“El Gobierno dice que somos sector estratégico para dar alimento, pero no nos proporcionan EPIs. Yo no estoy dispuesto a seguir arriesgando la vida de la gente por falta de equipos de seguridad”. Habla Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores. Recientemente la Secretaría General de Pesca junto con el Instituto Social de la Marina (ISM) elaboró una nota informativa en la que se disponen una serie de medidas como “evitar la presencia en instalaciones comunes de más de 5 personas” o mantener una “distancia mínima de 1,5 metros”. Según Otero, estas no se pueden cumplir y muestran un desconocimiento total de la flota y del funcionamiento de la industria. 

Según datos de la Xunta, solo en Galicia la facturación ha caído un 77% durante el mes de marzo

Una de las indicaciones estipula que si algún tripulante es sospechoso de ser positivo, debe confinarse en un camarote con acceso restringido. “En España hay 8.900 barcos, de esos, alrededor de 8.000 no tienen ningún camarote. ¿Dónde lo aíslas? ¿Lo metes en la bodega?”. Según el Boletín Oficial del Estado (BOE) se repartirán 1,2 millones de mascarillas en el sector, pero en este momento los trabajadores de las diferentes artes de pesca y marisqueo continúan empleando sus propios equipos, que en muchas ocasiones son cedidos por otras empresas o asociaciones. El presidente de la Federación explica que la idiosincrasia del trabajo impide cumplir la distancia de seguridad, ya que en un barco de 15 metros de eslora suelen ir entre 7 o 8 personas.

El 20 de marzo, la Confederación Española de Pesca y la Federación de Cofradías consultó al Ministerio de Trabajo sobre la posibilidad de acogerse a un ERTE, que debe ser aprobado por la autoridad competente en cada comunidad autónoma. De momento solo Galicia, Andalucía y Catalunya han mostrado su intención de llevarlo a cabo. Además, el Gobierno central necesita el apoyo de la Comisión Europea para utilizar el Fondo Marítimo y Pesquero y subsidiar así la suspensión temporal de las actividades de pesca. “En estas fechas se suele vender la caballa a dos euros y medio en lonja, pero la semana pasada la vendimos a 20 céntimos, y el jurel a 10, cuando en el supermercado se está comprando a 3 o 4 euros el kilo. ¿Cómo podemos seguir así?”, se pregunta Manuel, patrón de barco en Portosín (A Coruña). La drástica caída de los precios y la falta de equipos de prevención y desinfección hacen que muchas cofradías de pescadores hayan cerrado con el fin de presionar para un cese de actividad.

Por otro lado, el marisqueo vive una situación particular debido al cierre de la hostelería y de los mercados centrales de abastecimiento como MercaBarna o MercaMadrid. Según datos de la Xunta, solo en Galicia la facturación ha caído un 77% durante el mes de marzo. La presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca, Rita Míguez, manifiesta que el marisqueo a pie, a pesar de estar incluido como subsector de la Pesca, es una profesión totalmente diferente y se acoge a otro tipo de dinámicas. “Los compradores no vienen a las lonjas, estamos cogiendo marisco y echándolo otra vez al mar, no es un producto de primera necesidad. Tenemos derecho a un cese de actividad”. 

Los mariscadores están en época de “sembrar la cría” para tener producción de cara a final de año, una labor en la que es muy difícil mantener la distancia de seguridad

Rolo es presidente de la asociación de mariscadores de Carril y lleva 15 años dedicándose al marisqueo a pie. “La Xunta mandó una circular a todas las cofradías indicando tres casos de exención del trabajo; menores a cargo, gente dependiente en el núcleo familiar, o que la propia persona sea alguien de riesgo. Si no cumples ninguno de esos requisitos estás obligado a venir a trabajar, o pierdes el permiso”. Rolo explica que la ausencia de más del 30% de los días asignados al marisqueo anualmente conlleva la pérdida de la licencia. Cada agrupación de mariscadores trabaja de manera colectiva en una zona determinada de una concesión que gestiona la Xunta, pero para poder acogerse a un cese de actividad necesitan que el organismo competente cierre la concesión y las zonas de marisqueo. Como respuesta a la solicitud de la Federación de Cofradías de Pontevedra, la Consejería del Mar argumenta que el gobierno autonómico no puede proceder al cierre general por “ser competencia del Gobierno central, que abocó para sí tal capacidad y habilitó al Ministerio de Sanidad para tal fin”. 

Los trabajadores de la pesca achacan al Ejecutivo el desconocimiento absoluto de sus profesiones por la imposibilidad de seguir las medidas de prevención establecidas. Los mariscadores están en época de “sembrar la cría” para tener producción de cara a final de año, una labor en la que es muy difícil mantener la distancia de seguridad. Según Basilio Otero, mucha gente no consigue cubrir gastos y está yendo al mar a sabiendas de que tendrá pérdidas. “Llegados a este punto ya no vas a la mar por lucro propio ni por el lucro de la tripulación, sino por la responsabilidad de alimentar a la población”.