PRIMERAS PEDALADAS
El Tour manda en la vuelta del ciclismo
La temporada se comprime en cuatro meses. La carrera francesa será entre agosto y septiembre. El Giro y Vuelta se disputarán en octubre y noviembre
Marcos Pereda 2/07/2020
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El catorce de marzo de 2020 terminó la 78º edición de París-Niza. Catorce de marzo, vuelvan a leerlo. Era la primera vez que la prueba no arribaba a Niza (o al Col d´Eze, vaya, ustedes me entienden). Vale, en 1959 se llegó hasta Roma, pero aquello fue un experimento sin mayor recorrido. Esto tenía, tuvo, otros condicionantes.
Final en Valdeblore, montañas de la Provenza. Victoria para Nairo Quintana, encantado en la piel de su nuevo equipo. General para Schachmann, apenas unos segundos sobre Benoot, sobre Teuns, sobre Alaphilippe. Pero, por encima de todo, una sensación. Nada de eso tiene sentido. Sin público, sin casi seguimiento. Otras cosas en la cabeza. Suspensión del último parcial, nada de bajar hasta la Côte d´Azur. A nuestras casas. Y empieza el parón.
Casi ciento cincuenta días sin carreras. Vuelven el próximo 28 de julio, la Vuelta a Burgos. Antes llegan algunos campeonatos nacionales, pruebas menores. Cuatro meses y medio. En mitad un confinamiento (asimétrico, el pelotón está compuesto por muchas nacionalidades), muchas dudas, susurros, noticias sin confirmar en uno y otro sentido. Incertidumbres que ni siquiera hoy se han desvelado del todo. Somos así…
Algunas pruebas clásicas han preferido posponer hasta 2021. Otras perdieron parte de sus patrocinadores en mitad de todo este tinglado
Lo que ha presentado la UCI, los jefazos del ciclismo, es un calendario intenso. En algunos casos hasta extremos realmente llamativos, como ese domingo de octubre en que coinciden etapa en Vuelta a España, etapa en Giro de Italia y toda una París-Roubaix… Básicamente se comprime una temporada entre agosto, septiembre, octubre y noviembre. Ya ven, un lío. Uno muy frenético, vaya. Por el camino quedaron pruebas clásicas. Algunas han preferido posponer su edición hasta 2021 (la Volta a Catalunya, que además celebraba centenario). Otras directamente perdieron parte de sus patrocinadores en mitad de todo este tinglado. Le pasó por ejemplo a la Itzulia, también a la Clásica de San Sebastián, ambas afectadas por la decisión que tomó el Gobierno vasco de destinar todos los fondos posibles a la lucha contra la covid-19 (y sus consecuencias). Lo crean o no los hubo que protestaron por esto, porque los seres humanos nos fijamos primero en nosotros, después en nosotros y ya más tarde, si queda tiempo, en alguien que no sea nosotros…
A la hora de engarzar fechas… miren, si quieren lo explicamos de otra forma, pero la conclusión va a ser la misma: priman los intereses del Tour de Francia. Hasta tal punto que desplazaron de su mes habitual a la Vuelta a España para que la Grande Boucle lo ocupase en este año anómalo. Queda, así, de entremés, aunque sea realmente plato principal, alfa y omega, principio y final para patrocinadores, público y prensa. Una buena actuación en el Tour y arreglas la temporada. Es más, los hay que incluso han sido más claros en estas semanas de dimes y diretes, de filtraciones y pasos en falso. Si hay Tour seguimos viviendo, sin Tour no somos nada. Radicales ellos, pero no errados (al menos desde el punto de vista publicitario y económico, que lo deportivo ya tal). Así que esa prueba, la principal, pasa a celebrarse entre agosto (último fin de semana) y septiembre, quedando Giro y Vuelta en unos extraños octubre y noviembre. Que, oigan, hace frío por el norte en noviembre para andar en bici, ¿eh?, se lo digo yo… Entre medias un poco de todo. Carreras menores que se mantienen, otras más exóticas que aparecen con asteriscos. Los Mundiales inamovibles (misma fecha, idéntica sede), los Monumentos moviéndose cada poco, cambiando su orden, alternando bergs con subidas a las colinas alrededor de Como o adoquines. Un lío.
