TECNOLOGÍA
Un proyecto para cuando estemos muertos
Jeff Bezos pretende emular a los faraones y dejar su huella inmortal a través un reloj que funcionará al menos durante 10.000 años
Ricardo Molina Pérez 29/02/2020
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Febrero del año 02020: todavía sin actualización, nada se sabe sobre el avance del proyecto que Jeff Bezos, fundador y presidente de Amazon, anunciaba con un tuit en febrero del año 02018: “¡La instalación ha comenzado –150 metros de longitud, completamente mecánico, impulsado por los ciclos térmicos del día y de la noche, sincronizado con el mediodía solar, un símbolo para el pensamiento a largo plazo–, el Reloj de los 10.000 años se ensambla gracias al genio de Danny Hillis, Zander Rose y todo el equipo!”
Año 01993: William Daniel “Danny” Hillis tiene la idea. Año 01995: en el libro Tercera Cultura explica que “ha llegado la hora de que empecemos un proyecto a largo plazo que haga que la gente supere la barrera mental del milenio”. Pero retrocedamos el reloj todavía un poco más para saber quién es Danny Hillis: inventor, matemático, ingeniero y empresario estadounidense, se graduó en Matemáticas en 01978 por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde se doctoró en Ingeniería Electrónica y Ciencias Computacionales, del que llegó a ser profesor adjunto para luego pasar a la nómina de The Walt Disney Company; es conocido por su trabajo pionero en la computación paralela. Sigamos. Año 01996: Hillis y el escritor Stewart Brand fundan The Long Now Foundation, uno de cuyos principales proyectos es la construcción del Reloj de los 10.000 años, también conocido, a partir de ese momento, como Clock of the Long Now. Por fin, después de un primer prototipo, en algún momento previo a 02018: Jeff Bezos decide financiar el proyecto con unos 42 millones de dólares, además de ceder los terrenos desérticos que Blue Origin, su compañía de turismo espacial, posee en Van Horn, Texas, así como la montaña destinada a albergar el ingenio.
Detengamos el tiempo ahora, al menos metafóricamente, para conocer el proyecto hasta donde ha trascendido: la idea de Hillis fue la de construir un reloj que registrase el tiempo con exactitud durante un mínimo de diez milenios. Se le cita en un artículo de Discover Magazine: “Rechacé la electrónica desde el principio. No sería tecnológicamente transparente ni probablemente duradero. Enseguida vi que el reloj tenía que ser mecánico”. Para la cuestión de la durabilidad, quizá la menos complicada, debían utilizar materiales como piedra y metales inmunes a la corrosión, tal vez acero inoxidable, como se hizo en el primer prototipo. Nada más se sabe del asunto. Por otro lado, para evitar las adversidades atmosféricas y el polvo, se horadó un túnel vertical a modo de caja de mecanismos en la montaña del entorno desértico de Van Horn. Pero, ¿cómo reflejará el artefacto la intrincada realidad física de las horas, los días, las semanas, los meses, los años bisiestos, los siglos bisiestos, así como las precisiones de las órbitas planetarias y la del eje terrestre, de un ciclo de 25.772 años (según la Enciclopedia Británica), sin acumular desfases a lo largo de ese periodo?
