supremo”, Alí Jamenei, el presidente del país, Hasan Rohani y el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, se disculparon por lo que calificaron de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Rafael Poch

Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania  de la eurocrisis.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

4 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Armando Camacho

    @andres. No creo que los comentarios sean mentirosos. Por ejemplo, al menos la primera oración del articulo si no es mentirosa, no es cierta. “El 8 de enero un misil iraní derribó por error un avión civil ucraniano cerca de Teherán con el resultado de 176 muertos”. Esa oración cambia toda la narrativa de lo que verdaderamente ocurrió, ya estés en el Potomac o en Castilla. No fue un misil, fueron dos misiles. Un detalle importante, pues si has servido en una unidad antiaérea sabes que no se disparan dos misiles por error, ya que la lectura de los datos del radar, en lo que yo me demoro en escribir esta última palabra, te indica que después del primer impacto el objetivo cambio el rumbo, giro a la derecha, disminuyó la velocidad, la altitud, etc, etc… Lo que le indica al técnico, al oficial de guardia, al que da las ordenes que no le han disparado a otro misil o a un jet de combate. Igual dispararon otra vez, cuando la trayectoria del avión se conoce no era un objetivo militar. Mentirosos, por lo general, suelen ser los políticos, los generales, los doctores y los articulistas interesados en una narrativa en especial del mundo y los hechos. Los comentaristas suelen, a veces, ser más objetivos, aunque igual a veces suelen ser estúpidos. Lo irreparable son las vidas perdidas, vaya el eufemismo inventado por los asesinos de siempre de “los daños colaterales”, no disparas dos veces por error, al menos no en la unidad antiaérea donde serví y combatí. Sobre el tema la historia del oficial Stanislav Petrov es muy sugestiva. Los cientos de manifestantes pidiendo la renuncia del Ayatollah, su aparición pública que recuerda los peores discursos de Hitler o Mussolini, cientos de personas vestidos de negro, con los brazos en alto, pidiendo venganza y exhalando odio, los cientos de muertos en las estampidas, el permitir vuelos civiles en un escenario de guerra; son el teatro de que al igual que en Dinamarca, algo huele mal en Teherán. O en cualquier lugar donde das las ordenes de disparar.

    Hace 4 años 10 meses

  2. andres

    Que horror de comentarios. Y mentirosos. yo tambien estuve en artilleria antiaerea y eso de que no puede haber error es un cuento chino. ¿De donde estos cometarios? ¿el Potomac? ¿Tel-avi?

    Hace 4 años 10 meses

  3. Armando Camacho

    Criminal error. No me parece. Pues por desgracia serví en una base antiaérea durante más de cincuenta meses, y estuve en una guerra. Interesante artículo. Justo, pero parcial. En toda guerra lo primero que se pierde es la vida y la integridad moral y psicológica de las personas, sean soldados o civiles. Terminas la lectura de este articulo y presientes esa pérdida, incluso la falta de objetividad y de verdad. Los califas de Irán, son como casi todos los gobernantes y comandantes en jefe, asesinos en potencia. Y, en el tema del vuelo derribado, no existió el error. Fue deliberado. Ahora de seguro hacen un juicio público y ejemplar al pobre infeliz que apretó el botón, pero al que dio la orden jamás lo veremos. Solo tienes que ver el video publicado por el Times de Nueva York. No se disparan dos misiles a un vuelo comercial a menos de cinco kilómetros de un aeropuerto civil con las fuerzas armadas en estado de alerta máxima esperando un ataque de la primera potencia del mundo. Quienes perdieron. Los de siempre…Los muertos, ya sean americanos de EE.UU. o americanos canadienses de origen iraní. ¿Quiénes son los verdaderos barbaros? Nosotros. Que permitimos que una banda de califas y narcisistas millonarios, ordenen apretar el botón de los misiles. Pueden ver el video del error aquí https://www.nytimes.com/2020/01/21/world/middleeast/iran-plane-crash-missiles.html?action=click&module=Top%20Stories&pgtype=Homepage

    Hace 4 años 10 meses

  4. José Lázaro

    Igual de cínico me parece negarlo que decir q fue un trágico error. Los mismos perros con distintos collares, en un juego de ajedrez geopolítico donde los peones valen muy poco. ¿A qué se refiere Jamenei con lo del error? ¿De quién? ¿Y respecto de qué? ¿Un error del chaval de los misisles? Pues cuidadito con dejarle el botón nuclear. ¿Un error del gobierno? Quizás se refiere a q hubieran preferido tirar abajo un avión lleno de americanos de EEUU, y no de americanos de Canadá. Lo mismo les falló la traducción de Google. En mis tiempos jóvenes, en Euskadi, cuanto estabas en un bar y decían q habían matado a alguien, había dos tipos de personas: los q lo sentíamos, y los asquerosos q tenían q saber de q lado era el muerto para alegrarse o indignarse... Pues esto de los aviones, lo mismo. Están los q los tiran, los muertos y las familias.. Hacer más distinciones es hacerles el juego a los q aprietan el botón (o el gatillo, en su caso) ...

    Hace 4 años 10 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí