En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Abro Twitter. Leo decenas de tuits de la derecha mediática española sobre la renta mínima vital que está promoviendo el Gobierno. Hablan de “paguita” a los jóvenes de –por supuesto– Venezuela y de ruina económica. Suspiro. Si tuviera que ponerme a comentar todos los tuits de periodistas acabados que han decidido convertirse en kamikazes de la “información” para sobrevivir, no acabaría nunca. La tesitura, sin embargo, representa uno de los grandes problemas de nuestra generación. Un problema que no tiene que ver con la renta mínima –aunque, sin duda, esta podría ser parte de la solución–, sino con la desconexión de la realidad a la que estamos sometidos como sociedad.
Datos de antes de la crisis del coronavirus: en septiembre, España alcanzó la tasa de paro juvenil (menores de 25 años) más alta de toda la eurozona, superior al 32,7%, según Eurostat. Según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud (CJE), solo el 18,5% de las personas de entre 16 y 29 años en España estaba emancipada en el primer semestre de 2019, la cifra más baja desde 2002. El CJE apunta que, para que un joven pudiera alquilar un piso en solitario, tendría que dedicar un 94% de su salario; en el caso de pisos compartidos, sería del 30,8%, superando el “umbral de endeudamiento tolerable” (un 30%). Otro dato: el grupo más vulnerable a la pobreza en España son los jóvenes menores de 29 años, con una tasa del 33,8% en riesgo.
En 2016, el columnista australiano Bernard Salt saltó “a la fama” por un comentario sobre jóvenes que comían tostadas de aguacate por 22 dólares. “¿Cómo pueden gastar en esto? Esos 22 dólares bien podrían ahorrarlos para la entrada de una casa". Un año después, el promotor inmobiliario y millonario Tim Gurner, volvía a sacar las avocado toasts a la palestra: “Cuando estaba intentando comprar mi primera casa no iba por ahí comprando aguacates a 19 dólares y cuatro cafés a 4 dólares cada uno”. Así, las tostadas de aguacate se convirtieron en un símbolo de la brecha social a la que los millennials llevan años expuestos. La revista TIME llegó a publicar una calculadora en la que se podía comprobar a cuántas tostadas equivale una casa en Estados Unidos.
Las palabras de Salt y Gurner, quienes –junto a otros muchos– sentaron las bases de la espiral mediática contra los millennials, despiden el mismo tufo que las que leemos y escuchamos estos días: privilegio y clasismo.
Nadie debería olvidar que venimos de la crisis financiera de 2008, que ya mermó considerablemente las expectativas de futuro de toda una generación. Aún no sabemos –aunque son fáciles de intuir– las consecuencias que desencadenará la crisis del coronavirus. La realidad incontestable es que, con paguita o sin ella, los jóvenes menores de treinta ya lo tenían muy complicado para trabajar y acceder a una vivienda. Más datos de antes de la pandemia: los nacimientos han caído casi un 30% en España en la última década y la edad media para tener el primer hijo se ha retrasado a los 31 años. No hace falta decir que, si apenas tienes dinero para pagar un alquiler, tener hijos está fuera de toda cuestión.
Total, que la paguita nos deja exactamente como estábamos. No nos hemos movido ni un ápice de la situación de precariedad en la que nos encontrábamos hace unos meses. Estábamos de mierda hasta las cejas y ahora no solo no podemos aspirar a un futuro, sino que el futuro, hoy por hoy, no existe. Bienvenidos a la incertidumbre crónica; sigan escribiendo tuits.
Abro Twitter. Leo decenas de tuits de la derecha mediática española sobre la renta mínima vital que está promoviendo el Gobierno. Hablan de “paguita” a los jóvenes de –por supuesto– Venezuela y de ruina económica. Suspiro. Si tuviera que ponerme a comentar todos los tuits de periodistas acabados que...
Autor >
Manuel Gare
Escribano veinteañero.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí