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DECAMERÓN LIII

Jornada A = π r². La época / socorro

El ingreso mínimo es el momento de mayor hegemonía de las izquierdas desde la segunda mitad del siglo XX. Habría que aprovechar para regularizar a los inmigrantes y solucionar lo de los alquileres

Guillem Martínez 14/06/2020

<p>Mis desayunos con apolos importantes. </p>

Mis desayunos con apolos importantes. 

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1- Deportes helénicos. Hoy corus (line) griego. Hacemos de chicas Colsada, le damos al can-can y cantamos un fragmento del coro de una versión postmoderna de Edipo –“Oh, Zeus, ¿por qué, en mi soberbia impía, cerré la puerta del loft y me dejé las llaves dentro?”–. Luego marchamos abrazados fraternalmente a la terracita, mientras cantamos rumba cat por Los Amaya. La camarera nos sirve la comanda con la habitual alegría MAD –“hola, don Guillelmo, hola, don Apolo”–. El sol nos besa los ojos, y hablamos, frente al petit déjeuner, de lo que más le ha sorprendido a Apolo en esta turné por la Tierra –“sin duda Manzanero y la Gillette Fusion”–. Y, a la segunda copa, como siempre, brrrrr, Apolo vuelve a hablarme del siglo IV, cuando le defenestraron. “Finalizaron los sacrificios en los templos. De hecho, mayormente, los destruyeron. Derrumbaron mis estatuas, que cayeron de morros, por lo que perdí la nariz, y todo el mundo hoy cree que soy chato”. ¿Y cómo se llegó a eso? “No sé. Un cambio de época. Nadie sabe cómo se llega a eso”. 

2- Las épocas se parecen al amor, o al recibo de la luz, en que nadie lo ve venir hasta que ya es demasiado tarde. 

3- Hablo con –piticlín-piticlín– Casandra, que me pasa esta cronología. Ahí va. “Se habla de la enfermedad en China desde agosto o noviembre de 2019. En todo caso, el 31-12-2019, muchísimo más tarde, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan informa sobre 27 casos de neumonía raruna. El posible epicentro, un mercado, se chapa el 1-1-2020. El 7-1-2020 las autoridades chinas identifican la bicha. Un virus corona. El 12-1-2020 hacen pública su secuencia genética. El 30-1-2020, el Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional se reúne a petición de la OMS. Declara el brote como una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional. En febrero de 2020 aparece en un diario japonés una carta firmada por varios médicos de Hong-Kong –Severe Acute Respiratory Symptoms and suspected SARS again 2020; está escrita a partir de bibliografía médica de hasta el 17-1-2020–. Importante: no es la OMS, no es ninguna autoridad sanitaria, no es ningún Estado. Son médicos. En esa carta se describe la bicha como SARS, se plantea la originalidad de su rápido contagio, se utiliza el palabro ‘pandemia’, y se reclaman medidas urgentes. El 11-2-2010 el Comité Internacional de Taxonomía le pone nombre a la bicha –SARS-CoV-2, un virus relacionado hasta un 80% con el SARS 1–. Para no relacionarlo con el SARS 1, que crea miedo y alarma en Asia –y en el racismo internacional–, la OMS lo denomina Covid-19. El 11-3-2020, la OMS declara la pandemia”.

4- ¿Y qué significa todo esto? “Nada. Si no lo comparas con el brote de SARS-1, en 2003. Tras una fase top-secret china, la OMS se puso las pilas. Hubo tráfico fluido de información. Se establecieron medidas, por ejemplo, en la UE. En esta ocasión todo ha sido caótico. Por ejemplo, China informó a EE.UU. antes que a la OMS. Y el Pentágono a Trump antes que China. La OMS, a su vez, no ha estado contundente ni operativa. Ha pasado, en fin, algo que no pasó en 2003. Han fallado las tres Cs. Colaboración, Comunicación, Coordinación. En la UE, por ejemplo, el SARS 2 ha sido un no coscarse”. ¿Y qué ilustra eso? “No lo sé. ¿Una mayor intensificación del neolib, y un ensimismamiento y aislamiento de los Estados? ¿Una inoperatividad y disfuncionalidad en las relaciones internacionales? ¿La austeridad, la desaparición de inteligencia, por recorte, en los Estados? En todo caso, el Covid-19 ha dejado ver que entre 2003 y 2020 se ha producido un cambio de época. Cosas y dinámicas que existían no existen. Nadie sabe cómo se llega a eso”.