Hillis y su equipo lo tenían todo pensado cuando recibieron el respaldo de Bezos. Un reloj analógico nunca tendría la precisión necesaria para sus objetivos, así que debía ser digital a la vez que mecánico. Entonces Hillis inventó y patentó una computadora mecánica binaria: según la presencia o no de alguna de las 28 levas en los discos “sumadores de series de bits” (uno por planeta), esta computadora mecánica genera las combinaciones de 0 y 1 del código binario: a través de otro mecanismo asociado a una columna helicoidal, el reloj también será capaz de compensar las excentricidades elípticas en la órbita de la Tierra alrededor del Sol y la inclinación de su eje, fenómenos que sumarían un desfase de unos 15 minutos por año. Por fin, y para evitar las limitaciones que todo reloj mecánico tiene por el hecho de serlo, este se sincronizará con el mediodía solar: un rayo del sol de mediodía incidirá, a través de una lente, sobre una banda de metal que al dilatarse desencadenará el reajuste. Respecto a la energía necesaria para su funcionamiento, Hillis asegura que aprovechará el proceso natural de los cambios de temperatura, suficiente para mantenerlo en marcha durante los diez milenios; sin embargo, y puesto que “el criterio definitivo de diseño es que la gente tiene que preocuparse por él”, está previsto que el ingenio pueda visitarse: cada uno de los visitantes deberá darle cuerda para comprobar el tiempo que marca su esfera, de forma que siempre mostrará el preciso instante en que el último visitante le dio cuerda. Pero queda la cuestión de qué marcarán las agujas en su esfera: una hará “tic” al paso de un año, otra marcará la consunción de cada siglo, mientras que un “cuco” anunciará el final de cada milenio: así durante diez milenios. Por último, “de vez en cuando”, no solo cuando el visitante dé cuerda y compruebe la hora, sino también cuando no haya nadie que pueda escucharlas, un conjunto de diez campanas emitirá una melodía única e irrepetible, así durante diez mil años (como mínimo).
Una aguja hará “tic” al paso de un año, otra marcará la consunción de cada siglo, mientras que un “cuco” anunciará el final de cada milenio
Año 01648: se publica la obra poética de Francisco de Quevedo. En ella se encuentra el poema Amor constante más allá de la muerte, una hipérbole que, sin embargo, es un ejemplo del pensamiento a largo plazo: las venas y las médulas, el cuerpo, serán cenizas, “polvo serán, mas polvo enamorado”: una declaración de amor, una ensoñación que los restos de Quevedo, en Villanueva de los Infantes, nunca podrán corroborar. Algún momento de mediados del tercer milenio antes de Cristo: un grabador escribe en las paredes de una pirámide egipcia, en una invocación dirigida a los dioses de Heliópolis, sin duda en otro ejemplo del pensamiento a largo plazo: “Haz que el nombre del rey perdure, haz que esta pirámide del rey y esta construcción suya perduren para siempre”. Podemos sustituir la palabra “rey” por “Bezos”, o por “Hillis”, y la pirámide por el Reloj de los 10.000 años, y quizá comprendamos mejor que el pensamiento a largo plazo no es un valor en sí mismo.
Detengamos el tiempo de nuevo. Por muy fascinante que sea el ingenio depositado en el proyecto, por más plausible que pueda considerarse el pensamiento a largo plazo, no es más que un juego vacío: como señalar y mirar el dedo que señala, como si el Sol no existiera si no lo señala Bezos o Hillis. El Clock of the Long Now no es más que un modelo, un mapa del tiempo. No lo necesitamos, podemos mirar el tiempo mismo, pues, ¿no se acumula en el firmamento, o en los Alpes Dolomitas, y no en magnitudes de diez milenios, sino de millones de milenios? Y eso solo si queremos distraernos del aquí y el ahora.
Domingo 26 de enero del año 02020: un grupo de trabajadores y trabajadoras autodenominado Empleados de Amazon por la Justicia Climática publicó declaraciones de 400 compañeros y compañeras, con sus nombres completos y cargo en la compañía, a través de la plataforma Medium, en apoyo de aquellos y aquellas colegas que se habían enfrentado a amenazas de despido por criticar la huella de carbono de la compañía: previamente, a principios de septiembre de 02019, tras el anuncio de un paro masivo en protesta por la contribución de Amazon al calentamiento global, la compañía prohibió a sus empleados que hablen públicamente de ello sin la aprobación de sus superiores. Al mismo tiempo, Jeff Bezos se comprometía a eliminar la huella de carbono de sus operaciones para el año 02040.
Abril de 02005, Universidad de Granada: las palabras de José Saramago dan voz al “cuco” de nuestra máquina del tiempo: “El pasado, pasado está, creemos. Pero el pasado no pasa nunca, si hay algo que no pasa es el pasado, el pasado está siempre, somos memoria de nosotros mismos”.
Febrero del año 02020: todavía sin actualización, nada se sabe sobre el avance del proyecto que Jeff Bezos, fundador y presidente de Amazon, anunciaba con un tuit en febrero del año 02018: “¡La instalación ha comenzado –150...
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Ricardo Molina Pérez
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