Análisis
Urkullu convoca elecciones en Galicia
Las autonómicas en esta comunidad han coincidido con las vascas desde 2009. Si sigue saltando a la arena cuando lo decide el lehendakari no es porque le haya ido mal –que no le ha ido– sino porque le conviene
Xosé Manuel Pereiro 11/02/2020
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“Ya saben que entre los muchos defectos que poseo y alguna que otra virtud está ser previsible”, comenzó Alberto Núñez Feijóo, sin precisar si era defecto o virtud, la intervención en la que anunció que convocaba elecciones para el 5 de abril. En efecto, Feijóo es especialista en crear suspense sobre algo para luego tomar la decisión que todos saben que va a tomar. Pero a lo largo de ese proceso los periodistas hacen preguntas en las ruedas de prensa, los analistas especulan, y el público está abastecido de ese sucedáneo de la política, las declaraciones. Todavía en septiembre, el presidente gallego afirmaba que “no hay motivo para adelantar las elecciones en Galicia, aquí si hay estabilidad”, al tiempo que avanzaba que en el primer trimestre de 2020 desvelaría si repetía como candidato. Pero, desde que se anunció la convocatoria de las elecciones en Euskadi, los jefes de redacción reservaron espacio en sus portadas o tiempo en sus informativos y empezaron la cuenta atrás. Poco después del anuncio de Urkullu, Feijóo hacía el suyo, invocando la estabilidad, no solo de Galicia (la que hay), sino la de España (la que dejaría de haber si hubiese tres procesos electorales distintos en las tres nacionalidades históricas a lo largo de un año). O eso creí entender.
Las elecciones gallegas han coincidido con las vascas desde 2009. Entonces las había adelantado –y se había adelantado a Ibarretxe– el socialista Emilio Pérez Touriño y las ganó, contra todo pronóstico, el candidato debutante Alberto Núñez Feijóo. Desde entonces, el líder del PP las ha convocado, horas o días después, para la misma fecha que ha anunciado previamente su homólogo de Euskadi. Feijóo es previsible, pero no –que se sepa– supersticioso. Si sigue saltando a la arena cuando lo decide el candidato vasco no es porque le haya ido mal –que no le ha ido– sino porque le conviene. En 2012 el adelanto fue de cinco meses y la razón esgrimida para la coincidencia era “darle la mayor estabilidad a Galicia”. Ciertamente, lo consiguió. Con el PSOE en caída libre en el Estado, el BNG acabado de implosionar en dos o tres pedazos y el experimento Alternativa Galega de Esquerdas (IU y escisiones del BNG, con un tal Pablo Iglesias de asesor de campaña) a medio hornear, el PP perdió cien mil votos, pero subió tres diputados. A lo largo de aquella legislatura, el PSdeG tuvo dos secretarios generales, el BNG dos portavoces (que viene siendo lo mismo), el grupo parlamentario de AGE se rompió y lo que salió de los restos, En Marea, eligió candidato un mes antes de las elecciones, y aún así consiguió ser segunda fuerza. Es decir, ganó la jefatura de la oposición.
Hay quien pueda pensar que convocar ahora, en el caso gallego, es dar por supuesto que el gobierno PSOE-UP se va a consolidar en los próximos meses. Pero también es una manera de quitar presión interna
En la actual legislatura que muere prematuramente por contagio vasco, En Marea se ha roto en dos, que son tres porque la representante de Anticapitalistas en Galicia en Común (Unidas Podemos) ha anunciado su marcha. Convocar elecciones ahora supone que pilla al mundo Mareas-Unidas-Podemos en construcción (en las dos últimas convocatorias, las candidaturas han sido Unidas-Podemos, sin más, pero con el nombre de Galicia en Común). Sin una organización o estructura que integre a las mareas municipalistas y al socio nacionalista, Anova, y de la que echar mano para elaborar o refrendar las listas. Y lo que es peor, sin candidato. La opción Yolanda Díaz está descartada por razones obvias y en el trío Antón Gómez Reino (diputado en Cortes y secretario de Podemos Galicia), Martiño Noriega (exalcalde de Santiago) y Xulio Ferreiro (exalcalde de A Coruña) cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes, que es lo mismo que decir que no hay candidato claro. En el PSdeG-PSOE Gonzalo Caballero, sobrino políticamente pródigo del alcalde de Vigo, (fueron en su día enconados rivales para la dirección local) enfrentará sus primeras elecciones como candidato. El BNG está al alza, pero la convocatoria pilló a la portavoz y candidata, Ana Pontón, de baja maternal.
Con ese panorama enfrente, para qué molestarse en gobernar, diría cualquiera. La legislatura moribunda ha sido la más inane de la historia de la autonomía en materia legislativa. Las únicas muestras de que la rana está viva (además de las portadas de los periódicos y los informativos de los medios públicos) son las reacciones a estímulos exteriores. La espantá de Feijóo, con lágrimas en los ojos y Galicia en el corazón, al destino que la militancia le tenía reservado en Génova como presidente del partido, o eso le parecía a todo el mundo, en 2018. Las llamadas a un gobierno de concentración nacional PSOE-PP. Las polémicas por el retraso del AVE, un clásico desde hace décadas siempre que en Madrid no hay un “gobierno amigo”. El ataque de cuernos (con perdón), evidenciado en las redes sociales, por lo conseguido por el único representante del BNG en el Congreso a cambio de su voto en la investidura, y que los “gobiernos amigos” no habían dado (ni él pedido). Y ahora la reclamación del IVA.
Hay quien pueda pensar que convocar ahora, en el caso gallego, es dar por supuesto que el gobierno PSOE-UP se va a consolidar en los próximos meses. Pero también es una manera de quitar presión interna. La situación de un sector como el de la sanidad, que todo el mundo palpa en sus carnes, pongan lo que pongan los periódicos, no arroja buen pronóstico. La supresión de un paritorio en Verín, una de las comarcas más alejadas de una capital de provincia, para concentrar los nacimientos en Ourense, provocó manifestaciones de decenas de miles de personas y un sinfín de protestas incluida la del presidente provincial del PP. Tantas que, después de culpar de la supresión al gobierno bipartito de la Xunta (2005-2009) tuvieron que reponer el servicio. La víspera del anuncio del adelanto electoral, diez mil personas se manifestaban en Santiago en demanda de más atención en la sanidad pública.
En las dos últimas generales, en Galicia el PP perdió y empató, respectivamente, con el PSOE, pero tuvo unos resultados claramente inferiores al total de la izquierda. En las locales siguió sin levantar cabeza, pero el PP de Galicia tiene otro motor cuando se trata de las elecciones autonómicas. El único sondeo publicado hasta ahora le da la mayoría absoluta raspada. Siempre que se cumpla que Ciudadanos no obtenga ningún diputado (de obtenerlo, sorprendería incluso entre los naranjas) y que Vox tampoco. El sondeo de La Voz de Galicia le atribuye al partido de Abascal un escueto 1,9% de apoyos, por debajo incluso de C’s. Aunque es cierto que el partido de ultraderecha no tiene ni un concejal en Galicia, en las generales rozó un 8% de apoyos. Feijóo necesita que Vox no le reste votos, o como mal menor, que supere la barrera del 5% de los sufragios que marca la ley electoral gallega para tener representación y logre algún escaño. Para Vox –al menos para Ortega Smith cuando vino a dar un mitin– Feijóo es un nacionalista (gallego) que promueve el separatismo con sus políticas, pero también el propio líder de ultraderecha ha dicho que, en el peor de los casos, le darán su apoyo.
La inesperada victoria de Feijóo en 2009 le salvó el cuello a un Mariano Rajoy que veía tambalear la banqueta en la que se apoyaba (y, de hecho, en la campaña se empleó como nunca). Si Feijóo gana en 2020, quizá el resultado en esta ocasión sea el contrario, y caiga una banqueta en Génova.
“Ya saben que entre los muchos defectos que poseo y alguna que otra virtud está ser previsible”, comenzó Alberto Núñez Feijóo, sin precisar si era defecto o virtud, la intervención en la que anunció que convocaba elecciones para el 5 de abril. En efecto, Feijóo es especialista en crear suspense sobre algo para...
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Xosé Manuel Pereiro
Es periodista y codirector de 'Luzes'. Tiene una banda de rock y ha publicado los libros 'Si, home si', 'Prestige. Tal como fuimos' y 'Diario de un repugnante'. Favores por los que se anticipan gracias
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