SALUD MENTAL
Tus amigos no son recursos humanos
La parte de amistad, límites y consentimiento en que se equivocan los últimos tuits virales
Kate Wagner 13/07/2020
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He tenido que librar dos arduas batallas a lo largo de mi vida: la enfermedad mental que padezco (neurodivergencia) y la amistad. La amistad no me resulta fácil. Cuando la gente no es directa sobre lo que necesita de mí o lo que me quiere decir, la dificultad que experimento para leer los indicadores sociales se mezcla con mi ansiedad, de tal manera que esta última suele aumentar de forma vertiginosa. Algunas posibles maneras de mejorar ese problema pasan por utilizar dos instrumentos sociales clave: 1) solicitar un consentimiento previo o una aclaración explícita y 2) fijar límites. En parte, muchas personas neurodivergentes, como yo, hacen esto siendo lo más directas posible y para ello utilizan “plantillas” o guiones o, lo que es lo mismo, un arsenal de preguntas o afirmaciones previamente redactadas que ayudan a entenderse e interactuar en determinadas situaciones sociales. Muchas personas neurotípicas utilizan también estos métodos, como son por ejemplo: “¿Oye, tienes tiempo para quedar esta noche?” o “¿Sigue en pie lo de [algo a una hora concreta]?”.
El objetivo de comenzar con esta introducción es decir que las plantillas, el consentimiento y los límites son todo cosas buenas, y también aclarar que algunos tuits que se han hecho virales hace poco tienen el potencial para dañar estos importantes conceptos y a las personas que los emplean. Como es lógico, me estoy refiriendo a estos dos tuits que hace poco se convirtieron en memes muy extendidos:
Tuit 1): PS: alguien me pidió que le diera un ejemplo de cómo responder cuando no tienes tiempo para ayudar a alguien.
Esta es la plantilla que ofrecí:
“Hola, me alegra mucho que me hayas contactado. Ahora mismo estoy al completo / ayudando a otra persona en crisis / lidiando con algunos asuntos personales, y no creo que pueda reservarte el espacio adecuado. ¿Podríamos contactar mejor el [fecha y día posteriores] / Tienes a alguna otra persona a quien puedas contactar?”
Tuit 2): Solo quiero decir que muchos de vosotros soltáis mucha mierda sobre vuestros amigos en el momento equivocado y sin su consentimiento. Si sabes que es algo que podría hacerles daño, pide permiso antes de tomar la decisión de complicar las cosas. Por favor.
¿Estás en un buen estado emocional como para recibir una información que podría ser dolorosa?
El primer ejemplo (lo llamaremos “al completo”) trata de cómo fijar límites de forma correcta con tus amigos, mientras que el segundo (a este lo llamaremos “buen estado emocional”) se ocupa del concepto de consentimiento dentro de las relaciones de amistad. (Antes de que decidiera escribir este artículo, que invariablemente enfadará a algunas personas, me senté con mi psicóloga para escuchar lo que tenía que decir al respecto de estas publicaciones, y estuvo de acuerdo en que no eran formas saludables de interactuar con amigos; puesto que el uso que hacen del valioso instrumento de las plantillas para lidiar con determinadas situaciones sociales es bastante malo). Lo más preocupante de todo esto es que los conceptos que se utilizan en estos tuits son los dos buenos y útiles, aunque la manera en que se ponen en práctica no es muy buena y también explica por qué se hicieron virales.
Comencemos con la segunda publicación, “buen estado emocional” porque trata sobre hacer una pregunta, mientras que “al completo” va de dar una respuesta. La intención principal de “buen estado emocional” es que la persona que lo publicó en primer lugar (OP) le pida permiso a su amigo para decirle algo que podría ser potencialmente doloroso. Hacer esto es bueno y la gente debería hacerlo más a menudo. Sin embargo, la plantilla quizá sea la peor que se podría concebir, por detrás solo del clásico romperrelaciones “tenemos que hablar”. ¿Por qué? Porque el motivo de solicitarle su consentimiento a alguien es informarle de cuáles son tus intenciones y darle una oportunidad real de decir que no. Esto supone ser claro y directo sobre lo que le estás pidiendo. Lo más irónico de todo es que un buen ejemplo de cómo hacerlo aparece en el tuit que dio pie a la publicación “al completo”, donde el amigo de OP le manda un mensaje preguntando:
Tuit: ¿Tienes la capacidad emocional / mental para que me desahogue unos minutos sobre algo médico / relacionado con el peso?
