CONOCIMIENTO DEMOCRÁTICO
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En CTXT hemos invitado a la ‘crème de la crème’ de los hispanistas especializados en Estudios Culturales para que nos expliquen su trabajo, su disciplina, cómo es, cómo se come. Y ellos van y han aceptado la invitación
Guillem Martínez 2/11/2020
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Como ya supondrán, este artículo empieza en Birmingham, en la postguerra europea. En UK gobierna el laborismo, que está construyendo un socialismo democrático y sexy. Quizás UK, ahora que lo pienso, fue el único Estado europeo en el que el Bienestar fue fabricado por la izquierda. De eso queda poco o nada. Ni su memoria, me temo. Anyway. En Birmingham, en su universidad, pero también en la frontera de su universidad con la XXXX calle –clases nocturnas para inmigrantes–, nacen los Estudios Culturales. Si me han seguido hasta aquí se preguntarán, por tanto, ¿qué son los EC? Los EC son la sopa de ajo. Todo en la vida, salvo la sopa de ajo, es sopa de ajo. Los EC, así, son una sopa de ajo elaborada con ajo, pan y pimentón imprevistos e I+D. Consisten en estudiar, como su nombre indica, la cultura. Pero, y aquí viene el polvazo, en ese trance la cultura deja de ser un ente abstracto, para ser algo físico. Textos, pero también costumbres, usos, lenguajes, objetos, conductas. Cualquier utensilio colectivo pasa a ser materia de estudio para ver su relación con el poder, o su significado oculto tras su luminosidad o inocencia. No es algo nuevo. En cierta manera es un rompecabezas anterior, con piezas de Benjamin, Fromm, la Escuela de Frankfurt. Es el Círculo de Praga, es Barthes. Es lo que hace Klemperer cuando estudia el lenguaje no como forma de explicar lo que se piensa, sino de suplir, por lenguaje, lo que se piensa –eso, como ya habrán experimentado, no es que pase mucho, sino que es cotidiano–. Es todo eso, pero llevado a un extremo espacial –el espacio no es la última frontera, es la ausencia de fronteras, la libertad– y, si se me permite, democrático. Cualquier objeto puede ser objeto de estudio, en tanto que cualquier objeto –el teatro, la novela, el cine, pero también el pop, la ropa interior, el baile, el ocio, el Procés, Vox, el peinado de Von der Leyen– pasa a ser testimonio cultural, manifestación de fenómenos no calculados. Son cultura, esa cosa física y palpable, y tan apreciada por el poder sólo cuando se acepta el significado que propone el poder.
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En los 60 los Estudios culturales liberan Europa, o se confunden con su liberación. Pero poquito. Impregnan la Academia en ese punto en el que la Academia lo pone bajo sospecha todo. Incluso a sí misma. Como ocurre con Foucault. Ocurre con los estudios del sentido y de las mentalidades. Es en EE.UU. donde la cosa eclosiona, más aún. Los EC sirven allí, como en UK, para restablecer significados. Eso es lo que hacía la filología, por ejemplo. Coger un texto, reconstruir su forma original y determinar su significado primigenio. Y eso es lo que hacen los EC, pero con más géneros, aparte del literario, y con más herramientas. Sociología, filosofía, psicología social, historia, antropología, teoría literaria, teoría social, semiótica, teoría de la comunicación, economía, política. Y la ideología, siempre transparente e identificable, del observador de todo ello. La diáspora académica española en EE.UU. –una suerte de exilio; un viaje de personas que no cabían en la Academia esp por sus puntos de vista o por su carácter; el carácter, en fin, es el destino, como intuyes cuando te habla el de Recursos Humanos–, se topó de narices con los EC ya en los 60. En los 80 se produce un serio divorcio entre los universitarios de EE.UU. y los de Esp. La razón son los EC. Lo multidisciplinar, la obsesión por dibujar el poder –esa humedad que lo cala todo–, la amplitud de temas, tenía poco que ver con la Universidad Esp, un foco y una esenciaZzzzzz de todo lo contrario, una manifestación del poder, uno de los epicentros de lo que, desde una perspectiva de EC, se puede llamar Cultura de la Transición sin despeinarse.
Por dinámica académica –es decir, por las cosas del poder; se parecen a las cosas del querer en que son arbitrarias, pero se diferencian en que son mucho más salvajes y violentas–, en la Universidad Esp no están ni se esperan los EC. Son concebidos como un americanismo. Es decir, como se concibe todo lo americano en determinados tramos de chicos y chicas listos/as europeos: como un infantilismo y un viaje de cercanías. No lo son. Es más, los EC son productos para adultos, que chocan contra el verticalismo de la Academia local. Son otra Academia, que sale mucho de la Academia y que, a diferencia de la local, no se la, ejem, chupa a la cadena de mando, que en última instancia es política. Hasta cierto punto, la rompe y la dibuja. Desde la revolución cultural del 15M el exilio EE.UU., por activa o por pasiva, no ha dejado de estar presente en la cultura esp. Explicando, formulando, ayudando en este final de Régimen. Ha sido un reencuentro feliz. Un final de Régimen, por otra parte, es una situación degenerativa, que no tiene por qué significar que algo acabe. Incluso puede conllevar su prolongación bajo otros nombres artísticos e intensidades. Por lo que es importante la descripción y la valentía de los EC que nos llegan de EE.UU., y que hablan de nosotros.
