GOBERNÁNDOSE ENCIMA (IV)
Factor Cat y factor catacrac
El PNV no confía en la estabilidad futura. No confía en que el procesismo no acabe con el Gobierno
Guillem Martínez Madrid , 13/02/2020
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1- En el día de hoy, cautiva y desarmada, la gripe ha terminado. En MAD ha vuelto el relativo buen tiempo. Hace solete –relativo– y, como decía Lope “ríense las fuentes / tirando perlas” –relativas–. De vez en cuando, al sol se le suma la vecina divine, que sale a colgar la ropa al balcón, y la contemplo, y me contempla, mientras me digo, otra vez con Lope, “que quien no piensa no mira, / y mirar sin pensar, Fabia, / es de ignorantes”. Dios, ¿qué me pasa hoy con Lope?
2- En otro orden de cosas, y aquí salimos del XVI, entramos a cuatro patas en el XXI y se inicia, propiamente, este articulete, las cosas suelen ser lo que parecen. El mal rollo de esta frase es el palabro ‘suelen’. Que lo envía todo al garete. El palabro ‘suelen’ será, si me lo curro, el tema de estas líneas. No se pierdan, en fin, este articulete, que es una superproducción en la que he tirado la casa por la ventana, de tal manera que aparecerán, ya lo verán, un señor vestido de lagarterano, la enciclopedia Espasa-Calpe 70, diversos manufacturados textiles, un piano, un Stradivarius, un restaurante thai, 12 cocolocos, 400 taxis y más de 300 barbies. Y, si no lo puedo evitar, Lope. El periodismo esp no puede ofrecerles más. Salvo que lo pague Iberdrola.
3- Esta semana la cosa –la cosa: la estabilidad gubernamental– parece que se ha asentado un tanto, al asentarse la cosa Cat, con la primera reuni Sánchez-Torra. Cat, si se fijan, ‘suele’ ser el caso de la cosa siempre.
4- Cat, en efecto, ‘suele’. Es decir, desde 2003 –desde 2010, à gogó– ‘suele’ ocupar las portadas de los diarios día sí y día también. Son muchos años. Si eso no lo aguantan los duques de Sussex, imagínate Cat. El ‘suele’ añade dificultad para narrar la cosa Cat, esa cosa cuya importancia no es tanto el ser, sino el ‘soler’, aún hoy, cuando está de capa caída, con el plumero visto, pero con su industria propagandística intacta. Es difícil valorar todo ese ‘soler’, máxime cuando la cosa Cat es una sobreactuación de la política cat y de la política esp. La sobreactuación de dos políticas que han abandonado a sus sociedades a su suerte, durante diez años. Cuesta ver lo importante, lo determinante, el futuro, en una sobreactuación. Imagínate en dos.
5- Detrás del ‘soler’ suele haber el ‘haber’. Lo que hay. Que no es necesariamente lo que ‘suele’ haber. Periódicamente vienen indicios de que, tras lo que ‘suele’, hay cosas que no suelen, y que pueden determinar más el futuro y el presente que la cosa Cat, a la que volveré, brrrr, en el punto 12, como ‘suelo’. Estos últimos días han pasado varias de esas cosas, que les apunto, y que a su vez pueden apuntar la realidad. U otras cosas que en el futuro ‘solerán’, que es lo que ‘suele’ ser la realidad.
6- Una es el mal rollo en el campo esp. Si la reconversión industrial, planificada y, en su caos y crueldad, ordenada, fue un marrón violento y desmesurado, imagínense lo del campo esp, esa cosa sin planificación alguna y abandonada a un mercado salvaje que necesita la agricultura y la ganadería, sí, pero más lejos y aún más baratas. Se trata de un malestar que, parece ser, está siendo modulado por Vox, ese modulador que está modulando otros malestares –nota mental: las derechas modulan malestares, mientras las izquierdas modulan buen rollo; 200 y pico años de izquierdas y hemos acabado al revés de como empezamos; socorro–. Otros malestares como, y muy inquietante, el policial. Con la cosa Piolín, en 2017, no sólo se consiguió el contacto fraternal y armónico entre los pueblos de esta alegre gran Yugoslavia, sino que la poli y GC desplazada a los fastos se dio cuenta, en tiempo real, de que los Mossos cobraban más y no vivían hacinados en barcos pestilentes. Parece ser que ese fue el jalón, y el filón y la génesis estricta de JUPOL, el sindicato de extrema derecha de la poli, cada vez más potente y, lo dicho, modulado por Vox, ese intelectual colectivo. Uno es lo que modula. Modular manifestantes y policía –esa modulación tan cat y cargada de futuro– no está mal. La poesía, en fin, es un arma cargada de futuro. Más cuando, en efecto, lleva arma.
Las tres derechas están en modo paisaje del extrarradio, ese tipo de paisajes que nunca sabes si están a medio construir o a medio demoler
7- Las tres derechas, por otra parte, están en modo paisaje del extrarradio, ese tipo de paisajes que nunca sabes si están a medio construir o a medio demoler. Es decir, que no se sabe si están a medio unificarse –como dicta la FAES, esa OMS de la derecha local– o a medio aplazarlo. En el ínterin, parece que se unificará –al menos PP y C’s, ese partido que está viendo venir el concurso de acreedores, ese acicate para las coaliciones– en los territorios en los que Esp se resquebraja. Que son todos, pero más en los territorios bilingües en los que la Consti, como sabrán por la prensa especializada, es utilizada únicamente por los aborígenes –debido a su ingenioso diseño aerodinámico, sabiamente calculado por los padres de la Patria– para cazar canguros, de manera que en esos territorios no hay ley, ni orden, ni Dios, ni mercado, ni bebidas carbónicas. En MAD, otro laboratorio de la Humanidad, a su vez se está experimentando la desunión. Es decir, gobernar juntos, y en modo como-posesos, pero con la presi de la Comunidad Autónoma de MAD, del PP, enfrentándose a Vox con la boca de la cara. Sí, queda muy sobreactuado. Pero las derechas, y esto es otro descubrimiento cat, no sólo pueden tratar a la sociedad como tontos del bote profundos, consumidores de ceremonias y teatralidad, sino que a una buena parte de la sociedad le gusta, la hace sentir viva y partícipe de la Historia y, llegado el caso, puede pedir más spanky-spanky y, oh baby, más fuerte.
8- Las derechas, sorprendentemente y a pesar de que todos estamos jugando en su campo, están desorientadas, en todo caso. La prueba es que aún no han pillado la talla al Gobierno. Esa lentitud explica un drama interno, intelectual. Más aún si pensamos que el Gobierno, que aún no ha tomado velocidad de crucero, va tirando en modo arranque, con amplias zonas aún no conceptualizadas. En como quien dice dos plenos ha formulado el estilismo de una socialdemocracia moderada, que en el erial de la última década –esbozado por el relator de la ONU sobre DD. HH., en su 2020 Spanish Tour, al señalar, tan ricamente, que la pobreza ha sido, sic, la opción política en Esp– parece agua de mayo. Sin serlo necesariamente. Por otra parte, aún no hay un dibujo nítido de lo que es el estilismo PSOE y el de UP en el Gobierno. Lo que dificulta los chistes. Es decir, también la información. La parte UP parece ser, en todo caso, disciplinada. La disciplina es lo que llevó al PC al garete, si bien de forma disciplinada, eso sí. Ha habido un primer mal rollo de UP con el imaginario del Estado, consistente en impedir en el Congreso la desclasificación de los papeles de Billy el Niño para quitarle medallitas, a propuesta de Bildu. Si bien luego cambió de opinión, esa primera negativa puede indicar cierto síndrome de Estocolmo de la cosa UP ante la cosa Estado, tan nuestra. Ha habido, por otra parte, otro momento síndrome de Estocolmo, protagonizado por PSOE –como mínimo–, al negarse a que la jueza Servini interrogue a Martín Villa –una explicación mayor que Billy el Niño sobre Billy el Niño– por un caso de crímenes contra la Humanidad. Lo que nos lleva al punto 9.