Ese es un buen ejemplo de cómo solicitar consentimiento porque a) explicita qué es lo que se solicita al amigo (es decir, desahogarse sobre algo íntimo como son los problemas relacionados con el peso o la imagen corporal) y b) tiene en consideración el hecho de que la persona que manda el mensaje es consciente de que lo que le pide al amigo puede potencialmente ser difícil. Aunque yo personalmente no utilizaría las palabras “capacidad emocional/mental” porque considero que son un tanto condescendientes, el mensaje solicitando consentimiento sigue siendo eficaz porque proporciona espacio para que la persona que lo recibe diga que no. Este espacio existe porque el mensaje explicita lo que pide y tiene en consideración las necesidades del que lo recibe. Y eso es precisamente lo que hace que el mensaje “¿estás en buen estado emocional para recibir una información que podría ser dolorosa?” sea ineficiente. “Buen estado emocional” no informa al que lo recibe del contexto de dicha información, y eso da lugar a que se genere un temor a lo que esa información podría implicar. Además, saber que la información podría resultar dolorosa sin saber si quiera qué es, no le da al que lo recibe ninguna oportunidad real de decir que no. Sucede lo mismo que con la frase “tenemos que hablar”, ya que con esas palabras se planta precisamente la angustia que justamente se quería evitar (y averiguar lo que se oculta detrás de ese mensaje se convierte entonces en algo necesario para calmar la angustia). En pocas palabras, si alguien me hiciera esa pregunta, me daría un ataque de pánico.
Y luego está “al completo”. Su intención es fijar límites emocionales con tus amigos, que es algo útil y saludable, aunque la forma lingüística de hacerlo en este caso no lo es tanto. El mensaje suena como una de esas cartas de rechazo que me llegan cuando contacto directamente a una publicación con la que todavía no he trabajado, incluido el “Hola, me alegra mucho que me hayas contactado”. Si alguien te contacta de una manera a la vez considerada y vulnerable, como es el caso del mensaje sobre problemas relacionados con el peso al que OP estaba respondiendo, mostrarte distante (aunque sea de forma alegre), seamos sinceros, no ayuda mucho. No es que yo sea el gran gurú de las amistades, ni mucho menos, pero si recibiera ese mensaje y no estuviera en una buena situación para ayudar a mi amigo con algo que le preocupa, lo primero que haría sería reconocer que veo que está sufriendo, que le quiero y que me importa. Fijar el límite es más difícil. Lo que convierte a ese tuit en carne de meme es el formato de historia loca (Mad libs) que utiliza, en el que la persona está “al completo” (signifique lo que signifique), “ayudando a otra persona en crisis” (ya sabes, como todos me piden ayuda, tendrás que ponerte a la cola), o la versión más sincera “estoy lidiando con algunos asuntos personales ahora mismo”. Cuando estoy pasando por una crisis o estoy enfadado y quiero hablar con alguien, y resulta que ese alguien no puede hablar conmigo, lo que menos quiero escuchar es que no pueden dedicarme “el espacio adecuado para ti”. Eso hace que parezca como si estuvieras inmiscuyéndote en su vida y simplemente no pudieran ocuparse de lo que sea que tú tienes, y a esto súmale además el uso de una jerga administrativa extrañamente amable que no ayuda para nada. La siguiente línea, “podríamos conectar”, es algo que le dirías a alguien en LinkedIn. (Sin embargo, puedo afirmar que preguntar si esa persona tiene a alguien con quien hablar es quizá el único fragmento útil de ese mensaje, porque es importante asegurarse de que, si es serio, esa persona tendrá alguien que pueda ayudarle aunque tú ya hayas dejado claro que no tienes tiempo para hablar ahora mismo).
Pero a decir verdad, en última instancia, cuando estás contestando a un amigo que te pide un consentimiento explícito para algo, ese mensaje, lo que menos es, es amistoso. Decir algo del estilo: “Siento que estés pasándolo mal y quiero que sepas que te considero un amigo y que te quiero y me importas pase lo que pase. Sin embargo, yo misma estoy pasando un mal momento [o ahora no es el mejor momento, etc.] y no creo que pueda hablar de [el tema en concreto] además de lo otro ahora mismo. ¿Te parece bien si lo hablamos en otro momento?” En definitiva, lo que dice ese mensaje es lo mismo que el original, pero de una manera un poco más amable. Sigues fijando tus límites, pero también respetas que tu amigo te contacta en un momento de debilidad y lo haces asegurándole que te importa. Una parte importante de la amistad se basa en la reciprocidad y la empatía, y el lenguaje administrativo carece de esos elementos; más bien les cierra la puerta y cambia el enfoque para pasar de la vulnerabilidad de la persona y lo que sea que le está pasando a lo mucho con lo que tú tienes que lidiar.
