DECAMERÓN LVII
Jornada C3PO: ya conocemos el tercer acto. Determinante
Está en juego que la deuda abusiva de una economía de guerra conduzca a otro conflicto. Y –ojo, cuidadín– está en juego el nacimiento, o no, de un nuevo modelo productivo en Esp
Guillem Martínez 8/07/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
1- Por fin, yupi, consigo salir de la nevera. No hay nadie. Llamo a gritos a La Mujer Venida del Futuro. Nada. Llamo a gritos a Mi Familia Política Venida del Futuro. Nada. O en el futuro han tirado la bomba de neutrones, o esto es un plante de los de toda la vida. Me digo, para relativizar mis sentimientos, que “Militat omnis amans, et habet sua castra Cupidus” y me piro al pasado con cierta dignidad. Antes, empero, y en esos segundos de indignidad previos a recuperarla, mango un percebe de la nevera. En el futuro, gracias a una mutación producida en la pandemia de fimosis de 2.345, los percebes pesan 800 kilos la unidad. No te digo más: en la boda de Letizia VIII, La Del Singular Gracejo, el banquete lo pagó Lucky Luciano XXIII, que adquirió dos percebes. Quedó bien y la cosa salió por 2.000 de las futuras pesetas.
2- Ya estoy en mi micropiso. Deporte del día: lucha greco-romana-con-un-percebe-de-800-kilos-para-ver-quién-se-ducha-primero. El combate queda interrumpido –in media res, y cuando va ganando el invertebrado–, debido a una –piticlín-piticlín– llamada telefónica. “Residencia de los Martínez”, dice el percebe, que es el primero en llegar al teléfono. “El señor está en el belvedere. Le llamo”. Acercándome el teléfono me dice: “Es para ti”. Y agrega: “Casandra”. Me da el teléfono, se va al vestidor, se pone mi mejor traje de hilo y mi Rolex, coge mi Dupont y mi cartera y, el mamón, se va a la calle a liarla, hecho un pincel. No, si tonto no es.
El pasado jueves, Fernando Simón recomendó a la Gene que valorara el confinamiento. La Gene, que de qué vas
3- “¿Cómo estás, Casandra?” “Aquí, haciendo sardinas marinadas. ¿Qué vas a comer hoy?”. “Percebe, no, seguro”. Casandra me llama para explicarme su preocupación por lo del brote de Lleida. A saber: cuando en la RFA se opta por el confinamiento en casos de 50 infectados por cada 100.000 habitantes, en Lleida no se dio ese paso con un índice de más del doble. No se ha establecido trazabilidad. O no se ha podido, o –recordemos: la Gene confío esa cosa a Ferrovial, empresa en la que trabaja el hermano de Junqueras y, luego, al parecer, anunció que se desdecía, vía compensación, del contrato– no ha habido manera. El pasado jueves, Fernando Simón –hay verdadera preocupación por la cosa en Cat y MAD, dos CC.AA. dadas a cierto secretismo– recomendó a la Gene que valorara el confinamiento. La Gene, que de qué vas. Finalmente, la Gene proclamó el confinamiento en finde, esos dos días con gran trasiego humano. No hay estadísticas fiables en Cat. No consta que las tengan, o que las pasen al Ministerio. “La información estadística no sólo es básica, sino que es un derecho individual, y así lo reconoce la OMS. Es democracia. Això va de democràcia”. Al no haberla, se desconoce el origen certero. Se habla de temporeros. Es decir, de un sector estratégico, calificado como tal durante el estado de alarma. CC.OO. ha comunicado que hace dos meses que quiere hablar sobre ese tema con la Gene. No ha habido manera. Los temporeros –un eufemismo de personas sin derechos, mal pagadas, hacinadas y estadísticamente sin acceso a la higiene; o a su prima, el agua corriente– son la metáfora de cómo hubiera funcionado la epidemia en una sociedad sin sanidad universal. Hubiera funcionado con el XXXX. La propuesta de CC.OO. era establecer entornos sanitarios para los temporeros. Y la posibilidad de que, en caso de infección, siguieran cobrando la miseria que cobran, y se compensara también al rostro pálido que los contrataba. No ha sido posible. La alternativa ha sido más costosa. El brote lo están afrontando, como unos jabatos, los sanitarios, que están en modo on desde marzo. Hubiera sido deseable cierta planificación, que permitiera su descanso hasta la segunda ola. La sensación es que el Govern ha carecido de inteligencia sanitaria. Es decir, de inteligencia social. Un dato que anima a pensar en ello es que, desde finales de mayo, la Gene carece de una autoridad sanitaria en la pandemia. El pollo dimitió a la que la cosa rebajó su intensidad. O no han dado con un sustituto, o nadie se anima a ello. Es decir, que no lo encontrarán nunca. La ausencia de inteligencia social es un drama, si pensamos en el punto 7-8.
4- “Lo de Lleida explica que esto no es una crisis sanitaria. Es una crisis de salud pública y de sanidad pública. Es una crisis del neolib”, dice Casandra, con más razón que un santo que, a su vez, tiene razón. Lo que excluiría a San Felipe Bailón, un santo que lo solucionaba todo bailando. Tal vez, el primer santo neolib. Donde más se está luciendo la pandemia, al menos, es en Estados y territorios neolib. Lo de USA/Trump, otro acceso a la enfermedad vía la mentira, de traca. Puede llegar a ser un problema económico y social mundial. Mucho más que un arma de destrucción masiva, que no existe.
Las familias han aplazado todos los gastos superiores a 300 euros. Para septiembre se calcula un parón económico
5- La inteligencia social consiste en verlas venir. Requiere estadísticas, su puesta en común y su meditación. La OCDE prevé para Esp un paro del 20% el año que viene, en una sociedad cuyo 56% está en riesgo de contagio. La Comisión Europea sitúa a Esp como el Estado más castigado por la pandemia, con un -10% en su PIB para este año. El relator especial de la ONU sobre extrema pobreza y derechos humanos –en gira esp desde principios de año– ha hecho público su informe/verlas venir. Describe un Estado burocrático ante la pobreza, en el que la pobreza y la brecha económica son una decisión política sostenida. El coste de esa decisión, intensificada en la anterior crisis –2008-17; una juerga; algo nunca visto; hasta, glups, hoy– es haber ubicado –señala el relator– al 25% de la sociedad en la vulnerabilidad económica. Que puede ser más. Una socióloga me explica que, en esta crisis, ese sector –desmesurado, que invalida por sí solo una democracia razonable– ha aumentado hasta el 35%. Me explica que han establecido esa proporción a través de preguntas cruzadas y astutas. Solo me dice unas pocas: cese de adquisición de carne y pescado, o uso del cachete, o del grito, en la solución de conflictos domésticos. El grito, siempre el grito, ese sello. Otro sociólogo me habla del grito, en exclusiva. La mayoría de las mujeres, en confinamiento, optó por la depresión, mientras los hombres optaron por la crispación/el grito. El grito/el odio es la enfermedad del corazón, que decía Byron. Es decir, una decisión ética. Se trata de un grito, por ahora, sin traducción política. Ni PSOE, ni PP, ni UP, ni Vox suben o bajan mucho. Los dos sociólogos describen, a su vez, una sociedad agotada tras la última crisis –en la que se invirtieron, en solidaridad familiar, todos los ahorros; y, quien no los tenía, todos los gritos–. En esta, las familias han aplazado todos los gastos superiores a 300 euros. Para septiembre se calcula un parón económico. Zas. Ya veremos. En esta ocasión, con IMV, que paliará al 50% de algo que no es, ni será nunca, clase media. La cosa ERTE y autónomos, por lo que observo en mi entorno –a ver cuando lleguen las estadísticas– ha funcionado. Han evitado, por ahora, el hambre. Y el grito. Sí, suena mal. Pero es la música que hay. El llamado “escudo social” se prolongará hasta septiembre. Cabe suponer que se tendrá que prolongar más tiempo. Lo que ubicaría al Estado en una economía de guerra. Sin vuelta atrás. Para ello, o contra ello, se cuenta con la pasta de la Comisión.
6- El pacto europeo será determinante. O, lo que es lo mismo, no lo son los pactos de la reconstrucción/post-pactos de la Moncloa. Se votan el 22J en el Congreso, pero se han cerrado ya en la Comisión. Sin apenas modificaciones. PNV, Bildu, ERC, pasaron, aduciendo su afán recentralizador. Si esa es la opinión de los vascos, puede ser. ERC, al menos, no es una gran lector de la realidad, como queda patente en Lleida. Y en los últimos 10 años de política cat. El PP ha pasado del buggy, al pasar de los dos puntos más problemáticos. El PSOE, a su vez, en las últimas votaciones de la cosa en comisión, cambió el sentido de su voto en dos ocasiones. Es decir, que no se sabía si se quería tirar al tren o al maquinista. Eso es un indicio de lo que suponen estos pactos –en los que, como fenómeno llamativo está la entrega de 2.000 millones de euros a la educación pública; es decir, el ERE de la concertada–: no son importantes. Lo que indica que pueden no ser firmes. Al menos, por ahora. Es más importante el pacto para la creación de empleo y reactivación –importante en tanto supone un acuerdo estético entre sindicatos y empresariado, entre contrarios, algo que no ha ocurrido en el Congreso–. Y es mucho más importante –mucho más; muchísimo; un cambio de época, para bien o para mal– el monto europeo, su forma y distribución, que se empezará a discutir en serio y de manera determinante la próxima semana.