Uno necesario, a juicio de los protagonistas. “Hay que adaptarse”, nos dice Joxean Fernández Matxín, director del equipo UAE Team. Salvar el año, esa es la clave, porque salvar el año significa salvar los patrocinios. Ustedes ven una carrera ciclista y quizá solamente se fijen en los doscientos tipos vestidos de forma no demasiado digna que pedalean muy cerquita los unos de los otros. Pero hay más, mucho más. Mecánicos, masajistas, conductores, los encargados del protocolo, los que montan y desmontan cada día cada meta. Una pequeña ciudad móvil. Labor en la que todos deben arrimar el hombro. Peter Sagan, el ciclista mejor pagado del mundo y una de las estrellas mediáticas en este deporte, anunció hace poco que renuncia a las Clásicas de piedras (terreno en el que ha amasado buena parte de su palmarés) para doblar en Tour de Francia y Giro de Italia, allí donde su patrocinador tiene más intereses publicitarios. Para echar una mano…
Los hay que hablan de desnaturalización. Una “Primavera” (Milán-San Remo) que llega por agosto, una “Pascale” (París-Roubaix, se celebra siempre en domingo de Pascua) el 25 de octubre. El tiempo, que se ha vuelto loco. Correr así no es correr, claman los Savonarolas de turno, porque en todas las actividades hay Savonarolas aburridos en posesión de la verdad más absoluta. Pero los protagonistas lo tienen claro. “Todo lo que se pueda correr este año lo veo estupendo”, dice Íñigo Elosegui. Íñigo Elosegui tiene el pelo rubio, cara de niño y ese entusiasmo de quien empieza. Este 2020 dio, allá por febrero, sus primeras pedaladas como profesional, enrolado en el Movistar. Después, el confinamiento. “Era un año importante para mí, para coger el ritmo a la categoría, y la ilusión permanece”, dice, “aunque había carreras que me hubiese hecho gracia correr… así el año que viene seguirá siendo especial, porque debutaré en muchas de ellas”. Le preguntamos por el día a día. Rodillo en ayunas, pasar el rato, más rodillo, leer (de todo… libros para los estudios, libros sobre la cultura de Japón), otro poco de rodillo, las sempiternas series o videos. Cuidando lo que se come, pero sin sufrir demasiado, “que bastante estrés generaba la propia situación”. Que el tiempo pase pero no se pierda, huir de la molicie, del ver discurrir los minutos. Rutina de mantenimiento, pero no la más adecuada. El rodillo deshidrata, aburre, no tienes sensaciones que sí te regala la carretera. Las deportivas, las musculares, sí, pero sobre todo las otras. Libertad, el viento en la cara, esa forma particular en que huele esta parte del bosque que tan bien conoces. “El rodillo es muy útil como entrenamiento específico”, dice Matxin, “y este confinamiento ha servido para que muchos profesionales se hayan dado cuenta de ello y hayan aprendido a usarlo. Pero como base única no es válido”. Dejar al deportista un poco a su aire, porque ahora interesaba más la persona. “Es la vez que menos encima de los chicos he estado, porque al final se aumentaba la ansiedad al no poder decir nada claro sobre calendarios y carreras. Lo importante era el tema personal, más allá de trabajo o deporte”.
Muchos ciclistas pudieron entrenar con (casi) normalidad en sus domicilios mientras otros estuvieron sin salir de casa durante mes y medio
¿Han entrado en las redes sociales durante estos meses? Seguro que sí. Y allí habrán visto un montón de bocazas clamando por lo injusto de la situación, que, oigan, por qué no puedo yo bajar a pasear libremente con mi chándal y mis caracolillos asomando por el cuello de la camisa, es usted un liberticida, un antipatriota, un rojo y un masón. Más o menos, ya saben. Quejas que se repitieron, claro, entre los deportistas. Algunas veces emitidas con clara orientación política, añadimos con toda la malicia del mundo. En el caso del ciclismo se sumaba un elemento adicional, y es que muchos ciclistas pudieron entrenar con (casi) normalidad en sus domicilios mientras otros estuvieron sin salir de casa durante mes y medio. Todo dependía de las normas impuestas por cada país. En un primer momento se puso el grito en el cielo, porque nos encanta exagerar. Y quejarnos, sobre todo quejarnos. Que si estamos adulterando la competición, que si este año la victoria vendrá dictada por el sitio donde residas y no por las fuerzas. Pueden imaginarlo, porque esto siempre hace mucho ruido, demasiado. Y ahora… nada. Preguntamos. No va a haber diferencias. Si se hubiese reanudado la competición antes todavía… pero con las nuevas fechas. Todos en igualdad de condiciones. El que llore más será un llorón…
Y una última cosa. Delicada, de esas que no gusta hablar. Han salido noticias sobre ERTEs, sobre reducciones de salarios en los equipos del World Tour. Algunas se desmintieron después, otras pasaron casi de puntillas al haber situaciones mucho más graves. Pero a nadie se le escapa que los patrocinadores han sufrido también el impacto económico de esta excepcionalidad, así que la idea flota en el ambiente. Incluso en los últimos tiempos saltó la noticia, rara al menos, sobre la entrada de una desconocida fundación española como patrocinador principal del antiguo Mitchelton-Scott (solo de que Fundación Manuel hablamos otro día, ¿vale?). Así que preguntamos, ¿han existido recortes, ajustes, algo?. Tiempos duros, pero ambos (el director, el debutante) nos cuentan que sus escuadras han mantenido el tipo, que no han dejado a nadie atrás, que han abonado a tiempo todas las nóminas. Incluso con algunos días de adelanto, por aquello de la mujer del César…
Todo lo anterior queda a expensas de cómo vaya evolucionando la pandemia, claro. Porque a nadie se le escapa que el ciclismo resulta especialmente delicado en estas circunstancias. Doscientos tipos que sudan, jadean, escupen en el suelo, recorren ciento cincuenta kilómetros cada día, atravesando innumerables pueblos y ciudades. Complicado. Pero, en principio, todo está dispuesto.
Veremos de qué forma se lleva a cabo.
El catorce de marzo de 2020 terminó la 78º edición de París-Niza. Catorce de marzo, vuelvan a leerlo. Era la primera vez que la prueba no arribaba a Niza (o al Col d´Eze, vaya, ustedes me entienden). Vale, en 1959 se llegó hasta Roma, pero aquello fue un experimento sin mayor recorrido. Esto tenía, tuvo, otros...
Autor >
Marcos Pereda
Marcos Pereda (Torrelavega, 1981), profesor y escritor, ha publicado obras sobre Derecho, Historia, Filosofía y Deporte. Le gustan los relatos donde nada es lo que parece, los maillots de los años 70 y la literatura francesa. Si tienes que buscarlo seguro que lo encuentras entre las páginas de un libro. Es autor de Arriva Italia. Gloria y Miseria de la Nación que soñó ciclismo y de "Periquismo: crónica de una pasión" (Punto de Vista).
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