La colchonería
Pololo, el abnegado capitán asturiano del Atleti
Referencia colchonera de los años 20, Miguel Durán Terry hacía cientos de kilómetros en moto para disputar los partidos desde su Lugones natal
Ricardo Uribarri 3/02/2020
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En las primeras décadas del siglo XX eran muchos los jóvenes que venían a Madrid a cursar estudios universitarios desde distintos puntos de España. Algunos de ellos, aficionados y practicantes de fútbol, encontraron acomodo en los clubes de la capital durante su estancia, llegando a convertirse en jugadores emblemáticos de aquellos años. En el Atlético de Madrid hubo varios casos. Uno de ellos fue Miguel Durán Terry, conocido como ‘Pololo’. Ingresó en el equipo en 1919, llegando a ser el capitán de los rojiblancos durante varias temporadas. Vivió tiempos felices, ganando títulos y llegando a ser internacional. Sin embargo, pocos años después encontró la muerte, demasiado joven, durante la Revolución de Asturias.
Durán nació en la localidad asturiana de Lugones en agosto de 1901, siendo hijo de Miguel Durán Walkinskaer, director de la fábrica de explosivos de Coruño y Santa Bárbara. A los 18 años se trasladó a Madrid para estudiar la carrera de ingeniero. En su tierra natal ya había dado muestras de su pasión por el fútbol desde el colegio, llegando a disputar partidos de carácter regional con equipos locales. La Escuela de Ingenieros de Madrid era un lugar con cierta vinculación con el entonces denominado Athletic. No en vano, unos estudiantes vascos de ese centro (Ramón de Arancibia y Lebarri, Ignacio Gortázar y Manso, Ricardo Gortázar y Manso y Manuel de Goyarrola y Alderna) fueron los que dieron el paso de fundar el club en 1903. El joven Miguel se relacionó con los responsables del equipo y se incorporó a él, debutando en abril de 1919 nada menos que en un derbi ante el Real Madrid. Su posición era la de defensa, destacando por sus cualidades físicas, hasta el punto de que logró destacadas marcas en natación, una de sus diversas aficiones deportivas, entre las que también estaban la pelota a mano y pala y la hípica.
‘Pololo’ se convirtió enseguida en una referencia en el conjunto rojiblanco, hasta el punto de llegar a ser el capitán. Sus compañeros destacaban de él su carisma y su optimismo. Para el recuerdo ha quedado una imagen en la que estrecha la mano al capitán del Real Madrid, Santiago Bernabéu, antes de un derbi en 1922. Durante su estancia en el club, que se alargó durante siete años, vivió varios momentos importantes. Uno de ellos fue la consecución del primer título de la entidad: el Campeonato Regional Centro logrado en 1921, disputado bajo el sistema de liguilla y que se llevó tras ganar cinco partidos y empatar uno. Eso le permitió al equipo disputar por primera vez la Copa del Rey, en la que, tras la incomparecencia del Barcelona en cuartos de final, eliminó al Real Unión de Irún en semifinales, cayendo en la final frente al hermano mayor, el Athletic Club, por 4-1 en partido disputado en Bilbao.
En aquel momento, el Athletic de Madrid jugaba en el campo de O’Donnell, escenario del segundo hito destacado en su trayectoria: convertirse junto a Desiderio Fajardo y Luis Olaso, en los primeros jugadores colchoneros que vistieron la camiseta de España. Ocurrió el 18 de diciembre de 1921 en el recinto donde jugaban entonces los rojiblancos, en un partido ante Portugal que acabó con victoria hispana por 3-1. En 1923 jugaría su segundo y último partido como internacional. Fue en Sevilla y de nuevo ante Portugal.
Otro hecho reseñable fue el traslado al antiguo campo Metropolitano en mayo de 1923. Su estreno fue en un partido entre el Athletic de Madrid y la Real Sociedad en el que Pololo fue titular. Dos años después, en 1925, logró su segundo y último título como atlético, un nuevo Campeonato Regional. En la siguiente Copa del Rey llegaron hasta semifinales, donde les tocó enfrentarse al Barcelona en una eliminatoria en la que Pololo tuvo protagonismo. Tras perder en la ida por 3-2, el Athletic ganó como local en la vuelta por 2-1 con un gran gol suyo de falta. Se tuvo que jugar un partido de desempate en Zaragoza que ganó el Barcelona por 2-1. Pololo tuvo la oportunidad de empatar cerca del final al lanzar un penalti, suerte en la que era un especialista, pero mandó el balón al poste. Un año después, también se permitió jugar la Copa del Rey al subcampeón del Campeonato Regional, condición que obtuvo el Athletic, que llegó hasta una nueva final en la que el Barcelona le dejaría sin premio, al perder por 3-2 en la prórroga. Ese sería el último día como rojiblanco de Miguel Durán, que en total disputó 63 partidos con el equipo anotando 11 goles.