7- El pacto es una incógnita. Nace de la ruptura esp del frente sur, que posibilitó que Francia –la Cat europea; es el sur, pero se cree el norte– pactara en esa línea con Alemania. El pacto no supone la supremacía alemana en la UE. Eso sucedió hace años. Incluso le construimos una moneda, muy cara para el sur. Esa supremacía no está en juego, sino que juega. Apuesta. Lo acordado será la forma europea para siempre. Siempre o nunca –su prima– son palabras que no existen entre los humanos. Suelen aludir a un periodo de 25 años/2-3 generaciones. Es decir, siempre es, para muchos humanos, siempre. Está en juego que la deuda abusiva de una economía de guerra conduzca a otro conflicto –de eso, Alemania sabe un güevo; esperemos que lo aplique–. Y –ojo, cuidadín– está en juego el nacimiento, o no, de un nuevo modelo productivo en Esp. Su reindustrialización, desmantelada, dramáticamente, con el ciclo iniciado en 1973. Y, alegremente, por el primer Gobierno PSOE, en 1982. El Pacto The Next Generation –se llama como Star-Trek, lo que indica que será Zzzzzz, o sorprendente, sin punto medio– es, para situarnos, un Primer Plan de Desarrollo, esa cosa que lo cambió todo por aquí abajo, y se llevó por delante a quien no lo entendió. Y del que no se sabe nada. Nada: ¿son 140.000 millones de euros?, ¿Cuál es su proporción entre deuda y día del Domund? ¿Quién lo gestionará en Esp? ¿El Gobierno? ¿El IBEX será el INI? ¿Lo será la banca, esa región del IBEX que aún no ha pagado su rescate? ¿Tendrá capacidad de modelar algo las CC.AA? ¿Y el municipio? ¿Y los sindicatos? ¿Será un deporte para empresarios? Solo se sabe que quien se gaste algo de ese monto en una rotonda, meta algo de eso en un sobre, o se pula 65 millones de euros en agradecer algo a una señora, será alquitranado y emplumado en la plaza, por una sociedad sensible al tema. Solo se sabe que en ese pacto transcurrirán las derechas y las izquierdas del siglo XXI. El 15-M sabía que el problema y la solución era Europa. Pero no sabía cómo hincarle el diente –spoiler: es imposible; la UE es el más allá–. Ese pacto/monto es una externalización de la UE. El punto en el que –además de nuestra casa y nuestras relaciones, como siempre– se hará la política y la inteligencia social. O su contrario. Me temo que, quien no lo sepa, o no acuda a la cita, desaparecerá del mapa político, como en los 60 y 70 desaparecieron posicionamientos sexis que no entendieron, en su magnitud, el cambio social y económico.
Es posible que se establezca una nueva mayoría gubernamental, integrada por los que se enteran y quieren democratizar lo que viene y, en esta ocasión, C’s
8- El PNV/Euskadi es tal vez el partido que más ha intelectualizado esos pactos. El PP hará la batalla por su verticalización y convencionalidad. El PSOE, a ver. UP debería hacer lo que, por ausencia de democracia y perspectiva, no se hizo en los 60-70. Y de paso, debería centrarse en lo material –el pacto será un gran pie para ello– y no en las guerras culturales, que tanto beneficio dan a las derechas locales. No hay que descartar que el pack JxC –o cómo se llame esta mañana– y ERC no acudan a la cita, no se enteren, o lo hagan en modo Lleida. Es posible –no lo sabe nadie– que se establezca una nueva mayoría gubernamental, integrada por los que se enteran y quieren democratizar lo que viene y, en esta ocasión, C’s. Los acercamientos del PSOE a C’s, y viceversa, como todo ejercicio teatral, son susceptibles de ser ejecutados a través de tres métodos. El Stanislavski implicaría que el PSOE se metiera tanto en el personaje que abandonara su compensación en su izquierda. El método Jacques Lecoq sería otra desgracia. Actuar apoyado en un objeto –el último Brando es Lecoq, y el objeto en el que se apoyaba era su propia cabeza, que siempre se estaba tocando–, en política se traduce en que –ay, uy– ese objeto es la bandera. El tercer método es el creado por Don Richardson en su fabuloso libro Acting without agony. Saber que el personaje a interpretar es un estereotipo. E ir tirando. En casa somos mucho de Richardson. En política suele ser lo más civilizado.
9- Nos jugamos vivir contra el oleaje. O vivir de manera más razonable. Nos jugamos vivir como percebes o como personas, medito mientras me ducho con Mi Percebe de 800 kilos.
1- Por fin, yupi, consigo salir de la nevera. No hay nadie. Llamo a gritos a La Mujer Venida del Futuro. Nada. Llamo a gritos a Mi Familia Política Venida del Futuro. Nada. O en el futuro han tirado la bomba de neutrones, o esto es un plante de los de toda la vida. Me digo, para relativizar mis...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí