CATALINA CORRÓ / NADADORA
“Las operaciones han cambiado mis prioridades. Ahora veo la vida de otra forma”
Ricardo Uribarri 18/02/2020
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El caso de Catalina Corró es un ejemplo más de lo frágil que es la vida y de cómo un problema de salud te puede cambiar de la noche a la mañana tus prioridades. Nadie está a salvo. Ni siquiera una deportista de élite joven que lleva una vida sana. Hablamos de una nadadora nacida en la localidad mallorquina de Inca hace 24 años y que en 2016 soñaba con cumplir las expectativas que había puestas en ella como una promesa de la natación española. A los 18 años, de hecho, se había trasladado al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat becada por la Federación Española en vista de las cualidades que atesoraba. Entonces era impensable lo que le esperaba poco después. Un tumor cerebral, que le ha obligado a pasar dos veces por el quirófano en poco más de dos años. Una situación difícil de afrontar y de asimilar pero que está superando con una mentalidad positiva y con la ilusión de mirar al futuro sin marcarse más objetivos que el de volver a ser feliz haciendo lo que le gusta.
¿Cuáles fueron los primeros síntomas de alarma que notó?
A final de 2016 y principios de 2017 empecé a tener unas crisis epilépticas mientras nadaba en las que dejaba de tener percepción de mi cuerpo, llegando a desmayarme en un par de ocasiones. Cuando me pasaba me tenían que ayudar a salir del agua porque no era capaz de hacerlo por mí misma. A partir de ahí empezamos a buscar que me estaba pasando, lejos de pensar que lo que tenía era un tumor cerebral.
Las pruebas determinaron lo que realmente le ocurría y en marzo de 2017 deciden operarla. ¿Cómo procesa una noticia que para cualquier persona es impactante?
Cuando me lo dijeron, respondí que quería buscar una solución rápida al problema para poder volver a mi vida normal y a mi rutina lo antes posible. No me quedé en estado de shock ni nada. Simplemente busqué la solución.
La intervención fue en Mallorca a cargo de los doctores Javier y Jon Olabe, padre e hijo, que ya tenían relación con su familia.
Sí, las pruebas las vieron un par de médicos y a final decidí llevarlas a los que habían operado a mi madre dos años antes de un meningioma, que no tiene nada que ver con lo que tuve yo, pero son coincidencias de la vida.
¿Su problema no tiene entonces ningún origen de tipo hereditario?
Es algo congénito, es decir, lo tengo desde que nací, aunque no lo sabía. Pero no es hereditario ni tiene nada que ver con lo de mi madre. Fue una casualidad. A lo mejor puedes tener algo hereditario que sea más simple, no dos tumores en la misma familia. No es algo que se suela encontrar.
Después de la primera operación, que duró 12 horas y que le dejó como recuerdo 50 grapas en la cabeza, se recuperó bien, hasta el punto de que pocos meses después volvió a nadar y en junio de 2018 ganó el oro en los 400 estilos de los Juegos del Mediterráneo por delante de Mireia Belmonte. ¿Le sorprendió?
La verdad es que la recuperación fue bastante lenta hasta que pude empezar a nadar un poco. Acostumbrada a llevar una vida activa, lo pasé mal al principio porque no podía hacer casi nada y me aburría mucho. Poco antes de los Juegos es cuando pude volver a entrenar con más normalidad y es cierto que ni los médicos, ni yo, ni el entrenador, ni mi familia esperábamos que volviera a estar en mi mejor nivel tan pronto.
Ni los médicos, ni yo, ni el entrenador, ni mi familia esperábamos que volviera a estar en mi mejor nivel tan pronto
Sin embargo, durante una revisión en septiembre de 2019 ven que hay algo que no va bien y le dicen que tienen que volverla a operar. Esta segunda vez le resultó más duro hacerse a la idea.
