EL DECAMERÓN (XXVIII)
Jornada vigésimo octava. Covid-Ver o no ver
Por lo que sea, esta crisis ha destilado una suerte de 'Compromesso Storico' dentro del Gobierno. Están en modo Aldo Moro, antes de que se lo pelaran
Guillem Martínez Madrid , 15/04/2020
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1- Hoy se han ido de mi micro-piso los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Deben de ser una construcción mental mía ideada por la soledad. O, al menos, se han ido como lo haría yo. Sin avisar. Y llevándose todo lo que tienen en un bolsillo. De todo ello deduzco que ayer –una juerga– fue su despedida secreta. Lo único que recuerdo es que el deporte diario que practicamos fue el sumo, y que por la noche estuvimos horas y horas metiéndonos cosas y bailando el switch-swich. Algún vecino venía de vez en cuando, indignado, pidiendo que bajáramos la música, por los clavos de Cristo. Pero al ver a los Jinetes cambiaba de tono y de opinión. Como en los spots de jamón. Recuerdo que acabé con El Hambre, vieja amiga, en el WC, aguantándole la frente mientras potaba. Recuerdo que, como pude, les llevé a mi cama. Les arropé. Y les di un beso en el punto en el que debería estar su frente. En el sofá, en el duermevela, pensé que, en efecto, los Jinetes son una construcción humana. Por eso mismo me dio cierto pesar que hubieran venido a verme los Jinetes, y no otras construcciones humanas, como el amor, la segunda residencia, o el calendario Pirelli. Zzzzz. De madrugada me despertó el rumor de los Jinetes. Me hice el dormido, como cuando era pequeño y mi padre me besaba, en la noche, antes de ir a trabajar. ¿Por qué los niños hacen esas crueldades? Los Jinetes me arroparon, mientras hablaban de mí con cariño. “¿Se lo decimos?” “No, ningún humano merece saber su fecha”. “Le podríamos decir, al menos, cómo será ese momento”. “No. Pero será dulce. Llegaré –finalizó La Muerte– haciendo lo que más le gusta”. Luego, escuché la puerta. Me pasé horas pensando qué es lo que más me gusta. Sea lo que sea, creo que ya nunca podré hacer lo que más me gusta.
2- Los Jinetes, en todo caso, ya están por el mundo. Desaforados. No son mala gente pero, como todo el mundo, sólo saben hacer lo que saben hacer. Por lo que veo, no paran. Las proyecciones fijan ya para este año un PIB Esp cayendo un 8%, y el paro subiendo al 21%, en modo reconversión industrial 2.0 –visto lo visto, yo ya firmaría–. Están dibujando el terror. Y el terror parece que está intensificando tendencias anteriores a la pandemia. Un Estado más fuerte, en un mundo más fragmentado. Con una potencia que no está ni se le espera, y que está siendo reemplazada, pero aún sin efectividad. Con potencias regionales débiles, sin capacidad de incidencia. Nosotros, la UE, somos unaZzzzzz. El neolib muere matando. Como construcción humana que es, puede vivir muerto –aún más muerto, quiero decir– por un gran periodo. En Forbes –el neolib, a diferencia del liberalismo, no lee a Spencer, a Mill, a Popper; lee Forbes; quizás sólo mira el póster desplegable–, se habla del nuevo mundo. Es un mundo virtual. Con contactos virtuales. Con compras virtuales. Es decir, con personas expuestas al mundo que llevan la compra a los chicos y chicas Forbes. Se está difundiendo el concepto distancia social. Habitúense a él en inglés –social distancing–. Es un concepto clasista, me temo. Habrá carteles con esos palabros en los aeropuertos. Y, más aún, en nuestra frente. L'Expresso habla de la Covid-19 como de un Serial Killer. “Un serial killer uccide più di tumori e infarti”. Lo mismo sucede en USA, donde se une mortalidad a condados contaminados. En los USA, por cierto, la bicha se ceba con minorías raciales. En Italia y en Esp en ancianos. Cada cultura deja morir lo que no ve, al parecer. Lo contrario del neolib es, por tanto ver. ¿Vemos?
3- La Renta de urgencia promovida por vicepresidencia se ha ido, zas, al garete. Habrá otra, modulada por Seguridad Social/Escrivá, pero en modalidad lentitud extrema. La razón, Escrivá vio la complejidad territorial, el hecho de que la cosa se adentrara en campos que ya cultivan las CC.AA. Un tema importante, que se podría haber solucionado de otra manera. El plan de vicepresidencia era algo sencillo y efectivo como un botijo. Se entregaría à gogó. Y luego, en unos meses, se analizarían los papeles y se reclamaría esa paga a los que no cumplieran los requisitos. La razón de la urgencia era evitar un segundo mes sin ingresos para las personas que solo cobran cuando cobran –en Esp, la ruina está a un salario no cobrado; incluso si tienes barba hipster–. Es decir, era evitar penurias. Que también serían, tal vez, saqueos de supermercados –de Mediamark, y de la tienda Apple, los hipster–. Un desastre humanitario, si pensamos que el Ejército, esa cosa que no se inventó para repartir magdalenas, realiza funciones de orden. Este ver o no ver dibuja otra descripción del Gobierno.
4- Está dividido entre pro-gasto y pro-no-gasto –Calviño y Montero vs. Sánchez, Ábalos, Escrivà, Díaz, Iglesias– como les señalé la semana pasada. Matices sobre esa división. El sentido de época. El ver. “Calviño lo ve todo, todas las medidas que se hacen, como un punto final”. Que es sobrepasado en una semana. “Querer cumplir la regla del gasto es algo que ha sido sobrepasado. La única forma de salir de aquí es afrontar el gasto”. Un gasto que unos ven semana a semana, y que otros ven a varias semanas vista. Ven, por ejemplo nacionalizaciones en el horizonte. Casi como un fatalismo. No tardará en haber grandes empresas que las pidan, para salvar el cuello, esa constante humana. Como en su día hizo Bankia, hoy banca pública por mérito propio. En ese sentido, también hay aquí una división gubernamental, consecuencia de ver las cosas en su plano inmediato o en un tramo más amplio. Consiste también, por tanto, en ser político o ser técnico. Un político tiene a) ideología, o todo lo contrario, b), aquello que decía Conrad –una capacidad de “hacer frente a la verdad con su propia verdad, con su propia fuerza interna; los principios no sirven”; lo decía en El Corazón de las tinieblas; es decir, en una situación parecida a, glups, esta–. Todo ello dibuja ministros con peso político –Ábalos, Montero, Calvo, en el PSOE–, y otros con peso técnico –Calviño, Escrivá, también en el PSOE–. Como ven, esa subdivisión se superpone a la subdivisión gasto sí, gasto no. Lo que supone, a su vez, varias mentalidades. El resultado es que una de esas mentalidades, pro-gasto, técnica, ha evitado la Renta plis-plas, accionando, tal vez, una bomba de relojería. No vista. Y aún hay un subdivisión más. No se vaya, amigos.
5- La vuelta al trabajo del lunes 14 –martes en la Corona de Aragón– es polémica y separa a PSOE de UP. Se trata de una decisión política, que aumenta un 10% la movilidad. En todo caso, me han enviado una proyección matemática de la UPC. Analysis and prediction of COVID-19 for European Union and other countries. La letra pequeña sobre hospitalizaciones UCI, y los datos por CC.AA. del informe son inquietantes. Más, parece, para Castilla y León. Los modelos matemáticos se parecen a las decisiones sanitarias gubernamentales en que, por ahora, no se han acercado mucho a la realidad. Una realidad, por cierto, con estadísticas falsificadas, a lo bestia, por los Estados UE –Malta, una joya, me dicen– y las CC.AA. esp. Exemplum: hoy la CAM facilitaba el dato de que había 300.000 chicos y chicas MAD asintomáticos. Algo indemostrable. Algún círculo científico habla de un 40% de la población. El jefe de enfermedades infecciosas de la Vall d’Hebron, BCN, Benito Almirante –un crack, me dice Casandra–, pondera la situación: esto el lunes es política. En todo caso, “la gente está ahora más concienciada”, y “la carga de la enfermedad transmisible es ahora menor”. También llama la atención sobre el hecho de que con confinamiento extremo, hubiera 4.000 contagios diarios. ¿A qué responde? Si es a residencias, o a contagios intrafamiliares, eso afectaría a la operatividad del confinamiento. Bueno, la respuesta en 2-3 semanas. La pregunta es, no obstante, esta división gubernamental importante, más incluso que las anteriores, ¿afecta a una división en el Gobierno? No. El Gobierno nació entre contrarios. Sabe ese esfuerzo. Lo tiene interiorizado. Hay en él más divisiones. E importantes. Y anteriores. El léxico –fundamental; las parejas mueren por léxico–, el republicanismo, las relaciones Estado-empresa, y la dureza o la amabilidad en la socialdemocracia. Pero, por lo que sea, esta crisis ha destilado una suerte de Compromesso Storico. Están en modo Aldo Moro, antes de que se lo pelaran. Lo que, glups, puede pasar. O, dicho a lo trágico/mexicano: “estamos condenados a morir juntos”.
