El Decamerón VII
Jornada séptima. Ha sido niña/Corona-Keynes
Es llamativo que el nuevo Pedro Sánchez –hoy se ha vuelto a refundar; ya llevamos seis– haya acabado su rueda de prensa presionando a la UE
Guillem Martínez Madrid , 17/03/2020
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1- No hay nadie en las calles de MAD. Por eso mismo, los cuatro gatos que salimos lo hacemos en pelota picada, más contentos que una chinche. Incluso Sor Goretti, madre superiora del vecino y anejo Convento de María Auxiliadora de los Kommandoführer, con la que me cruzo. Meditación: o ya empiezo a estar majara de soledad, o me imaginaba, erróneamente, que sor Goretti era mayor de lo que aparenta. Hoy, por otra parte, he solicitado un permiso del Ministerio del Interior para salir a la calle e ir a comprar un soplete de presión y, ocho gestiones, matasellos y permisos después, he conseguido practicarle el butrón a mi estanco clausurado. Importante: pinta que la crisis del WC se va a solucionar. O, al menos, el presi Torra ha dado órdenes a William Bligh, capitán del HMS Bounty, para que vaya a Tahití, en nombre de la Humanidad, y recolecte cientos de árboles del papel higiénico. Se inicia una Edad de Oro para el tisú en Occidente.
2- El virus prosigue a tutiplén. Se especula –todo lo que no pase por test es especulación– que el contagio es mayor de lo aparente. O, lo que es lo mismo, que la mortalidad es, por ello mismo, baja. En MAD, es alta en términos absolutos, pero la explicación es que el virus se ha cebado en residencias de ancianos. Los hospitales van en modo destajo. En todo el Estado no hay información sino, por tanto, todo lo contrario, desinformación. Fluyen indicios de que el esfuerzo humano entre los sanitarios, como le ocurre a todos los esfuerzos humanos, es humanamente insostenible. Están previstos, me dicen, nuevos fichajes y nuevas ideas de turno laboral. Hoy ha trascendido que cerca de 500 trabajadores sanitarios se han infectado en todo el Estado. El virus ha llegado a África, donde será, se supone, una juerga –me resisto a utilizar el adjetivo adecuado, por atroz–. Y a Sudamérica. Y con él, como en todas partes, el nacionalismo. Mi primo Diego, argentino, me escribe: “Tenemos unos 60 y pico casos. Todos llegados de Europa, con lo cual es absolutamente perdonable. Si fueran de Bolivia o Paraguay, ya habría poco menos que hogueras”. No se puede negar que, snif, Diego es de la familia. Una amiga médica en UK me explica la situación en el Primer Mundo; se ha abandonado a la sociedad a su suerte: “Los hospitales ya tienen muchos problemas tras 10 años de recortes. Ahora colapsará todo. Hemos cancelado vacaciones y días libres. No sé, esto parece como la preparación de una guerra”.
3- Por lo demás, el mundo está cambiando absolutamente y ante nuestros ojos, lo que impide verlo. China ha ofrecido ayuda a Esp. Es decir/ es un decir, que la base de Torrejón de Ardoz, en el siglo XXI se llamará Torre-Ming de Arroz. Lo de China no es sorprendente. Esas cosas pasan en cada guerra mundial. Lo que indica, y esto es serio, que estamos en plena guerra mundial. Lo verdaderamente sorprendente, el indicativo de la rapidez en los cambios, y la dificultad para describirlos y valorarlos, ocurre en la zona Euro. Tráiler. No hay una unidad sanitaria. Pero tampoco una unidad económica ante el pifostio humano de la pandemia. El Eurogrupo ha estado de perfil. El BCE, un paso por detrás. Los Estados, sin coordinación, han empezado a emitir cosas sorprendentes y a su bola. Esas bolas, observadas conjuntamente, ilustran una decisión rápida y desordenada, que es lo que sucede en las guerras. Pero también que los Estados invierten no sólo sus políticas hasta hace una semana, sino su cultura última. Alemania inyecta liquidez absoluta e “ilimitada” a sus empresas y familias. Italia ha chutado 25.000 millones a su economía y sociedad. Macron, a la francesa –repetía c'est la guerre, esa cosa que Francia no suele ganar y a la que, en ocasiones, ni suele presentarse–, ha vertido 45.000 millones a sus empresas y trabajadores, y el aval, a la alemana, de 300.000 millones. Lejos –geográficamente y espiritualmente, incluso éticamente–, hasta Trump desparrama 850.000 millones de dólares, en otras direcciones que las europeas –sanidad, trabajo, empresas, familias, vivienda–.