La OMS no ha estado contundente ni operativa. Ha pasado, en fin, algo que no pasó en 2003. Han fallado las tres Cs. Colaboración, Comunicación, Coordinación

5- La cosa Covid-19, por tanto, no es el cambio de época. Es su visualización. Lo que ha permitido ver la destrucción de los templos y las estatuas caídas de narices. Chof. La Covid es, en el siglo XXI, lo que los Duran-Duran en los 80. La visualización de un tiempo/lógica. Y, como los Duran-Duran, la Covid ha sido un éxito de masas. La inexistencia de lo que en 2003 existía ha provocado una crisis sanitaria y económica sin precedentes. E imprevisible. Respecto de la crisis sanitaria sólo sabremos que seguirá hasta que se dé con una vacuna –un dato divertido: ningún virus corona la tiene–, o una cura. Pinta, no obstante, que el Covid puede quedarse entre nosotros de forma llevadera tras el despelote. Como en su día la gripe. O el piojo. O Duran-Duran. Respecto al tramo económico de la crisis, la cosa es menos nítida y aún más abierta. 

6- Sólo sabemos que es incalculable. Como los Duran-Duran, indeed. Sobre lo incalculable: a) ha desaparecido el mercado laboral en Esp, lo que puede ser dramático –la OCDE prevé una caída del 11,1% del PIB, y del 14,4% si hay rebrote en otoño–. Si bien, b), el dramatismo, cierto, parece ser compensado con recuperaciones espectaculares conforme se mejora la situación sanitaria –este mes han vuelto al curro 900.000 personas, de las que 700.000 estaban en modo ERTE–. Esto, vamos, puede ser lo nunca visto, o algo rapidito/plis-plas. O puede ser ambas cosas, con lo que volvemos al palabro ‘incalculable’. Los PIB europeos, en todo caso, son, esta mañana a primera hora, de cuando la batalla del Somme, otra batalla que no ganó nadie. Y las soluciones son también de guerra. Una economía de guerra –pero no mucho; es decir, con cierto miedo a perder la guerra, que se libra en la UE–, con aumento del gasto –sanitario y en ERTEs, autónomos, ingreso mínimo–. La cosa ha supuesto que la deuda en Esp anda ya por el 115,5%. Se calcula llegar al 120% en 2021. La Comisión Europea ha congelado la moderación del gasto. Pero, cuidadín, hasta 2024. Su propuesta es ofrecer a los Estados 750.000M. Unos 500.000 en transferencias/by the face. Lo demás, deuda. Para orientarnos, en Esp unos 77.000M en transferencias, y otros 63.000 en créditos. No parece mucho. Pero la cosa no está clara. Una eurodiputada sexy me informa de que habrá leches para que, al final, hayan menos transferencias y más créditos. Es previsible que los créditos, al final de esta pista americana, superen por KO a las transferencias. Lo que aumentaría la deuda. Yupi. El BCE, a su vez, en el otro extremo de todo este lío, está controlando la cosa con la compra de deuda de los Estados, que es como se están financiando. Continuará comprando hasta 2021. Luego, ya veremos. Sobre el factor ya-veremos: el TC alemán se ha pronunciado en contra de esas compras. Alemania, más pronto que tarde, dejará de participar en ellas.

7- Alemania, que en breve llevará la presidencia rotativa, arbitrará la cosa, que es posible que adquiera acuerdo y firmas en enero de 2021. Hasta entonces, no se sabe nada del cambio de época. Salvo que lo habrá. Paralelamente a ese plan de recuperación europeo que modulará Alemania, y del que también se beneficiará Alemania, Alemania está diseñando el suyo propio. Se sabe poco de él. Supongo que para no crear mal rollo. Es un plan de recuperación millonetis, niquelado, efectivo. Más de 150.000M que el Estado alemán da a la economía, a los estados federados, a los municipios y a las familias. Preciosismo: unos 300 euros a cada niño alemán. Una Playstation, vamos. Se entera mi hijo, infla un neumático y se va de balsero a la RFA. Si todo esto es así, el mundo, todo apunta a ello, será diferente. Europa, por ejemplo, será aún menos Europa, y aún más Alemania. El cambio de época puede pasar por ahí.