6- Entonces, ¿los Pactos de la Moncloa? Ya no se llaman así. El nombre artístico no ha atraído a la derecha, y las izquierdas y los nacionalismos no esp se están quitando de encima esa hipoteca. Se llamará Pacto de Reconstrucción, o algo así. La propuesta seguirá siendo un acuerdo para aumentar el gasto como para una boda. Es decir, un cambio en el Estado de 180 grados. Con compensaciones que aún no se saben. Diría que salariales. Ya veremos. PP, posicionado con la extrema derecha, dijo que no participaría. Tras ver que no queda mono en la foto, que sí. Las derechas esp son, no obstante, ecuménicas. PP y Vox forman parte de un todo. Y, con el tiempo, tenían que acabar en el mismo trade-mark. Esta crisis ha acabado o ha aplazado ese happy end. En todo caso, Casado irá el jueves a Moncloa a que le vendan la moto. Sin ganas de comprarla. La autoridad militar competente en PP y Vox –Aznar/FAES– ha emitido circular ideológica. Sí, son sensibles a que haya gasto. Temporal. Pero nada de reforma constitucional. Ni de conjura bolivariano-marxista-judeo-masónica. Algo –lo de la reforma constitucional, que no lo de la conjura, que suena a pensamiento Miliki–, será, creo, inevitable. Tendrá que aparecer en el pacto, para ser operativo, algo que afecte a la CE78. Como el blindaje de la sanidad. O algo, ambiguo, en la línea del federalismo. Incluso tendrá que aparecer algo sobre el tramo eurocomunista de la CE78, por estrenar, ilegalizado como un rapero.
7- Hoy el Gobierno –socialdemocracia dura y blanda, republicanos, juancarlistas, pro-gasto, anti-gasto, políticos, técnicos, pro-IBEX, anti-IBEX, ver, no ver, dos léxicos– ha emitido dos novedades. Imposibles hace una semana. Es decir, tardías. Intervención de la sanidad privada –para que no haga el agosto con tests, ese material escaso–. Lo que supone intervención directa en una industria. E intervención en las CC.AA. Es el primer acto centralista. Que ilustra la incompetencia de algunas CC.AA. en esta crisis. Y lo que hace extrañarse del aplazamiento de una decisión que ya tarda: la intervención de las residencias geriátricas privadas en alguna CC.AA. Un despelote. Tanto que sorprende, incluso, que ni en MAD ni en Cat, ni el Castilla y León o en Andalucía, la oposición no se haya agrupado para facilitar cambios y sustituciones. La segunda medida ha sido intervenir los laboratorios para garantizar un precio no especulativo de los tests. Habrá más intervenciones. Esto es una economía de guerra. También ha emitido medidas para autónomos y Pymes. Importantes, pero descritas con tono de técnicoZzzzz. Es una pena que ahora que hay cosas que comunicar, las comuniquen con el XXXX.
8- El otro día el presi de la RFA emitió discurso. En las antípodas de los discursos del rey. Antibélico, social, y alejado del oé-oé del discurso regio del 3-O. Sí, vale, es el presi de la RFA y no lo conoce ni su madre. Podría haber dicho cualquier cosa. Pero no dijo cualquier cosa. Otro dato importante. El MEDE, contrariamente a lo que dije el otro día, no consiste en aportaciones iguales de los Estados. Alemania ha puesto pasta como para una boda. Lo que es un gesto. Se esperan gestos para cuando sea la presidencia rotativa de la UE. En veranete. No serán eurobonos. Pero pueden ser para-eurobonos. Será importante para una estabilidad esp no sustentada en el Ejército, sino en el ver.
9- Llaman a la puerta. Pom-pom. No sé quién será. Seguramente una construcción mental. Yupi.
1- Hoy se han ido de mi micro-piso los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Deben de ser una construcción mental mía ideada por la soledad. O, al menos, se han ido como lo haría yo. Sin avisar. Y llevándose todo lo que tienen en un bolsillo. De todo ello deduzco que ayer –una juerga– fue su...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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