4- Como dice el fino analista económico Alejandro Sanz, “dar solamente aquello que te sobra / nunca fue compartir, sino dar limosna, amor”. Y, menos Alemania, que le sobra, el resto está dando, amor, lo que no tiene. A falta de leer la letra pequeña de todo esto –letra pequeña: Italia prohíbe el despido y da moratoria a hipotecas y alquileres; Macron da menos de lo que ha anunciado; parece que no va tanto a la guerre como anuncia; le pasó hasta a Pétain–, esto es un cambio de paradigma. Se está produciendo, al mismo tiempo, la guerra y el Plan Marshall. Es una vuelta a criterios de gasto. Pero a lo bestia. Es decir, sin saber quién lo pagará. Sin saber si esto es una vuelta al Bienestar y a sus herramientas, jubiladas, de financiación. O es un ya veremos. Aún no sabemos si es una descapitalización del Estado para salvar las empresas, o es una misión-rescate de la sociedad en toda regla.
5- En la duda, me quedo con esto. Esto: es imposible volver a soluciones de 2008. No serían admitidas por la sociedad. Y no solamente por falta de ganas, sino porque es imposible someter a la sociedad a esa presión otra vez, habiéndose quedado seca. Los Estados temen, diría, un levantamiento social, o algo parecido. Quizás están haciendo lo que apuntó Sarkozy al inicio de la crisis de 2008 –para, luego, no ir a la guerre–. Una refundación del capitalismo. O igual todo es un ir a pelo, y sin leerse a Piketty. Un salga el sol por Antequera. En todo caso, derechas, izquierdas e, incluso, extrema izquierda, parecen tener una agenda parecida desde hace una semana. Es decir, hay truco. Pero no sabemos cuál todavía. La cosa puede incluso ser el itinerario de las izquierdas y derechas moderadas en el futuro.
6- Hoy, Supermartes. Al finalizar el CM, y tras darle tiempo al chico del teleprónter para que se lo curre, Sánchez ha hecho una rueda de prensa épica. De guerra, de anunciar que los japos han bombardeado Hawai, y que no se saldrán con la suya. Si Macron iba en modo c'est la guerre, Sánchez iba de no-dejar-atrás-a-nadie, que no solo es una lema de los Marines, sino que surge de la cultura Podemos. Era, por tanto, y como toda la derecha o la izquierda europea estos días, ecuménico. El resultado ha sido histórico.
7- A falta de la letra pequeña.
8- Letra grande. Inyección de más de 200.000 millones –el Estado no gastaba tanto desde la Armada Invencible, o desde una cacería de elefantes blancos, que son más caros–. Sinopsis. 117.000 millones públicos y 83.000 privados. Servicios sociales por 600 millones. Derecho a paro por ERTE desde el primer día. Autónomos: flexibilidad en prestaciones por cese de actividad, y posibilidad de ERTE, también. Empresarios: no pagarán SS durante el ERTE. Garantía de liquidez de las empresas, con el Estado como avalista. Es un Real Decreto de 45 páginas –al menos, su borrador–. Dividido en 4 regiones: a) Medidas sociales, entre ellas la garantía de suministros y de vivienda, para los que pagan hipoteca. No, snif, alquiler –5 millones de familias–. La región b), medidas contra el paro. Flexibilidad en la jornada laboral, teletrabajo, apuesta por el ERTE frente al ERE. La región c), empresas: movilización de hasta 200.000 millones para la liquidez, avales por 2.000 para empresas exportadoras, imposibilidad de que ninguna empresa exterior compre empresas esp de bajuna. Y región d) investigación de una vacuna, 30 millones, que finalice el ciclo sanitario, en el que todo el mundo debe tener anticuerpos del Covid-19. Y, como siempre, de su ex.