9- En un país sin juicios de Nuremberg importa una higa que el Estado le quite medallas a un fascista o se ponga mechas. Es más, quitarlas puede ser un indicativo de que no va a haber juicio de Nuremberg, que a estas alturas no es otra cosa que la anulación de condenas franquistas. Sin anulación de condenas efectiva, quitar medallas es una guerra cultural. Palique. Humo. Marcos. Nada. Cultura emo. Es decir, propaganda. Una suerte de estafa social. Un aplazamiento de lo efectivo. Ya veremos. En todo caso, el anuncio de suprimir condenas franquistas por parte del Gobierno se está transformado, por lo que oigo, en dar reconocimiento a los condenados, algo que no sólo no es suprimir condenas, sino que es lo contrario. El no tomarse en serio la petición argentina sobre Martín Villa, ilustra, en todo caso, que la sentimentalidad, y no la efectividad, es la dirección. Y también orienta en esa dirección el anuncio de ampliar el Código Penal –ese clásico de lo líquido– con el delito de apología del franquismo, algo innecesario si has emitido jurisprudencia eliminando las sentencias. Hay datos, en fin, para evaluar que en el tema franquismo se está optando por la dirección mucho lerele y poco larala. Una dirección ensayada en la Ley de Memoria Histórica, y por la ley que suprimía sentencias franquistas en Cat –junio de 2017–. El procesismo, glups, es un pionero: no sólo ha dado chicha a la derecha y extrema derecha del XXI, sino a la izquierda. Recordemos, hermanos, que la gran estafa del procés no fue el procés propiamente –un juego de espejos infantil que, en otra cultura, hubiera supuesto risas, esa forma del estupor, y no condenas a 13 años–, sino una ley que anulaba las sentencias franquistas, fraudulenta, fake, sin posibilidad de anulación alguna. Un parlamento no puede anular una sentencia ni aquí ni el Lima, como cada noche descubren, por otra parte, los condenados procesistas. Pero, como el parlamento alemán en su día, puede elaborar una ley que posibilite solicitar esa anulación a un juzgado. A ver si el Gobierno se atreve a ello u opta por la solución procesista. Mentir a través de propaganda y guerra cultural. En Esp, en fin, no se anula una sentencia desde que Franco anuló varios miles de sentencias de divorcio. No hacerlo, no ser efectivo en anular condenas políticas es ponerse en inferioridad frente a una dictadura. Es asumirla como legalidad y legado. Y, lo dicho, engañar.
Hay datos para evaluar que en el tema franquismo se está optando por la dirección mucho lerele y poco larala
10- La guerra cultural, la esencia de las políticas derechistas en el siglo XXI, no puede ser una esencia de las izquierdas, además de por un criterio ético por el hecho de que el engaño nunca se penaliza en las derechas, pero sí en las izquierdas. Sí, es injusto, pero es así. Quizás sólo lo puede utilizar como perfume o ironía. Y eso, por ahora, es lo que se está produciendo en el Gobierno, de una manera edificante, es decir, creando, en contrapartida, una ley que puede ser efectivamente un derecho nuevo, y no palabros, a través de la ley para la eutanasia, que tendrá un recorrido lento –si hay suerte, para verano–, lo que implicará meter durante meses a las derechas en una batallita cultural contradictoria y agotadora –las derechas están por la eutanasia, pero por una eutanasia artesanal, desde el nacimiento del individuo–, mientras el Gobierno puede hacer otras cosas. En el caso de que no haga guerras culturales y, en efecto, quiera hacer otras cosas tras diez años de democratización de la pobreza. Por ejemplo, y me temo que esta será la frontera que permitirá saber si el Gobierno es o no es, una ley de alquileres valiente. Es decir, normal y aburrida en Europa.
11- El último objeto que no ‘suele’ es que el PNV ha convocado elecciones en Euskadi. Eso es importante porque el PNV, sin ser gran cosa, es la London School of Economics por aquí abajo. Lo que ilustra el nivelazo local. Es importante, a su vez, porque a) hay un pacto PNV-PSOE, nada desdeñable, que contemplaba un nuevo Estatuto, del que saldrá una nueva etapa territorial. O, al menos, es más probable que salga de ahí que de la mesa Gobierno-Govern. Y porque b) las elecciones están pensadas para celebrarse en un momento de relativa estabilidad. Es decir, que el PNV no confía en la estabilidad futura. No confía en que el procesismo no acabe con el Gobierno. La única fuerza del procesismo –en el que aún está ERC– es esa. Acabar con el Gobierno. Además, ‘suele’. Y, en general, todo el mundo hace en la vida lo que puede, es decir, lo que ‘suele’, pudiendo hacer incluso otra cosa.