No obstante, si dejamos la piscología eficaz de lado, las dos publicaciones son malas también por otros motivos. Las dos suenan claramente a falsa modestia sobre lo buenos amigos que son quienes publicaron originalmente los tuits, y por eso todo el mundo les contacta para pedirles ayuda. Hasta cuentan con cartas de rechazo prefabricadas del estilo “al completo” para solicitudes para las que simplemente no tienen tiempo en ese momento; “buen estado mental” sugiere que si no te comportas como ellos o utilizas su plantilla eres un mal amigo que hace daño a otras personas. Pero el principal problema es el lenguaje. Las publicaciones utilizan como modelo para hablar con tus amigos el lenguaje legal y administrativo que emplean los departamentos de recursos humanos. Aunque a muchas personas neurodivergentes se las critica injustamente por utilizar plantillas que les hacen sonar “robóticos”, existe una diferencia entre ser abiertamente directo y detallado sobre lo que quieres o necesitas de un amigo y hablarle de manera corporativa, como si fuera una simple transacción (como si pudieran llegar a demandarte). Esto es lo que explica por qué estos posts se hicieron virales. De lo que se ríen los memes y las bromas posteriores no es del uso de plantillas, de la necesidad de solicitar consentimiento o de la valía de fijar límites. El humor, y sobre todo el humor de internet, va de relaciones contextuales. El lenguaje administrativo y jurídico que utilizan esos tuits es carne de meme precisamente porque cuando alguien te muestra su lado más vulnerable, la mayoría de las personas no contesta a sus amigos como si fuera un departamento de RRHH a punto de hacerles llegar una amonestación por mala conducta. El contexto del lenguaje utilizado (profundamente impersonal) y el contexto en el que se utiliza ese lenguaje (una situación profundamente personal) no coinciden en absoluto y la consecuencia es el clásico efecto de non sequitur.
Pero no todo en estos tuits es diversión y juegos. El hecho de que este lenguaje se haya infiltrado en el vocabulario de la amistad, uno de los pocos vínculos humanos que la lógica de la mera transacción típica del neoliberalismo todavía no había asolado, y que lo haya hecho disfrazándose de ser considerado o políticamente correcto, es preocupante. El lenguaje de transacción vacía de amor, amabilidad y empatía a las normas sociales de la amistad, que son precisamente los sentimientos que la gente necesita cuando acude a ti en busca de ayuda, independientemente de si puedes o no proporcionársela en ese preciso momento. La gente neurodivergente también necesita ese amor, amabilidad y empatía, y por eso normalmente lo solicita de maneras que la gente neurotípica no utiliza. Insinuar que las personas neurodivergentes tenemos que emplear jerga legal para hablar con un amigo sugiere que somos incapaces de distinguir entre ser abierto y directo con respecto a nuestras necesidades y ser distante o condescendiente. El único atractivo del lenguaje administrativo que utilizan esos textos es intentar evitar el terror que produce abrirte a las emociones de los demás y a su complicada vulnerabilidad. Pero es precisamente esa complicada vulnerabilidad lo que hace que la amistad sea algo difícil (sobre todo para alguien como yo que ni siquiera puede controlar sus propias emociones), pero también algo que merece la pena y que te llena. Por eso precisamente no hace falta sonar como si estuvieras a punto de pasarle una factura a tu amigo por control emocional.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés en The Baffler. Traducción de Álvaro San José.
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Kate Wagner es una crítica de arquitectura y cultura que vive en Washington D.C., creadora del blog McMansion Hell, que examina a fondo el fenómeno que constituye la McMansion, y lo utiliza como instrumento para educar sobre arquitectura y para realizar comentarios culturales humorísticos. Kate ha escrito sobre arquitectura, diseño y cultura para numerosas publicaciones como por ejemplo The Baffler, The Atlantic, CityLab y The Nation y escribe una columna de opinión para el blog Curbed.
He tenido que librar dos arduas batallas a lo largo de mi vida: la enfermedad mental que padezco (neurodivergencia) y la amistad. La amistad no me resulta fácil. Cuando la gente no es directa sobre lo que necesita de mí o lo que me quiere decir, la dificultad que experimento para leer los indicadores sociales se...
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