ANÁLISIS
Feijóo manda a la oposición gallega de vacaciones
Podemos, los nacionalistas de Anova y los municipalistas de las Mareas llegan a un acuerdo en Galicia
Aníbal Malvar 20/02/2020
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[Última hora: A falta de comunicado oficial (el plazo para coaligarse expira en la medianoche de este viernes), fuentes de la dirección de Anova confirman a CTXT que habrá coalición entre la denominada izquierda rupturista de Galicia de cara a las elecciones del 5 de abril. La corriente municipalista de las denominadas Mareas y la formación soberanista Anova (escisión del Bloque Nacionalista) se integrarán en las listas del candidato de Galicia en Común, el diputado de Podemos en Madrid Antón Gómez Reino. “Hay acuerdo de igualdad entre las distintas fuerzas. Ninguna de las distintas sensibilidades quería cargar con el estigma de que no hubiera cambio político en el país. La renuncia de Anova y de Martiño Noriega (exalcalde de Santiago) a la pelea por encabezar esta coalición fue capitalizada para poder tratar de tú a tú a Unidas Podemos. El acuerdo ha sido aprobado por ambas direcciones, aunque todavía quedan algunos flecos. Puede suceder cualquier circunstancia... Somos muy de darle emoción a las cosas”, remata la fuente de Anova con ironía.]
No es lo mismo un 5 de abril en Euskadi que en Galicia. A pesar de que, en ambas comunidades, los piadosos celebren ese día el Domingo de Ramos. Y a pesar de que, ese mismo domingo, gallegos y vascos estén llamados a las urnas. Los vascos empiezan sus vacaciones de Semana Santa el día 9. Los gallegos, sin embargo, estarán liberados desde la víspera de la jornada electoral hasta el 13. Eso lo sabía el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, cuando el pasado 10 de enero anunció solemnemente el adelanto de unos comicios que ‘tocaban’ a finales de septiembre o principios de octubre. Los más cándidos analistas aceptan las explicaciones del ‘popular’ Feijóo: el adelanto es para evitar la contaminación del resultado con la hipotética coincidencia con unas elecciones catalanas que no se sabe cuándo serán. O por las supersticiones del presidente gallego, que lleva tres convocatorias haciendo coincidir sus urnas con las vascas y logrando tres mayorías absolutas. ¡Virgencita, virgencita, que me quede como estoy!
Algunos malician que la decisión de Feijóo de llamar a votar dos días después de la ‘operación salida’ esconde la artera intención de reducir la participación democrática
Otros malician, sin embargo, que la decisión de Feijóo de llamar a votar dos días después de la ‘operación salida’ esconde la artera intención de reducir la participación democrática, un escenario que, sobre el papel, podría favorecer a los ‘populares’, desmovilizar a la izquierda y quizá evitar que Vox arañe algún escaño en la inercia de patada adelante que parece estar poniendo el turbo a los de Santiago Abascal en toda España. En las pasadas elecciones generales del 10 de noviembre, la formación neofascista, machista, ultracatólica y homófoba recogió en el hogar de Breogán una nada despreciable gavilla de 114.834 papeletas. A solo 5.000 votos del Bloque Nacionalista Galego, cuarta fuerza gallega y que sí colocó un diputado en Madrid.
Y en el jeroglífico gallego aún falta por computar a la izquierda rupturista que se agruparía bajo el árbol de Podemos. En las autonómicas de 2016, bajo la marca En Marea, sucumbió a la mayoría absoluta de Feijóo, pero logró auparse como segunda fuerza autonómica sorpassando al Partido Socialista de Galicia-PSOE. Este adelanto electoral les ha pillado en un San Valentín con poco amor. Hace tres años, Pablo Iglesias ya se vio obligado a intervenir, pública y rotundamente, para amartelarlos y que se presentaran en coalición. Hoy no será tan fácil. La boda tiene que anunciarse antes del 21 de febrero, fecha límite del calendario electoral para las fuerzas políticas que deseen concurrir en coalición. Y es esta una coalición que ha de machihembrar tres proyectos políticos de muy distinta naturaleza: el federalista de los podemitas gallegos, el soberanista de Anova (escisión del BNG) y el municipalista de las mareas que ya gobernaron los ayuntamientos de Santiago de Compostela, Ferrol y A Coruña entre 2015 y 2019.