Preciosismo: unos 300 euros a cada niño alemán. Una Playstation, vamos. Se entera mi hijo, infla un neumático y se va de balsero a la RFA. Si todo esto es así, el mundo, todo apunta a ello, será diferente

8- La horquilla de futuro está muy abierta. Va desde una Esp intervenida en 2024, que recorta lo irrecortable y vende lo que le queda a los chinos, con todo el mundo en las calles, en modo Bob Esponja, con horcas y antorchas. Hasta situaciones más benignas. Con parches resultones, cambio de paradigma, o algo así, e industrialización verdosa. Y, todo ello, para perder aún más perspectiva, pasando por un otoño caliente, con la derecha sacando colmillo judicial y mediático, y en el que, tras la campaña turística fallida de verano, se podrá ver si el gasto social, sin precedentes, ha sido suficiente. Todos los sujetos políticos por aquí abajo ven el cambio de época. Pero no saben dónde culminará. Es decir, desconocen su propia apuesta. Por lo que ensayan apuestas y posicionamientos. Lo que es inquietante es que hay cierto temor en la derecha a que la nueva época sea benigna. A que haya un cambio de época no del todo mangui y que les deje fuera de la pomada por decenios. El despiste es, por tanto, absoluto. 

9- El sello del despiste absoluto, por aquí abajo, la señal de que nadie sabe nada, es la Casa Real.

10- La Casa Real era, hace décadas, el negociado mejor asesorado y que mejor comunicaba. Esa tendencia se ha invertido. Absolutamente. Antes de la bicha, la monarquía estaba seriamente herida. Por la participación del rey en la gestión constitucionalista –esto, es, próxima al nacionalismo esp derechista– del conflicto cat. Poco edificante y que aumentó la agresividad y la imposibilidad de solución a un problema. Pero también por los méritos del rey emérito. Un posible caso de corrupción estructural, típica de una dinastía que, desde la separación –precaria– de lo público y lo privado –Fernando VII–, siempre había apostado por la emprendeduría. La bicha les ha supuesto, así, y visto lo visto, cierto respiro. Mal empleado, diría, con comunicación testimonial, emitiendo la idea de que el actual rey no heredaría el pastizal de su padre –algo testimonial hasta que suceda el hecho biológico– y, hasta cierto punto, indemostrable –las cuentas del negociado no son verificables; de Anticorrupción llegan indicios de que el anterior rey, al menos, no realizaba declaración de renta–. La comunicación por el tema bicha ha sido, a su vez, otro desastre. En plena ola de rumores sobre involución política, el rey se dejó ver con uniforme. El do de pecho final ha sido la llamada a la nobleza para que done al Tercer Estado aceite y leche –aristócratas de Jaén, aceituneros e industriales lácteos altivos, etc–. Si la monarquía, en pleno combate por la vida, está así, imagina el resto.

11- El resto, subsector derecha. Gasta un discurso agresivo. Parece ser que su apuesta es, en efecto, la degradación social. Capitalizarla. Algo verosímil, si tenemos en cuenta que el saqueo de supermercados empezó, de manera tímida y poco lucida, la pasada semana en Salt –un núcleo de pobreza estructural en Girona–. Ya veremos cómo sigue la cosa en septiembre. Y si sigue. Como no siga, las derechas esp carecerán de discurso. A pesar de sus declaraciones violentas, no las secundan en al política real. O no del todo. La votación del ingreso mínimo, así, no recibió ningún voto negativo. Y las llamadas a boicotear el diálogo social se cumplen solo parcialmente. Ejemplo: el presi de la CEOE –PP–, negocia. Los vicepresis –Vox–, pues no. El resultado es negociación y acuerdos. Como todo salga bien –es decir, como les vaya mal–, perderán pie en la nueva época. Las esperanzas parecen ir por la vía del constitucionalismo. Es decir, por la vía judicial entre amiguetes. La causa del 8M se les ha ido al garete. Pero ahora tienen otro juguete. El TC va a estudiar si los juramentos creativos de los dipus de UP en el Congreso son válidos. La cosa no tendrá mucho recorrido. Pero marca la estética que gastan, su sueño. Una solución boliviana/brasileña, con o sin motines de hambre. Es decir, una informalidad democrática/constitucionalismo.