12- Lo que nos lleva de cabeza a la cosa ‘suele’. La cosa cat. Para leer los puntos siguientes hagan como yo y pongan de banda sonora The Pennsylvanian Polka a toda leche, llenapistas de Atrapado en el tiempo, the movie. “Pick out your partner and join in the fun / the Pennsylvanian Poooolka”. No, no es de Lope.
13- Iba a empezar con lo de Cat pero, en eso, llaman a la puerta. Pom-pom. Es el señor Cheng, de El Colmado de Manolita Cheng. Algo raro, pues ayer ya me entregó mis vituallas. Me dice que son las cuatro de la mañana y que a ver si puedo bajar la música, que la Pennsylvanian Polka se escucha desde su casa. Algo llamativo, pues los Cheng viven en Tres Cantos, mientras mi loft está en la muy MAD calle Héroes Centristas de la División Azul. Ya puestos, le pregunto que qué hace vestido de lagarterano. “Voy mimetizado por si me pilla uno de Vox y quiere aplicarme el pin anti-coronavirus”. Es usted un lince, Cheng. A lo que Cheng responde: “la mayor discreción es acomodarse al tiempo”. ¿Confucio? “No, Lope”.
14- Bueno. CatZzzz. La semana pasada se produjo el encuentro Torra-Sánchez. Sinopsis: a) Torra le obsequió con un par de libros, fiel a su costumbre de no regalar nunca lencería, b) hablaron cerca de dos horas y c) Sánchez emitió rueda de prensa desde el claustro de la Gene, en lo que fue algo coreográficamente nuevo. Es preciso señalar que todo, en efecto, fue novedoso. Pero no nuevo.
15- A saber, el diálogo es lo normal en periodos de gobierno socialista. Un diálogo, por otra parte, de besugos, sin grandes concesiones y que conforma una suerte de coreografía que nunca conducía a nada, salvo a la coreografía. Exemplum. En la última época de diálogo, con ZP, el diálogo se centró en el Nou Estatut. Y culminó con la coreografía de una cumbre ZP-Mas en la que ambos se comieron con patatas las novedades en financiación del Nou Estatut. Si bien Mas consiguió con ello la coreografía de volver a BCN como Elvis. Y con ella, algunos años más de vida, que es lo que quería. Que es, diría, la esencia del pujolismo. Nada, pero mucha de esa nada, dramatizada, orientada para el consumo interno, sellado con acto coreográfico mágico, de estadistas sin Estado.
16- El procés, emitido durante la década PP, consistió en intentar recuperar esa dinámica, interrumpida por el PP. Para lo cual se creó un objeto con el que negociar. ¿La indepe? No. Nada, cualquier cosa para consumo interno y en forma de ceremonia/coreografía. Eso es lo que pedía Puigde tan tarde como el 25-O, y eso es lo que se ha pedido continuamente, bajo la forma del palabro diàleg/diálogo.
17- Pues bien. Ya lo tienen. Se llamará Mesa. Empezó con la reunión con Torra y seguirá con las reuniones de la Mesa ad hoc, en breve, mucho menos preparadas y dotadas de agenda y pretensiones que el pacto PSOE-PNV, diría. Algo propio de una sociedad educada en la política de la ceremonia, que exige coreografías, antes que hechos políticos.
18- ¿De qué se va a negociar en esa Mesa? Sánchez ha ofrecido 44 puntos de negociación. Autonómicos. Aburridos. Sin electricidad. En las antípodas del pacto PNV-PSOE, incluso. Y en las quimbambas del procesismo que se presentó a las elecciones de 2014 con el eslogan –no es coña– “Queremos helado cada día”. Se trata de un max-mix de los 23 puntos que Mas ofreció negociar a Rajoy, y de los 46 puntos que Puigde ofreció negociar a idem. En ninguno de ellos se pedía barra libre de helado. Es, vamos, todo lo que querían –poca cosa; en ocasiones, y esto es importante, subsanar incumplimientos del Estado en materia autonómica–, salvo el tema que conformaba el objeto de negociación, con el que se pretendía negociar todo ello con Rajoy, el hombre que no negoció el todo para ir tirando, negándose a negociar el objeto creado para la negociación: la cosa referéndum. Que, recordemos, siempre se la trajo al pairo al procesismo. La noche del 24-O, recordemos, hermanos, el Govern decidió pasar pantalla al respecto y convocar elecciones autonómicas. No lo hizo porque no tuvo garantías de negociar una solución a la cosa judicial y, más importante aún, por el punto 20.