Las pocas encuestas publicadas hasta la fecha oscilan entre una mayoría absoluta exigua de Feijóo (por un escaño) y la posibilidad de una mayoría progresista que aún no está ni siquiera totalmente articulada
Así como el día 5 de abril se adivina en Euskadi predecible y sosegado, en Galicia se anuncia incógnito y proceloso. Las pocas encuestas publicadas hasta la fecha oscilan entre una mayoría absoluta exigua de Feijóo (por un escaño), la dependencia del PP a pactar con Vox si quiere volver a gobernar, y la posibilidad de una mayoría progresista que aún no está ni siquiera totalmente articulada. Lo que parece irrefutable es el declive de Feijóo, que en 2019 logró, en dos ocasiones, los peores resultados históricos, suyos y del PP gallego, en unas generales: 447.562 el 28 de abril del año pasado y 470.041 el 10-N (datos del Censo electoral actualizado por el INE a 2020, con 2.237.062 electores, de los que 462.443 son residentes en el extranjero) frente a 770.764 votos en 2008; 855.732 en 2011; 605.178 en 2015 y 643.827 en 2016.
El diputado de Podemos en Madrid Antón Gómez Reino (A Coruña, 1980) ya ha anunciado su candidatura a las primarias para ser candidato a la presidencia de la Xunta por la formación morada. Recibe a CTXT en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso, donde habita desde 2015, apenas tres días antes de tomar una decisión que desde el anuncio de elecciones se daba por cantada en los mentideros compostelanos. Es de los que sospechan que Feijóo convoca en periodo vacacional para alejar de Galicia el ímpetu hormonal del voto joven: estos comicios incorporan al censo electoral gallego a 73.000 nuevos votantes que cumplieron 18 tras la última victoria de Feijóo, gran acaparador del voto jubilado y rural. En Galicia, el PP solo es mayoritario entre los votantes mayores de 50 años. Entre los menores de 40, es la tercera fuerza por detrás de PSOE y Podemos.
“En esta campaña hay que trabajar mucho el voto joven”, señala. “Pero no solo. Galicia tiene hoy una mayoría progresista. Se percibió ya perfectamente en las elecciones municipales de 2015. Tres de las siete ciudades rebeldes [las que fueron gobernadas por los bautizados como alcaldes del cambio] del Estado eran gallegas. Es fundamental que la gente joven y, en general, del marco progresista, vaya a votar. La estrategia de Feijóo convocando en vacaciones de Semana Santa es buscar la desmovilización”.
En Galicia, el PP solo es mayoritario entre los votantes mayores de 50 años. Entre los menores de 40, es la tercera fuerza por detrás de PSOE y Podemos
En cuanto a la posibilidad de que Vox pueda acabar convirtiéndose en la muleta de Feijóo, el diputado de Podemos no lo tiene muy claro. A la pregunta de si cree que en Galicia, Euskadi y Catalunya existe una especie de cordón sanitario-cultural (la lengua, la conciencia de nación con o sin Estado) que pone barreras a la irrupción de la ultraderecha, contesta cauto: “Ese cordón que tú dices sí existe. Pero también existe en el País Vasco y allí hubo diputados de UPyD, sin querer parangonar un partido con otro. Y, en Catalunya, aparecieron manifestaciones de la extrema derecha, como aquel partido Plataforma por Cataluña [disuelto en febrero de 2019 para integrarse en Vox]. No tuvo representación, pero fue el primer fenómeno ultra que hubo en el Estado. Y llegó a tener presencia en ayuntamientos [17 concejales en distintos consistorios catalanes tras las municipales de 2007]. Es evidente que la composición social, cultural y nacional de nuestro país, como las de Catalunya y Euskadi, es totalmente diferente a la del resto del Estado. En Galicia el PP tiene un electorado anfibio: recoge todo el voto de la derecha nacionalista y ultranacionalista española, pero no verás aquí un solo acto del PPdeG con banderas españolas”.