A pesar de que eran tiempos donde no existía el profesionalismo, la afición por el fútbol de Miguel Durán era tan grande y su implicación con el Athletic tan fuerte que aunque ya había regresado a Asturias en 1924 tras terminar sus estudios para trabajar en la fábrica que dirigía su padre, cuando llegaba el viernes no dudaba en coger su motocicleta y hacer cientos de kilómetros para regresar a Madrid o desplazarse a la ciudad española que hiciera falta para disputar los partidos con el equipo colchonero. Otras veces, cuando tenía ocasión, jugaba con el equipo de su localidad, el Atlético Lugones. En 1926, coincidiendo con la aparición del Real Oviedo tras la fusión del Deportivo y el Stadium, puso fin a su etapa deportiva en Madrid para seguir su carrera en el equipo de la capital asturiana, donde se retiraría en 1929 tras llegar a disputar la primera edición del Campeonato Nacional de Liga, pero de segunda división.
En el trayecto se encontró con una emboscada de los revolucionarios que abrieron fuego contra el vehículo. Herido de gravedad, no frenó hasta que llegó a su destino, donde nada pudieron hacer por él. Murió con apenas 33 años
El 5 de octubre de 1934 tuvo lugar en España un levantamiento obrero en contra del gobierno existente en aquel momento que arraigó especialmente en Asturias. La fábrica de explosivos donde trabajaba Miguel Durán se convirtió de inmediato en un objetivo de los sublevados, que necesitaban la dinamita para sus fines. Sobre lo ocurrido entonces hay distintas versiones. Hay quién señala que intentó defender las instalaciones junto a un grupo de empleados hasta que vio que era imposible ante el número de los asaltantes. Pero según la página digital cihefe.es, el que fuera su compañero en el Athletic y años después presidente del club, Javier Barroso, contó que Pololo pasó los primeros días de la revuelta refugiado en su casa, siendo respetado por los revolucionarios por su popularidad, y sólo cuando la crudeza de los combates amenazaba su seguridad y la de los suyos decidió desplazarse. Sobre lo que hay unanimidad es que hubo un momento en que cogió una furgoneta y junto a su mujer, sus hijos y otros familiares puso dirección al cuartel de la Guardia Civil más cercano con el fin de encontrar protección. En el trayecto se encontró con una emboscada de los revolucionarios que abrieron fuego contra el vehículo. Herido de gravedad, no frenó hasta que llegó a su destino, donde nada pudieron hacer por él. Murió con apenas 33 años. Su padre y otros conocidos ingenieros, como Rafael del Riego y de Ramón, y Rafael Rodríguez Arango, también fallecieron en los sucesos de aquellos días. Un conflicto que dejó alrededor de dos mil muertos en apenas dos semanas.
Hubo más futbolistas que se vieron implicados en la Revolución de Asturias, como el portero Quico Florenza o el famoso Isidro Lángara, que cumplía servicio militar en Infantería y que fusil en mano defendió un edificio en la calle Uría durante varios días. Al igual que Gonzalo Díaz Galé, que jugó en el Real Madrid y en el Real Oviedo y que defendió el ayuntamiento de Avilés. Ellos tuvieron más suerte que Pololo, a quién el fútbol, al que había dedicado varios de los mejores años de su corta vida, le rindió homenaje tras conocerse su muerte. Apenas unos días después, el 16 de octubre, Athletic y Real Madrid jugaron un derbi en el que los jugadores lucieron brazaletes negros en recuerdo de un compañero, de un futbolista que dejó huella dentro y fuera de los campos. Su muerte fue, quizá, un presagio de lo que ocurrió pocos años después, cuando hasta cinco jugadores con pasado rojiblanco madrileño, Alfonso Olaso, Monchín Triana, Manuel García de la Mata, Ángel Arocha y Vicente Palacios, autor del primer gol del Athletic en el Campeonato Nacional de Liga, perdieron la vida en la Guerra Civil.
En las primeras décadas del siglo XX eran muchos los jóvenes que venían a Madrid a cursar estudios universitarios desde distintos puntos de España. Algunos de ellos, aficionados y practicantes de fútbol, encontraron acomodo en los clubes de la capital durante su estancia, llegando a convertirse en jugadores...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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