9- Apuntes para una letra pequeña. Falta la cosa alquileres, fundamental. Y la cosa renta básica. Pero, me dicen, habrá más medidas conforme el paisaje se vaya aclarando. Es decir, oscureciendo. También me comentan que el grueso de estas medidas emitidas era inverosímil el sábado. Hay una parte del Gobierno con ganas y hambre de gol, y no es un bloque/partido. Es una época, lo que facilita la cosa. Ya veremos. Italia tiene ideas más sólidas –lo de la prohibición del despido en época de guerra, y lo de los alquileres–. Dudas a solventar con el desarrollo de todo esto –y de, glups, la que nos va a caer encima–: según cómo acabe la guerra, esto puede ser la descapitalización del Estado, por capitalización de empresas. Por otra parte, me dicen, no se puede tratar igual a las PYMEs que a una empresa del Señor Burns.
10- Cojo el teléfono y, piticlín-piticlín, llamo a Unai Sordo, Secretario General de CC.OO., un sindicato ulteriormente muy sexy y que lee la época, esa cosa refundada periódicamente. La penúltima vez, en 2008. La última, esta semana: Unai: “Lo de hoy ha sido un cambio de paradigma enorme en la forma de afrontar una crisis, distinta a 2008. Es la movilización del Estado que pretendíamos. Será eficaz a la hora de evitar despidos, a través de los ERTEs”. Pegas: “La PYME tiene otra dinámica, que no satisface el ERTE. Habrá despidos ahí. Sería preferible algo de las medidas danesas que han aparecido contra la epidemia: recursos, repartidos a tercios, entre el trabajador, la empresa y el Estado”. Más: “La protección a las personas que tendrán que dejar de trabajar para cuidar es importante, y las aleja del despido”, pero “si bien hay moratoria para las hipotecas, no la hay para los alquileres. Se debe intentar buscar una fórmula”. Finaliza con “lo de hoy no es el modelo liberal”. Momento en el que, una cosa lleva a la otra, nos ponemos calientes y me dice “el dogma liberal, como el rey, van desnudos”. Lo que es un dibujo de estos días –y reyes– de cambio veloz, y de la sorpresiva recuperación de Keynes, ese señor muerto.
11- Piticlín-piticlín. Al aparato Jaime Palomera, líder del Sindicato de Inquilinos de BCN, recientemente integrado en una plataforma que aúna a sindicatos, como CGT, y a otras entidades, desde donde han emitido un plan de choque contra la crisis. Palomera, valoración: “Algunas de las medidas aprobadas hoy hace 48 horas ni siquiera estaban sobre la mesa. La sociedad civil lleva varios días movilizándose desde sindicatos de trabajo, de inquilinos... a favor del bien común y de medidas de igualdad y de justicia social”. Pegas: “Dicho esto, las medidas se quedan cortas. Se va a producir un impago de alquileres más pronto que tarde, por el simple motivo de que en Esp el alquiler asfixia más que la hipoteca”. “Es urgente e imprescindible decretar la suspensión del pago de alquiler para familias trabajadoras y autónomos, que en breve no van a poder pagar el alquiler de su vivienda o local. El Gobierno debe decidir si esos impagos se hacen de forma desordenada, con sufrimiento y angustia de no cumplir tus obligaciones, o de forma ordenada, bajo un decreto que ampare a afectados”. “Hay otra cuestión, que tiene que ver con el trabajo: consideramos que lo de los ERTEs es problemático. Tal y como queda planteado se avala que muchas empresas sigan despidiendo, y que los costes los paguemos entre todos a través de la SS. Es injusto e insostenible. Lo justo sería prohibir los ERTEs injustificados”.
12- Me permito opinar que los puntos 10-11, emitidos desde un léxico y cultura diferentes, convergen. Se apoyan más de lo que se contradicen. Dibujan lo que está pasando. Un algo que sucede en izquierdas y derechas moderadas. Sería absurdo no aprovecharlo. Es una ventana desde la que se ven los años venideros. Es el itinerario político del –breve o largo– futuro.
13- Es llamativo que el nuevo Sánchez –hoy se ha vuelto a refundar; llevamos 6–, haya finalizando su rueda de prensa echando presión a la UE. Sánchez está quemando etapas. Mañana, igual sor Goretti y yo nos lo encontramos vestido como nosotros. Mañana, más.
1- No hay nadie en las calles de MAD. Por eso mismo, los cuatro gatos que salimos lo hacemos en pelota picada, más contentos que una chinche. Incluso Sor Goretti, madre superiora del vecino y anejo Convento de María Auxiliadora de los Kommandoführer, con la que me cruzo. Meditación: o...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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