El politólogo, historiador y periodista Anxo Lugilde (Lugo, 1970) ha escrito varios libros sobre el comportamiento electoral de los gallegos: Fraga después de Fraga (La Voz de Galicia, 2011), El voto emigrante (Ed. Galaxia, 2007) y De Beiras a Podemos (Ed. Praza, 2014). Para Lugilde, el cordón sanitario-cultural que refiere el periodista como aislante de Vox en Galicia, Euskadi y Catalunya es una falacia: “Vox no entró el 10-N por Galicia porque es un territorio poco propicio. Carece de una circunscripción grande, verdaderamente proporcional, como Barcelona. En Cataluña, Vox obtuvo dos diputados con un 6,3% de votos. En Galicia no consiguió ninguno con un 7,8%. Es un error creer que, en Galicia, Vox es residual. Sí lo es en Euskadi, donde no llegó al 3%. No sé si Vox conseguirá entrar al parlamento gallego. Más bien parece que no. Pero no se puede descartar. Los proyectos más españolistas siempre fracasaron en Galicia, como UPyD, C’s y, antes, Blas Piñar. Pero el auge de Vox tiene una parte de respuesta al desastre que es el PP de Pablo Casado”.
Por la izquierda, en España nadie sabe qué es Anova. Pero Anova, según el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, es el germen de Podemos. Podemos, como el realismo mágico, nació en el Macondo político de Galicia. “Sin la experiencia de Alternativa Galega de Esquerda, probablemente Podemos no existiría”, decía en mayo de 2015 el líder de la formación morada.
Un año después de la eclosión del 15-M en la Puerta del Sol madrileña, el histórico líder nacionalista gallego Xosé Manuel Beiras (Compostela, 1936) decidía abandonar el Bloque Nacionalista Galego que lideraba y fundar una nueva formación llamada Anova, sustentada en el asamblearismo, en la base, en las plazas, en el denigrado movimiento perrofláutico de participación ciudadana. Era 2012 y contrató como asesor a un joven y brillante profesor llamado Pablo Iglesias. De la confluencia de Anova con la Izquierda Unida gallega, auspiciada por Beiras y asesorada por Iglesias, nació AGE (tercera fuerza en las elecciones al Parlamento gallego de ese mismo año). “Sin la experiencia de Alternativa Galega de Esquerda, probablemente Podemos no existiría”. Tampoco las mareas municipalistas que, en 2015, arrebataron al PP las alcaldías de Santiago de Compostela, A Coruña y Ferrol. “Galicia fue el laboratorio electoral de Podemos”, resume el politólogo e historiador Anxo Lugilde.
Hoy, aquel germen confeso de Podemos, Anova y las mareas –perdieron sus tres grandes alcaldías en las municipales de 2019–, negocia con la formación morada su integración en un frente republicano gallego que dispute el espacio de izquierda al PsdeG-PSOE y al BNG. Pero no a cualquier precio. Las negociaciones para esta gran coalición no son fáciles. Podemos parte de una posición de fuerza, desde el gobierno central, difícil de discutir. El antiguo asesor de Beiras luce hoy tratamiento de excelentísimo señor vicepresidente Iglesias. La vieja camarada ferrolana Yolanda Díaz, que tanto contribuyó como líder de Esquerda Unida a la fundación de Anova, es hoy ministra de Trabajo y Economía Social.
Anova ya ha anunciado, si no llega a entenderse con Podemos, que se presentará en solitario. Y Martiño Nogueira se ofrece a ser cabeza de cartel si se lo piden
Martiño Noriega (A Coruña, 1975) es solo exalcalde de Santiago. Y el muñidor de las conversaciones de Anova con Podemos para la candidatura conjunta. “Anova se ha desangrado con el proceso de la llamada unidad popular. Ha priorizado el acuerdo sobre una posición egoísta de parte. Una gran parte de la organización ha dado el aval para que se explore ahora una candidatura conjunta, pero no de una manera humillante, sino equilibrada. Si la izquierda federal [Podemos] antepone una posición de marca sobre lo que debería ser el frente republicano gallego, no vamos a tener ni frente ni republicano ni gallego. Eso será complicado de explicar en un momento en el que las expectativas son grandes o, al menos, la incertidumbre está encima de la mesa”.
Se le pregunta si, en este proceso de posible confluencia, la soberanista Anova no corre el riesgo de traslucirse bajo la sombra morada y poderosa de Podemos: “La dilución no es un problema mientras se haga con dignidad. Nadie le niega a Podemos su centralidad en el debate de la izquierda en el Estado. Pero es diferente en unas elecciones gallegas, con características nacionales específicas, y donde lo que se ha premiado a lo largo de estos últimos años ha sido la capacidad de entenderse con el soberanismo [Anova] y el municipalismo [mareas]. Yo soy un hijo mestizo no solo de la unidad popular, sino también de las estructuras soberanistas y del municipalismo, porque he tenido cuatro años de gobierno en Santiago”.