JxC está en modo tóxico. Hará todo lo que pueda para enviar la Mesa al garete y pugnar por el procés
19- Lo normal, por tanto, en esa clase política chunga, sería negociar esos puntos, intentar colar un gol –algo para lo que no hay antecedentes históricos, por otra parte– e intentar currarse luego una ceremonia y coreografía final que demostrase, para consumo interno, que Cat ha ganado un potosí, que ha adquirido su anclaje para el siglo XXI, y que bla-bla-bla. Lo de siempre, vamos.
20- Pero no se puede, me temo. O, al menos, hay un riesgo. Riesgo: la política, en Cat, se ha convertido en un hecho autónomo. De la realidad. Si en Esp lo admite todo, en Cat admite más que el todo. De la realidad, se diría, sólo precisa la ceremonia.
21- Sí, JxC está en modo tóxico. Hará todo lo que pueda para enviar la Mesa al garete y pugnar por el procés, esa ceremonia continua y cotidiana que excluye la política y su control. Exemplum. El tema para JxC ahora es que la Mesa sea con un mediador internacional. Algo que no asumiría ningún gobierno del primer mundo. Es decir, que el problema ya no es el referéndum en el que nunca creyeron salvo como objeto negociador. El problema es la Mesa. Abandonar la propaganda épica y volver a la política autonómica cutre, a través de una Mesa.
22- Por otra parte, ERC, que se ha expuesto mucho por la Mesa, tampoco está claro que se haya expuesto lo suficiente y de forma constante. Algunos presos y exiliados de ERC y JxC han ido así a una comissió del Parlament en la que han mentido de lo lindo. Sin distinción de partidos, todos, desde Junqueras hasta Puigde –que fue vía Skype–, han asumido que hicieron lo que no hicieron. Incluso –emoticono de carita llorando de la risa– suprimieron las sentencias franquistas. En el ínterin, vamos, 2010-2017 mintieron a su sociedad. Pero lo llamativo es que siguen mintiendo a su sociedad. Y lo hacen para prolongar y tabular la mentira, y para reinventar sus biografías. Es decir, diría que ya no por motivos políticos, sino vitales. Pueden, en efecto, prolongar la mentira por años. Eso es algo posible, gracias al control sobre los medios públicos. El procés, en fin, no es otra cosa que el control de los medios públicos. Son una clase política habituada a emitir datos falsos, tanto que ya no los diferencian de la realidad o creen que es un tramo asumible, como quedó clarinete en la entrevista de Évole a Junqueras. Como el 27-O, están luchando por su honor, por no perderlo, tirando para adelante a la brava, y sin ninguna posibilidad política, salvo la electoral.
23- La mentira, el itinerario propagandístico como único itinerario político, a falta no sólo de medios fiables sino de consumidores de información que quieran acceder a ella, me temo que sólo será cuestionada vía Europa. A través del parecido de los ejes políticos de procesismo con los nuevos ejes, siempre propagandísticos y míticos de las nuevas derechas. A eso se expone JxC en cada intervención en el Parlamento Europeo. Y, el hecho de que los líderes encarcelados de ERC se sumen a la juerga del fake, en un momento en el que deberían empezar a pensar en dejarlo, inquieta.
24- Los papeles del lehendakari sobre sus negociaciones procés-Gobierno, donados a tres archivos, son, me temo, una guía para entender cómo se crea un objeto ficticio –no fundamentado en la correlación de fuerzas, en la lógica, o en la honestidad– para la negociación, cómo te devora, y cómo otro gobierno puede aprovecharlo para, gracias a la parcialidad de la prensa y la justicia, enviarte al trullo. Vamos que el PNV, que sabe un güevo sobre la clase política cat, ha hecho bien –es decir, ha utilizado su conocimiento para ello– en convocar elecciones en previsión de esta lucha cat sin cuartel y ya sólo para no perder, a través de la mentira, el honor perdido mintiendo. Humm, esta frase última podría ser de Lope.
25- Lo que ha pasado en Cat, y que PNV ha pillado al vuelo, es la teatralización de la ética. Algo que, salvo por su intensidad, no es estrictamente cat. Es la ética inexistente, salvo en su dramatización, tan propia y común en los personajes de Sálvame. Es la bancarrota de la ética. El triunfo de la ceremonia. La ceremonia como el todo es un cambio, absoluto y fundamental, en Cat, que por fuerza debe llegar a Esp. En Cat, la política, la información y muchas vidas privadas se han ceremonializado. Es lo que ‘suele’. Es un cambio que afecta al lenguaje, lo que indica su magnitud. El lenguaje –gramática, léxico– ha cambiado. Déu/Dios aparece en muchas frases de políticos. Se utilizan refranes rurales a tutiplén. Y se opta por fórmulas ceremoniosas, inauditas, que comprometen la estructura minimal sujeto, verbo y predicado, de la que tanto fardaba Pla. El resultado son discursos ceremoniosos, engolados, barrocos, complejos, caóticos, en los que cabe todo, la revolución y el ultraliberalismo, reivindicar la persecución judía –en la que Cat brilló con luz propia; la mayor matanza peninsular de judíos fue en BCN; aún hay una calle, por cierto, que la celebra; incluso el Palau de la Gene, gótico, está edificado en un solar de un judío que aún está esperando que se le pague– con reivindicaciones de una raza propia, capacitada por ello para marginar a otros grupos. En la Crònica de Ramón Muntaner, del XIV, magnífica, se utiliza un cat directo, sin florituras, sin ceremonias. Es más, Muntaner, en Constantinopla, se chotea de las interminables ceremonias bizantinas. Bueno, se chotearon tanto de ellas que los bizantinos, una noche, en un calentón, mataron a todos los cat que pudieron. Hoy está pasando lo contrario. Son los cats los que se pelan a los bizantinos. Por poco ceremoniosos. Eso es lo que ‘suele’. Para que cese tanta ceremonia histérica igual no es necesario decir la verdad. Pero, al menos, sí dejar de mentir. Rayos, llaman a la puerta. Es la vecina divine.
26- Nada, que como ‘suele’, se le han caído unas cosas al balcón. Salimos al balcón, a ver. En efecto, ahí hay, proveniente de su piso, el habitual par de piezas de lencería de la prestigiosa marca gala Tuaimesçacochon. Pero también los 70 volúmenes y 38 suplementos de la enciclopedia Espasa Calpe, un piano de la marca Yamaha y un stradivarius de la marca Stradivarius. Creo que mi vecina quiere, en fin, decirme algo. Nos pimplamos 12 cocolocos. La cosa fluye, por lo que propongo ir a cenar a un thai. Pasan 400 taxis, pero todos llenos. En la cena empiezo a sospechar que está majara. A saber, tiene ojos de majara y dice cosas de majara, como “si me engañas te mataré”, a lo que agrega “la-la-la”. Luego vamos a casa. Me propone subir a su piso a tomar la última copa y a enseñarme su colección de más de 300 barbies con agujas en los ojos. Cuando era aún más joven hubiera pasado por alto todos estos indicios y, pobre de mí, me hubiera lanzado de cabeza a la locura, liderado por mi inexperiencia. Sin embargo, ahora que soy un adulto sabio y experimentado, no comprendo por qué subo corriendo en modo Usain Bolt hasta su piso. Quizás, y esto explica Cat, al Gobierno Esp, al cabo y a uno mismo, porque uno es lo que ‘suele’. Y el ser es el ‘soler’. O, como diría Lope: socorro.
1- En el día de hoy, cautiva y desarmada, la gripe ha terminado. En MAD ha vuelto el relativo buen tiempo. Hace solete –relativo– y, como decía Lope “ríense las fuentes / tirando perlas” –relativas–. De vez en cuando, al sol se le suma la vecina divine, que sale a colgar la ropa...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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