El conocimiento democrático, incluso el elitista, como es el caso, requiere el esfuerzo de ser comprensible y de no confundir élite con hablar raro
Pues bien, todo esto viene a que en CTXT hemos invitado a la crème de la crème –no están todos los que son, pero son todos los que están–, de los EC hispanistas en EE.UU., para que nos expliquen su trabajo, su disciplina, cómo es, cómo se come. Y que ellos van y han aceptado la invitación. Se trata de exilio intelectual, de hispanistas –el hispanismo lleva más de un siglo explicando, desde culturas extranjeras, las culturas de por aquí abajo, con resultados deslumbrantes; el hispanismo ha dibujado, en buena parte, las culturas esp, más interesadas en demostrarse que en explicarse–, y de jóvenes investigadores con hambre de gol y juego de piernas. En una serie de conferencias –en noviembre y diciembre; estén atentos a su pantalla amiga–, nos explicarán sus cosas, con la sencillez de quien toca una campana. El conocimiento democrático, incluso el elitista, como es el caso, requiere el esfuerzo de ser comprensible y de no confundir élite con hablar raro. La élite, en cualquier ámbito, se parece al colectivo de torneros-fresadores en que es el trabajo, no la puesta en escena. Creo, sinceramente, que se tratará de un ciclo importante, subsector importantísmo. Un lujo. Y que transmitirá un conocimiento en cierta manera vedado en Esp. Y creo que eso es tan importante a su vez que, incluso, les escribo para hablarles de ello.
Les presento a nuestros all-stars, por orden de aparición en el ciclo. Germán Labrador. Es profe de EC en Princeton. Es el autor, entre otros cacharros, del monumental Culpables por la literatura: contracultura e imaginación ciudadana en la Transición Española (1968-86), sobre la cultura que se quedó fuera de los libros de texto en los 70, y que dibujó otros afueras. Ha tenido la amabilidad de venir, a pesar de que Ignacio Echevarría y aquí el menda aún no han publicado una entrevista sexy –de 40 folios–, que le hicimos hace un par de años. Lo que me crea una culpabilidad que ha acelerado mi calvicie. Berta del Río es doctora por el ramo Princeton desde hace escasas horas. Su tesis gira en torno del teatro y su entorno durante la ruptura estética y cultural de los 70. Explica un cambio importante en las percepciones. Un día, junto a Jorge Gaupp –uno de los animadores y planificadores de estas charlas– me llevó a Filadelfia, a comerme un bocata que aún estoy digiriendo. Era tan grande que, como un hombre blanco trumpista, me sentí amenazado. Jorge Gaupp es otro joven doctorado por Princeton. El tema: el anarquismo esp, esa cultura sorprendente, por descubrir y que parece volver, por presión de los malos, a aportar soluciones cotidianas en la vida. Es coautor de un libraco sobre Klemperer, ese sello del buen gusto –Unboxing Vox: la recepción de Klemperer en España y la lengua de la Extrema Derecha Populista–. Ha escrito en CTXT unos fabulosos artículos sobre escuelas libertarias en Esp. Azahara Palomeque es otra doctora por Princeton. Autora de Año 9. Crónicas catastrofistas en la Era Trump. Poeta, nos está escribiendo crónicas sobre el Trumpirato, a pocos centímetros de las elecciones. Sabe tanto de la cultura Trump que, si Trump quiere ganar las elecciones, deberá contratar un francotirador para Palomeque. Nicole Legnani, doctorada en Harvard, es profe en Princeton. Es autora de Business of Conquest: Empire, Love and Law in the Atlantic World. Negocios, conquista, imperio, amor, ley. ¿No les pone este acceso al conocimiento?. Sebastiaan Faber es profe de Estudios Hispánicos en Oberlin. Viejo conocido de la prensa esp, y de CTXT, fabrica artículos sobre fenómenos esp, desde una descripción inesperada. Y gamberra. En la prensa de EE.UU. viene explicando lo que pasa en Esp y Cat desde otras premisas. Estudioso de la Brigada Lincoln, ha protagonizado, desde su simpatía holandesa-cruyffista, polémicas con el ala más gore de la Academia esp, más holandesa-Van Gaal. Bécquer Seguín, socio de Faber en muchos artículos periodísticos, es el único de los Bécquer nacido en Alaska. Como los salmones de Alaska, remonta corrientes por cascadas imprevistas y con energía sorprendente, en la John Hopkins. He tenido el honor de cenar con él, y se lo comió todo, lo que es mucho si pensamos que cociné yo. Palmar Álvarez es un titán, o una titana, que no sé cómo se dice. Profesora de EC en Carleton College, en Minnesota, donde Prince, es autora, entre otros textos, de un work in progress colosal, un inventario razonado, conectado, de esa cosa que en Esp y en EE.UU. se llama lo común, y que quizás configura el magma del anticapitalismo futuro, y otro acceso a la política, a la cotidiana, a la doméstica, a la ciudadana. En ruta con el común: Archivo y memoria de una posible constelación (2017-19). Es promotora y animadora de ALCES XXI, asociación que vincula hispanismo y EC y personas, y que organiza encuentros en Esp –detenidos por la pandemia–, en los que se vincula cultura y el elemento social. La conocí bajo dos metros de nieve. Con sencillez –sólo la sencillez es profunda–, me enseñó aspectos del trumpismo que yo no había ni olido en Esp.
Les recomiendo, encarecidamente, que no se lo pierdan. Que no se pierdan la formulación de lo que son los EC, y que no se pierdan algunas de sus aplicaciones concretas por parte de estas personas concretas. Será un ciclo de conferencias único. Fantástico. Si estas charlas que haremos no pasan a la Historia, peor para la Historia.
Apúntate aquí al taller de Los estudios culturales: una necesidad ciudadana. Precio reducido para suscriptores aquí.
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Como ya supondrán, este artículo empieza en Birmingham, en la postguerra europea. En UK gobierna el laborismo, que está construyendo un socialismo democrático y sexy. Quizás UK, ahora que lo pienso, fue el único Estado europeo en el que el Bienestar fue fabricado por la izquierda. De eso queda poco o...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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