Anova ya ha anunciado, si no llega a entenderse con Podemos, que se presentará en solitario. Y Martiño Nogueira se ofrece a ser cabeza de cartel si se lo piden y “si no es para distorsionar”. Algo que puede tener, o no, repercusiones en la posibilidad de lograr desbancar a Feijóo. Porque la fragmentación del voto no tiene aritmética de ciencia exacta. Lo analiza Anxo Lugilde, quien considera que el mínimo del 5% por circunscripción provincial, para obtener representación en Galicia, no es siempre dogma de fe: “Una cosa es la barrera electoral, la legalmente establecida, y otra la real, la que hay que superar para tener escaños. A menudo no coinciden. Por ejemplo, para el Congreso, es del 3%, pero Vox quedó fuera en Cuenca con un 18%. En Lugo y Ourense, en este momento, creo que se puede entrar en el Parlamento gallego con algo menos del 6%, pero podría ser hasta más. En A Coruña y Pontevedra sí llega con pasar del 5%”. Meigas demoscópicas.
Ni desde Podemos ni desde Anova dan por rotas las conversaciones. Aunque Gómez-Reino recuerda que “Anova ya no participó en los dos últimos procesos electorales. Pero tenemos total disposición a que no solo los compañeros y compañeros de Anova, sino la sociedad civil, el ámbito sindical, el ámbito sanitario y el ámbito profesional de toda clase se sumen”.
–Pero siempre bajo la marca Podemos.
–Bajo la marca Galicia en Común-Unidas Podemos. Creo que todo el mundo entiende que no tendría sentido que volviéramos a cambiar la marca.
–¿Se habló algo de cambiar la marca?
–Conmigo, nadie habló de eso. Si los compañeros de Anova se suman, tendrían que sentirse cómodos en la formulación de lo que es Galicia en Común.
–¿Os sentiríais vosotros cómodos con el espíritu soberanista de Anova?
–Si en algo se caracterizó nuestro espacio político es en defender de forma innovadora, y diría que casi vanguardista, la plurinacionalidad del Estado y los mecanismos de expresión y participación pública y ciudadana. Creo que, además, somos una fuerza política que se toma en serio de verdad la soberanía popular y la participación, pero también la reivindicación de la soberanía ante los poderes económicos y financieros.
Mientras, el PsdeG-PSOE de Gonzalo Caballero espera a que resuelvan las trifulcas sus potenciales aliados. A solo 10.000 votos del PP en las últimas generales (460.213 votos frente a los 470.041 del PP) aguarda a que la inercia de Moncloa le dé el último empujón hacia la presidencia de la Xunta. Caballero necesitará, junto a todo el virtual y proceloso bloque de izquierdas, el apoyo del BNG, que también navega en aguas plácidas con representación, otra vez, en el Congreso de los Diputados, y un ascenso de 93.000 a 119.000 votos entre las dos convocatorias generales de 2019. Su candidata, Ana Pontón, es el político gallego más valorado en las encuestas, pero acaba de tener una niña y no sería elegante molestarla. El único representante de la formación nacionalista en el Congreso es Néstor Rego (Vicedo, Lugo, 1962): “Se ha reforzado nuestra posición con la presencia del BNG en el Congreso y nuestro apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. Sin dependencia de fuerzas estatales. Esas fuerzas apoyaron el proyecto de presupuestos [no aprobados] de 2019 con 757 millones de inversiones para Galicia. Los peores en 17 años. Que fueron votados a favor por PSOE y Podemos. En 2009 habíamos conseguido 2.145 millones con dos diputados del BNG. Tres veces más. Es la diferencia entre ser independiente e, independientemente de los diputados que tengas, acabar votando lo que es beneficioso para Galicia o lo que manda tu dirección en Madrid”. La suerte no está echada. Ni mucho menos.
[Última hora: A falta de comunicado oficial (el plazo para coaligarse expira en la medianoche de este viernes), fuentes de la dirección de Anova confirman a CTXT que habrá coalición entre la denominada izquierda rupturista de Galicia de cara a las elecciones del 5 de abril. La corriente...
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