La cosa cat. La Gene ha gestionado la pandemia con elementos propios de la ultraderecha europea. Ha sido un indicio de cómo la hubiera gestionado PP en el Estado

12- La cosa cat. La Gene ha gestionado la pandemia con elementos propios de la ultraderecha europea. Ha sido un indicio de cómo la hubiera gestionado PP en el Estado. A saber: extranjerización del virus, reclamación de aislamiento nacional, mucho responsable de Interior abriendo la boca, negocios e, incluso, algo de otro continente: defender una cura milagrosa. La percepción de la gestión –está por ver si se produce en un país pequeño y con muchos medios cercanos al poder local– puede suponer otra cerrazón propagandística, para salir adelante. Se producirá, en todo caso, cierto auge propagandístico, en tanto las elecciones cat se celebrarán cuando el TS empure a Torra. El estilo habitual sería emitir entonces algo extraordinariamente simbólico, sentimental, fake e inútil, este verano o en otoño. Zzzzzz. Hay, no obstante, dos novedades. Novedad a) la creación del grupo 2030, formado por empresarios y figuras locales. Se trata de una iniciativa no gubernamental, amparada por la Gene, que no participa, para crear ejes de futuro para Cat. En la primera reunión, me dicen, no apareció el léxico procesista –importante, pues el procesismo es léxico, y poco más–. El hecho de que el Govern permita eso, y no participe, puede ser un indicativo de que percibe su escasez de ideas y programa. Su ausencia de sentido de época. La novedad b) la creación del grupo Sobiranies, integrado por ex-CUPs y CUPS, exComuns y Comuns. Al parecer, pretende unir conceptos del 15M y del Procés, dos cacharros distantes y distintos –15M: ampliación de derechos y democracia, una crítica al R’78; Procés: reducción de derechos y democracia a un criterio gubernamental, muy R’78–. Hay personas sexis e interesantes en el grupo. Y personas que lo son menos, como en todas partes. De ahí puede nacer un diálogo entre independentismo y soberanismo/federalismo, dos cacharros interesantes, devorados por todo lo contrario, el procesismo. O puede salir lo de siempre: una izquierda que se ha dejado devorar por los marcos y el léxico que va proponiendo la derecha cat, dotándolos de verosimilitud si los miras de lejos. Ya veremos. Curiosidad italiana: en ambos grupos hay un representante de Mediapro. Glups. En el primero, un liberal. En el segundo, un trotskista. La productora carece de representantes de la cosa Kronstadt, de tan poco apego en el liberalismo y en el trotskismo.

13- El bloque gubernamental –integrado por dos socialdemocracias, la tecnocracia europeísta sin ideología formal, varios nacionalismos y una derecha nacionalista esp en modo no-plaza-de-Colón–, sorpresivamente, va tirando. La votación del ingreso mínimo supone el momento de mayor hegemonía de las izquierdas, o del progresismo –que no lo sé– desde la segunda mitad del siglo XX. Algo inesperado e improbable. Habría que aprovechar ese momento de centralidad, de liderazgo izquierdista/progresista, y de recepción social ante ello de alguna derecha, para ir creando redes paliativas –asumidas por la derecha liberal europea– en esta crisis. Como la legalización de la inmigración irregular. O como una solución para el tema de alquileres/vivienda. Parece ser que este grupo gubernamental dispar tiene posibilidades para todo ello. Hasta que la nueva época nos explote en los morros. Y todo quede sellado. Momento en el que, cabe suponer, ese grupo dispar se disgregará. Una parte de él entrará en la nueva época, sin grandes cambios. Otra, y si la nueva época deja la intervención griega de 2014 como un mundo de unicornios, tendrá como objetivo, más vital que incluso político, resistirse a una nueva época, fundamentada en el pago de una deuda inaudita. Algo normal, tras la destrucción de los templos en el periodo 2003-2020.

14- Ya veremos. Las épocas son como el amor, o el recibo de la luz. O Duran-Duran. O una nariz rota. No se ven hasta que las ves.

1- Deportes helénicos. Hoy corus (line) griego. Hacemos de chicas Colsada, le damos al can-can y cantamos un fragmento del coro de una versión postmoderna de Edipo –“Oh, Zeus, ¿por qué, en mi soberbia impía, cerré la puerta del loft y me dejé...

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Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).

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