En una revisión antes de agosto me dijeron ‘esto está creciendo, pero todavía no tenemos que operarte. Igual si no para de crecer lo tendremos que hacer’ pero era todo un poco incierto y nada inminente. La sorpresa de septiembre fue que lo que tenía que crecer igual en cinco años lo había hecho en cinco meses. Esta segunda vez sí que me quedé en estado de shock porque no sabía cómo abordar la situación. La primera lo resolví muy rápido, pero en esta ocasión no tuve el coraje ni la valentía suficiente para ni siquiera pensar que día podía operarme. Tuve que tragarme primero toda la situación para luego poder afrontarla y saber cuándo me podían intervenir.
En ese momento, ¿de dónde sacó el ánimo y las fuerzas para afrontar la situación?
Pues de la gente que me rodeó. Tengo que aceptar que esta vez no fui capaz de sacarlas por mí misma y que si no llega a ser por las personas que tenía a mi lado no habría afrontado la intervención con el mismo ánimo de la primera vez, porque ya no encontré dentro ni esfuerzo ni ganas de superación. Se me habían acabado con la primera operación. Ellos me llevaron en volandas, aunque al final yo misma saqué fuerzas porque es mejor ir tranquila y confiada a una operación tan grave. Es beneficioso para la recuperación.
¿Quiénes fueron esas personas que hicieron de pilares en los peores momentos?
Primero mi familia, por supuesto. Luego mi entrenador, Ángel López, y mi mejor amiga, Judit Ignacio (también nadadora), que en ese momento se vino a vivir conmigo y que me ayudó a pasar todas las malas noches que tuve.
Aquellos días escribió un mensaje en las redes sociales dejando ver su estado de ánimo. ¿Necesitaba compartir el dolor que sentía?
Cuando pasó todo lo de la primera operación no dije nada y tras ganar los Juegos del Mediterráneo me salió contarlo. Entonces me escribió mucha gente dándome las gracias porque mi historia les había ayudado y en la segunda ocasión quise contarles la otra cara de la moneda, que me estaba volviendo a pasar y que ahora no tenía la suficiente fuerza como para afrontarlo, pero con el afán de normalizarlo, de querer transmitir que no hay que fustigarse uno mismo sino simplemente aceptar la situación y sacar la fuerza cuando uno la tiene.
¿Ha llegado a preguntarse ‘por qué a mí’?
La primera vez no lo hice, pero en la segunda ocasión diría que cada día pensaba lo mismo. ¿Por qué a mí dos veces? Es un pensamiento que te hace ir para atrás, pero es muy difícil contrarrestarlo y no tenerlo.
¿Siente que esta experiencia le ha hecho madurar, que es más fuerte que antes?
Yo ya maduré en la primera operación y siento que de cada una de ellas he aprendido cosas diferentes. De la primera aprendí a sobreponerme a situaciones que no son buenas y de la segunda el aceptar que hay momentos de tu vida que van a ser duros y que uno puede ser débil, que las cosas vienen como vienen y que hay que asumir que no estás bien. Que eso a veces es difícil y más cuando haces deporte de alto nivel. Aceptar que no estás en tu mejor momento es bastante complicado.
¿Se puede decir que le han cambiado las prioridades en la vida?
Sí, ya miro la vida de otra forma, aunque hay algunas cosas que nunca cambian, tu esencia nunca la van a cambiar. Antes era exigente y lo sigo siendo conmigo misma. Pero es verdad que hay prioridades, no te enfadas tanto y le das más importancia a cosas que igual antes pasabas por encima... Sí, te cambia de alguna manera.
Creo que en este tiempo ha recurrido a ayuda psicológica para superar la situación.
Desde antes de los Juegos del Mediterráneo trabaja con una psicóloga que ha sido la misma todo este tiempo. Es necesario para afrontar las situaciones en las que tienes que aceptarte a ti mismo en los peores momentos. Es importante que alguien te lo explique y que te sepa llevar por ese camino. Y también me ha ayudado a vencer a la ansiedad, que es un sentimiento al que el cuerpo no está acostumbrado y al que te tienen que ayudar a acostumbrarte si lo vas a sufrir durante un periodo largo de tiempo.
¿Queda algo de temor a que pueda volver a reproducirse?
Intento no pensarlo porque el resultado de la operación fue bastante bueno. Los médicos están casi convencidos de que no me van a tener que operar de nuevo, pero siempre que queda ahí una manchita como me han dejado a mí, (un 1%) por muy pequeña que sea, siempre que vas a revisión estás con la cabeza en ‘a ver si me va a pasar una tercera vez’, pero no creo que se de la situación. Hay que ser siempre positivo y no comerse la cabeza porque si no, no disfrutaría de la vida.
Te tienes que dar tiempo a ti mismo para estar mal, para llorar, para dejar que otras personas te ayuden y cuando estés preparado, intentar dar lo mejor de ti ante la situación
¿Le duele que se haya truncado la opción de ir a los Juegos Olímpicos de Tokio?
No es lo que más me ha dolido, la verdad. A ver, a unos Juegos Olímpicos todo el mundo quiere ir y duele, pero desde la primera operación ya no estaba obsesionada con eso, no entrenaba cada día específicamente para eso.
¿Cómo fue la experiencia de tirarse al agua después de las dos operaciones?
Las primeras veces que me he tirado a la piscina a competir después de cada operación han sido igual que cuando me tiraba en uno de esos cursillos que haces cuando tienes seis años después del colegio. Lo disfruto al máximo, me da igual el tiempo que haga, lo que me cueste hacerlo. Mientras yo acabe la carrera estoy feliz, porque hago realmente lo que me gusta. Igual que cuando termino un entrenamiento, aunque no haya hecho los tiempos que hacía antes, si lo acabo estoy súpercontenta.
Entiendo que lo más importante ahora es recuperar sensaciones sin marcar ningún objetivo concreto.
Sí, es un poco lo que me pasó después de la primera operación. Mejoré mis tiempos porque realmente estaba disfrutando otra vez de la natación después de un periodo en el que no lo estaba haciendo prácticamente nada. Nadaba solo, exclusivamente, para ser feliz y es cuando más corrí e hice mis mejores marcas.
Estudia Medicina. ¿Le dan más ganas de hacer esta carrera para ayudar a los demás tras su experiencia?
Hace tiempo que digo que ojalá algún día después de estudiar Medicina pueda ayudar a alguien como los médicos me han ayudado a mí. Te cambian la vida y te la devuelven, básicamente.
¿Qué espera del futuro?
Metas concretas no me pongo porque en estas situaciones es importante no marcarte unos objetivos muy lejanos porque puede pasar cualquier cosa que te los puede truncar. Estoy siendo bastante previsora en ese aspecto, pero evidentemente me gustaría volver a entrenar al nivel que lo hacía antes y ojalá competir como lo hacía, pero si no sucede tampoco va a ser un bache en mi vida difícil de superar.
Es decir, que si dentro de un tiempo ve que la natación solo va a ser un hobby y no lo que esperaba hace unos años no se va a amargar.
Exactamente. Yo prefiero sacar todos los cursos de Medicina, ser médico, que a lo mejor ser olímpica, esa es mi situación actual, aunque le dedico más horas a la natación que a los estudios porque todavía estoy en una situación que no se sabe lo que va a pasar.
¿Qué consejo le podría dar a alguien que esté pasando por la situación que usted ha vivido?
Lo primero de todo decir que de casi todas las situaciones se sale, solo hace falta ver la parte positiva de las cosas y que no hace falta verla al principio o muy rápido. Simplemente te tienes que dar tiempo a ti mismo para estar mal, para llorar, para dejar que otras personas te ayuden y cuando estés preparado, intentar dar lo mejor de ti ante la situación.
El caso de Catalina Corró es un ejemplo más de lo frágil que es la vida y de cómo un problema de salud te puede cambiar de la noche a la mañana tus prioridades. Nadie está a salvo. Ni siquiera una deportista de élite joven que lleva una vida sana. Hablamos de una nadadora nacida en la localidad mallorquina de...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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